domingo, 29 de septiembre de 2024

FENICIA - FENICIOS

 BATALLAS PÚNICAS

Batalla de Ilorca
Parte de Segunda guerra púnica

Mapa de las campañas de la segunda guerra púnica.
Fecha218-211 a. C.
LugarParte alta del río Betis
ResultadoVictoria cartaginesa
Beligerantes
CartagoRoma
Comandantes
Asdrúbal Barca
Magón Barca
Asdrúbal Giscón
Publio Cornelio Escipión  
Cneo Cornelio Escipión Calvo  
Fuerzas en combate
35 000 hombres
3000 aliados númidas
7500 aliados iberos
20 000 mercenarios celtíberos
3000 jinetes
30 000 hombres
3000 jinetes
Bajas
Desconocidas22 000 hombres

La batalla de Ilorca fue el segundo episodio de la batalla del Betis Superior, un conflicto militar que tuvo lugar durante la segunda guerra púnica entre Cartago y la República romana en el año 218 a. C. En dos enfrentamientos consecutivos, el ejército cartaginés liderado por Asdrúbal BarcaMagón Barca (hermanos de Aníbal) y Asdrúbal (hijo de Giscón) derrotaron el ejército romano bajo el mando de Publio Cornelio Escipión y Cneo Cornelio Escipión Calvo. Ambos hermanos Escipión resultaron muertos.

Situación estratégica

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Publio Cornelio Escipión y su hermano Cneo Cornelio Escipión Calvo habían estado entre el 218 a. C. y el 211 a. C. a Hispania evitando que los recursos hispanos se dirigieran a apoyar Aníbal Barca, que se encontraba luchando contra los romanos en la península itálica.

Tras la derrota de Asdrúbal Barca en la batalla de Íbera la primavera de 215 a. C., los romanos habían asegurado sus posiciones en el norte de la Ebro y procedieron a ganar la lealtad hacia la causa romana de una serie de tribus íberas. Desde Tarraco lanzaron varias misiones de saqueo en el territorio cartaginés del sur del Ebro y Publio Escipión llegó incluso a adentrarse hacia el sur hasta Sagunto el 214 a. C. Durante estos años, tanto los romanos como los cartagineses se enfrentaron para sofocar una serie de revueltas íberas.

Los hermanos Escipión no recibieron refuerzos desde Italia por culpa de la presión que los mismos romanos estaban sufriendo a manos de Aníbal en su propio territorio. Asdrúbal, por su parte, había recibido dos nuevos ejércitos bajo el mando de su hermano más joven Magón Barca y de Asdrúbal (hijo de Giscón). Estos dos nuevos ejércitos se enfrentaron con los Escipión en algunas trifulcas de resultado poco decisivo durante los años 215 a. C. a 211 a. C.

Por su parte, los hermanos Escipión consiguieron persuadir a Sifax, rey de Numídia, para que iniciara hostilidades contra Cartago en 213 a. C. con un ejército entrenado militarmente por romanos. Sin embargo, la situación en la península ibérica era lo suficientemente estable como para que Asdrúbal Barca marchara hacia África a efectos de sofocar la rebelión de Sifax en 213-212 a. C. y pudiera regresar a Hispania a finales de 212 a. C. con otros 3000 númidas bajo el mando de Masinisa, que sería el futuro rey de Numidia. Mientras tanto, en Italia, Aníbal conseguía ganar Capua, capturar Tarento y mantener el control sobre LucaniaCalabria y Apulia. Los romanos habían conseguido tomar de nuevo el control de varias ciudades italianas y ponían cerco a Capua y Siracusa.

Situación inicial

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Los hermanos Escipión contrataron a 20 000 mercenarios celtíberos para reforzar su ejército de 30 000 hombres de infantería y 3000 de caballería. Conocedores de que los ejércitos cartagineses estaban asentados en lugares diferentes con Asdrúbal Barca y 15 000 hombres al borde de Anitorgis, y Magón Barca y Asdrúbal Giscón con otros 10 000 hombres más al oeste, los hermanos Escipión planearon dividir sus fuerzas. Consecuentemente, Publi tomó 20 000 soldados romanos y aliados y atacó a Magón en las cercanías de Cástulo, mientras que Gneu tomaba una doble legión (10 000 hombres) y los mercenarios para atacar a Asdrúbal Barca. La táctica provocó dos enfrentamientos, la batalla de Cástulo y la batalla de Ilorca que tuvieron lugar con pocos días de diferencia entre una y otra.

