martes, 25 de agosto de 2015

Inteligencia artificial

Heurística

La palabra heurística procede del término griego εὑρίσκειν,1 que significa «hallar, inventar» (etimología que comparte con eureka2 ). La palabra «heurística» aparece en más de una categoría gramatical. Cuando se usa como sustantivo, identifica el arte o la ciencia del descubrimiento, una disciplina susceptible de ser investigada formalmente. Cuando aparece como adjetivo, se refiere a cosas más concretas, como estrategias heurísticasreglas heurísticas o silogismos y conclusiones heurísticas.
Claro está que estos dos usos están íntimamente relacionados ya que la heurística usualmente propone estrategias heurísticas queguían el descubrimiento. El término fue utilizado por Albert Einstein en la publicación sobre efecto fotoeléctrico (1905), con el cual obtuvo el premio Nobel en Física en el año 1921 y cuyo título traducido al idioma español es: “Sobre un punto de vista heurístico concerniente a la producción y transformación de la luz” (Über einen die Erzeugung und Verwandlung des Lichtes betreffenden heuristischen Gesichtspunkt).- ..................................................:https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Heur%C3%ADstica&printable=yes

Las limitaciones de nuestra memoria inmediata, la falta de información o la incertidumbre acerca de las consecuencias de nuestras acciones provocan que las personas recurramos de forma sistemática a atajos mentales ("heurísticos" según la psicología cognitiva) que utilizamos para simplificar la solución de problemas y que nos permiten realizar evaluaciones en función de datos incompletos y parciales. 

Muchas veces nos equivocamos cuando hacemos estas inferencias, pero los heurísticos son necesarios para liberarnos de la cantidad de procesos mentales que tendríamos que realizar en caso contrario. Nuestro cerebro no sería capaz de procesar toda la información sensorial que recibe y necesita de alguna forma filtrar de forma selectiva la información que le rodea. Lo curioso es que empleamos estos atajos cognitivos incluso cuando tenemos datos adicionales que permitirían una evaluación más fiable. Cuando nuestros heurísticos no dan lugar a juicios correctos incurrimos en lo que se denomina un sesgo cognitivo, es decir, la tendencia a sacar una conclusión incorrecta en una circunstancia determinada en base a factores cognitivos.


En informática, los métodos heurísticos suelen utilizarse para encontrar una solución razonable a un problema, a veces no óptima, pero con el objetivo de mantener los tiempos computacionales dentro de límites manejables. Nuestro cerebro, la mayor parte de las veces, funciona de la misma manera. Dado que el tiempo es finito, aplicamos inconscientemente “atajos” mentales en búsqueda de la solución de un problema o en la toma de una decisión. Pero ese atajo muchas veces es un camino que nos lleva a un destino muy alejado de la solución. El inconveniente es que en general no nos damos cuenta cuándo estamos razonando en forma prejuiciosa. Y eso sucede muchas más veces de lo que creemos. Hagamos un repaso sobre algunos de lo más conocidos y estudiados

Heurístico de disponibilidad

La heurística de disponibilidad es un mecanismo que la mente utiliza para determinar qué probabilidad hay de que un suceso se dé o no. Cuando más accesible es un suceso, parecerá más frecuente y probable, cuanto más viva es la información, será más convincente y fácil de recordar, y cuanto más evidente resulta algo, más causal parecerá.

El sesgo o heurístico de la disponibilidad es una tendencia a valorar las probabilidades en base a los ejemplos más sencillos que acuden a nuestra mente. Este sesgo cognitivo se aplica a muchísimas esferas de nuestra vida e incluso afectan nuestro desempeño profesional. Por ejemplo, se ha demostrado que los doctores que han diagnosticado dos casos seguidos de meningitis, creen percibir los mismos síntomas en el próximo paciente, incluso si este tiene solamente una gripe y si son conscientes de que es muy poco probable (estadísticamente hablando) diagnosticar tres casos seguidos con la misma enfermedad. Otro ejemplo sería el de una persona que argumenta que fumar no es tan dañino basándose en que su abuelo vivió hasta los 100 años y fumaba tres cajetillas al día, un argumento que pasa por alto la posibilidad de que su abuelo era un caso atípico desde el punto de vista estadístico.



Básicamente consiste en sobreestimar la importancia de la información disponible (y extraer por tanto conclusiones erróneas). Veamos más ejemplos que ilustran a la perfección este sesgo en base a un análisis de percepción pública de riesgos realizado en Estados Unidos:

  • El 80% de los participantes juzgaron que las muertes debidas a accidentes eran más probables que las muertes provocados por derrames cerebrales. En realidad, los derrames cerebrales causan casi el doble de muertes que todos los accidentes juntos.
  • Los tornados se consideraron causas de muerte más frecuentes que el asma. Sin embargo, el asma causa 20 veces más muertes.
  • Se juzgó que las muertes por enfermedad y accidente eran igual de probables. La muerte por enfermedad es 18 veces mayor que la muerte por accidentes.
  • Se juzgó también como 300 veces más probable la muerte por accidentes que por diabetes cuando en realidad muere 1 persona por accidente por 4 de diabetes.

