Este pajarillo pardo acastañado, con la garganta color pizarra y el pico fino, puede confundirse por su coloración con el Gorrión Común, aunque no es tan familiar como este último. No abandona apenas la espesura de la maleza, excepto para cantar posado en una rama bien al descubierto.
El Acentor Común vive sobre todo en tierra, y con frecuencia se le ve deslizarse como un ratón entre la densa vegetación de los matorrales, matas de aulagas y los claros de la maleza. Si se pone al descubierto es solo para picotear algunos granos o atrapar un insecto.
Este discreto pájaro es una de las víctimas favoritas del Cuco Común, que lo parasita con frecuencia. La razón es desconocida, ya que el huevo del cuco contrasta singularmente con los de la puesta del Acentor Común.
En España es un ave que en la zona norte cría en todos los niveles, mientras que en el resto de su área es de alta montaña, siempre que existan matorrales suficientemente espesos para poder ocultar su nido. Los crudos inviernos de estas alturas motivan que, junto con la gran masa invernante venida de otros puntos de Europa, el Acentor Común pueda verse en toda la Península.
Identificación: Ceja, garganta y pecho, grises; dorso pardo con rayas oscuras; pico fino; grito chirriante; sexos iguales.
Nidificación: Ambos sexos construyen un voluminoso nido en forma de copa, de musgos y hierbas, revestido con lana y pelo, en la parte baja de las matas, setos o leña; puesta, marzo-junio, de 3 a 5 huevos azul claro; incubación, de unos 13 días, sólo por la hembra; los pollos alimentados por ambos padres, vuelan después de unos 12 días; generalmente dos crías, algunas veces tres.
Alimentación: Principalmente insectos y larvas, en primavera y verano, a veces arañas y pequeñas lombrices; en invierno, sobre todo, pequeñas semillas.
Hábitat: Matorrales y campos baldíos
Acentor Común
Prunella modularis
El Acentor Común Prunella modularis, un pájaro relativamente abundante durante el invierno en toda la Península Ibérica y numeroso reproduciéndose en el Norte y en zonas montañosas del Centro, es relativamente poco conocido. Indudablemente que su plumaje no es nada destacado, aunque cogiendo el pájaro en la mano se aprecian matices en la coloración que pasan desapercibidos incluso viéndolo de cerca. Las partes superiores, espalda u dorso de las alas son de color pardo oscuro o marrón rojizo muy rayadas de negro. La cabeza y el cuello son grises, más intensamente en el macho, con el píleo un tanto pardusco, así como la zona auricular detrás de los ojos. Las partes inferiores son grises y los flancos están listados de pardo rojizo. A esta descripción general hay que añadir el tono rojizo de muchas plumas de la espalda y alas y en las cobertoras se aprecia como una franja beige blanquecina, consecuencia de tener las plumas las puntas de este color. La garganta y el pecho son gris pizarra con ligero tinte azulado, destacando sobre el vientre blancuzco.
No es fácil diferenciar a las hembras y no es segura en todos los casos la norma que se da atendiendo al color del plumaje. Observando los nidos y el diferente comportamiento de los adultos, parecen las hembras de coloración más apagada, menos castaño o pardo rojizo en la espalda y gris más tenue en el pecho y la cabeza.
Los jóvenes acentores se diferencian, sin embargo, relativamente bien por carecer casi completamente del color gris de la cabeza y la nuca. El píleo, la nuca y los lados del cuello están matizados de pardo y la espalda no es tan rojiza, sino más bien pardo amarillenta. La garganta es blancuzca o grisácea muy pálida y con manchas de un gris más oscuro. El pecho es beige amarillento muy rayado de pardo oscuro. El plumaje de adultos lo adquieren por muda completa entre agosto y octubre.
El pico es fino y ancho en la base. Tiene color negruzco excepto en la base de la mandíbula inferior que hay un tono rosado casi imperceptible. Las patas y los pies son pardo rosados y el iris de los ojos pardo rojizo. Los ejemplares jóvenes lo tienen pardo, algunos grisáceo y los adultos, no todos, rojizo.