Batalla

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Cneo Escipión llegó antes que su hermano a su objetivo, pero Asdrúbal Barca ya había ordenado a los ejércitos de Giscón, Masanisa y Amtorgis, un caudillo aliado, que se unieran a Magón. Asdrúbal entonces se mantuvo firme ante Cneo, esperándolo dentro de un campamento fortificado y sobornando a los mercenarios para que desertaran del bando romano. Esto provocó que el ejército de Asdrúbal superara en número al de Cneo Escipión.

El romano, habiendo perdido la superioridad numérica tras la deserción de los mercenarios celtíberos y aunque todavía no conocía el trágico destino de su hermano, decidió retirarse hacia el norte de Hispania cuando se topó con Magón y Asdrúbal con sus dos ejércitos que retornaban de vencer y dar muerte a Publio Cornelio Escipión y los suyos en la batalla de Cástulo.

Los romanos, en total desventaja, dejaron el campamento en plena noche, con los fuegos de campaña todavía encendidos para engañar a los cartagineses. Se dirigieron hacia el río Ebro para intentar cruzarlo y volver a la seguridad de Tarraco, pero los númides los detectaron el día siguiente. Ante la presencia cartaginesa, los romanos se vieron obligados a retirarse y resistir en una colina cercana a Ilorca. Esa misma noche, el ejército del propio Asdrúbal Barca se unió al de su hermano y al de Giscón, formando un solo y temible bloque.

En una defensa desesperada, los romanos intentaron crear una muralla defensiva utilizando su equipamiento de campaña, pues el terreno era demasiado pedregoso para poder cavar defensas, pero los cartagineses las superaron sin problemas y acabaron con el ejército romano. Cneo Escipión, al igual que Publio en Cástulo, también murió durante la batalla.

Hechos posteriores

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Los pocos romanos que pudieran huir llegaron al norte del Ebro donde finalmente se organizaron en un ejército de 8000 soldados, pero los jefes cartagineses no llevaron a cabo ninguna acción coordinada para acabar con la amenaza de los supervivientes.

A finales del 211 a. C., Roma envió unos 10 000 soldados más a Hispania, bajo el mando de Cayo Claudio Nerón, pero este no logró ninguna victoria espectacular, si bien de nuevo los cartagineses tampoco lanzaron ningún ataque serio sobre los romanos en la península. Lamentarían más tarde no haber aprovechado la ocasión, pues con la llegada de Escipión el Africano, hijo de Publio Escipión, al frente de unos 10 000 hombres, los cartagineses fueron derrotados en la batalla de Cartago Nova.







Batalla del río Ebro
Segunda guerra púnica
Parte de segunda guerra púnica

Combate naval entre romanos y cartagineses en las aguas del Ebro, en Las glorias nacionales (1852).
FechaPrimavera de 217 a. C.
LugarDesembocadura del río EbroEspaña
Coordenadas40°43′12″N 0°51′47″E
ResultadoVictoria decisiva romana
Beligerantes
CartagoRepública romana
Comandantes
HimilcónCneo Cornelio Escipión Calvo
Fuerzas en combate
40 quinquerremes55 quinquerremes y trirremes
Bajas
4 hundidas,
25 capturadas
Desconocidas

La batalla del río Ebro fue una batalla naval entre la flota cartaginesa y la romana cerca de la desembocadura del río Ebro en la primavera de 217 a. C. La primera flota estaba compuesta aproximadamente por 40 quinquerremes bajo el mando de Himilcón, y la segunda de unas 55 naves al mando de Cneo Cornelio Escipión Calvo.

