1) El pedúnculo anterior o frontal une al lóbulo frontal con los núcleos talámicos interno y anterior.
2) El pedúnculo superior o centroparietal conecta el área rolándica y las partes adyacentes de los lóbulos frontal y parietal con la hilera de núcleos talámicos ventrales.
3) El pedúnculo posterior u occipital conecta las circunvoluciones occipital y parietal posterior con las partes caudales del tálamo.
Las fibras que se originan en toda la extensión de la corteza, penetran en la sustancia blanca del hemisferio, donde aparecen como una masa de fibras radiadas, la corona radiada, que converge hacia el tronco del encéfalo. Al llegar a éste forman una faja compacta de fibras, la cápsula interna, flanqueada por el tálamo y el núcleo caudado hacia dentro y por el núcleo lenticular hacia fuera.
La cápsula interna está compuesta por un brazo anterior y otro posterior, que convergen en un ángulo obtuso conocido como rodilla. Una parte retrolenticular de la cápsula interna se extiende caudalmente durante un corto trecho por detrás del núcleo lenticular. En esta región caudal cierto número de fibras que pasan por debajo del núcleo lenticular para llegar al lóbulo temporal forman en conjunto la parte sublenticular.
El segmento anterior de la cápsula interna contiene la radiación o pedúnculo talámico anterior y el haz corticoprotuberancial prefrontal. La rodilla contiene fibras corticobulbares y corticorreticulares.
El segmento posterior de la cápsula interna contiene fibras corticoespinales, fibras frontopontinas, la radiación talámica superior y un número relativamente más pequeño de fibras corticotectales, corticorrúbricas y corticorreticulares.
La porción retrolenticular del segmento posterior contiene las radiaciones talámicas posteriores, incluso las radiaciones ópticas, fibras corticoprotuberanciales parietales y occipitales, y fibras de la corteza occipital que van hacia los tubérculos cuadrigéminos superiores y la regida pretectal. La porción sublenticular contiene el pedúnculo talámico inferior, las radiaciones auditivas y fibras cortico-protuberanciales procedentes de las áreas temporal y parietooccipital.
Vías Ópticas
Retina.
Los conos y bastoncillos son receptores visuales que reaccionan específicamente a la luz. Cerca del polo posterior del ojo la presenta una pequeña área circular y amarillenta, la mácula lútea. La mácula lútea representa el área retiniana para la visión central. El resto de la retina se vincula con la visión paracentral y periférica.
Nervios ópticos (tractos ópticos).
Dentro del quiasma óptico se produce un entrecruzamiento de las fibras nasales.
Cintilla óptica.
La cintilla óptica de cada lado se dirige hacia fuera y hacia atrás, rodeando parcialmente al hipotálamo y la parte rostral del pie de los pedúnculos cerebrales.
El área pretectal está vinculada con el reflejo pupilar a la luz, y los tubérculos cuadrigéminos superiores con los movimientos reflejos de la cabeza y de los ojos y el seguimiento de los estímulos visuales
Haz geniculocalcarino.
Este haz se origina en el cuerpo geniculado externo, pasa a través de la parte retrolenticular de la cápsula interna y forma las radiaciones ópticas. Estas fibras terminan en ambos lados de la cisura calcarina, en la corteza estriada.
Consideraciones funcionales acerca del tálamo
Todos los impulsos sensoriales, con la única excepción de los olfatorios, terminan en las masas grises del tálamo y se proyectan hacia áreas específicas de la corteza.
Es evidente que el tálamo constituye el principal mecanismo integrador sensorial del neuroeje. Este desempeña un papel predominante en el mantenimiento y la regulación del estado de conciencia, alerta y atención, a través de amplias influencias funcionales sobre la actividad de la corteza cerebral, también sirve como centro de integración para funciones motoras debido a sus aferencias desde el cerebelo y cuerpo estriado.
Está relacionado con la selección de las aferencias, la modulación de las eferencias, la sincronización y desincronización de la actividad cortical, el procesamiento paralelo de la información y el almacenamiento y la modificación de las señales.
Núcleos sensoriales específicos de relevo.
Incluyen los cuerpos geniculados interno y externo y las dos divisiones del núcleo ventral posterior
Los impulsos relativamente simples de los receptores periféricos no pasan a través del tálamo sin modificarse. Muchos de estos impulsos se sintetizan y se integran a nivel talámico antes de proyectados a las áreas corticales específicas.
Se ha establecido que la sensación tiene dos aspectos: el discriminativo y el afectivo. En la discriminación, los estímulos son comparados respecto a su intensidad, lugar y posición relativa en el espacio y en el tiempo, e integrados en percepciones de forma, tamaño y textura; los movimientos son juzgados en cuanto a la extensión, dirección y secuencia.
El aspecto "afectivo" de la sensación está representado por el dolor, el agrado y el desagrado. El dolor es una sensación subjetiva a menudo difícil de describir y casi imposible de medir. La temperatura y muchas otras sensaciones táctiles poseen también un pronunciado tono afectivo.
Núcleos corticales de relevo.
Reciben impulsos de las estructuras subcorticales específicas y se proyectan a regiones corticales bien definidas.
Núcleos de asociación.
No reciben fibras directas de los sistemas ascendentes, pero tienen abundantes conexiones con otros núcleos diencefálicos. Se proyectan en gran parte a las áreas de asociación de la corteza cerebral.
El pulvinar está vinculado con la integración de la sensibilidad somática y de los sentidos especiales, sobre todo de la visión y la audición.
Núcleos intralaminares y de la línea media.
Las proyecciones aferentes que se dirigen hacia porciones de los núcleos intralaminares derivan de la médula espinal, la formación reticular, el cerebelo y derivados del prosencéfalo (es decir, el globo pálido y extensas zonas corticales).
El tálamo está sujeto a la influencia de dos grandes corrientes de fibras aferentes: la periférica y la cortical. La primera trasporta impulsos sensoriales desde todas las partes del organismo referidos a cambios en el medio externo e interno del individuo. Las conexiones corticales vinculan el tálamo al mecanismo asociativo de memoria del palio, al que ponen bajo control cortical. El tálamo tiene conexiones eferentes subcorticales con el hipotálamo y el cuerpo estriado, a través de los cuales el tálamo puede influir sobre los efectores viscerales y somáticos.
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