Es un pájaro que pasa muy desapercibido y la mayoría de las personas que tienen de él una visión fugaz cuando pasan por una carretera y hacen volar a un acentor que come en la cuneta, creen que se trata de un vulgar gorrión. Es curioso que no estamos ante una especie que posea hábitos discretos y permanezca oculta, sino que por el contrario se muestra con frecuencia al descubierto. Come en el suelo fuera de la vegetación y canta casi siempre desde el tope de un arbusto o pequeño árbol. Camina en forma característica, despacio y como arrastrando los pies a la vez que sacude las alas espasmódicamente, sobre todo en los segundos siguientes a haberse posado en el suelo. Realmente anda a pequeños saltos con las patas muy flexionadas y como aplastado contra el suelo. Rara vez corre, más bien en alguna ocasión se ve caminar deprisa por el enlosado, procurando no alejarse mucho de cobertura vegetal. A pesar de esta aparente timidez, es muy manso y acude a comer migas diminutas de pan cerca del observador si no se hacen movimientos bruscos. Siempre solitario, alguna vez se le ve en parejas, incluso fuera de la época de la cría, aunque no se puede asegurar que siempre son macho y hembra. Vuela pocas veces al descubierto y más bien progresa por el interior de los arbustos. Si vuela en descampado lo hace recto y a baja altura, batiendo las alas con rapidez. Aunque es muy solitario, puede concentrarse en grupos numerosos que comen en rastrojeras mezclados con otras especies, sobre todo bisbitas, fringílidos y emberícidos. Durante el otoño norteño abunda mucho en los campos donde se siembran nabos o en los que ha estado plantado el maíz.
Se alimenta de semillas en el otoño e invierno, sin desdeñar los pequeños insectos que encuentra revolviendo las hojas secas caídas en el suelo. En primavera y otoño sobre todo come insectos y sus larvas. Coleópteros, larvas de Lepidópteros y hemípteros. En los nidos se ven acudir con arañas y en especial con pequeñas orugas verdes. Jourdain (1940) menciona entre las semillas que este pájaro recoge en el suelo las de Spergula, Polygonum, Atriplex, Lamium,Rumex, Ranunculus, Stellaria, Geranium, Plantago. En cautividad come granos menudos de cereales.
Un melancólico y silbante ¡¡tsiip!! agudo y de gran alcance puede ser su nota de alarma en ocasiones. No siempre, puesto que durante el otoño e invierno es su voz más común, repitiéndola a veces con insistencia, primero desde el interior de un seto o matorral y a continuación saliendo al descubierto y posándose en una rama, para volar a ocultarse en seguida. Cuando se acerca al nido con cebo para los pollos, los avisa con una tenue y breve ¡¡ziit!! que apenas es perceptible, pero que bastaba para que los pollos se pusieran alerta. Nota de otoño un rápido ¡¡i-i-i-i!!
El canto es agradable y fino. Está en línea con el del Chochín Troglodytes troglodytes, pero es más suave, más breve y no lo emite con tanto ardor. Canta por períodos no superiores normalmente a 15 minutos y la duración de cada estrofa no suele superar los 3 segundos. Tucker lo expresa así: ¡¡uisssissi-uiss, sissi-uiss, sissi-uiss!! Canta durante todo el año. En días soleados de otoño e invierno se le oye mucho, aunque probablemente los que más cantan son los nativos que no se mueven de su territorio. Alexander, citado por Tucker, asegura que los que invernan en el centro de Italia cantan ocasionalmente en el otoño, en general muy débilmente. Es difícil saber con certeza cuál es el Acentor que inverna y el residente a no ser que previamente se hayan anillado. Las hembras también cantan, pero sólo ocasionalmente y por supuesto que su voz es diferente, más débil y las estrofas emitidas más cortas.
El Acentor Común es pájaro de todos los niveles, desde la orilla del mar hasta la más alta montaña. En toda la campiña vive en matorrales que bordean carreteras y caminos, en setos de jardines y granjas, plantaciones, linderos de bosques, páramos de montaña. etc.
En el cortejo, ambos sexos entreabren las alas y éstas y la cola desplegada tiemblan espasmódicamente. Muchos son ya los ornitólogos que atestiguan un repetido picoteo de la cloaca de la hembra por el macho, aunque no siempre el apareamiento siga a esta extraña conducta que es iniciada siempre por las hembras.
