lunes, 30 de septiembre de 2024

FENICIA - FENICIOS

 BATALLAS PÚNICAS

Batalla de Lilibea
Parte de segunda guerra púnica

Lilibea, cerca de Marsala
FechaVerano de 218 a. C.
LugarCerca de LilibeaSicilia
Coordenadas37°48′00″N 12°26′00″E
ConflictoSegunda guerra púnica
ResultadoVictoria romana
Beligerantes
República CartaginesaRepública Romana
Comandantes
DesconocidoMarco Amelio, pretor de Sicilia
Fuerzas en combate
35 quinquerremes20 quinquerremes y trirremes
Bajas
7 naves capturadasDesconocido

La batalla de Lilibea (218 a. C.) fue el primer enfrentamiento naval entre las armadas de la República cartaginesa y de la República romana en la segunda guerra púnica. Los cartagineses enviaron 35 quinquerremes a realizar una incursión en Sicilia, comenzando en Lilibea. Los romanos, avisados por Siracusa del ataque que se avecinaba, tuvieron tiempo para interceptar el contingente cartaginés con una flota de 20 quinquerremes y capturar varias naves de los púnicos.

Situación estratégica

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El Senado romano había declarado la guerra a Cartago después de que Aníbal Barca atacó, asediando y luego tomando, la ciudad ibera de Sagunto en el año 219 a. C. Roma había reconocido a Sagunto como aliada suya, pero no hizo nada para ayudar a la ciudad durante el asedio de ocho meses.

Preparación romana

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La armada romana se había movilizado en 219 a. C., estableciendo 220 quinquerremes para pelear contra los iliriosPublio Cornelio Escipión recibió 4 legiones (8.000 infantes romanos y 14.000 infantes aliados y 600 jinetes romanos y 1600 jinetes aliados) y navegó a Iberia escoltado por 60 naves.

Sin embargo, galos del norte de Italia atacaron las colonias romanas de Piacenza y Cremona, obligando a los romanos a marchar a Módena, la cual entonces asediaban los galos. El pretor romano Manlio Vulsón marchó con 2 legiones romanas, 600 jinetes romanos, 10 000 infantes aliados y 1.000 jinetes aliados hacia la Galia Cisalpina desde Romaña. Este ejército fue emboscado dos veces en el camino, perdiendo 1.200 hombres, y, siendo incrementado el asedio de Módena, cayó bajo un pequeño ataque a pocas millas antes de la ciudad.1​ Este suceso motivó al Senado a enviar una de las legiones de Escipión y 5.000 tropas aliadas para ayudar a Vulsón. Escipión tuvo que aumentar el número de tropas para reemplazar las pérdidas y para así no salir hacia Iberia hasta septiembre de 218 a. C.

El cónsul Tiberio Sempronio Longo recibió 4 legiones (2 romanas y 2 aliadas, compuestas de 8.000 infantes romanos y 16.000 infantes aliados y de 600 jinetes romanos y 1800 jinetes aliados)2​ e instrucciones para navegar a África con una escolta de 160 quinquerremes. Sempronio viajó hasta Sicilia, donde completó los preparativos para invadir África.

Preparación cartaginesa

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Aníbal había enviado sus tropas a los cuarteles de invierno luego del sitio de Sagunto. En el verano de 218 a. C., Aníbal apostó 15.000 soldados y 21 elefantes de guerra3​ en España bajo el mando de su hermano Asdrúbal Barca, y envió 20.000 soldados a África, 4.000 de los cuales eran para Cartago.4​ El ejército que marchó a Italia desde Cartago Nova estaba integrado por 50.000 hombres, 9.000 jinetes y 37 elefantes. Aníbal dividió su ejército en tres columnas antes de cruzar el río Ebro y atacar las tribus galas de España en Cataluña. En dos meses, Aníbal sometió partes de Cataluña desde el Ebro en una rápida pero costosa5​ campaña.

El contingente ibero de la armada cartaginesa contaba con 50 quinquerremes y 5 trirremes, los cuales permanecieron en aguas españolas, habiendo seguido al ejército de Aníbal por varias rutas.6​ Cartago movilizó a por lo menos 55 quinquerremes para realizar incursiones rápidas en Italia y Sicilia.

