miércoles, 26 de agosto de 2015

Literatura - teoría literaria

Absurdo es un concepto que refiere al pensamiento irracional (lo contrario al pensamiento racional, que se aparta de la razón) y a la conducta extravagante (lo contrario de la conducta considerada como lo no normal o convencional). También se utilizan los términosabsurdismo y absurdista absurtado , para los partidarios del absurdo en distintos ámbitos, como la filosofía del absurdo. La palabra absurdo proviene del latin grecoromano .- .....................................................:https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Absurdo&printable=yes

Lo que carece de sentido. Si entendemos por sentido la finalidad de un acto o un objeto, "aquello para lo que existe", lo absurdo vendría a significar la ausencia de tal finalidad. Si entendemos por sentido el significado de una proposición, lo absurdo denotaría la falta de concordancia entre el enunciado y el significado. 

La llamada filosofía del absurdo parte de la constatación de lo absurdo de la existencia, (absurda, puesto que carece de toda finalidad prefijada y, en consecuencia, de sentido -según la primera acepción del término "sentido"), lo que la lleva a firmar la máxima libertad para el individuo humano ya que no habiendo una finalidad, "un sentido" inmanente a la vida, sólo queda postular la libertad como el eje sobre el que se ha de articular la existencia humana.






 architextualidad, dentro de la categoría más general de intertextualidad y según la definición del narratólogo Gérard Genette en su obra Palimpsestos, "la relación genérica o género literario: la que emparenta textos en función de sus características comunes en géneros literarios, subgéneros y clases de textos". Por ejemplo, la relación que guarda el texto Cosecha roja de Dashiell Hammett con el archigénero épico o narrativo, el subgénero narrativo novela y la clase de textos novela policiaca.

Architextualidad es una Figura Retórica que consiste en englobar los textos dentro de un conjunto de categorías generales o trascendentes en las que se engloban los textos: tipos de discurso, modos de enunciación, géneros literarios etc… 


* Se denomina architextualidad, dentro de la categoría más general de intertextualidad y según la definición del narratólogo Gérard Genette en su obra Palimpsestos, "architextualidad del texto, es decir, el conjunto de categorías generales o trascendentes –tipos de discurso, modos de enunciación, géneros literarios, etc - del que depende cada texto singular." Por ejemplo, la relación que guarda el texto Cosecha roja de Dashiell Hammett con el archigénero épico o narrativo, el subgénero narrativo novela y la clase de textos novela policiaca. 

* La architextualidad es el quinto y último tipo de trascendencia textual <Transtextualidad (1)>, y también según Genette, “muda ante la clasificación y abstracta como los géneros en literatura (poesía, cuento, relato, novela, crónica)", que en los tiempos modernos, por obra de la vanguardia, se ha visto abocada a la disolución de fronteras de género, como en el caso de los escritos de Jorge Luis Borges. Es una novela apocalíptica negra; un retrato brutal de México en el que Bolaño observa perdidos a los escritores chilangos, para convertirse, en Santa Teresa/Ciudad Juárez, en la última frontera de muchos mundos, como si en ese punto ciego terminasen la sociedad industrial, la religión de los cristianos, la Ilustración y su aura, y un largo y abusivo. 