Los primeros nidos pueden estar construidos ya a primeros de abril. Antes son raros, pero casi todos los años se encuentra alguno en la última semana de marzo. Más corrientemente las parejas están todas ocupadas en su construcción entre el 10 y el 20 de abril. Su situación es normal en el interior de un seto o arbusto, con preferencia si éste crece en un pequeño talud de forma que la altura real sobre el suelo está entre 1,5 y 2 metros. Sin embargo, los nidos en pequeños arbustos de zonas montañosas están casi siempre muy cerca del suelo, a una altura no muy superior a 60 cm. En conjunto se dispone de datos de nidos situados desde una altura sobre el suelo de 30 cm. hasta 2,8 m. No siempre el Acentor Común construye su propio nido. Alguna vez utiliza uno abandonado de Mirlo ComúnTurdus merula. Se citan también en los de zorzales y Golondrina Común Hirundo rustica, pero no se ha comprobado nunca en Iberia. El nido es una esmerada construcción, bastante voluminosa para el tamaño del pájaro y que la hembra sola construye con ramitas, musgo, hojas secas, raicillas y tallos de plantas, forrándolo por dentro con musgo y pelos. A veces tienen algo de lana y alguna pluma. La puesta es normalmente de 4-5 huevos, alguna vez de 3 y rara de 6. La mayoría son de 4 y su color es azul y también los hay con puntos inapreciables pardo rojizos. Se señala alguno de color blanco.
Jourdain para 100 huevos colectados en Gran Bretaña de la subespecie occidentales, obtuvo un promedio de medidas de 18,89 x 14,72 mm. con un máximo de 22,5 x 15 mm. y un mínimo de 18,4 x 14 mm. D´Almeida midió 14 recogidos en el norte de Portugal encontrando una media de 19,1 x 14,4 mm. con medidas extremas de 18,2 a 20,1 x 13,8 a 15,2 mm. (raza mabbotti). Verheyen para 100 huevos de la subespecie modularis da un promedio de medidas de 19,1 x 24,5 mm. con un máximo de 21,1 x 15,7 mm. y un mínimo de 18 x 13,3 mm.
Solamente la hembra incuba y parece que el macho no la ceba, puesto que sale ella a intervalos y no es infrecuente encontrar el nido sólo con los huevos, tardando en regresar por lo menos 10 minutos. A los 12-13 días nacen los pollos (Jourdain, 11-15; Harrison, 12-13; Verheyen, 12-14 días) cubiertos parcialmente con un plumón de color negro. El interior de la boca es rojo anaranjado muy destacado, con dos puntos negros en las barbas laterales de la lengua. Atendidos por ambos adultos, abandonan el nido a los 12 días. Muy a menudo los últimos días solamente el macho los ceba, puesto que la hembra ya está construyendo un nuevo nido para la segunda y a veces hasta la tercera puesta. Se han citado nidos incluso en pleno invierno, pero excepcionalmente. No son raros, sin embargo, en los primeros días del otoño.
El Acentor Común tiene en Europa una amplia distribución que incluye gran parte del Continente y las Islas Británicas, pero falta en la zona mediterránea (España, Italia del Sur y los Balcanes), y en Islandia. Igualmente no se reproduce en Baleares, Córcega y Cerdeña. En la Península Ibérica cría en todo el Norte, donde es muy numeroso desde el nivel de mar hasta por lo menos los 2.000 metros y más en determinadas zonas de los Pirineos y Cordillera Cantábrica. Abundante en la campiña Cantábrica y Gallega, baja notablemente en densidad cuanto más al Este, ocupando en Aragón y Cataluña zonas montañosas con preferencia a otros hábitats. La misma situación se presenta en altos niveles del centro de Iberia, faltando como nidificador en el resto.
Los nativos son sedentarios y los que viven en la campiña norteña se alejan muy poco de sus lugares de nacimiento. Normalmente el mismo matorral es invariablemente ocupado año tras año para anidar por la misma pareja si sobrevive o por otra formada por acentores nacidos allí. Los que viven en altos niveles descienden hacia zonas más bajas y se concentran en campos cultivados y rastrojeras, vagando por ellos durante el invierno junto con otras especies, sobre todo con fringílidos y escribanos. Muchas parejas suben al monte antes aun de que la nieve desaparezca totalmente y es frecuente oírlos cantar y observarlos sobre matojos sin hojas que sobresalen en las laderas nevadas.