Preludio

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La armada cartaginesa dio el primer golpe con una flota de 20 quinquerremes, cargados con 1.000 soldados, incursionando en las islas Eolias. Otro grupo de 8 naves que surcaba el estrecho de Mesina encalló en esta área. La flota siracusana, por ese entonces en Mesina, capturó tres de los barcos sin resistencia. Cuando de su tripulación los sicilianos obtuvieron la información de que una flota cartaginesa iba a atacar Lilibea, Hierón II, quien estaba en Mesina esperando el arribo de Sempronio Longo, alertó al pretor romano Marco Amelio en Lilibea.

La batalla

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La flota cartaginesa fue obstaculizada por el mal tiempo y tuvo que esperar para comenzar su actuación. Aunque los romanos sólo tenían 20 barcos presentes en Lilibea, el pretor, luego de recibir la advertencia de Hierón II de Siracusa, los aprovisionó para una larga travesía y puso un adecuado contingente de legionarios romanos a bordo de cada nave antes de que apareciera la flota cartaginesa. También puso centinelas a lo largo de la costa para advertir la llegada de los barcos enemigos. Los cartagineses habían interrumpido su jornada a la altura de las islas Egadas, y cuando salieron rumbo a Lilibea en una noche iluminada intentaron hacer coincidir su llegada a la meta con la madrugada. Los centinelas romanos los descubrieron mucho antes de que llegaran a la costa. Cuando los barcos romanos zarparon a su encuentro, los cartagineses redujeron su velocidad y se quedaron en mar abierto. Los cartagineses superaban en número a los romanos, pero sus naves transportaban pocos soldados y los romanos llevaban la ventaja de contener un gran número de hombres a bordo de los barcos. Confiando en sus fuerzas, los romanos intentaron cercar las naves cartaginesas, mientras que éstas trataron de evadir la persecución romana y embestirlos desde otra dirección si era posible. En la confusión, los romanos embarcaron en las naves cartaginesas, capturaron siete de éstas y tomaron 1700 prisioneros. Los restantes barcos cartagineses se retiraron. Las bajas romanas son desconocidas.

Repercusiones

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Roma había frustrado el intento de los cartagineses de establecer una base en Sicilia. El cónsul Sempronio Longo arribó poco después con su flota y ejército a Sicilia. Navegó con sus naves a Malta, donde capturó la isla y tomó 2.000 prisioneros, junto con la guarnición cartaginesa del lugar. Entre tanto, un contingente cartaginés había navegado y realizado una incursión en el territorio de Brucio. Sempronio recibió las noticias de la batalla del Ticino y fue convocado por el Senado romano para ayudar a Publio Cornelio Escipión. El cónsul dejó 50 barcos en Lilibea bajo el mando de Marco Amelio, otros 25 en Bruttium, y luego envió su ejército por tierra y por mar a la Romaña.






Primera batalla de Locri
Segunda guerra púnica

Zona geográfica en la que se desarrolló la segunda guerra púnica
Fecha208 a. C.
LugarBrucioItalia
Coordenadas38°12′40″N 16°14′19″E
ResultadoVictoria cartaginesa
Beligerantes
CartagoRepública romana
Comandantes
AníbalTito Quincio Crispino
Fuerzas en combate
20 00030 000

La primera batalla de Locri fue un enfrentamiento militar entre Cartago y la República romana en el año 208 a. C. durante el transcurso de la segunda guerra púnica.

Introducción

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Durante la campaña de 209 a. C., los romanos habían logrado todos sus objetivos estratégicos de expulsar a los cartagineses del Salentino y recuperar la ciudad de Tarento, así como de acabar con la rebelión de los últimos pueblos hirpinos y del norte de Apulia en manos púnicas. Tan solo habían fracasado en sus intentos de avance desde Reggio. La acción contra Caulonia, si bien fue decisiva en el éxito del ataque a Tarento, no consiguió la toma de la localidad y supuso la pérdida de un contingente de 8000 hombres. Durante 211 a. C. los romanos recuperaron en esta área el control de la localidad de Tisia pero a comienzos de 210 a. C. Aníbal reconquistó la misma por lo que Reggio seguía siendo su único enclave en la zona. Tras la pérdida de Tarento, el puerto más importante en manos cartaginesas en la Magna Grecia era el de la ciudad de Locri.

