Una esbelta silueta de largas alas acodadas aparece en el cielo, zigzagueando. De pronto, el Aguilucho Lagunero se deja caer, con las garras abiertas, en la vegetación palustre; hay ruidos de alas en la charca, se escapa una focha y la rapaz prosigue incansable su búsqueda.
Este ave manifiesta una marcada preferencia por los terrenos pantanosos y su aparición, siempre repentina, siembra el pánico entre las aves acuáticas. Sin embargo, los patos no tienen nada que temer de esta rapaz indolente, diestra, pero poco rápida; bien armada, pero muy endeble para apoderarse de las presas voluminosas.
Este aguilucho, de plumaje delicadamente coloreado, anima con su presencia nuestros lagos y charcas, siempre que los carrizales le aseguren un refugio y el hombre no la persiga. En ocasiones no deja de cobrar su diezmo en las polladas de patos.
El Aguilucho Lagunero Occidental es una de las rapaces cuya población ha descendido más en los últimos años en España. Las razones de ello no son propiamente alimenticias, sino más bien debidas a la contaminación.
Identificación: Principalmente castaño oscuro; el macho tiene pecho ocráceo listado, grandes marcas alares gris-azulado y cola gris; la hembra tiene píleo y cuello pálido; el macho en vuelo muestra anchas bandas grises en las alas.
Nidificación: La hembra construye una sólida plataforma de vegetación acuática, revestida con hierbas, siempre en el suelo, entre espesa vegetación de plantas marismeñas; puesta, marzo-junio, 2 a 6 huevos azul muy pálido; incubación, alrededor de 38 días, principalmente por la hembra; los pollos, alimentados por la hembra, dejan el nido a los 35-40 días, volando una o dos semanas más tarde.
Alimentación: Ratas de agua; gallinetas, fochas y otras aves; huevos y pollos; ranas y culebras.
Hábitat: Marismas y zonas palustres.
Aguilucho Lagunero Occidental
Circus aeruginosus
l Aguilucho Lagunero Occidental Circus aeruginosus es el mayor de todos y el más fácil de identificar pues la carencia del típico obispillo blanco y su estructura robusta no dejan lugar a dudas. Según Vaurie (1965) la subespecie aeruginosus es la que cría en la Península Ibérica e Islas Baleares, pero Bannerman asimila los aguiluchos laguneros del sur de Iberia a la subespecie harterti del norte de Africa (Marruecos y Argelia) y avisa que los que crían en las Islas Baleares, sin embargo, pertenecen a la subespecie típica aeruginosus. De acuerdo con Vaurie las dos razas son bien diferenciadas únicamente cuando se pueden ver juntas. En plumaje de adulto el macho de aeruginosus es marrón en el dorso, pardo rojizo en la cabeza y nuca, estando ambas rayadas de marrón más oscuro, color pardo en la garganta, rojizo en el pecho y castaño en las partes inferiores, que también están profusamente rayadas de marrón. El de la subespecie harterti es mucho más oscuro en la espalda que tiene color marrón negruzco y la cabeza y la nuca son blancas rayadas de marrón oscuro. Las partes inferiores de esta subespecie son mucho más pálidas que en aeruginosus y están rayadas de marrón negruzco. La hembra adulta de harterti difiere de aeruginosus por ser más pálida, más blanca en la cabeza, nuca y pecho y con las restantes partes marrones del plumaje también más claras.
Un macho viejo de aguilucho tiene el plumaje con colores que le proporcionan un vivo contraste y por lo tanto, no es difícil de reconocer, en especial cuando se le ve en vuelo. El plumaje del cuerpo es de color marrón rojizo y la cabeza y carrillos pardo crema, rayados de marrón oscuro. Las partes inferiores son acastañadas. Algunos machos muy viejos tienen una pequeña mancha blanca en la base de la cola, pero no puede esto tomarse como regla general. La cola es gris plateada. En el conjunto la característica más llamativa es el color de las alas. La mayoría de las plumas secundarias son grises azuladas y cuando tiene las alas extendidas este área gris forma una amplia banda oblicua que cruza el ala, contrastando con el extremo negro de las primarias y el resto del plumaje de color marrón. Las patas son amarillas y los tarsos están desprovistos de plumas, siendo rojizas las de los muslos.
La hembra adulta es más uniforme en el color que el macho, pero como éste tiene la cabeza y garganta de color cremoso, y también está menos rayada. Las alas y cola son marrones. Las plumas secundarias no son grises como en el macho, por lo que al volar no muestran ningún signo destacado sobre el color uniforme de las alas. Las partes inferiores son marrón oscuro.
Todas las descripciones de plumaje sirven para dar una idea general de la coloración de estos pájaros, pero no para definirlos con exactitud, pues las variaciones individuales son muy grandes y sobre todo, los estados de transición desde jóvenes a adultos dan lugar a una gran variedad en el color que origina frecuente confusión al identificarlos.
Los inmaduros son de color marrón muy oscuro con variaciones en la tonalidad de las plumas de la cabeza, nuca y espalda, donde aparecen zonas de diverso tamaño con plumas de color crema. Después de la primera muda, ambos sexos son semejantes a una hembra adulta. El Aguilucho Lagunero no llega a ser adulto hasta iniciar el tercer año de vida.