A partir de la primera semana de octubre son muchos los acentores de más allá del Pirineo los que llegan a la Península Ibérica para invernar. En rastrojeras y zonas de monte bajo se acumulan a veces en tal cantidad que dan la impresión errónea de que este pájaro es gregario. El paso primaveral se aprecia bien a partir de febrero en toda la costa Cantábrica, porque un gran aumento de acentores se nota en todos los campos. Cuando el Pinzón VulgarFringilla coelebs termina el paso a finales del mes de marzo, ya solamente se ven aquí los acentores nativos. La mayor parte de los que invernan de origen extrapirenaico han sido asimilados por Vaurie (1959) a la raza típicamodularis mientras los nativos pertenecen a la denominada mabboti de coloración más oscura y grisácea que la anterior. La población de Portugal clasificada como subespecie lusitánica es ligeramente más oscura, más rojiza y menos gris por encima que la de la zona oriental del Pirineo, mientras los acentores del centro, oeste y noroeste de España son más o menos intermedios en coloración. Algunos acentores alcanzan el norte de Africa, que es el límite meridional de su área de invernada y donde no llega más que un pequeño contingente (Thevenot et Thouy 1974). Del mismo modo que otras muchas especies, el anillamiento ha puesto al descubierto la fidelidad que estos pájaros guardan por el lugar de invernada, volviendo a él año tras año. Muchas recuperaciones se han producido en la Península Ibérica. Francesas hay en Tarragona, Castellón, Navarra, Logroño, Córdoba, Jaén, Málaga, Cádiz, etc.; belgas en Zaragoza, Santander, Badajoz y Sevilla; alemanas en Vizcaya, Navarra, Soria, Cáceres, Badajoz, Córdoba, Huelva, Beira Alta, Beira Baja, Alto Alemtejo, Douro, Ciudad Real, etc. Noruegas, suecas, finlandesas, polacas, suizas y bálticas con concentraciones en zonas mediterráneas (5 en Mallorca) y andaluzas. Se observa una especial concentración (Bernis, 1971) en el tercio nordeste de Iberia y en el Sudoeste, situación que puede ser debida, sobre todo, a que en esas áreas la captura de pajarillos en época invernal es verdaderamente masiva. Sin embargo, no hay que descartar que el Acentor Común inverne en la Península Ibérica en mayor número en el Sur que en el Norte, donde gran parte de los que se ven pueden corresponder a las poblaciones nativas.
Agachadiza Común
Gallinago gallinago 26,5 cm.
El «canto» de la agachadiza, un resonante y vibrante zumbido, no tiene nada que ver con su voz. Cuando el macho se lanza en picado en un ángulo de 45 grados, con la cola desplegada, las dos plumas exteriores de la cola vibran con el aire, produciendo el sonido mecánicamente.
El sonido puede producirlo en cualquier época del año, pero normalmente es parte del comportamiento de cortejo del ave, oyéndose regularmente desde fines de marzo a mediados de junio. También realizan una fase del cortejo en tierra. El pico, largo, recto y de punta flexible, que utiliza la agachadiza para buscar gusanos en el fango, es aproximadamente una cuarta parte de la longitud total del ave.
La población que nidifica en España es muy escasa, encontrándose en la zona cantabro-atlantica y Zamora; pero durante los pasos primaveral y otoñal, y en invierno, llega gran cantidad de aves de otros puntos de Europa, estableciéndose en marismas, terrenos pantanosos y encharcamientos, por todas las regiones de nuestra geografía. En los inviernos crudos se trasladan desde sus lugares habituales hasta la costa, donde encuentran alimento.
Identificación: Plumaje pardo rayado característico; largo pico recto; cabeza llamativamente rayada; vuelo en zigzag; sexos iguales.
Nidificación: Nidos en hoyos forrados con hierbas, en cepellones de juncos, hierbas o juncias, usualmente cerca del agua; pone, abril-agosto, 4 huevos, en forma de pera, gris oliva o castaño-oliva, fuertemente marcados en sepia oscuro; incubación, sólo por la hembra, unos 20 días; los pollos, cebados por ambos padres, dejan el nido a las pocas horas, volando tras unos 21 días.
Alimentación: Principalmente gusanos; también escarabajos de agua, larvas de mosquitos, caracoles, cochinillas; algunas semillas de plantas palustres.
Hábitat: Marismas y zonas palustres.
Agachadiza Común
Gallinago gallinago
A unque se reproduce muy esporádicamente en el noroeste y norte de Iberia, la Agachadiza Común Gallinagogallinago es tan abundante en los meses invernales que su descripción debe ser breve por lo muy conocida. El plumaje del dorso es pardo rojizo y negro con matices dorados en los bordes de las plumas y que, dada su colocación, parece como si la espalda estuviera rayada longitudinalmente. La cabeza tiene en el centro del pileo una raya longitudinal pardo amarillenta o blanquecina y la cara es de color pardo con rayas más claras encima y debajo de los ojos.