Acontecimientos previos

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Para la nueva campaña de 208 a. C. resultaron elegidos cónsules Marco Claudio Marcelo y Tito Quincio Crispino. Debido a que tuvo que cumplir preceptos religiosos relacionados con la construcción de dos templos, unido a los problemas surgidos en Etruria que requirieron de su presencia allí, Marcelo demoró su partida al frente más que su colega de consulado Crispino. Crispino había sido legado de Marcelo en el asedio de Siracusa y en 209 a. C. había ocupado el puesto de pretor en Campania.

Para operar contra Aníbal este año había tres ejércitos en el sur de Italia. El que había tenido Fabio Máximo en el Salentino, el de Marcelo en Venusia y el de Quinto Fulvio Flaco en Lucania. Crispino, ya investido como cónsul, para esta campaña tomó el mando de este último, el ejército consular de Fulvio Flaco. Este ejército había conseguido recuperar el control de los Hirpinos, el interior de Lucania y la región de Volcei lindera con Campania, pero todo indica que no hubo lucha y fue su presencia y el ofrecimiento de un perdón lo que llevó a este éxito.1​ Pese a que no debió padecer bajas en combate, Crispino llevó refuerzos para su nuevo ejército, lo que indica que posiblemente en ese año 208 a. C. se produjo un incremento del número de efectivos de los ejércitos consulares.2

Operaciones en Locri

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Crispino, emulando a Fabio Máximo, se propuso la toma de la ciudad de Locri como meta de su consulado, y comenzó las gestiones encaminadas a lograrlo. Hizo traer máquinas de artillería y de asedio de Sicilia, así como naves artilladas para atacar la fachada marítima de la ciudad.3

Sin embargo, Aníbal, con la lección aprendida del año anterior, procedió a acercarse hasta el cabo Lacinio, distante unos 145 km de Locri. En esta posición era capaz de tener a unos cinco días de marcha forzada las posiciones más alejadas de sus dominios lo que minimizaba el tiempo de reacción y permitía conocer todos los movimientos enemigos de manera más rápida, antes de tomar una decisión de donde acudir.

Conocido este hecho por Crispino, así como el inicio de operaciones por su colega consular Marcelo, decidió abandonar el área de Locri y unirse a él en Apulia, acampando a escasas tres millas en una zona situada entre Venusia y Bantia. Este movimiento de Crispino provocó que Aníbal abandonase el Brucio y se dirigiese hacia donde estaban ambos cónsules.

Acontecimientos posteriores

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La campaña de ese año continuó con escaramuzas en Apulia entre los dos ejércitos consulares y Aníbal, pero este último, conocedor de la debilidad que a esta altura de la guerra poseía su ejército, no aceptaba combatir contra ambos al mismo tiempo por lo que buscaba permanentemente la emboscada para obtener una ventaja. El no querer afrontar una batalla campal llevó a los cónsules a retomar la idea de atacar Locri, pero con contingentes diferentes a los suyos. Fue llamado Lucio Cincio Alimento, pretor en Sicilia, para que con su flota volviese a atacar la localidad mientras una parte del ejército presente en el Salentino se desplazaba a través del Brucio para ponerle sitio por tierra. Conocido este último movimiento por Aníbal, organizó una emboscada en Petelia con un contingente de caballería e infantería que logró causar fuertes bajas a los romanos y hacerles retroceder a Tarento.

Tras esto prosiguió sus operaciones en Apulia donde en una exitosa emboscada en Venusia logró dar muerte a Marcelo y herir mortalmente a Crispino quienes realizaban una salida de reconocimiento en los alrededores de su campamento. Aprovechando el parón que la pérdida de los cónsules supuso en el bando romano, intentó mediante un ardid tomar Salapia fracasando en el intento, tras lo cual acudió al Brucio enfrentándose junto al jefe de la guarnición Magón, al pretor romano en Sicilia, Lucio Cincio Alimento, en una batalla por Locri, que de nuevo puso en fuga a los romanos.