El tamaño de las hembras es, como en otros aguiluchos, algo mayor que el del macho, pero como se ha visto ya, éste es un carácter distintivo menor al compararlo con el diferente plumaje. Se trata de un pájaro con un tamaño parecido al de un Busardo Ratonero Buteo buteo, pero de cabeza y cuerpo más delgados, alas más largas, así como la cola y las patas. Cuando se le ve volar de perfil sus alas destacan formando una abierta V. No puede de todas maneras existir confusión con el Busardo Ratonero por cuanto que éste es un pájaro mucho más compacto y de vuelo menos grácil. El Aguilucho Lagunero vuela batiendo a intervalos las alas, cuatro o cinco veces, seguidas de planeos muy bajos sobre el suelo, casi siempre sobre carrizales o vegetación acuática de marismas y riberas, pero también en terreno abierto poblado de Salicornia Saliconia fructicosa.
Las aberraciones en el plumaje no son infrecuentes y Bernis (1969) describe un aguilucho capturado en Malagón (Ciudad Real). Se trataba de una hembra probablemente inmadura y de color achocolatado oscuro, tanto como en diversos ejemplares de la subespecie harterti descrita arriba, pero con la cabeza tan oscura como el cuerpo, el vientre blanco puro y algunas plumas blancas en el dorso de las alas y la espalda. El ejemplar se conserva en piel en el Museo de Ciencias Naturales de Madrid.
El Aguilucho Lagunero es una típica ave de presa de marismas, aunque en migración frecuenta las costas y campo abierto, pero no suele ser observado lejos de marjales y lagunas. Vuela bajo como los demás aguiluchos pero más a menudo lo hace también a mayor altura, en general entre tres y cinco metros sobre el suelo o las plantas palustres, alternando cortos batidos de alas con las alas muy elevadas y desde luego mucho menos boyantemente. Aunque parece que vuela con más lentitud que los demás, probablemente esta impresión se debe a su mayor tamaño, puesto que en vuelo de caza se estima que alcanza los 50 Km. por hora, por lo que es más rápido que la mayoría de los aguiluchos. Se trata de un pájaro por otro lado extraordinariamente perezoso y apático que no arriesga mucho al cazar, procurando hacerlo sobre presas fáciles como jóvenes aves acuáticas y otras que han sido heridas en las cacerías. Pasa grandes períodos de tiempo posado en el suelo o en arbustos muy bajos y con mucha frecuencia la pareja junta. En el vuelo de caza cuando descubre una presa se detiene y gira en el aire, lanzándose muchas veces el agua, efectuando una corta zambullida para capturar una rana en aguas someras o un pollo de Focha Común Fulica atra o de Gallineta Común Gallinula chloropus.
Es un pájaro muy silencioso fuera de la época de reproducción como los otros aguiluchos. Durante el cortejo el macho emite insistentemente al volar un agudo y triste ¡¡kiiuu!!. La hembra acompaña estos gritos con otros como «¡¡ííuu!!» La alarma del macho suena como un repetido ¡¡chákara-chákara!! (según Brown y Amadon) y la hembra lanza un grito agudo «¡¡chiuk-chiuk!!» También al aproximarse un intruso a la zona del nido un débil «¡ki-ki-ki!» Todos estos sonidos son como ya se ha dicho para otras especies, muy sujetivos y el que los escucha puede dar diferentes versiones. J. M. Thiollay (1970) señala como grito de llamada un ¡psíí! mono o disilábico y un grito breve, seco y agudo para la alarma y vuelos aéreos que él interpreta como «¡kit! ¡kit!» ó «¡kiyet!»
Se alimenta de ranas fundamentalmente, pero también de pequeños mamíferos hasta el tamaño de un gazapo, culebras, lagartos e incluso insectos. Es un enorme depredador de huevos y pollos de aves acuáticas que cuando están heridas o enfermas no pueden defenderse y son capturadas y muertas por el aguilucho. Este suele invariablemente transportar a sus presas con la pata izquierda y a pesar de su tamaño y aspecto, muchas posibles presas se escapan de sus garras, defendiéndose bien sólas o formando una enorme barahúnda que atrae a otras aves acuáticas de las proximidades, que en un gran ejemplo de solidaridad en el mundo animal obligan al aguilucho a huir a dejar su presa.
A pesar de que en determinadas áreas húmedas de Iberia este pájaro mantiene una muy buena densidad de parejas reproductoras, sus nidos normalmente situados sobre el agua en densos carrizales de Phraginites communis y otras plantas acuáticas, no son fáciles de observar, por lo que se han estudiado aún con poco método o las observaciones realizadas no se han divulgado lo suficiente.
Entre los escasos datos concretos A. Goizueta observó en una charca de Tafalla (Navarra) en febrero, cómo una hembra de aguilucho capturó una Rata de agua Arvicola sapidus.
Garzón (1973) para la zona centro-occidental peninsular da el resultado del análisis de tres estómagos con restos de Mirlo Común Turdus merula (1), Coleoptera (1) y restos de gallina doméstica y cefalópodo, procedentes sin duda de algún basurero.
J. M. Thiollay (1970) en la Camarga (Francia) señala que su falta de potencia y rapidez no permiten al Aguilucho Lagunero capturar más que individuos jóvenes y con más frecuencia carroñas. Entre las presas que determina de restos y agagrópilas da entre los micromamíferos: Apodemus (1), Pitymys (2), Mus musculus (2) y Crocidura (1),Rata común Ratus norvegicus (4) ; otros gazapos Oryctolagus cuniculus de reptiles Culebra de collar Natrix natrix (3) y Culebra de agua Natrix maura (1 ); batracios como la Rana verde Rana ridibunda; peces, en especial Carpa común Cyprinus Carpio; insectos; varios paseriformes, huevos de Anade Azulón Anas platyrrhynchos, de Gaviota Reidora Larus ridibundus y pollos de Focha Común y de Gallineta Común.