El contingente naval cartaginés fue completamente derrotado gracias a un ataque sorpresa de las naves romanas. Los cartagineses, por culpa de esta derrota, perdieron 29 naves más el control de la zona naval de Hispania. Además, la reputación de los romanos se incrementó en la península ibérica tras su victoria, provocando la rebelión de algunas de las tribus hispanas que se encontraban bajo el dominio cartaginés.

Preludio

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Tras la derrota de Hannón en la batalla de Cissa en el invierno del 218 a. C., Cneo Escipión había dedicado todo su tiempo a consolidar su control de las regiones del norte del Ebro, así como a realizar incursiones por el territorio cartaginés al sur del río, partiendo desde su base en Tarraco (actual Tarragona). Cneo Escipión no había recibido refuerzos de importancia desde Roma, mientras que Asdrúbal Barca, el comandante cartaginés en Hispania, había incrementado el número de levas ibéricas para reforzar sustancialmente su ejército.

La flota púnica en Hispania estaba compuesta por 32 quinquerremes y 5 trirremes en 218 a. C., cuando Aníbal partió de España. Durante el invierno de 218 a. C., Asdrúbal había añadido otras 10 quinquerremes a estas cifras, y había entrenado nuevas tripulaciones para las nuevas naves.

En la primavera de 217 a. C., Asdrúbal preparó una expedición combinada por tierra y mar hacia el territorio romano al norte del Ebro. El mismo Asdrúbal dirigió al ejército de tierra, del cual se desconocen sus números exactos,1​ mientras que su segundo al mando, Himilcón, dirigía la flota.2​ La expedición seguía la línea de la costa, y todas las noches la flota se resguardaba acercándose a tierra, junto con el ejército.

Cneo Escipción, temiendo que el ejército cartaginés le superara en número, decidió enfrentarse en una batalla naval. Aunque sólo podía contar con 35 quinquerremes3​ (25 de sus naves habían sido enviadas de vuelta a Italia después de que un ataque cartaginés provocara serias bajas entre sus tripulaciones, y puede que algunos de sus marineros hubiesen sido destinados a guarniciones en tierra), la ciudad griega y aliada de Masilia aportó otras 20 naves más para la flota.4

La batalla

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Tras alcanzar el río Ebro, la flota cartaginesa quedó amarrada cerca del delta. Los marineros y la tripulación dejaron las naves para buscar alimento en tierra, puesto que no contaban con naves de transporte que llevaran provisiones para la flota. Aunque Asdrúbal había colocado exploradores en tierra para detectar las actividades de los romanos, Himilcón no había reservado naves para advertir de los movimientos de navíos enemigos. Por otro lado, un par de naves procedentes de Masilia habían logrado localizar a la flota púnica y habían logrado regresar sin ser detectadas para avisar a Cneo Cornelio Escipión de la presencia cartaginesa. La flota romana había navegado desde Tarraco y estaba posicionada a tan sólo 10 millas al norte de la posición cartaginesa cuando esas noticias llegaron a su general. Las naves romanas estaban tripuladas con legionarios escogidos, y se lanzaron a atacar a la flota púnica.

Los exploradores del ejército de Asdrúbal detectaron la aproximación de la flota romana antes incluso que la propia armada púnica, y avisaron a los tripulantes de la flota del peligro que se avecinaba mediante señales de fuego. Muchos de los tripulantes habían bajado a buscar alimento, por lo que se vieron obligados a volver con prisas a ocupar las naves y a zarpar de forma desordenada. Hubo muy poca coordinación y algunas naves se vieron incluso con tripulaciones demasiado escasas para afrontar la inminente batalla por culpa de la sorpresa conseguida por los romanos. Cuando Himilcón zarpó, Asdrúbal acercó a su ejército a la costa para dar apoyo moral a su flota.

Sin embargo, no sólo tenían los romanos la ventaja de la sorpresa total y de la superioridad numérica (55 naves por tan sólo 40), sino que la efectividad de combate de las naves cartaginesas era menor debido a que una de cada cuatro naves púnicas estaba recién construida y entrenada,5​ sin experiencia en batalla. Los romanos formaron en dos líneas con 35 naves romanas al frente y 20 naves masilianas en la retaguardia. Con esa formación y con la capacidad de navegación de las naves griegas, la flota romana conseguía contrarrestar la superior maniobrabilidad de la flota cartaginesa.6

Los romanos fueron atacando a las naves cartaginesas a medida que salían del río, atacando y hundiendo 4 naves y abordando y capturando 2 más. Ante esa situación, las tripulaciones cartaginesas perdieron la esperanza, abandonaron las naves y buscaron la protección del ejército en tierra. Los romanos aprovecharon ese movimiento para tomar otras 23 naves cartaginesas abandonadas.