Batalla del Metauro
Parte de segunda guerra púnica

Despliegue inicial de la batalla. Romanos en rojo y cartagineses en azul.
Fecha22 de junio de 207 a. C.1
LugarRío MetauroItalia
Coordenadas43°46′57″N 13°00′52″E
ConflictoSegunda guerra púnica
ResultadoVictoria romana decisiva
Beligerantes
República romanaRepública cartaginesa
Comandantes
Marco Livio Salinator
Cayo Claudio Nerón
Lucio Porcio Licino
Asdrúbal Barca  
Fuerzas en combate
Estimación de Carey:
37 000-47 0001
Estimación de Tucker:
40 000 hombres (4 legiones y aliados)2
Estimación de Carey:
20 000-30 000 tropas y 10 elefantes de guerra1
Estimación de Tucker:
48 000 infantes, 8000 jinetes y 10-15 elefantes2
Bajas
Alrededor de 2000 muertos2Según Tito Livio: 57 000 muertos3
Según Polibio: alrededor de 10 000 muertos y 2000 prisioneros,3​ 6 elefantes capturados y 4 muertos3
5000-15 000 sobrevivientes dispersados4

La batalla del Río Metauro fue una batalla de la segunda guerra púnica entre Roma y Cartago, que tuvo lugar cerca del río Metauro en Italia en el año 207 a. C.

Los cartagineses estaban liderados por Asdrúbal Barca que venía desde Hispania a través de los Alpes, para reforzar el ejército de su hermano Aníbal que en esa época se encontraba en el sur de Italia. El ejército romano estaba compuesto por el contingente mandado por el cónsul Marco Livio, al que posteriormente se llamaría Salinator, y por el del pretor en la Galia Lucio Porcio Licino. El día antes de la batalla se les unió el otro cónsul, Cayo Claudio Nerón, con un tercer grupo de tropas.

Claudio Nerón, que se encontraba en el sur de Italia vigilando a Aníbal, se enteró de la llegada de Asdrúbal a Placentia (actual Piacenza), por lo que decidió trasladarse al norte para unirse a las legiones de Livio y Porcio con una pequeña parte de su ejército, dejando el resto al mando de Quinto Cacio en la vigilancia de Aníbal. Nerón se puso a la cabeza de 6000 soldados escogidos de infantería y 1000 jinetes y avanzaron a marchas forzadas,4​ sin descansar ni de día ni de noche.2​ Nerón ingresó de noche al campamento de Livio. Este movimiento no fue advertido por Asdrúbal hasta que al día siguiente ambos contendientes formaron para dar batalla. Con este contingente recién llegado, los cartagineses eran sobrepasados en número por los romanos. El general púnico se retiró a su campamento y ya llegada la noche, abandonó el mismo junto a sus hombres, tratando de encontrar un punto donde vadear el río. Perseguido por los romanos, se vio obligado finalmente a entablar batalla y fue derrotado. En el combate, y una vez todo estaba perdido, Asdrúbal Barca encontró su final luchando. Esta batalla supuso un durísimo golpe del que Cartago no se repondría, pasando desde ese momento Aníbal a desarrollar una guerra a la defensiva en su feudo del Brucio (sur de Italia), perdiendo de esta manera sus opciones de terminar con la supremacía de Roma sobre las ciudades y pueblos de la península itálica.

Antecedentes

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Asdrúbal había sido derrotado unos meses antes en Hispania por Publio Cornelio Escipión en la batalla de Baecula, pero esta derrota no significó su aniquilamiento. Por el contrario, con los restos de su ejército, reforzado con contingentes de tropas de los otros dos ejércitos púnicos que operaban en la península ibérica y contingentes adicionales de mercenarios hispanos,5​ en el invierno de 208 a. C. ingresó a la Galia, donde continuó reclutando soldados, y en la primavera de 207 a. C. cruzó los Alpes y entró al norte de Italia donde se le unieron tropas ligures. Con objeto de averiguar sus movimientos, el Senado romano envió en 208 a. C. a Marco Recio y Lucio Antistio como embajadores ante los masiliotas.6

De acuerdo a Apiano, Asdrúbal efectuó este recorrido más rápido que su hermano Aníbal once años antes, pues aprovechó las construcciones hechas por el ejército de este y los tratados que firmó con los galos, por lo que estos no lo agredieron durante su paso y muchos de ellos, se unieron a su ejército. Asdrúbal traía en su ejército, igual que su hermano, elefantes de guerra criados y entrenados en Hispania.