Según el número de presas aportadas por el macho a la hembra en los nidos, el consumo diario de un adulto es muy pequeño. Probablemente está comprendido entre 50 y 100 gramos.
No parece ser muy extenso el territorio que una pareja de aguiluchos laguneros ocupa durante la nidificación, aunque deben separarse como en otras especies el territorio de caza más extenso y el territorio del nido, en general muy reducido. En ellos la agresividad de los aguiluchos es muy variada. J.M. Thiollay ha estudiado su conducta ante la invasión del territorio del nido por otras especies. Así en la mayor parte de los casos observados por él una ave de presa que pasa a 100 ó 120 metros del nido no provoca ninguna reacción de agresividad. A menos de 100 metros el comportamiento es variable, pero no siempre netamente hostil. El aguilucho que se acerca a 10 ó 15 metros alrededor del nido es casi siempre atacado vigorosamente. Estos límites de tolerancia son igualmente válidos en altura en la vertical del nido. Las reacciones de los adultos ante la entrada de una persona en su territorio son del mismo orden pero más fuertes y sensibles. A 200-300 metros del nido un observador colocado al descubierto inmóvil, no provoca a los pájaros. A los 100-150 metros, perturba su comportamiento sin inhibirles. A partir de 50-60 metros su presencia provoca un alejamiento silencioso de los aguiluchos. Solamente gritan y dan pasadas sobre el intruso si se acerca mucho al nido.
La distancia mínima entre dos nidos simultáneamente ocupados concuerda con estas observaciones. Toda tentativa de construcción de un nido por otra pareja a menos de 60 metros provoca inmediata reacción de agresividad. En casos de densidad máxima cada pareja puede ocupar de dos o tres hectáreas, lo que supone que el territorio del nido tenga de 150 a 200 metros de diámetro. Cada macho caza en un territorio que alcanza de 270 a 420 Ha., alejándose con frecuencia más de dos kilómetros del nido. Un máximo de 650 Ha. si se consideran las excursiones excepcionalmente largas. Estas cifras no son muy elevadas si se comparan con los extensos territorios de caza del Aguilucho PálidoCircus cyaneus y no hay duda que están condicionados por la riqueza de presas en el biotopo acuático.
Este pájaro tiene tendencia a la sociabilidad, agrupándose en dormideros en los carrizales de cinco a veinticinco individuos.
Los vuelos nupciales consisten en «picados» y ascensos rápidos que terminan con un descenso hasta casi tocar el suelo con alas plegadas y gritando fuertemente.
La alimentación de la hembra y los jóvenes se efectúa a base de las presas que aporta el macho al modo tradicional de los aguiluchos, pero abundando más en esta especie la situación de que cuando la hembra sale al encuentro del macho que trae la comida, éste vuela dejándose perseguir por aquella unos momentos hasta que se posa en el suelo y allí deja la presa a la hembra, o también la suelta en pleno vuelo atrapándola hábilmente su pareja. Este hábito de que el macho provea casi exclusivamente las presas para la alimentación, en opinión de Thiollay tiene una gran importancia ecológica cuando la alimentación es escasa. El macho no puede entonces nutrir suficientemente a la hembra y ésta debe abandonar la nidada para compensar la escasez de alimento, efectos que ya se han comentado al hablar de otras especies de aguiluchos.
La puesta de los huevos suele tener lugar en los primeros días de abril en un nido que el macho construye casi en su totalidad. Dos o tres semanas antes de la puesta, y como obrando por impulsos repentinos que duran escasos minutos, el macho aporta los materiales que la hembra arregla y entrelaza sobre los carrizos. La proximidad de la puesta se nota en estos aguiluchos como en los demás porque unos días antes la hembra permanece posada casi siempre en las proximidades del nido y se resiste a volar, siendo durante este tiempo alimentada por el macho que aporta una o dos presas diarias y faltando dos días, tres o cuatro presas diarias.
Normalmente los nidos están situados, como ya se dijo, en medios acuáticos y formados por una pequeña plataforma de 40 cm. de diámetro y 2-3 cm. de espesor. Pero en el noroeste de Africa Giraud-Audine y Pineak (1974) han seleccionado otros casos verdaderamente excepcionales, que no parecen por ahora haber sido comprobados en Iberia: nidos construidos en terrenos secos y forestales lejos del agua.
La puesta puede ser de tres a ocho huevos que son dejados a intervalos de dos o tres días y en ocasiones parece que hasta de cinco días. Las puestas usuales en la Península Ibérica oscilan entre cuatro y seis huevos, siendo cinco la más común. Su color es blanco azulado pálido sin brillo y con frecuencia están marcados con puntos oscuros. Las medidas obtenidas en 25 huevos de colección dieron un promedio de 50,1 X 38,5 mm.