Consecuencias

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La derrota resultó ser decisiva a largo plazo. Asdrúbal se vio obligado a marchar de vuelta a Qart Hadasht ante la amenaza de ataques por mar sobre los territorios cartagineses. Con el contingente naval hispano destruido, Asdrúbal estaba obligado, o bien a solicitar refuerzos a Cartago, o bien a construir nuevas naves. Sin embargo, no pudo hacer ninguna de las dos cosas. La mala actuación de las tropas hispanas supuso su licenciamiento en deshonor, lo cual fue la chispa que encendería una rebelión de la tribu de los turdetanos,7​ que obligaría a Cartago a enviar 4000 hombres de infantería y 500 de caballería a Asdrúbal. Este necesitaría todo el año 216 a. C. para sofocar la rebelión.

Aunque la principal flota cartaginesa capturaría más tarde una flota de suministros dirigida a Hispania en 217 a. C. desde Cosa, en Italia, Publio Cornelio Escipión desembarcaría con 8000 soldados a finales de año, con el mandato del Senado romano de evitar que le llegase cualquier tipo de ayuda a Aníbal desde España. Serían los últimos refuerzos que Roma enviase a Hispania hasta 211 a. C. y, con ellos, los hermanos Escipión asolarían la Hispania cartaginesa8​ y se encontrarían con Asdrúbal en la batalla de Dertosa en 215 a. C.

Cneo Escipión se aseguró de que los suministros romanos por mar no pudiesen ser interceptados por la flota cartaginesa de Hispania, mientras que la flota romana podría atacar los dominios cartagineses sin ningún tipo de trabas. La única gran expedición naval contra los romanos desde Hispania sería la que emprendiera Magón Barca contra Italia en 204 a. C.








Sitio de Sagunto
Segunda guerra púnica
Parte de conquista cartaginesa de Hispania y segunda guerra púnica

Mapa que ilustra las campañas de la segunda guerra púnica
Fecha219 a. C.
LugarSagunto (Bandera de España España)
Coordenadas39°40′33″N 0°16′39″O
ResultadoVictoria cartaginesa
Beligerantes
CartagoSagunto
Comandantes
Aníbal Barca (WIA)Anónimo
Fuerzas en combate
23 000[cita requerida]11 000[cita requerida]
Bajas
3100[cita requerida]Anónimas
La población de la ciudad fue exterminada, dispersada o esclavizada.

El sitio de Sagunto fue un enfrentamiento militar que tuvo lugar en el 219 a. C. entre los cartagineses, dirigidos por Aníbal Barca, y los saguntinos. Esta batalla se recuerda principalmente por haber sido el desencadenante de la segunda guerra púnica.

Antecedentes

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Después de que Aníbal fuera nombrado jefe supremo de los ejércitos cartagineses en Hispania (221 a. C.) a la temprana edad de veintiséis años, pasó dos años madurando planes para llevar adelante sus preparativos para garantizar el poder de Cartago en el mar Mediterráneo. Debía aprender además las características de los hombres a los que tenía que hacer frente. Los romanos pensaban que aquel joven general no supondría un problema grave y que no requería un esfuerzo especial. Hicieron tan poco caso de Aníbal que dirigieron su atención a los ilirios, que habían emprendido una revuelta. Los romanos ni siquiera reaccionaron cuando llegaron noticias de que Aníbal había puesto asedio a Sagunto, en el este ibérico.