El ejército de refuerzo púnico ingresó en Italia por el valle del río Po y puso sitio a Placentia, ciudad que no pudo tomar, por lo que siguió en dirección a la costa del Adriático, mientras era seguido por el ejército del pretor romano en la Galia, Lucio Porcio Licino, con quien tuvo algunas escaramuzas. De esta manera llegó a las cercanías del río Metauro.

La noticia de la llegada de Asdrúbal llevó al Senado a urgir a los dos cónsules recién elegidos para oponerse al doble peligro: Cayo Claudio Nerón para enfrentar a Aníbal en el Sur y Marco Livio para detener a Asdrúbal en el Norte. Marco Livio formó un nuevo ejército consular a partir del existente en Etruria el año anterior y de refuerzos adicionales de tropas venidas de Hispania, Sicilia y la guarnición de Roma y tomó contacto con Asdrúbal acampando en el puerto de Senigallia, 20 km al sur de Fano. Aníbal que pensaba que su hermano no iba a pasar los Alpes con tal rapidez, se retrasó en el momento de salir de los cuarteles de invierno, lo que facilitó que los romanos pudiesen reforzar sus contingentes y hacerles frente a ambos. Aníbal estaba en el sur de Italia y su intención era unirse al ejército de su hermano en el centro de la península italiana, por lo que cuando supo que este había llegado a Placentia, se movió un poco al norte de Canosa en el río Ofanto.

La caballería, el centro y el ala izquierda romanas cargan contra los cartagineses.

Asdrúbal, al levantar el sitio de Placentia, envió a cuatro jinetes galos y dos númidas con una carta para Aníbal en la que le proponía cruzar los Apeninos y juntarse en Umbría para proseguir juntos las operaciones contra Roma. Estos jinetes cruzaron toda Italia y buscaron a Aníbal en los alrededores de Tarento, pues no sabían que este había avanzado más al norte. Fueron apresados por tropas romanas del pretor en Tarento, que los mandó al cónsul Cayo Claudio Nerón, quien decidió enviar la carta a Roma e informarles que él tomaría 6000 infantes escogidos y 1000 jinetes de su ejército consular con los cuales se dirigiría al norte para reforzar a Livio y a Porcio.

Encuentro de los cónsules

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Cayo Claudio Nerón y sus 7000 hombres avanzaron a marchas forzadas, sin descansar ni de día ni de noche. Recorrieron los 400 km hasta Senigallia en siete días según los historiadores de la época. Nerón envió mensajeros a Livio los cuales le informaron que estaba a un día de camino y le preguntaron si era preferible que la llegada fuese por la noche o por el día, si había necesidad de hacer otro campamento o establecerse en el del cónsul o el del pretor y otros detalles de la llegada. Livio decidió alojar a las tropas de su colega en el mismo campamento que las suyas (sin siquiera extenderlo) y que la llegada se efectuase de noche.

La caballería romana hace retroceder a su rival, dejando desprotegido el flanco izquierdo de los cartagineses. Entonces, Claudio Nerón carga por sorpresa contra ese sector del ejército enemigo.

Inmediatamente después de la llegada de Nerón, se celebró un consejo de guerra en el que se aceptó su recomendación de atacar inmediatamente a los cartagineses aprovechando el factor sorpresa de la llegada de los refuerzos y además, para poder regresar a los campamentos antes de que Aníbal se diese cuente que estaba siendo engañado.

A pesar de las precauciones tomadas por los romanos para no delatar la llegada de las tropas de Nerón, Asdrúbal lo supo, pues una de sus patrullas de reconocimiento informó que la señal de presencia de un personaje importante había sonado una vez en el campo del pretor y dos en la del cónsul, por lo que supuso que había llegado un segundo cónsul al campamento. Asdrúbal optó por evitar el combate y en la noche levantó el campamento y aprovechando la oscuridad se deslizó por el valle del Metauro hacia la vía Flaminia, pero sus guías desertaron, por lo que su marcha se demoró y dio tiempo a los romanos, que se dieron cuenta de su retiro, de alcanzarlo y obligarlo a presentar batalla.

La batalla

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El ala derecha romana se suma a su centro y carga contra el centro enemigo, que es atacado por Nerón y el ala derecha romana. La caballería cartaginesa huye del campo de batalla.

