martes, 25 de agosto de 2015

Literatura - teoría literaria

Conceptos literarios

Redacción

Redactor es quien desarrolla un contenido escrito producto de un raciocinio, un escritor, un profesional de la escritura, que toma en cuenta todos los requisitos de la escritura y de la composición correcta. En contextos periodísticos, es una categoría profesional dentro de los medios de comunicación y de difusión. La palabra redacción proviene del latín redactio. Hace referencia a la acción y al efecto de redactar un tema.- ..........................................:https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Redacci%C3%B3n&printable=yes

¿Qué es la redacción?
Toda expresión que se valga de la palabra escrita, logra su propósito de comunicación mediante el arte de redactar. Redactar, que etimológicamente quiere decir “poner en orden”, consiste en expresar por escrito los pensamientos e ideas previamente ordenadas.
El propósito de la redacción es combinar palabras, frases, períodos, párrafos y textos, para, a través de ellos, verter ideas ya elaboradas, de manera que se produzcan en un todo armonioso, capaz de ser debidamente comprendido.
En otras palabras, la redacción podría definirse como una composición literaria en la que se desarrolla, de una manera completa, correcta y elegantes, un tema determinado, dentro de ciertos límites de amplitud.
La redacción es fundamental si deseamos consignar algo por escrito. Cualquier texto que queramos suministrar, cualquier impresión que deseemos transmitir a través de la palabra escrita, no son ni más ni menos que una redacción.
Su trascendencia es enorme, pues, si bien la palabra transmitida en forma oral, vuela y se desvanece, lo escrito, por el contrario, se perpetúa: puede leerse, releerse, meditarse, y, a través de ello, el lector puede formarse una idea completa de lo que piensa y quiere decir el escritor. Debido a ello, es muy importante que se tome en cuenta lo siguiente:
• Al inicio, antes de escribir, se debe pensar qué se va a escribir.
• Es necesario saber qué mensaje se desea comunicar.
• Debe preguntarse sobre a quién va destinado lo escrito.
• Utilizar el tono y el lenguaje apropiados en la escritura.
La forma y el fondo.
Todo tipo de redacción, como cualquier manifestación literaria o artística, debe poseer dos elementos básicos, que son la forma y el fondo, ya que de nada sirve tener ideas originales y acertadas, si no se pueden expresar con la debida corrección. Tampoco reporta utilidad tener un amplio dominio del idioma si no se tiene nada que decir.
La forma .
La forma, el cómo decirlo, es el modo particular que se posee de expresar una idea, lo que llamamos técnicamente redactar.
Resulta un poco difícil instituir normas rígidas y concretas sobre la manera de redactar, ya que la expresión de nuestros pensamientos, sentimientos, emociones, vivencias y conceptos está sujeta a fenómenos tanto artísticos como científicos. En el primer caso, la expresión de nuestros pensamientos está atada al entorno y variaciones del momento, del lugar, la moda, etc. En el segundo, está cambiando a cada instante por los procesos de la fonética, la lingüística y la gramática, debido a que el idioma evoluciona día a día.
Por otra parte, la forma o el modo de expresarse es algo personal que está íntimamente ligado a factores tan distintos, como son la educación, el temperamento, el medio ambiente, etc., que no se puede hablar en un estilo único y perfecto. Cada persona tiene su manera, y crea su propio estilo de redacción; así puede deducirse que hay tantos estilos como personas.
Establecer una forma de redactar equivale a formarse un estilo. Para ello es necesaria además de una cierta predisposición natural, una labor asidua y un gran sentido de superación; y por eso comporta, a un tiempo, estudiar actitudes, pulir la sensibilidad, perfeccionar los gustos, desarrollar las dotes de observación, orientar los sentimientos, elevar el espíritu hacia nobles ideales; en pocas palabras, definir una forma de redactar es equivalente a definir la personalidad.
El fondo .