La falacia intencional es un término literario que afirma que el significado previsto por el autor de una obra literaria no es el único ni el más importante significado de dicha obra.
El término fue utilizado por primera vez por W.K. Wimsatt y Monroe Beardsley en su ensayo La falacia intencional. La noción de la intención del autor ha llegado a ser el eje de la crítica literaria moderna, y la explicación de la falacia intencional es una parte importante de lo que se conoce como la Nueva crítica o New Criticism. Por ello este término significa "un error o falacia en la intención" y no “cometer una falacia a propósito". Esta opinión es similar a la que hizo famosa Roland Barthes en su ensayo La muerte del autor.
Al escribir, un autor debe recurrir a su comprensión de la lengua en la que escribe y sus experiencias personales sobre la realidad para crear una obra. Incluso la fantasía escapista debe apelar a la comprensión compartida con el lector para que sea del todo inteligible. Un lector también debe apelar a su comprensión de la lengua y sus experiencias personales para decodificar el significado de una obra.
Un trabajo literario puede ser visto como un intento de un autor de comunicarse con un lector a través de una lengua compartida y experiencias compartidas con dicho lector. Sin un bagaje común, la comunicación es trabajosa o imposible.
Sin embargo, habrá siempre algunas diferencias entre el autor y el lector. El autor y el lector habrán tenido inevitablemente experiencias personales diferentes, y por lo tanto tener diferentes creencias y opiniones sobre lo que significan los diferentes aspectos de la realidad, y sus importancias relativas. Debido a estas diferencias, el significado que percibe un lector sólo puede aproximarse al significado previsto por el autor, y sólo puede aproximarse al significado percibido por otros lectores.
Un factor que complica aún más la comunicación es que el autor y el lector pueden ser inconscientes de las particularidades en su comprensión de la realidad, y estas particularidades pueden colorear ya sea la obra tal como está escrita o bien el significado percibido por el lector de modo inconsciente.
Por ejemplo, una obra escrita durante la época inmediatamente posterior a la Segunda Guerra Mundial puede exhibir opiniones aceptadas para la época, tales como prejuicios referentes a alemanes o a japoneses. Un lector moderno podría discrepar con estos prejuicios, y encontrar un nuevo significado al repasar cómo estos prejuicios colorean la obra. Esto se pone claramente de manifiesto cuando se consideran obras escritas centenares de años antes, o en una cultura radicalmente diferente: ¿cómo puede uno saber lo que en verdad quiso decir un escritor medieval en un poema? Si la literatura medieval todavía tiene valor hoy, esto se debe en parte a cómo entendemos que produce algún significado, no en virtud de lo que quiso decir el autor.
Los críticos literarios modernos argumentan que este nuevo significado no es simplemente una curiosa peculiaridad, sino una interpretación igualmente legítima de la obra.