¿Cuál es la lección que sacamos de esto?. Pues que las estimaciones que hacemos (en este caso de las causas de muerte) están distorsionadas por la relevancia mediática que tengan, pues la cobertura periodística está sesgada hacia la novedad y el dramatismo. Aunque el asma causa 20 veces más fallecimientos, son fallecimientos que carecen de un “disparador” emocional. En definitiva, un problema de disponibilidad.

El sesgo de disponibilidad podemos observarlo cuando dejamos de viajar en avión (mucho más seguro estadísticamente que el coche) porque se ha producido un accidente de una manera que consideramos próxima a nosotros –un accidente producido en nuestro país, por ejemplo-, o cuando dejamos de comprar una marca de coche porque una persona a la que conocemos o en la que confiamos nos confiesa haber tenido problemas. De igual forma las loterias explotan el sesgo de la disponibilidad, si las personas comprendiesen verdaderamente las probabilidades que tienen de ganar, probablemente no comprarían nunca más un décimo en toda su vida.

Sesgo de impacto

El sesgo de impacto es nuestra tendencia a sobreestimar nuestra reacción emocional a los acontecimientos futuros, sobrevalorando la duración e intensidad de los futuros estados emocionales. La investigación por contra muestra que la mayoría de las veces no nos sentimos tan mal como esperábamos cuando las cosas van mal. Los psicólogos han descubierto que el sesgo de impacto es una razón por la que a menudo fallamos en la predicción sobre cómo nos afectarán emocionalmente los acontecimientos futuros. Los estudios por ejemplo han encontrado que meses después de que una relación termine las personas no suelen ser tan infelices como esperan y que personas a las que le ha tocado la lotería prácticamente no varían su grado de felicidad y estado emocional promedio.


Cuando la gente piensa en el impacto de los acontecimientos futuros tienden a olvidarse del resto de cosas que estarán sucediendo en sus vidas. En realidad, el evento que estamos imaginando probablemente se vea opacado por todo tipo de eventos que ocurren al mismo tiempo. Además el futuro siempre contendrá muchos otros eventos que no podemos predecir, algunos positivos y otros negativos, pero que en su conjunto matizan esa predicción emocional. Es importante recordar que por lo general tendemos a sobrevalorar el impacto emocional de los acontecimientos futuros. Esta es una buena noticia para los eventos negativos, pero menos buena para los positivos. 

La ilusión de superioridad o efecto Dunning-Kruger

El efecto Dunning-Kruger es un fenómeno psicológico según el cual las personas con menos conocimientos tienden a sobreestimar sus cualidades mientras que aquellos más preparados se consideran menos competentes de lo que son. En palabras de J. Kruger y D. Dunning de la Universidad de Cornell "los incompetentes sufren un doble agravio, ya que no sólo llegan a conclusiones erróneas y toman decisiones desafortunadas, sino que su incompetencia les impide darse cuenta de ello".



Los autores trataron de averiguar si existía algún remedio para bajar la autoestima sobrevalorada de los más incapaces. Resultó que sí lo había: la educación. El entrenamiento y la enseñanza podían ayudar a estos individuos incompetentes a darse cuenta de lo poco que sabían en realidad. 

Todo esto encaja con la vieja máxima de Charles Darwin: «La ignorancia engendra más confianza que el conocimiento».

Heurístico de representatividad

Consiste en una inferencia sobre la probabilidad de que un estímulo (persona, acción, suceso) pertenezca a una determinada categoría. Por ejemplo, Jorge es un jóven metódico cuya diversión principal son los ordenadores. ¿Qué le parece más probable?, ¿que Jorge sea estudiante de ingeniería o de humanidades?

Cuando se hacen preguntas de este tipo, la mayoría de la gente tiende a decir que seguramente Jorge estudia ingeniería. Un juicio así resulta, según Daniel Kahneman(catedrático de Psicología de la Universidad de Princeton y primer no economista galardonado con el premio Nobel de Economía), de la aplicación automática (inmediata, no meditada) del heurístico de representavidad. Suponemos que Jorge estudia ingeniería simplemente porque su descripción encaja con un cierto prototipo o estereotipo del estudiante de ingeniería. Pero esto implica pasar por alto el hecho de que los estudiantes de humanidades o "letras" son mucho más abundantes que los de ingeniería, con lo cual es mucho más probable encontrar estudiantes de humanidades que se correspondan con la descripción de Jorge.