El cuello y el pecho son parduzcos con manchas más oscuras y los flancos muy pálidos, casi blancos con rayas pardas variables en tamaño e intensidad según los individuos. La cola es redondeada, está irregularmente franjeada de pardo y negro y la rectriz exterior de cada lado es blanca y está también franjeada, normalmente con unas cinco manchas; las puntas de todas las rectrices son blanquecinas, siendo estos los mejores datos para diferenciar a la Agachadiza Común de la Agachadiza Real Gallinago media con la que puede confundirse fácilmente. Esta última tiene en la cola mucho más blanco con las tres rectrices exteriores de cada lado de ese color. El detalle es lo suficientemente conspicuo como para que pueda ser visto cuando vuela delante del observador, aunque también su comportamiento es diferente y la distinción no ofrece dudas al especialista. Las patas de la Agachadiza Común son de color verdoso pálido. La característica más notoria de este pájaro es el recto y largo pico que se ve bien incluso al volar. Su color es pardo rojizo en la base y el extremo pardo oscuro. Además tiene la mandibula superior más blanda y sensible que la inferior, sobre todo en el extremo donde hay una zona en la que terminan muchos nervios, lo que le da una gran sensibilidad para detectar las presas bajo la superficie del fango y la arena. Hay una considerable variación en el color del plumaje entre las agachadizas adultas, pero las jóvenes pueden distinguirse bien porque en el dorso las rayas longitudinales más pálidas son muy estrechas y el pico es más corto que en las adultas. La Agachadiza Común vive en marismas, aguazales, campos húmedos y encharcados, sobre todo los que tienen el terreno movido por pisadas del ganado vacuno, colas de embalses, riberas, bordes de arroyos, campos y praderas con hierba corta, etc. Excepcionalmente se la puede observar en las playas y más a menudo en orillas fangosas y en limos de rías y marismas costeras. Normalmente permanece inmóvil durante el día, posada en el suelo entre la hierba o al abrigo de un poco de tierra levantada. Sus hábitos son ciertamente crepusculares, aunque también puede ser activa de día, en especial en tiempo muy nublado y húmedo. Cuando se levanta al paso de una persona, normalmente casi se deja pisar y vuela inesperadamente de entre los pies del naturalista o cazador. Al elevarse produce un sonido curioso que puede expresarse como ¡¡cherr!! un zurrido corto y raspante que sorprende y obliga a seguirla con la vista cuando vuela. Primero lo hace bajo sobre el suelo normalmente en zigzags pronunciados, para luego elevarse casi hasta perderse de vista en un vuelo directo y rápido inclinándose hacia un lado o hacia el otro. El batir de alas es rápido y pronto desciende a un nuevo posadero. A veces el vuelo es corto y se lanza al suelo a poca distancia del observador Normalmente solitaria, pero en el otoño se ven entrar en la costa Cantábrica pequeños bandos de 4-8 agachadizas procedentes del mar y volando con mucha soltura. Su postura en el aire es característica con el pico apuntado hacia abajo. Inesperadamente se lanzan en picado, pero nunca todas a la vez, sino que van quedando una por una en los prados costeros distanciadas bastante entre si y algunas siguen hacia el interior. Esta misma actitud se ha observado en la Chocha Perdiz Scolopax rusticola. Anda por el suelo como un limicolo, pero se notan pronto sus cortas patas y huye de zonas secas y de fango endurecido, prefiriendo aguas someras. Se dice que en el otoño e invierno se posa en postes, cercas y aun en ramas secas de árboles (Tucker). En los fangos de las rías come calando el pico en el agua de tal forma que con frecuencia esta le llega hasta los ojos y aun se los cubre. La sensibilidad del extremo de su pico, como ya se ha señalado, es muy grande y los pequeños gusanos y organismos vivos del limo son tragados inmediatamente sin esfuerzo aparente. Aunque es especie solitaria y quieta, en lugares favorables con abundante alimento puede concentrarse en buen número, pero siempre a prudente distancia unas de otras.