La incubación dura de 33 a 38 días, a menudo 36 días para cada huevo. En los nidos hay una gran diferencia en el tamaño de los pollos sobre todo extraordinario entre el más joven y el más viejo, pero no existe agresividad entre ellos y pueden criarse todos con éxito. Los cañones de las plumas de las alas, comienzan a salir por entre el plumón a los siete días. A los 21 días ya están muy cubiertos con plumas y casi totalmente a los 28 días. Comienzan a realizar sus primeros vuelos entre los 35 y 40 días. Como otros aguiluchos jóvenes, mientras están en el nido son muy agresivos cuando se les aproxima un intruso, defendiéndose con las garras y agitando las alas y abriendo amenazadoramente el pico. La hembra es muy solícita con los pollos no abandonando más que rara vez el nido, normalmente por la tarde si el macho tarda en aportar presas y no contesta a sus llamadas. Se dice que los machos de este aguilucho visitan el nido más a menudo que otros, pero no han sido vistos nunca alimentando los pollos. Los jóvenes no pueden volar bien y seguir a los adultos hasta los 55-60 días de edad, pero durante este corto período posnido se alimentan con las presas aportadas por ambos adultos y es curioso contemplar cómo salen volando hacia arriba torpemente de entre los carrizos cuando los padres se aproximan y llaman.
El éxito en la reproducción es muy variable. L. Brown y D. Amadon señalan que de 66 huevos controlados en Europa en 14 nidos, se desarrollaron bien 45 jóvenes (68,2% de los huevos y el 88% de los huevos que eclosionaron). Se calcula que como máximo pueden ser criados seis pollos en un sólo nido. El promedio de vida del Aguilucho lagunero en estado salvaje es probablemente corto en vista del relativamente alto éxito en la reproducción, no más de 2-3 jóvenes por pareja y año.
El Aguilucho Lagunero se reproduce desde el sur de Escandinavia, Gran Bretaña (menos de 20 parejas), Francia (menos de 400 parejas, Terrasse 1965), Iberia y Marruecos, a través de gran parte de Europa y el sur de Rusia.
En la Península Ibérica fue un pájaro muy abundante, pero hoy la creciente desecación de lagunas y carrizales ha limitado mucho su población, siendo ahora solamente abundante en el Delta del Ebro y en las Marismas del Guadalquivir. Poblaciones menores están establecidas en Mallorca, Zaragoza, Ciudad Real, Toledo, Valencia, León y otras provincias. Parejas aisladas permanecen en las cercanías de lagunas desecadas, colas de embalses y riberas con carrizos de los grandes ríos. En conjunto todavía una buena población sedentaria que especialmente en el sur de Iberia y levante se ve aumentada con aguiluchos invernantes de procedencia extrapirenaica.
Los aguiluchos laguneros anillados en Europa no sobrepasan mucho los dos millares de aves, pero han sido recuperados varios en la Península Ibérica. Aguiluchos anillados en Holanda se recuperaron en Tarragona, Palencia, Málaga y Beira Litoral. También se han capturado varios anillados en Alemania Oriental, República Federal de Alemania, Dinamarca, Suecia y Suiza. Cinco recuperaciones se efectuaron en el Delta del Ebro y otras cinco en la Albufera de Valencia (Bernis 1966). Muchas de las capturas invernales acreditan el carácter de lugar de invernada de la especie para España y Portugal.
Aguilucho Pálido
Circus cyaneus
Macho 43 cm. Hembra 50 cm.
Cuando caza en vuelo, a poca altura, el Aguilucho Pálido aletea perezosamente cuatro o cinco veces, luego planea con las alas medio alzadas y, por fin, se lanza a tierra para capturar un ratón, una rana, un pollo de Triguero o un huevo de otra ave que críe en tierra.
Por el contrario, durante sus espectaculares juegos nupciales aéreos, puede realizar grandes acrobacias: se eleva verticalmente, gira con una voltereta en lo alto de la trayectoria y luego se desploma con las alas cerradas. Mientras la hembra está echada en el nido, el macho, tras capturar una presa, la llama con estridentes chillidos y le traspasa el alimento en vuelo, bien directamente de unas garras a otras o después de soltarlo en el aire; la hembra regresa inmediatamente al nido, donde continúa la incubación al tiempo que devora la comida. Los padres defienden vigorosamente el nido contra los intrusos gritando agudamente y picando hasta llegar a tocarles, ahuyentándolos enseguida.
Este aguilucho puede verse todo el año en el norte de España, donde anida repartido en escaso número por zonas más o menos esteparias y eriales con algunos árboles. En el resto de la Península sólo se encuentra en migración e invernando, ya que aquí invernan bastantes aves de otros puntos de Europa.
Identificación: Macho gris, se distingue del Aguilucho Cenizo por su obispillo blanco y ausencia de barras negras en las alas. Hembra castaña, con partes inferiores rayadas y barras negras en las alas.
Nidificación: La hembra construye el nido sobre el suelo, a menudo en brezos; puesta, mayo-junio; normalmente 4 huevos blancos o azul pálido; incubación, alrededor de 28 días, sólo por la hembra; los pollos, alimentados por ambos padres, dejan el nido tras unas seis semanas.
Alimentación: Pequeños animales terrestres; algunas aves pequeñas capturadas al vuelo; huevos y jóvenes de otras aves.
Hábitat: Matorrales y campos baldíos.
Aguilucho Pálido
Circus cyaneus
l Aguilucho Pálido Circus cyaneus es un ave de presa de aspecto grácil imposible de confundir con otra especie a no ser con los demás aguiluchos que se reproducen en Europa, con los que ciertamente existe mucha semejanza y debe extremarse el cuidado en su identificación.
