fatuo, impertinente, necio
El epíteto fatuo depende más del interior del hombre que de las maneras exteriores, a las que se acercan más inmediatamente los dos siguientes, impertinente y necio.
El fatuo habla mucho y con cierto tono que le es peculiar, no sabe nada y se le figura que lo sabe todo, se escucha a sí mismo y se admira. La vanidad y el desaire son su norte.
El impertinente habla también mucho como el fatuo, sus dichos son despropósitos, sin consideración y sin miramiento, confunde la honestidad con el libertinaje, con una familiaridad extremada, habla y obra con una desvergüenza insolente: es un fatuo mas arrojado.
Inútiles son todas las lecciones que se pueden dar a un necio, porque la naturaleza le ha rehusado el don de aprovecharlas. El necio carece de lo que es necesario para ser un fatuo.
El necio es siempre ridículo, y por consiguiente merece el desprecio. El fatuo cansa y disgusta. El impertinenteofende, irrita y desespera. Al fatuo le convence el tiempo de su extravagancia y su vanagloria.
favorable, propicio
Lo que tiene cierta tendencia hacia nuestro bien, lo que está bien dispuesto para nosotros, lo que nos secunda o nos sirve, no es favorable.
Lo que es superior a nosotros, o está cercano al lugar que ocupamos, para protegernos o asistirnos; lo que viene directamente a nuestro socorro, lo que determina el éxito o nos aparta de una empresa; lo que tiene esta potencia para inducirnos o separarnos, nos es propicio.
Una influencia más importante, más grande, más poderosa, más inmediata, más eficaz, distingue lo que es propicio de lo que es favorable.
Un cliente suplica a su abogado que le sea favorable; un pecador suplica a Dios que le sea propicio. Catón es favorable a Pompeyo; los dioses son propicios a César.
La ocasión nos es favorable y el destino propicio. Decimos indiferentemente un tiempo, una ocasión, una estación favorable o propicia: la estación favorable es un momento propio para la cosa, pero la estación propicia es el momento propio de la cosa.
favorecer, proteger, socorrer, apoyar, ayudar
Favorecer es disminuir en un tanto los obstáculos que se oponen al buen éxito de una empresa, que pretende llevar a cabo otro.
Proteger es dar voluntariamente una persona a otra, a quien ha puesto bajo su tutela, todos los alimentos, vestidos, libros..., en fin, todo lo necesario para la vida.
Socorrer es servir de algo a alguno cuando está en peligro, tal como en un precipicio, etc.
Apoyar puede temarse en dos sentidos, bien por su relación a objetos intelectuales, o bien por su relación con objetos exclusivamente materiales. En el primer caso es afirmar la proposición de uno con las razones de otro y con argumentos. En el segundo caso es servir, por ejemplo, con sus brazos para sustentar a una persona anciana.
Ayudar es juntar los esfuerzos de una persona a los de otra para ejecutar alguna cosa. Por ejemplo, si las fuerzas de alguien no son suficientes para trasportar una piedra de un lugar a otro, el que une sus fuerzas a esa persona para el transporte, la ayuda.
Se protege a alguno en sus necesidades: se le socorre en la desgracia y en los peligros, y se le favorece en sus actividades.
Se la ayuda también a alguna persona a satisfacer algunos gastos, dándola al efecto otro tanto de lo que ella paga. Asimismo se apoya a uno su modo de pensar.
Faz, rostro, cara
La sinonimia de estas tres palabras consiste, como todas, en la idea que se refiere; sus diferencias son las siguientes: faz expresa la idea de la totalidad de un objeto. Rostro la de facciones que están en armonía con la opinión que de ellas nos hemos formado. Cara expresa la idea individual de un determinado objeto. Por ejemplo: la faz de Nerón no representa solamente ni su rostro ni su cara, sino todo él como era desde los pies á la cabeza. El rostro de Nerón representa sus facciones humanas en la parte común y general que tenía como todos los nombres: v. g. ojos, narices, boca, orejas, etc. La cara de Nerón expresa la diferencia que le distinguía de las demas de los hombres.
fecundar, fertilizar
Estas dos palabras tienen relación con la facultad de producir en gran cantidad, en abundancia. Pero fecundo se dice de las cosas en las que la naturaleza ha puesto el germen o el origen de las producciones, y crecen por sí mismas; y fértil se dice de las cosas cuyas producciones son, en gran parte, el efecto del trabajo del hombre.
Un manantial de agua es fecundo, pero no es fértil porque lo que produce es hijo de la naturaleza que lo ha colocado allí, y porque mana continuamente sin depender del trabajo y de la industria de los hombres.
Los granos, y toda clase de simientes son fecundos porque contienen en ellos el germen de las cosas que después han de producir; no son fértiles, porque producen sin necesidad del trabajo y de la industria humana. Las familias de los animales, de cualquiera especie que sean, son fecundas y no son fértiles, porque producen por sí mismas, según las leyes de la naturaleza, las cosas cuyo origen han recibido de esta naturaleza.
Se llama fértil una tierra que por nuestro trabajo y nuestra industria produce cosas en abundancia y en provecho nuestro. Un país es fértil en trigo, en vino, en olivares; sin el trabajo del hombre no produciría todas estas cosas tan útiles para nosotros. Estas producciones resultan de la dirección que la industria y el trabajo han dado a la fecundidad de sus tierras.
festín, banquete, convite, comilona, orgía
La palabra festín explica la idea de una diversión formal en la que brillan el lujo, la magnificencia, y a la que concurren las personas mejor acomodadas y mas ilustradas de la sociedad, y de la cual la música, los dulces y los helados forman la parte principal.
Banquete es la reunión formal de muchas personas, con el objeto de comer suntuosamente en celebridad de algún acontecimiento feliz para uno o mas de los reunidos.
Convite es la reunión de pocas personas, a quienes unen estrechos lazos de amistad.
Comilona es la reunión informal y sin etiqueta con el objeto de satisfacer la gula con manjares abundantes, pero ordinarios.
Orgia es la reunión de muchos individuos pertenecientes a varios niveles sociales, en la que el desorden en comer, en beber y en bailar, y la licencia y el desenfreno son su único objeto.
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