El número exacto de tropas de ambos bandos es desconocido. Se estima que el ejército de Asdrúbal podría haber tenido de 30 000 a 48 000 hombres con 8000 jinetes y que el ejército consular inicial de Marco Livio Salinator debería contar con no menos de 30 000 hombres a los que habría que sumar el ejército de dos legiones del pretor en la Galia, Lucio Porcio Licino y los más de 6000 infantes y 1000 jinetes de refuerzo que trajo el cónsul Cayo Claudio Nerón. El ejército de Asdrúbal en el momento de iniciar el combate debía ser menor en infantería ignorándose el balance de las caballería de ambos bandos.

Asdrúbal dispuso su ejército en una larga línea, de modo que los ligures se ubicaron en el centro, cubiertos por los elefantes, las tropas ibéricas a la derecha bajo su mando directo y los galos a la izquierda en una colina que se cree era la de San Ángelo, quedando bastante separados de los ligures.1

Frente a los galos tomó posición Nerón, mientras que Livio lo hizo frente a los hispanos y Porcio se colocó frente a los ligures.

Retirada completa del ejército cartaginés.

El combate lo iniciaron los ibéricos avanzando contra las tropas de Livio. Al comienzo los cartagineses sacaron ventaja, pues sus elefantes lograron romper las líneas romanas. Los hispanos y los ligures estaban combatiendo ventajosamente contra las tropas de Livio y Porcio.7​ Una carga de elefantes fue detenida, llevando a los animales aterrados a volver contra sus filas, desordenándolas. Seis de ellos fueron sacrificados por sus propios mahout y el resto abandonado por estos y capturados por los romanos poco después.8

La configuración del terreno del ala derecha romana impedía que tomaran contacto con los galos, permaneciendo inactiva en su posición. Nerón, al ver la reñida batalla que se desarrollaba a su izquierda, decidió participar. Dejó una fuerza de cobertura frente a los galos y llevó al grueso de sus fuerzas, 2000 soldados,3​ fuera de la vista de Asdrúbal, pasando por detrás de las tropas de Livio y Porcio, y ante la sorpresa del cartaginés lo atacó furiosamente por su flanco derecho y luego sobre su retaguardia, empujándola hacia los ligures. Los hispanos entraron en pánico ante la sorpresiva arremetida de Nerón,9​ pero no se alejaron de Asdrúbal, quien, al ver perdida la batalla, azuzó su caballo y se arrojó contra una cohorte romana, contra la que murió luchando al lado de los mercenarios.5​ Según Polibio las bajas debieron ser de unos 10 000 cartagineses muertos y unos 2000 romanos.10

Tras el combate, los romanos atacaron el campamento cartaginés, donde encontraron a multitud de galos borrachos e incapaces de luchar, y los exterminaron, junto con los púnicos que no fueran de alto rango. Del saqueo se obtuvieron más de trescientos talentos.10

Consecuencias

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Aníbal recibió la noticia de la muerte de su hermano y la destrucción del ejército cuando el cónsul Neron le arrojó la cabeza de su hermano al campamento junto con algunos prisioneros. Al enterarse de la muerte y derrota de su hermano, se retiró a Brucio, pese a lo cual los romanos no se atrevieron a atacarle. Algunos de los mercenarios y africanos supervivientes de la batalla llegaron y se unieron a él.11

Por otra parte, a los soldados romanos les devolvió la confianza perdida ante las derrotas sufridas en manos de los cartagineses y a Roma le aseguró la lealtad de los aliados y pueblos sometidos. Desde ese momento, la iniciativa pasó a manos romanas.

El cónsul Claudio Nerón fue el gran general que en dos oportunidades, gracias a su intuición y quebrando todas las reglas, fue el artífice de la victoria romana en esta batalla. El triunfo les fue otorgado a ambos cónsules, Livio y Nerón, pero solo Livio entró con sus tropas y en el carro, mientras que Nerón iba a caballo. Sin embargo, los romanos decían que quien iba montado en el caballo era el verdadero héroe.

Dos años después de la derrota, Magón Barca, el otro hermano de Aníbal, desembarcó cerca de la actual Génova exitosamente con 12 000 infantes y 2000 jinetes de refuerzo.

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