El macho adulto tiene un plumaje por completo diferente del de la hembra y los jóvenes. Todas sus partes superiores son de color gris pizarra pálido, excepto el obispillo, que es blanco y muy llamativo cuando se le ve en vuelo. La cabeza, dorso de las alas y la cola son grises. La garganta y el pecho también son grises, pero quizá con un tono azulado según la incidencia de la luz, y el resto de las partes inferiores blanco puro. En el extremo de la cola tiene una estrecha franja blanca que se ve bastante cuando nos sobrevuela. La cera del pico y las patas son amarillas, careciendo los tarsos de plumas. El pico y las uñas son negros y el iris amarillo naranja brillante. Al volar muestra muy destacadas las primarias negras con puntas blancas y una línea estrecha y oscura en el borde posterior de las alas. Con fuerte contraluz, las plumas secundarias traslucientes pueden hacer el efecto de un nuevo color, con lo que las alas tendrían tres tonos diferentes. Cuando el pájaro mira de frente se le aprecia bien un círculo de plumas cortas y ligeramente rizadas que enmarcan la cara y que le dan el característico aspecto de búho. La cola por debajo es blancuzca y está listada transversalmente de gris.
La hembra adulta tiene la cabeza y la nuca de color marrón oscuro con bordes claros en las plumas, lo que le da un aspecto rayado. La espalda y el dorso de las alas son marrones con un ligero tinte dorado en las cobertoras medias y pardo uniforme en las secundarias, sólo apreciable con buena luz. El obispillo es muy blanco y conspicuo cuando vuela. La cola grisácea tiene franjas marrones o marrón rojizo, la última algo más ancha y el borde final blancuzco, fácil de apreciar cuando despliega la cola. El círculo facial se extiende hasta la garganta en una línea oscura. La coloración de la cabeza carece del contraste de la del Aguilucho Cenizo Circus pygargus, pero este detalle solamente es visible muy de cerca. Las partes inferiores son de color pardo pálido onduladas de negro o negruzco. Los ojos tienen el iris marrón amarillento y las patas y la cera son amarillas.
Los aguiluchos inmaduros se parecen a la hembra, pero las plumas de la parte superior tienen los bordes más pálidos y pronunciados, especialmente en la cabeza y nuca, y un color general más rojizo, sobre todo en las partes inferiores. Los ojos son marrones, la cera verdosa y las patas amarillas.
El Aguilucho Pálido es más delgado y con alas más estrechas que el Aguilucho Lagunero Occidental Circus aeruginosus, pero más grande y con alas más anchas que el Aguilucho Cenizo y además parece al volar poseer unas alas más cortas que las de las otras especies. Visto de frente cuando se cierne lleva invariablemente las alas formando una V abierta, pero al planear esta especie muestra algunas veces una mayor tendencia que otros aguiluchos a llevar las alas más planas y muy ocasionalmente ligeramente arqueadas. En vuelo activo se parece al Aguilucho Lagunero, pero bate las alas más rápidamente y los planeos intercalados son más cortos. El color blanco del obispillo, que identifica bien al Aguilucho Pálido, puede originar confusión cuando se ven inmaduros de Aguilucho Cenizo, que, en ocasiones, también lo tiene muy destacadamente blanco y extenso.
Ya se ha visto cuán grande es la diferencia en la coloración entre machos y hembras, lo que excluye cualquier confusión en la identificación, pero, además, hay que notar que las hembras son considerablemente mayores que los machos y son menos gráciles al volar.
Resumiendo, y para evitar la confusión en el campo a la hora de diferenciar los machos de Aguilucho Cenizo y de Aguilucho Pálido, tendremos en cuenta que este último tiene en su estructura: un cuerpo más grande, más fuerte y más rechoncho; alas menos estilizadas, más anchas y más cortas; cola más corta y más ancha. En el color: solamente las primarias negras; carece de línea negra en las secundarias, que son grises; obispillo ancho y blanco puro; no tiene los costados rayados.
Mucho se puede escribir sobre las actitudes y la conducta en el campo del Aguilucho Pálido. Pero para las personas noacostumbradas a ver este aguilucho, que en la Península Ibérica se reproduce en una estrecha franja no rebasando mucho hacia el sur la Cordillera Cantábrica ni las estribaciones de los Pirineos occidentales, es necesario insistir en algunas características de su comportamiento observadas en el campo y que no coinciden con las de su congénere y mucho más abundante en Iberia el Aguilucho Cenizo. Ciertamente que se requiere alguna práctica para distinguir los machos de las dos especies y los datos señalados arriba pueden ayudar mucho. Pero también el diferente hábitat puede tomarse como importante dato a la hora de establecer las especies. Circus cyaneus ocupa con preferencia en nuestra Península páramos de montaña media con vegetación arbustiva y laderas con prados, rehuyendo los bosques y volando habitualmente por laderas orientadas al Norte y Nordeste, pero estableciéndose para criar en lomas orientadas al Sur o Sudoeste.
Cuando vuela, lo hace, sobre todo el macho, a muy poca altura del suelo, con frecuencia entre 1,5 y 2 metros, pero en ocasiones a 10-30 metros. En vuelo de caza a tan baja altura miran continuamente hacia abajo, escudriñando todos los rincones, y es sorprendente comprobar con cuánta facilidad van rebasando las irregularidades del terreno, siguiendo el contorno de los prados y apareciendo y desapareciendo de la vista del observador. Siempre se dice que vuelan lentamente, pero no es así, pues en pocos minutos se los ve recorrer grandes distancias y desaparecer de nuestra vista. Más de una vez su forma de volar ha sorprendido a un observador no experimentado, que cree ver una gaviota Larus spp. volando a ras de los campos. También frecuentan zonas húmedas y marismas, pero casi siempre en migración En los lugares donde su hábitat se sobrepone, las hembras de los aguiluchos pálido y cenizo son muy difíciles de diferenciar a no ser cuando son vistas muy de cerca. En cambio, el obispillo blanco de los machos en la especie cyaneus es nota bien apreciableaun a considerable distancia.