 Qué es la teoría de la falacia intencional
La gigantesca figura de ese gran músico Ricardo Wagner, que mantenemos en nuestros recuerdos -muy bien dibujada por sus biógrafos, críticos de música, ensayistas e historiadores- lo presenta como un ser humano de aquellos, que en lenguaje coloquial se les suele definir como una muy mala persona. En efecto, se cuenta que era un hombre excepcionalmente desagradable: arrogante hasta extremos inconcebibles, carente de escrúpulos cuando se trataba de sacar provecho de los demás, desleal hasta con sus amigos más íntimos y aún sus favorecedores, obsesivo cuando se trataba de imponer sus tesis por disparatadas que fueran. Por otra parte, sus ideas, creencias y su mundo personal, eran tan repulsivos como su conducta: racista, intolerante, antisemita extremó, clamó por hacer una limpieza racial en Alemania al través de la expulsión de todos los judíos. Se decía que la lista de sus vicios era tan solo comparable con el catálogo de sus debilidades. No obstante, en todo el mundo, millones de personas aman la música de Ricardo Wagner, admiran su talento y se sienten fascinados con sus óperas, hasta llegar a considerarlo como el músico más grande que ha producido el género humano o si no, los invito a observar las decenas de miles de peregrinos que cada año, aún en nuestros días, visitan su gran teatro a modo de santuario en Bayreuth y escuchan con lágrimas en los ojos su música cautivante. Pareciera que su música encierra un mensaje eterno, dirigido a todos aquellos que aman la forma de concebir la ópera como un drama total, dirigido a fines ulteriores: La exaltación de la grandeza germana.
Ahora bien, el asunto que nos proponemos a plantear puede en apretada síntesis exponerse en una pregunta ¿Para la comprensión o apreciación de la música de Wagner (o de cualquier otro autor), tiene alguna relevancia el conocimiento de estos factores externos o extrínsecos a su música? Dicho en otras palabras, según una teoría muy en boga en nuestros días, la interpretación, análisis, comprensión y evaluación de una obra musical, debería ceñirse tan solo a sus “cualidades objetivas” dejando de lado toda consideración externa a la obra, como datos biográficos, formación, creencias religiosas, ideas políticas, psicología de su autor y conducta social. Pues bien, a esta teoría que considera que es un error juzgar el valor de una obra artística, tomando en cuenta estos “aspectos externos” a la obra, se le llama “La falacia intencional”.
Esta teoría ha tenido gran importancia en la historia de la música, porque mediante su aplicación se ha tratado de juzgar la obra de grandes músicos, a través de su comportamiento, entre otras cosas, citaremos a un ejemplo universal y a dos músicos venezolanos: en primer lugar a Modesto Mussorgsky, quien era conceptuado como un alcohólico, bueno para nada, a no ser tragar grandes cantidades de vodka. Sí, era un borracho, como ningún otro, pero más allá de esta cualidad, fue un ser humano excepcional. Mussorgsky extrajo de la vida rusa la fuerza de su música, el ritmo poderoso y la magia de su melodía. Él quiso transmitir la pureza de los niños y de los campesinos rusos, las convicciones más repugnantes del alma de los zares y el profundo sentido religioso de un pueblo que sufría la miseria y la explotación. Pocos compositores han logrado, como Mussorgsky, expresar a través del lenguaje musical los sentimientos humanos: el remordimiento de quien cometió un crimen, la sensación de condena que experimenta el execrado, la tristeza de quien llega a los estratos más bajos de la condición humana. Mussorgsky es en la música rusa lo que Dostoievski es en la literatura. Por estas razones viene considerado, por algunos estudiosos, como el mayor genio musical que Rusia produjo.
En el caso de Venezuela existen muchísimos músicos oportunistas, a más no poder en estos últimos quince años, que no han vacilado en ofrendar su alma al diablo, con tal de obtener inmensas fortunas personales; el uno, bajo la fachada del sostenimiento de proyectos megalómanos, sin futuro ni sustentación real en el tiempo, porque no son económicamente viables, se trata de inmensas maquinarias de fabricar guisos; el otro, un ambicioso conductor de orquestas, que se suele presentar como un cínico “que vive en el mejor de los mundos posibles” a la manera del filósofo Pangloss (personaje de la nóvela “Cándido” de Voltaire) quien hizo famosa la frase: “estamos viviendo en el mejor de los mundos posibles y debemos disfrutarlo” en consecuencia, para el no existe la pobreza, la miseria y el llanto de los niños abandonados en los ranchos de lo que alguna vez fue su país. El desearía que en su caso se aplicara la teoría de “la falacia intencional” El público debe ir a sus conciertos a aplaudirle y halagarlo, no importa su indiferencia ante los problemas de su país y mucho menos su cinismo. Él se siente más allá del bien y del mal.
2.- Origen y otras consideraciones en torno a la teoría de la falacia intencional
Aunque esta idea ha resultado conveniente y cómoda para la crítica de teatro, artes plásticas, cine, música y todo género de obras artísticas, su origen estuvo inicialmente en la crítica literaria. El término fue usado por primera vez en 1946, en los Estados Unidos de América, por William Winsat y Monroe Beardsley, quienes centraron su preocupación en que los poemas fueran considerados autosuficientes y autónomos: el significado de sus palabras debería determinarse sobre la base del entendimiento real de las palabras. Sin consideraciones externas o exógenas a la vida de sus autores, mucho menos a cualquier comportamiento político o social de los mimos.
La atención a la falacia intencional no es solamente un asunto teórico o académico, es la maquinaria política que se ha usado en Venezuela, para defraudar al estado venezolano de una inmensa fortuna, utilizada en proyectos megalómanos y de provecho personal, que más bien hubiera podido emplearse en una mejor distribución equitativa de la riqueza en favor de miles de venezolanos, para conservar su libertad e independencia, en la dirección de conservatorios, escuelas de música, orquestas sinfónicas autónomas y programas culturales diversos. Sin colocar los recursos del Estado en manos de un “Deus ex machina” que maneja todo según su conveniencia personal y “buen saber”
Para finalizar, siempre que me ha tocado escribir sobre estos temas, los lectores me hacen sugerencias: ¿Por qué no le pregunta a los miles de músicos que se benefician del “sistema” sobre sus bondades y cómo han alcanzado una profesión lucrativa y exitosa? Trate de conocer la opinión de ellos antes de escribir. Por supuesto que he hecho este tipo de trabajo de investigación. Pero, permítaseme hacer otra pregunta: Cuando se lee un libro sobre la esclavitud y la trata de negros en América, cuál es la opinión de los lectores, según se trate de que el autor sea de origen africano o por el contrario de descendencia europea. El asunto es complejo, sobre todo porque en el mismo intervienen autores de solvencia incuestionable, como Susan Sontag, quien expresa: “No es necesario conocer las intenciones personales del artista. La obra nos la cuenta”.

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