Toda redacción debe versar, claramente, sobre algún tema propuesto de antemano. Entonces, las ideas sugieren dicho asunto y que han de servir para su desarrollo, constituyen el fondo de la redacción. En otros términos, el fondo equivale a qué decir.
Algunas causas que colaboran a una mala redacción, y que deben evitarse, son las siguientes:
• Comprender mal el tema.
• Enfocarlo desde un ángulo indebido.
• Tratarlo en forma parcial.
• Dar mayor importancia a los aspectos secundarios que a lo principal.
• Desarrollar un tema de manera muy superficial.
• Decir banalidades.
Normas generales para la redacción.
Toda redacción, no importa el tema o extensión, debe ser un todo armónico; con una lógica comprensible; con un orden, pulcritud y sentido, para ello es necesario tener en cuenta las pautas siguientes:
Pensar bien el tema propuesto .
Si ni se maneja o no se conoce a fondo la temática que desea tratar, es importante referirse a ella cabalmente. Se aconseja documentarse sobre el tema propuesto, para de ese modo adueñarse de su contenido.
Trazar un plan o guión .
Un plan bien organizado es la base de una buena ejecución. Nos evita contrasentidos, repetición de ideas, falta de lógica, incoherencias, etc. Un plan previo nos permite tratar cada cosa a su debido momento; ayuda a situar los hechos, trabar la acción y llegar al desenlace de un modo natural y armónico. Este esquema de trabajo evita tener que retocar, añadir, acortar o trasladar frases o conceptos, que no estarían en su lugar si antes no lo hubiéramos ordenado.
Escriba con sencillez y naturalidad .
Evite ampulosidad o grandilocuencia; generalmente son impropias en una redacción simple y sencilla. Valery daba este consejo: “Entre dos palabras debe escogerse la menor”. O sea, la menos ambiciosa, la menos estridente, la más modesta. Aunque escriba sobre un tema complejo, refiérase a él de un modo sencillo; tenga en cuenta que su finalidad es comunicar su pensamiento y no hacer gala de erudición.
Escriba con claridad .
La claridad es fundamental en un texto escrito. Toda frase mal construida es, inevitablemente, oscura e incomprensible. La claridad de ésta reside fundamentalmente en la gramática. Por eso, tenga en cuenta las concordancias, la correlación de tiempo, el empelo adecuado de las proposiciones, etc. No escriba párrafos muy largos; éstos, si no están bien escritos, dan la impresión de pesadez y de escasa agilidad. Su construcción requiere cierta destreza. Emplee párrafos cortos, puntos y aparta, frases breves.
Utilice las palabras con precisión .
Debe evitar el uso de barbarismos o vulgarismos de mal gusto, que son sinónimos de pobreza de vocabulario. No utilice voces o palabras de significación muy amplia y ambigua (como la palabra “cosa”), que por su misma amplitud no apunta a nada específico. Prefiera siempre la palabra concreta, que designe objetos y seres, a la palabra abstracta. Si, para los efectos de redacción, se ve en la necesidad de recurrir al uso de sinónimos, procure escoger el más adecuado.
Use correctamente los signos de puntuación .
Los puntos, las comas, los signos de interrogación o de admiración, deben estar bien colocados; caso contrario, modifican radicalmente el sentido de la frase, y dificultan la comprensión de la misma.
Realice primero un borrador .
Nadie, excepto una persona con mucho oficio, es capaz de hacer un escrito perfecto en el primer intento. Siempre existe alguna dificultad: puede que un giro quede mal construido, o que el adjetivo usado no sea el más adecuado, o que una idea secundaria haya quedado inconclusa, etc. Haga siempre un borrador y sométalo a un exhaustivo trabajo de pulimento. Revise cuidadosamente la forma y el contenido.
Profundice su lectura y conocimiento del idioma .
Lea mucho, sobre todo a grandes escritores; fíjese en su prosa, analice su modo de expresarse, su arte de componer la narración, una escena o un retrato, la construcción del diálogo; ellos son y serán siempre el mejor procedimiento para aprender a redactar. También debe existir un progresivo conocimiento del idioma y un mayor dominio del vocabulario.





