La brillantina o escarcha es una variedad muy pequeña (cerca de 1 mm²) de pedazos de plásticoscopolímerizados, hojas de aluminio, dióxido de titânio, óxidos de hierro, oxicloreto de bismuto u otros materiales pintados con el metál, colores de neon y colores iridiscentes para reflejar la luz en un espectro de espumantes.1 2
es normalmente vendido y almacenado en pequeños tubos semejante a los saleros, que tienen aperturas que controlan el flujo de la misma, conteniendo uno o varios colores. Es permanentemente aplicado con pegamento fuerte, o temporalmente aplicado con otros materiales pegajosos, como maquillajes. No debe ser confundido con el Confeti, que contiene pedazos mayores, y tampoco debe ser confundido con las Lentejuelas, que son mayores.
La Escarcha es usada en proyectos de artesanía, especialmente para los niños, a causa de los efectos brillantes que puede ser conseguido con facilidad. La Escarcha es usado como elemento de decorativo, y puede ser añadido a las gomas y plásticos. También es frecuentemente usado en productos cosméticos, como el gloss y las sombras. Estos cosméticos brillantes son populares entre los jóvenes, pero también son usados por los adultos. La Escarcha fue inventada por Henry Ruschmann.3
La palabra "Escarcha" es usada frecuentemente para referirse sistemáticamente al glamour, pero superficial. A partir de este significado viene el término "glitterati" para referirse a las estrellas de pop. Hoy día los Patrimonios del Samba adoptaron la Escarcha como su marca registrada. La palabra es derivada de "glitter" y "literati".
Esmeralda o verde esmeralda es un color verde azulado, semitransparente, de saturación fuerte y de textura visual vítrea brillante. Se basa en la estructura y el color de la variedad de berilo llamado esmeralda, gema compuesta por berilio, silicato de alúminay óxido de cromo.- .................................................:https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Especial:Libro&bookcmd=download&collection_id=3d4eac2c62b157a94903c9f5ee6604176ced4bdf&writer=rdf2latex&return_to=Verde+esmeralda
Un espejo de Claude (o espejo negro) es un pequeño espejo ligeramente cóncavoque tiene su superficie tintada. Estos espejos, guardados en pequeñas cajas o en pequeños estuches plegados, eran usados por artistas, pintores de paisajes, viajeros y aficionados al paisajismo. Su curvatura producía el efecto de abstraer la porción del paisaje que interesaba ver de todo lo que le rodeaba, reduciendo la escala de la vista, y el tinte (que generalmente era sepia o marrón) simplificaba el color y el rango tonal de la escena para darle una cualidad más pictórica.1
Estos instrumentos fueron muy usados por los pintores paisajistas ingleses de finales del s. XVIII y principios del XIX como método a partir del cual realizar bocetos y apuntes de color de los paisajes que luego iban a pintar.2 Aquél que lo utilizaba adoptaba una postura muy característica pués tenía que volver la espalda al paisaje real para poder ver la imagen se veía reflejada en el espejo – como un si de una lente pre-fotográfica se tratara – que así adquiría una sutil gradación de los tonos de luz y de color. El padre Thomas West en A guide to the Lakes (1778) explica que “la persona que lo usa [el espejo] tiene siempre que dar la espalda al objeto que quiere ver. Debe sostenerlo por la parte superior de la caja … moviéndolo un podo a la derecha o a la izquierda (en la posición que permita ver la parte requerida) y haciéndose pantalla en al cara para el sol”.
El cristal de Claude recibe su nombre por Claude Lorrain, pintor francés del s. XVII, célebre sobre todo por sus paisajes y vistas escénicas clásicas, muy apreciado ya en su época y en el s. XVIII, considerado sinónimo de la estética de lo pintoresco (adjetivo este último entendido como ideal estético en pintura). No está documentado que él los usara. Pero se suponía que el cristal de Claudeayudaría a conseguir obras similares a las de Lorrain. El reverendo William Gilpin, clérigo, pintor aficionado y profesor del s. XVII que fue uno de los creadores del género estético de lo pintoresco, abogaba por el uso de estos espejos diciendo que “da al objeto de la naturaleza un tinte suave y meloso similar al color del Maestro”.
Los turistas y artistas amateurs que utilizaban estos espejos pronto se convirtieron en blancos de la sátira de la época. Hugh Sykes Davis, observándolos dirigiendo su mirada hacia el espejo, en dirección opuesta a la vista real, comentaba: “Esto es muy típico de su actitud hacia la Naturaleza, de tal forma que esa posición y no otra debería ser la deseada”.
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