Se posa con frecuencia en el suelo, pero más a menudo en un arbusto, un poste de una cerca o en una piedra prominente de un muro.Cuando el aguilucho está posado ofrece una actitud más bien grotesca con sus largas patas desnudas de plumas y su cabeza de búho, muy diferente ciertamente de la grácil silueta que tiene al volar. Es una de las aves de presa más activas que existen y vuela con mucha frecuencia. Brown y Amadon estiman que permanece en vuelo aproximadamente el 40 por 100 del día y quizá vuela 160 kilómetros diariamente.
Es muy agresivo en ocasiones para las otras aves de presa, atacándolas sin dudarlo, lo que también corrobaran Brown y Anadon, que limitan esta agresividad al lugar donde se establecen para anidar.
Durante la reproducción, si ya han nacido los pollos, al aproximarse un intruso al nido los adultos realizan pasadas a baja altura acompañadas de continuos chillidos. También los mismos pollos cuando aún tienen pocos días son bastante fieros y al tratar de cogerlos echan las garras hacia adelante y abren el pico amenazadoramente, produciendo un resoplido que sin duda ahuyentará a muchos depredadores.
Con tiempo húmedo la actividad de los aguiluchos se reduce considerablemente, permaneciendo entonces la mayor parte del día posados. Los días soleados, en cambio, su actividad se inicia ya al amanecer.
El Aguilucho Pálido, que es silencioso durante los vuelos migratorios y en general fuera de la época de cría, se vuelve muy ruidoso cuando ocupa un territorio para anidar. Mucho más cuando está cerca del nido, alarmándose entonces por cualquier motivo. Al aproximarme al posadero de la hembra ésta llama excitadamente con un penetrante y repetido «!!kíkí-kí ! !», emitido en tono más alto que el mismo sonido del macho, que es también más débil. Una vez iniciada la cría, la hembra emite un «¡¡quía-quíaa!!» en tono alto y repetido al sobrevolar el nido. Cuando el macho se acerca al nido con comida, llama a la hembra con un suave «¡¡chek-chek!!». También este sonido parece ser una señal de alarma para el macho cuando ve que un intruso se aproxima. Repitiendo varias veces «¡¡kek-kekkek!!» hace salir a la hembra del nido, sobrevolando los dos con la típica voz de alarma, no muy diferente entonces de la que emite el Cernícalo VulgarFalco tinnunculus en las mismas circunstancias.
Se ha hablado cómo es el vuelo de caza del Aguilucho Pálido. Su aparentemente lento sobrevolar praderas, monte bajo y arbustos, siguiendo las irregularidades del terreno a poco más de un metro de altura, le proporciona una gran ventaja sobre muchos pequeños animales terrestres y pájaros que anidan o andan por el suelo y a los que captura, deteniendo su vuelo, elevando las alas hasta formar una V bastante cerrada y cayendo sobre la presa con las garras por delante. Cuando falla la captura salta por el suelo sin plegar las alas con gran agilidad. También a veces se eleva nuevamente, gira planeando y repite el ataque.
Las aportaciones a los nidos por el macho muestran una enorme variedad de presas cuya enumeración haría interminable este estudio. Creo que es entre las aves de presa una de las más versátiles en su alimentación, adaptándose perfectamente a las condiciones ecológicas de cada zona. En los países nórdicos europeos extraña, sin embargo, cuánta influencia pueden tener en su reproducción los llamados «años de depresión» correspondientes con la escasez de ratones y roedores lemmings. Entonces los aguiluchos fallan en sacar adelante a sus crías.
Incluso en estos años muchas hembras mal alimentadas no consiguen efectuar la puesta de los huevos, y de éstos, los que eclosionan, las crías nacidas perecen de hambre. En el norte y noroeste de la Península Ibérica no se producen estos «años de depresión» y los aguiluchos encuentran abundante alimento para cebar a sus pollos. Normalmente los pequeños mamíferos, sobre todo micromamíferos, pájaros de pequeño y mediano tamaño, ranas, culebras, lagartos y lagartijas e innumerables insectos, constituyen la extensa dieta del Aguilucho Pálido en Iberia.
Castién, Elósegui y Senosiain (1973) en el valle de Aranguren, en zona media de Navarra, observan en junio a una hembra que captura y devora un macho de Collalba Gris Oenanthe oenanthe. Los mismos ornitólogos estudian un nido situado también en Navarra a una altitud de 600 metros y construido en el suelo entre abundante tojo, brezos Erica spp., boj Buxus spp. en pequeño claro de robledal y zona de cultivo de cereales. Determinan en él restos de CodornizCoturnix coturnix (4), paseriformes sin ident. (4 poll..), paseriformes (6 adultos sin ident.), Escribano SoteñoEmberiza cirlus (2), Alondra Alauda arvensis (1 ), Gorrión Común Passer domesticus (2), MosquiteroPhylloscopus spp. (1 poll.), Triguero Emberiza calandra (1 ), Escribano Emberiza spp. (1 ).
Llama la atención la ausencia de roedores y en general de pequeños mamíferos en las presas registradas en Navarra. Muchos de los pájaros capturados por los aguiluchos son jóvenes en sus primeros vuelos o pollos en nidos situados en el suelo. A partir del mes de junio los insectos forman una parte muy importante en la dieta, especialmente los grillos campestres Grillus spp.