Sesgos como los producidos por el heurístico de representatividad no son meras curiosidades de laboratorio y son parte del fundamento de ciertos prejuicios sociales que a veces son empleados para justificar conductas o leyes inapropiadas. Por ejemplo, cuando juzgamos o predecimos la conducta de un miembro concreto de un determinado colectivo, como los inmigrantes, tendemos muchas veces a basarnos en estereotipos supuestamente representativos, ignorando datos objetivos de frecuencia y probabilidad.

Efecto halo

Es la capacidad de un individuo para modificar la percepción o evaluación que los demás tienen de las demás cualidades personales a través de una cualidad específica. Sucede cuando tomamos un atributo positivo de alguien y lo extrapolamos a todo lo demás acerca de esa persona o cosa. El efecto halo es un sesgo atribucional donde nuestro cerebro hace juicios sobre el carácter o la competencia de los demás.


El problema se produce cuando estas impresiones son erróneas, ya que se basan a menudo en aspectos superficiales (por ejemplo, si la persona es atractiva para nosotros). Esta tendencia parece estar presente incluso en los más altos niveles de la sociedad en ámbitos donde la objetividad debe gobernar. De hecho, se ha demostrado que, en promedio, la gente atractiva tienen penas de prisión más cortas que otros que fueron condenados por delitos similares.

Error fundamental de atribución

Es la tendencia o disposición de la gente a sobredimensionar los motivos personales internos a la hora de explicar un comportamiento observado en otras personas, dando poco peso por el contrario a motivos externos como el rol o la situación, para este mismo comportamiento. Ejemplo: Cuando las personas piensan en sí mismas atribuyen su éxito a una cualidad personal (inteligencia, bondad, fuerza, carácter) y sus fracasos a circunstancias externas (mala suerte, desventaja, manías). Por otro lado, cuando la gente piensa en otros, atribuyen los aciertos de los demás a circunstancias externas (tuvo suerte, tuvo ventaja) y los fallos a debilidades o características internas (tiene mucho carácter, él no es suficientemente fuerte, inteligente).

Sesgo de disconformidad

Es la tendencia a realizar una crítica negativa a la información que contradice nuestras ideas mientras que por otra parte aceptamos sin problema aquella información que es congruente con nuestra creencias o ideología fundamental. De esta forma se produce una percepción selectiva por la cual las personas perciben lo que quieren en los mensajes de los demás o de los medios de comunicación. Por lo general las personas tendemos a ver e interpretar las cosas en función de nuestro marco de referencia ideológico. También tenemos más probabilidades de buscar información favorable a nuestras ideas que buscar información que desafíe las posiciones asociadas a nuestro grupo de identidad o línea de pensamiento (búsqueda y asimilación sesgada).



Tenemos un sesgo de confirmación que nos hace centrarnos en la información que confirma las propias creencias o hipótesis. Incluso se ha demostrado que las personas que puntúan más alto en los test de reflexión cognitiva no emplean sus habilidades para derribar sus creencias erróneas, sino que emplean generalmente sus fabulosas habilidades de razonamiento para reforzar sus posiciones ideológicas y salvaguardar a sus grupos de referencia. Nuestra cognición está mediada frecuentemente por el deseo de poner a salvo nuestras identidades preferidas.

Entre las explicaciones de las tendencias observadas se encuentran el pensamiento ilusorio y la limitada capacidad humana para procesar la información. Otra explicación es que las personas muestran un sesgo confirmatorio porque sopesan los costes de equivocarse más que el investigar de un modo neutral y científico. El sesgo de confirmación contribuye al exceso de confianza en las creencias personales y puede mantener o reforzar estas creencias ante evidencias contrarias. 

Heurístico de anclaje y ajuste

Se trata de un sesgo cognitivo que describe la tendencia humana común a confiar demasiado en la primera pieza de información que se ofrece al tomar decisiones: el "ancla". También se conoce como el "efecto del enfoque". Durante la toma de decisiones, el anclaje se produce cuando las personas utilizan una pieza inicial de información para hacer juicios posteriores. Una vez que el ancla se fija, el resto de información se ajusta en torno a la posición del ancla incurriendo en un sesgo. 

Por ejemplo, el precio inicial ofrecido por un coche usado establece el estándar para el resto de las negociaciones, por lo que los precios más bajos que el precio inicial parecen más razonables aunque sigan siendo superiores a lo que el coche realmente vale. De igual forma si se pregunta sobre la población de Ucrania: «¿Es mayor o menor que cien millones de personas?», las respuestas variarán, pero en general serán algo menores que dicha cifra. Sin embargo, si la pregunta fuera: «¿Es la población de Ucrania mayor o menor que veinte millones de personas?», las respuestas variarán, pero el promedio de respuestas no se modificará mucho respecto al ancla inicial. Es decir, se parte del "valor de anclaje" y se hace un ajuste... que normalmente suele ser en la dirección correcta pero de magnitud insuficiente.

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