Ya se ha descrito el sonido que la Agachadiza emite cuando levanta el vuelo. Pero, además, en los primeros días de la primavera tiene un monótono y repetido canto que consiste simplemente en un sonido como de péndulo de reloj ¡¡chik-chak, chik-chak!! que sube y baja en intensidad y que también recuerda estas palabras: ¡¡chip-pá, chip-pá!! Normalmente se oye de noche y tiene un largo alcance. El pájaro mueve entonces la cabeza a un lado y a otro rítmicamente y a veces vuela produciendo el mismo sonido, aunque por poco tiempo. Tucker indica otros sonidos menos frecuentes como un repetido ¡¡chakichaki-chaki!! lanzado desde el suelo. Muy excepcionalmente puede cantar en invierno. En agachadizas mantenidas en cautividad se les escuchaba un continuo gorjeo mientras comían, detalle que será difícil apreciar en el campo. Aunque no es precisamente una manifestación vocal, debe hablarse aquí del sonido que la Agachadiza produce con las rectrices externas de la cola en el vuelo que efectúa durante el cortejo nupcial. Desde hace ya muchos años que se conoce el origen de este curioso sonido, «un balido trémulo» como ha sido definido. La Agachadiza se eleva hasta una altura con frecuencia superior a los 20 metros y puede incluso alcanzar más de 100 metros y desde allí se lanza en picado en un ángulo de 45º con el suelo, llevando las plumas de la cola extendidas al máximo y sobre todo las dos rectrices más exteriores, una de cada lado, que quedan así perpendiculares a la línea del cuerpo, elevando todo el «abanico» de la cola ligeramente sobre la espalda. Las alas están entonces entreabiertas y al adquirir el pájaro la natural velocidad de caída, se comienza a oír el tan típico balido trémulo y que hace muchos años se creía que la Agachadiza emitía con el pico. La duración de tan extraño sonido es de 2-3 segundos y cada vuelo de celo o cortejo puede sumar 8 segundos incluida la ascensión y el descenso. El sonido crece cuanto más velocidad adquiere el pájaro y cuanto más se acerca al suelo y puede ser escuchado desde una gran distancia. En experimentos realizados por CarrLewtry se encontró como velocidad óptima de caída para producir la vibración de las rectrices externas la de 60 km. por hora. Por encima de 83 km. por hora y por debajo de 39 km. el «balido vibrante» no se producía. Gracias a los estudios de los ornitólogos combinados con un buen conocimiento de la aerodinámica, el famoso balido de estos pájaros pudo ser reproducido artificialmente usando las dos plumas rectrices que colocadas en determinado ángulo y haciendo pasar por ellas una fuerte corriente de aire producían el mismo sonido o vibración. Sin embargo pudo también comprobarse que le faltaba el carácter trémulo que tiene cuando es efectuado por el propio pájaro. Esto se produce a causa del aire que antes de llegar a las plumas de la cola pasa por las alas entreabiertas y que la Agachadiza mantiene en un continuo temblor mientras desciende. Ambos sexos son capaces de producir este sonido, aunque el macho lo representa a menudo y más intensamente, lo mismo de noche, menos veces, que de día. A partir de marzo ya se pueden escuchar los «balidos» de la Agachadiza, pero con más intensidad en abril y mayo. En junio es ocasional y muy raro en julio. Durante el celo también efectúan los machos otros vuelos espectaculares como puede ser el volverse de espaldas y planear así durante unos metros con las alas abertas. Realmente son tantas las piruetas que estos pájaros efectúan en sus rápidos vuelos como parte del cortejo nupcial que se hace difícil poder dar siquiera una ligera idea de ellos y a veces si se ven agachadizas en Abril en migración, cuando ya el celo es considerable en algunos individuos, más parecen peonzas que pájaros.
La Agachadiza Común se alimenta fundamentalmente de materia animal, en la que están incluidas sobre todo innumerables especies de gusanos y larvas, pequeños y grandes, que obtiene del fango o bajo la tierra húmeda tanteando el terreno con su pico muy sensible.
En los estómagos examinados en Asturias se encontró gran profusión de lombrices de tierra y larvas de insectos y en un caso muchos huevos de caracoles. Jourdain cita como base de la dieta los anélidos y muchos insectos incluyendo Hemiptera, Trichoptera, Lepidóptera, Coleóptera, Díptera e Hymenóptera. También moluscos, en especial caracoles y sus huevos, lo que coincide con la apreciación señalada arriba, caracolillos de agua (Planorbis) y pequeños crustáceos. En menor proporción materia vegetal que incluye hierba y semillas de Ranunculus, Vicia, Sonchus, Myosotis, Rumex, Polygonum, Scirpus, Carex, Glyceria, etc.