Se dice que el aguilucho puede capturar mamíferos hasta del tamaño de un gazapo. Presas mayores que se citan como transportadas a los nidos probablemente son de mamíferos o pájaros enfermos o heridos. La captura de pájaros en el aire es rara y la mayoría de las presas son cogidas en el suelo como ya se ha descrito. Brown y Amadon calculan las necesidades diarias de alimento en 100 gramos de promedio para la hembra en mal tiempo y 42 gramos para el macho con buen tiempo.
La mayoría de los aguiluchos llegan al norte de la Península Ibérica en la última quincena de marzo. Primera observación para un macho el día 9 del mismo mes y para la hembra el 18. En general llegan antes los machos y pocos días después, 3 ó 4, las hembras. Todos ocupan el mismo territorio donde criaron el año anterior si han sobrevivido al invierno. Pronto, en la última semana de marzo, la hembra ocupa y vigila el pequeño territorio, permaneciendo mucho más visible y siendo más notoria, por sus gritos de alarma emitidos continuamente, que el macho, que vuela grandes distancias, casi siempre superiores a cinco kilómetros en línea desde el territorio del nido, por lo que aparenta estar mucho más tiempo ausente, mientras la hembra no suele cazar a mayor distancia de 1.000 metros.
En los primeros días siguientes a la llegada, los vuelos a bastante altura y los planeos en círculo, cerniéndose frente al fuerte viento, son muy frecuentes.
Cada pareja de aguiluchos ocupa un territorio dividido en dos partes. Una zona de caza de gran extensión recorrida únicamente por el macho y que incluye toda la campiña circundante, campos de cultivo, praderas, aguazales, monte bajo y laderas, etc. Otra donde está el nido, vigilada y ocupada con gran fidelidad por la hembra, en la que tiene varios posaderos habituales. Cuando caza lo hace solamente en ella o en sus proximidades. El primer territorio es muy extenso y puede superar los 25 km. cuadrados, mientras que el segundo no supera normalmente 1 km. cuadrado.
En abril ya comienzan los vuelos nupciales estos vuelos y acrobacias resulta en verdad un espectáculo fascinante. Mientras la hembra permanece posada en un poste o una roca como indiferente, aunque no tanto, el macho se lanza en picado repetidas veces desde una altura no inferior a 20 ó 25 metros, a veces hasta 60 metros, y al llegar a escasa distancia del suelo se vuelve a elevar en cada picado, girando a la vez el cuerpo en el aire y ascendiendo cada vez a menor altura. Repentinamente la hembra inicia el vuelo y comienza a elevarse hasta considerable altura, donde se le une el macho y ambos, pico al viento y acompañándose con continuos chillidos, parecen jugar o pelearse, picando la hembra hacia el suelo, seguida a corta distancia del macho, y cuando aquélla inicia una nueva ascensión se vuelve del revés y presenta al macho las garras sin llegar a tocarse. Bannerman califica estos vuelos nupciales del Aguilucho Pálido como uno de los más notables espectáculos del mundo de los pájaros. Para él los «picados» son efectuados por el macho en la forma ya descrita mientras la hembra vuela en círculos bajo él. Estos vuelos suelen servir para localizar bien la zona donde se ha de construir o está ya hecho el nido, pues invariablemente la hembra o ambos adultos se posan finalmente en el lugar elegido para anidar.
El nido es construido enteramente por la hembra y lo hace en el suelo casi siempre, aunque también con frecuencia sobre un tojo aplastado. Si se conserva la estructura del año anterior, no la usa, pero puede recoger el material de ella para hacer el nuevo nido, que nunca está muy alejado del antiguo. Suele usar para ello hierba seca y pequeñas ramas secas de tojo. Es muy somero y realmente pequeño, no más de 45-50 cm. de diámetro y 7-10 cm. de espesor, y si no fuera porque alrededor de él los pájaros aplastan toda la vegetación sería muy difícil de encontrar. Aunque a veces se dice que el Aguilucho Pálido es un pájaro esquivo que huye de la proximidad del hombre o de sus viviendas, la realidad no parece ser así. Un nido encontrado hace años en Asturias estaba situado en una pequeña hondonada bordeada de tojo a solamente 10 metros de una carretera comarcal muy transitada, volando de él tres jóvenes aguiluchos sin novedad. Bannerman cita también casos de 3 nidos construidos a sólo 10 metros de distancia de las vías del tren en la línea Oslo-Trondhein (Noruega), por la que pasan varios trenes al día.
En el norte de Iberia la puesta comienza en la segunda quincena de abril y a menos que el tiempo sea frío y lluvioso, situación desafortunadamente bastante frecuente, en los últimos días del mes la puesta está ya completada. Esta varía entre cuatro y seis huevos, más a menudo cinco, dejados con intervalos de 48 horas normalmente, aunque mayores espacios entre uno y otro se han comprobado en otros países europeos, pero no en Iberia. Los huevos son de color blanco azulado pálido y muy esféricos. Witherby da para 100 huevos obtenidos en Gran Bretaña un promedio de 46,23 X 36,13 mm. La incubación sólo por la hembra comienza con el segundo o tercer huevo, aunque en estos primeros días no lo hace continuamente y está mucho tiempo fuera del nido como si desconfiara del sitio elegido. El macho se encarga de aportar las presas y lo hace de forma muy original. Cuando se aproxima al nido llama de forma característica y sale entonces la hembra a su encuentro. Bannerman describe así la operación de «entrega del testigo». Cuando los dos aguiluchos se acercan, el macho se mantiene ligeramente más alto que la hembra. Ella se acerca más, gira hacia él y llama con voz suave. Esta es la señal para él soltar la presa que inmediatamente la hembra recoge en el aire. Otras veces la coge de las mismas patas de su pareja antes de que éste la suelte. Los fallos en la «entrega del testigo» son muy raros y los pájaros han desarrollado ya una gran habilidad.