Tópico literario es una frase breve que en la tradición retórica y literaria une contenidossemánticos fijos con expresiones formales recurrentes y se repite, con leves variaciones, a lo largo de la historia de la literatura. Su conjunto o corpus es una serie de constantes temáticas, tópicos o motivos comunes ya prefijados (debido a su uso reiterado) que utilizan, como recurso, los escritores y poetas, conscientes de estar usando fórmulas o clichés fijos y admitidos enesquemas formales o conceptuales.1 En el caso de la civilización occidental, provienen, en su mayoría, de la cultura clásica grecolatina o de la tradición bíblica. Muchos se han mantenido desde la antigüedad hasta la actualidad.- ........................:https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=T%C3%B3pico_literario&printable=yes

Los tópicos literarios
Los tópicos literarios son ciertos temas o formas de ver un tema que se han fijado y mantenido a lo largo de la tradición literaria y que van apareciendo y reapareciendo a través de la historia con diferentes matices. El tópico del Tempus Fugit (“el tiempo se escapa”) tiene un valor en la época medieval: el tiempo se va, viene la muerte y el encuentro con Dios. En el Renacimiento, el mismo tópico aparece como justificación a aprovechar el momento (tópico del “carpe diem”). Durante el Barroco, el Tempus Fugit es la condena fatalista del pesimismo de la época.
Si pensamos en todos los enunciados que puedan haber llegado a convertirse en “lugares comunes”, la lista de tópicos podría ser interminable. Sin embargo, para rendir la PSU solamente necesitas conocer algunos de ellos, que son los que se han mantenido establemente desde la retórica de la Antigüedad clásica hasta nuestros días. Si bien te daremos los nombres de algunos tópicos en latín, en la prueba se señalará su equivalente en español. Por ejemplo, si la pregunta se refiere al tópico delcarpe diem, se hablará de él como “aprovecha el día” o “vive el presente”. Lo interesante será que entiendas a qué se refiere cada tópico, comprendiéndolo y reconociéndolo dentro de un texto.
Algunos de los tópicos que se abordan en la PSU son los siguientes:
• Carpe diem: o “aprovecha el día”. La idea central de este tópico se refiere a la necesidad de vivir el presente y disfrutarlo al máximo, antes de que sea demasiado tarde. El carpe diem se retoma, por ejemplo, en muchos comerciales con eslóganes como “vive al límite”, “disfruta cada instante”, “no pierdas un buen momento por un dolor de cabeza”, etc., pues incitan al receptor a la vivencia intensa del instante presente. Así, por ejemplo, se lee el poema de Góngora:
Mientras por competir con tu cabello
Oro bruñido al sol relumbra en vano,
Mientras con menosprecio en medio el llano
Mira tu blanca frente al lilio bello;
Mientras a cada labio, por cogello,
Siguen más ojos que al clavel temprano,
Y mientras triunfa con desdén lozano
Del luciente cristal tu gentil cuello,
Goza cuello, cabello, labio y frente,
Antes que lo que fue en tu edad dorada
Oro, lilio, clavel, cristal luciente,
No sólo en plata o vïola troncada
Se vuelva, más tú y ello juntamente
En tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.
Si quieres comprender mejor esta idea, te recomendamos la película La Sociedad de los Poetas Muertos, en la que se aborda ampliamente este tópico.
• Ubi sunt: o “¿Dónde están?”. Es la pregunta existencial sobre aquellos seres que formaban parte de la vida de un sujeto y que, por algún motivo, ya no están. Fundamentalmente, se refiere a aquellas cosas del pasado esplendoroso que, por el paso del tiempo, ya no están. Podría ser, también, la pregunta por aquellas personas queridas que han muerto y ya no están a nuestro lado. Puede ser, por otra parte, una interrogación por un tiempo pasado o un estado de cosas que se ha perdido. Así se lee enCoplas a la muerte de su padre de Jorge Manrique:
"¿Qué se hicieron las damas,
sus tocados, sus vestidos,
sus olores?
¿Qué se hicieron las llamas
de los fuegos encendidos
de amadores?”
• Locus amoenus: o “Lugar ameno”. Este tópico presenta una visión idealizada del entorno natural, como un lugar en el que se anhela estar y que es muy frecuente en las églogas del Renacimiento. Este ligar es presentado como un lugar propicio para la reflexión y el encuentro, fundamentalmente, con Dios, aunque en épocas más antropocéntricas se refiere al lugar más anhelado por el hombre. Las características de este tópico señalan un lugar en que hay árboles con sombra, arroyuelos, hierba fresca y pajarillos cantando. Así se lee, por ejemplo, en la “Égloga I” de Garcilaso de la Vega:
Corrientes aguas, puras, cristalinas,
árboles que os estáis mirando en ellas,
verde prado, de fresca sombra lleno.
(Garcilaso: Obras. Madrid, Espasa-Calpe, 1948. p. 16)
• Edad de Oro: se trata del recuerdo de un tiempo pasado y de la añoranza de una forma de vida que se considera mejor, en comparación con el presente. Habitualmente este tema se asocia a una visión utópica del mundo, en tanto se aspira a un mundo mejor que el que se vive. Así se lee en Utopía de Tomás Moro:
Me alegra que la forma de Estado que para toda la humanidad yo deseo la hayan encontrado los utópicos. Merced al sistema de vida que adoptaron han constituido no solamente la más feliz de las Repúblicas, sino también la más duradera (…). Extirparon de raíz, junto con los demás vicios, todos los gérmenes de ambición y todas las rivalidades, evitando de esta manera el peligro de discordias civiles que causaron la ruina de tantas ciudades. Asegurada la concordia interior, la solidez de sus instituciones, evita que la envidia de los príncipes vecinos turbe y conmueva su Imperio.
(Tomás Moro: Utopía. Madrid, Alianza, 1994)
• Memento mori o “recuerdo de la muerte”. Es un tópico asociado a la inquietud humana respecto de la muerte y su cercanía constante. Al recordar que todos somos mortales, se asume la poca importancia de los asuntos terrenales y la igualdad de todos los seres humanos en la muerte. Un ejemplo de ello se observa en el siguiente fragmento de El extranjero (Albert Camus):
Me parecía tener las manos vacías. Pero estaba seguro de mí, seguro de todo, más seguro que él, seguro de mi vida y de esta muerte que iba a llegar. Sí, no tenía más que esto. Pero, por lo menos poseía esta verdad, tanto como ella me poseía a mí.
(Albert Camus: El extranjero. Madrid, Alianza, 1983)
• De las armas y las letras: tópico del Renacimiento que exhibe la lucha interna del ser humano entre su pensamiento (las letras) y su capacidad de acción (las armas). Es posible hallar este tópico, por ejemplo, en el soliloquio de Hamlet, en el cual el personaje reflexiona sobre el conflicto entre mantenerse pasivo frente a una situación que lo afecta o iniciar acciones que solucionen su problema. Así se observa en el siguiente fragmento de la obra de Shakespeare:
Así la conciencia hace de todos nosotros unos cobardes; y así los primitivos matices de la resolución desmayan bajo los pálidos toques del pensamiento, y las empresas, de mayores alientos e importancia, por esta consideración, tuercen su curso y dejan de tener nombre de acción.
(William Shakespeare: Hamlet, príncipe de Dinamarca. Madrid, Aguilar, 1951. p. 1363)
Sin duda que uno de los grandes ejemplos de la literatura universal que aborda este tópico es El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes. Ahora, a cuatrocientos años de su publicación, leamos algunos fragmentos de esta obra.
“… él se enfrascó tanto en su lectura [del Amadís de Gaula], que se pasaba las noches leyendo de claro en claro, y los días de turbio en turbio; y así, del poco dormir y del mucho leer se le secó el cerebro de manera que vino a perder el juicio […] y asentósele de tal modo en la imaginación que era verdad toda aquella máquina de aquellas soñadas invenciones que leía, que para él no había otra historia más cierta en el mundo […]
En efecto, rematado ya su juicio, vino a dar en el más extraño pensamiento que jamás dio loco en el mundo, y fue que le pareció convenible y necesario, así para el aumento de su honra como para el servicio de su república, hacerse caballero andante, e irse por todo el mundo con sus armas y caballo a buscar las aventuras y ejercitarse en todo aquello que él había leído que los caballeros andantes se ejercitaban, deshaciendo todo género de agravio, y poniéndose en ocasiones y peligros donde, acabándolos, cobrase eterno nombre y fama”.
(Miguel de Cervantes: Don Quijote de la Mancha I. Madrid, Cátedra, 1989. pp. 100 – 101)
• Corta las rosas, doncella o “Colligo virgo rosas”: este tópico se refiere a la necesidad de aprovechar la lozanía de la juventud mientras esta etapa de la vida dura, pues en la vejez ya no se disfrutará de la misma manera. Es un llamado a disfrutar de la belleza de la juventud, mientras se posea.
En la actualidad es con frecuencia utilizado este tópico para persuadir al público en comerciales de cremas antiarrugas, cremas para reafirmar la piel, con eslóganes que hablan de “impedir el paso del tiempo”.
A modo de ejemplo, te recomendamos leer el siguiente poema de Sor Juana Inés de la Cruz.
Soneto 95
ESCOGE ANTES EL MORIR QUE EXPONERTE A LOS ULTRAJES DE LA VEJEZ
Miró Celia una rosa que en el prado
ostentaba feliz la pompa vana
y con afeites de carmín y grana
bañaba alegre el rostro delicado;
y dijo: -Goza, sin temor del Hado,
el curso breve de tu edad lozana,
pues no podrá la muerte mañana
quitarte lo que hubieres hoy gozado;
y aunque llega la muerte presurosa
y tu fragante vida se te aleja,
no sientas el morir tan bella y moza:
mira que la experiencia te aconseja
que es fortuna morirte hermosa
y no ver el ultraje de ser vieja.
(Sor Juana Inés de la Cruz: Selección. Madrid, Editora Nacional, 1978. pp. 181 – 182)
Como te darás cuenta, hay una serie de palabras que tienen un significado ajeno a nuestra realidad, pues se trata de arcaísmos, es decir, elementos lingüísticos cuya forma o significado, o ambos a la vez, resultan anticuados en relación con un momento determinado (D.R.A.E.). Por ello, es necesario revisar un diccionario que te permita identificar aquellas palabras pertenecientes al contexto de producción de una obra para poder entender el sentido que adquieren ellas actualmente.

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