La Agachadiza Común está considerada como ave cosmopolita que se reproduce por casi todos los países europeos, asiáticos y americanos y en partes de Africa. Sin embargo, en Europa falta como reproductora en la cuenca mediterránea siendo sólo local en Iberia y norte de Italia. En todo su habitat es migradora en gran parte y durante el invierno se presenta en numerosos países de los que está ausente durante la cría.
En la Península Ibérica es muy escasa criando. Local en la provincia de Orense y determinado lugar de La Coruña, hay más parejas en Zamora, es muy rara en Asturias, donde muchos años es prácticamente imposible encontrar un sólo nido y se sospecha su reproducción en dos lugares de la provincia de León. Probablemente la mejor zona en Iberia eran las tierras próximas a la desecada laguna de Antela en Orense. Ahora se ven todavía allí y se observan sus vuelos de celo en marzo y abril sólo de forma ocasional, y a pesar de la transformación del medio los pájaros parecen sentir una especial atracción hacia el lugar. En Portugal está bien comprobada su nidificación y hay zonas no lejanas a Viana do Castelo donde puede reproducirse en buen número.
Los nidos suelen estar situados en campos húmedos con abundantes plantas de juncos y en lugares de la montaña asturiana bajo el Brezo Erica spp. Está formado por hierba seca enrollada en el interior de un pequeño hueco al descubierto y con frecuencia también protegido por encima por las hierbas que lo cubren casi por completo. La hembra parece construirlo exclusivamente, pero se ha visto al macho entrar y salir del lugar en ocasión en que todavía el nido estaba incompleto. Algunas veces los nidos contienen mucho musgo además de hierba fina circular y puede estar en el centro de una charca, o sobre tierra seca o poco húmeda de una isleta. Las puestas comienzan a primeros de abril, pero aquí más a menudo a últimos del mes. En marzo son verdaderamente excepcionales y en mayo pueden ser repeticiones por depredación del primero. Una segunda puesta en el año es posible, aunque en Iberia no está comprobada. Los huevos, normalmente son siempre 4 y se han encontrado puestas de 3 (¿reemplazo?) y de 5 y 6, son piriformes, con mucho brillo y el color es oliváceo, a veces amarillento muy manchados con puntos y marcas marrones o de color sangre seca que se acumulan con preferencia en la parte ancha, a menudo cubriéndola completamente. En la Península Ibérica no se han encontrado huevos de Agachadiza Común de color azulado, tal como se citan en otros paises europeos (Jourdain). Para 52 huevos obtenidos en Alemania, Niethammer da un promedio de medidas de 39,2 x 27,9 mm. y Jourdain en Gran Bretaña obtuvo 39,28 x 28,62 mm. con un máximo de 42,7 x 29 mm. y un mínimo de 36,3 x 26,7 mm. La incubación, solamente por la hembra, comienza con la puesta del tercer huevo. Las hembras dejan con bastante frecuencia el nido, probablemente para comer, pues el macho no las ceba. En algún caso se ha podido observar que al ser espantada del nido la hembra de Agachadiza cubre parcialmente los huevos con hierbas secas, del mismo modo que otras muchas especies de pájaros. Después de 19-20 días de incubación nacen los pollos que están cubiertos con un plumón en el que se mezclan los colores pardo y amarillento con tonos vivos caoba. Parte de la frente es amarilla y las patas grises, algo verdosas, son muy fuertes. En cuanto están secos salen del nido y corren por entre la vegetación con gran soltura, pero acuden a aquél para dormir y cobijarse. En caso de alarma o peligro las agachadizas adultas cogen con las patas los pollos y los cambian de lugar, volando con ellos. Este transporte ha sido ya bien comprobado y se efectúa del mismo modo que lo hace la Chocha perdiz Scolopax rusticola. Los nidos de Agachadiza son extraordinariamente difíciles de encontrar a pesar de que con frecuencia están muy a la vista. La hembra tarda en salir de él y muchas veces lo hace suavemente sin que se la advierta, pero también vuela en corto y permanece quieta lo que despista al observador. Cuando el macho efectúa extraños vuelos en el aire casi siempre con ellos señala el lugar del nido y éste se localiza por el sonido que la hembra emite, un ¡clik! metálico cada vez que el macho hace el «balido» al descender con la cola desplegada. A los 15 dias las jóvenes agachadizas vuelan ya muy bien
La Agachadiza Común, es más conocida en Iberia como ave de paso e invernante. Sobre todo en marzo y primeros dias de abril el paso primaveral es considerable En poco menos de un kilómetro andando sobre pasto húmedo en los porreos (campos inundables) de la ria de Villaviciosa (Asturias) el 19 de marzo de 1973 se levantaron un centenar de estas aves Sólo en un caso se observó el vuelo de celo en aquella fecha tan temprana. En paso otoñal ya en el mes de agosto se ven las primeras, indudablemente no nativas. En septiembre en el norte el paso se aprecia en muchos lugares de la costa cantábrica, pero más intensamente en octubre y si el tiempo es frio y soplan vientos del Nordeste o del Norte en noviembre, la entrada es masiva. Es curioso comprobar que durante los meses primaverales, especialmente en marzo, el paso de agachadizas hacia el norte es más intenso por la mitad occidental del Cantábrico.