Las salidas del nido de la hembra no son infrecuentes, pero muy cortas en el tiempo y casi siempre, como llovido del cielo, aparece el macho, que, sin embargo, no incuba, limitándose a permanecer de pie al lado del nido hasta que aquélla regresa, y, curiosamente, suele muchas veces traer un pequeño ratón despedazado como si no considerase suficiente la comida que su pareja le suministra.
La incubación dura entre 29 y 30 días, pero puede prolongarse tres o cuatro días más hasta que nacen todos los pollos. Se dice que al fallar la primera puesta pueden efectuar otra de 3 huevos. Los pollos recién. nacidos están cubiertos de un plumón muy blanco, y Bannerman comenta que estos pequeños aguiluchos con los grandes ojos cerrados, parecidos a los de un búho, rodeados de anillos de color marrón tienen la apariencia ridícula de una persona corta de vista que trata de escudriñar a través de sus lentes.
Los primeros 8-10 días la hembra permanece sobre los jóvenes alimentándolos con las presas que ya trae despedazadas el macho. A los 20 días, comienzan a salirles las plumas que ya les apuntaban a los 8 días. Por entonces crecen rápidamente y abandonan el nido escondiéndose entre los arbustos a no mucha distancia, 3 ó 4 metros, pero volviendo al nido para ser cebados, por la noche o cuando llueve intensamente, momento en el que la hembra los cubre. Al aparecerles las plumas ya pueden diferenciarse los sexos. Las hembras, mucho mayores, quedan las últimas en el nido y los machos salen de él primero, aunque sólo dos o tres días antes. Bannerman estima que aparte del diferente tamaño, una importante distinción de los sexos la constituye el color de los ojos. Al principio todos los pollos tienen el iris de color marrón grisáceo. Más tarde se oscurece en las hembras hasta ser marrón rojizo, mientras en los machos se aclara, quedando gris ceniciento con un anillo marrón claro alrededor de la pupila.
Efectúan los primeros vuelos a los 31-35 días y los hacen en compañía de los adultos. Siempre estos vuelos de entrenamiento son muy semejantes a los que los adultos efectúan durante el celo. Los «picados» son frecuentes y se pueden distinguir bien los jóvenes por su torpeza. En esta época permanecen mucho tiempo en vuelo cerca de la zona del nido y la mayor actividad la tienen en las horas del atardecer. Pronto aprenden la técnica del traspaso aéreo de las presas, pero todavía no son completamente independientes o por lo menos permanecen agrupados y todos a la vez desaparecen del territorio en el mes de septiembre.
La bigamia e incluso la poligamia que muchos ornitólogos han atestiguado para esta especie, es causa frecuente de pérdidas en los nidos. Cuando un macho tiene que atender a dos o tres nidos, las hembras se ven obligadas a cazar ellas muy a menudo, abandonando los pollos que de esta manera sufren las consecuencias de los depredadores y de los agentes atmosféricos. En estudios muy completos realizados en Gran Bretaña sobre 299 nidos en 13 años, de 999 huevos puestos por los aguiluchos, 421 eclosionaron, pero solamente dejaron los nidos 277 jóvenes, un 27,7 por 100 de todos los huevos, lo que da un promedio por pareja y año de 1,3. Se estima asimismo que el 60 por 100 de los pollos mueren antes de cumplir el primer año y el 70 por 100 antes de la madurez. De estos datos se puede concluir con Brown y Amadon que los adultos pueden tener un promedio de vida de 7 años en estado salvaje y raramente alcanzar los 16 años. Se han conocido hembras que han criado por 6 ó 7 años consecutivos.
En Europa, el Aguilucho Pálido se reproduce en Escandinavia, Gran Bretaña, ahora también en el sudoeste de Irlanda, norte de Portugal, noroeste y norte de España y a través de Europa (excepto el extremo sur) hacia el Este por Rusia y Siberia.
En la Península Ibérica ocupa una pequeña zona del norte de Portugal, aunque parejas aisladas se han observado más al Sur. No parece escaso en Tras os Montes, y en parte de Galicia su área de cría se sobrepone con la del Aguilucho Cenizo. En la región cantábrica tiene una buena densidad, y en Guipúzcoa y Navarra es un nidificante regular, aunque en la primera provincia la alta densidad de población humana y la intensa repoblación de todos los montes con Pino insigne Pinus radiata, redujo su densidad. En Asturias es bien conocido y lleva nombres relacionados con el color del plumaje del macho: se le llama Ave blanca, Blanquín, etc. También en Galicia está bastante extendido, sobre todo por tojares. Su área de nidificación rebasa muy poco hacia el Sur la Cordillera Cantábrica aunque se han observado parejas esporádicas más al Sur (Palencia), durante la época de reproducción.
Es un migrador notorio en toda la Península Ibérica; probablemente se trata de parte de la población europea que penetra en la Península Ibérica, donde inverna desparramada por todo el país.
Bernis cita un Aguilucho Pálido anillado en Escocia y recuperado en Basses Pyrénées (sudoeste francés). Dos más, anillados en Alemania oriental, fueron capturados, uno en noviembre en Beira Litoral (Portugal) y otro, sin determinar localidad, en España.
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