Aníbal había roto el tratado establecido tras la primera guerra púnica. Aquí Aníbal hizo algo no muy diferente a lo que había hecho la República romana cuando se anexionó Cerdeña, pues también se le prohibía explícitamente hacerlo, ya que Sagunto era una ciudad aliada de Roma. En el plan de Aníbal, la conquista de Sagunto era fundamental. La ciudad era una de las más fortificadas de la zona y no era buena idea dejarla en poder del enemigo. Aníbal también esperaba que el saqueo mantendría contento a su ejército (en su mayoría mercenarios del norte de ÁfricaIberia y la Galia). Las riquezas de la ciudad también servirían para ser mostradas ante los ojos de sus adversarios políticos cuando volviera a Cartago.

El asedio

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Esquema del asedio cartaginés de la ciudad

Durante el sitio de SaguntoAníbal sufrió algunas pérdidas debido a las amplias fortificaciones y la tenacidad de la defensa de los saguntinos, pero sus tropas asaltaron y destruyeron las defensas de la ciudad. Los saguntinos solicitaron la ayuda de Roma, pero no obtuvieron respuesta.1​ Después de ocho meses de cerco, las últimas defensas saguntinas fueron finalmente rebasadas.2​ Esto marcó el inicio de la segunda guerra púnica. Aníbal disponía ahora de una base desde la que podía suministrar a sus fuerzas alimentos y más tropas. Este fue uno de los primeros errores que los romanos cometieron en la segunda guerra púnica: si hubieran ido en socorro de Sagunto contra Aníbal, en lugar de combatir la revuelta iliria, podrían haber reforzado la ciudad y detenido a Aníbal antes de que cruzara los Pirineos.

Consecuencias

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Después del sitio, Aníbal trató de obtener el apoyo del Senado cartaginés. El Senado (controlado por un sector relativamente favorable a los romanos encabezados por Hannón el Grande) no solía estar de acuerdo con Aníbal y sus métodos de hacer la guerra, y nunca le dio apoyo completo e incondicional, incluso cuando estaba a punto de lograr la victoria absoluta a solamente 8 km de Roma. No obstante, en este episodio Aníbal fue capaz de obtener un limitado apoyo que le permitió trasladarse a Qart Hadasht, donde se reunió con sus hombres y les informó de sus ambiciosas intenciones. Brevemente, Aníbal emprendió una peregrinación religiosa antes de comenzar su marcha hacia los Pirineos, los Alpes y la propia Roma. La siguiente fase de la guerra se caracterizó por una extraordinaria racha cartaginesa de victorias en Trebia, el lago Trasimeno y, sobre todo, en la batalla de Cannas.

El sitio de Sagunto en la literatura

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Existen varias adaptaciones literarias de este episodio histórico. La primera fue de Silio Itálico en su poema Punica, donde habla de héroes como AníbalMurro y Asbité. Remata su elogio con estos hexámetros:

At vos sidereae quas nulla aequaverit aetas / ite, decus terrarum, venerabile vulgus / Elysium, et castas sedes decorate piorum (¡Vosotras, almas estelares, hermanas de los luceros; almas que no igualará edad alguna venidera, almas orgullo y honor de la tierra, venerable y elísea multitud; id y subid a honrar los altos asientos de los piadosos!).3

También destaca una novela de Vicente Blasco IbáñezSónnica la cortesana (1901), parcialmente basada en la Púnica,4​ donde el autor valenciano narra el asedio cartaginés a través de las experiencias de un viajero griego que arriba a la ciudad poco antes del ataque.

El conflicto también aparece mencionado en la obra Africanus: el hijo del cónsul (2008) de Santiago Posteguillo, aunque con mayor brevedad. Otro autor valenciano, Javier Pellicer, ha tratado extensamente el sitio en su novela El espíritu del lince (2012), con la diferencia de que en este caso el protagonista es un guerrero íbero.

El sitio de Sagunto en la música

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Varios compositores han escrito música basada en el sitio y destrucción de Sagunto, como Joaquín Rodrigo y Bernardo Adam Ferrero. Una de las obras más importantes y destacadas escritas acerca de este acontecimiento histórico es la ópera, en tres actos, que en 1890 escribió Salvador Giner Vidal, con libreto de Luis Cebrián Mezquita. Esta ópera ha sido rescatada y editada en 2017 por el director de orquesta y compositor David Gómez Ramírez.

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