Las agachadizas comunes que proceden de paises de Europa occidental, de Escandinavia e incluso de orillas del Báltico Sur, emigran en condiciones normales de temperaturas benignas hacia el Sur y Sudoeste, pero con tiempos extremadamente frios que hielan marismas y zonas húmedas de Europa, muchos millares de ellas vuelan buscando la posibilidad de alimentarse y entonces se producen en Iberia masivas entradas invernales. Pero no se detiene este pájaro aqui. En el norte de Marruecos ya se ven las primeras en agosto y muchas vuelan sobre el Sahara y alcanzan los paises del Africa Tropical, Senegambia. Senegal (donde ya se ven a finales de agosto). Tchad y llegando algunas hasta Uganda. Moreau (1972) dice que en Nigeria está por todos lados con una mayor concentración en los encharcamientos y balsas del Norte donde se unen a otros limicolos.
El anillamiento de este pájaro en toda Europa ha sido muy abundante y consecuentemente las numerosas recuperaciones han permitido estudiar bien sus movimientos y migraciones En Gran Bretaña se consideraba a esta especie como estrictamente sedentaria, pero ahora se sabe que alli invernan muchas de origen escandinavo y parte por lo menos de las nativas vuelan hacia el Sur. Curiosamente la primera Agachadiza británica anillada que se recuperó fuera de las Islas lo fue en Lastres, Asturias, el dia de Nochevieja de 1941. El pájaro habia sido anillado en el condado de Sussex en mayo de 1935 como joven. Posteriormente ha habido otras recuperaciones del mismo origen, aunque algunas pudieran ser pájaros no nativos de Inglaterra, sino anillados allí al paso. En la Peninsula Ibérica hay recuperaciones otoñales, invernales y de primavera de anilladas en Francia, Bélgica, Gran Bretaña, Holanda, Alemania, Checoslovaquia, Dinamarca, Suecia, Finlandia, Noruega, Polonia y Suiza. Pero la más interesante pudiera ser una de Islandia (raza faeroeensis) citada por Bernis (1966), que anillada como adulta en septiembre en el sudoeste de aquel país, fue capturada en noviembre del mismo año en Baixo Alemtejo (Portugal). Las agachadizas capturadas con anillas se reparten fundamentalmente por las costas Cantabrica y Atlántica donde su caza es ya un rito y realmente es abundante entre los pájaros que llegan del Norte. En Asturias, sin duda una de las regiones españolas donde más abunda en el invierno, se concentra en las extensas praderias de la zona costera, pero no falta en otras de mayor altitud. Su entrada del mar en pequeños grupos es continua a partir de septiembre y en inviernos excepcionalmente frios la llegada de agachadizas es masiva y sorprendente. En Portugal inverna por millares. Las lagunas del Aveiro y los estuarios del Tajo y Sado y zonas circundantes son lugares excepcionales, sin que falte en otras zonas costeras. En el censo de limicolos efectuado en enero de 1973 en toda la Peninsula, la mayor concentración de agachadizas comunes se vio en el Delta del Ebro, donde se contaron 700 de estas aves. El pájaro es dificil de detectar y por esta causa no llegó al millar de agachadizas contadas en todas las zonas. Esta cifra resulta minima para la población que positivamente inverna.
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