jueves, 2 de agosto de 2018

SINÓNIMOS


célebre, famoso, ilustre

El hombre célebre parece tener bien sentada su opinión, en todas partes, por aquellos que pueden juzgar del mérito de lo que se celebra.
Los sabios y los literatos son célebres por sus obras. Dícese que es célebre un guerrero cuando se quiere denotar que la fama de sus hazañas militares se ha extendido por todas partes. A todo aquello que es digno de elogio por su perfección y utilidad, se puede aplicar el epíteto de célebre. Se dice una ciudad célebre, no materialmente por ella, sino por las personas de mérito que en ella nacieron, por los sucesos notables que allí pasaron, por los monumentos de las artes o por por sus raras producciones; y así como puerto célebre por su comodidad y abrigo y por ser muy frecuente.
Se llama ilustre a todo lo que es e consideramos luciente, luminoso, brillante, resplandeciente, y de aquí sujeto o persona ilustre al que es célebre, insigne y noble, pues que siempre las familias se han distinguido por el mayor o menor lustre de sus ascendientes, y aun se extiende esta palabra a denotar la elegancia y pureza del lenguaje y estilo.
Las hazañas hacen ilustre y esclarecido al héroe. Los beneficios que un soberano dispensa a sus subditos dando esplendor, gloria y riqueza a su nación, le hacen ilustre en la historia. Ilustre es un sabio, un filósofo, cuando ha hecho grandes beneficios al género humano con sus descubrimientos y sus obras.
La palabra ilustre solo puede aplicarse a las personas y jamas a las cosas, como la de célebre y famoso.
El adjetivo famoso formado de fama, se aplica como el de célebre a toda acción o suceso que ha adquirido gran nombradía, ya provenga esta de buena o de mala causa. Así es que un bombre famoso no es precisamente el que como el ilustre ha hecho cosas útiles y dignas de elogio, sino aquel de quien hablan mucho las gentes en buen o mal sentido. Famosos fueron Catilina, Tiberio, Nerón y otros por sus maldades; por lo mismo no pudieron ser ilustres, ni dignos de alabanza, sino, al contrario, de envilecimiento y vituperio
Así pues se dice un famoso ladrón, un famoso asesino, como en sentido contrario un autor, un predicador, un médico famoso.







celeridad, prontitud, velocidad, diligencia

Se refieren estas palabras al movimiento y a los medios de hacerlo mas acelerado, y en este sentido diremos que la celeridad corresponde al modo y la prontitud ni tiempo. Aquella indica un movimiento ligero y continuado; esta puede suponer solo una acción:
Corre con la mayor celeridad para traerme con toda la prontitud que puedas la noticia que estoy aguardando.
Se puso con prontitud en camino, y anduvo con celeridad para llegar a tiempo.
Con prontitud se escondió.
Con celeridad fue a buscar al enemigo.
Celeridad, pues, significa aquí correr mucho, y prontitud tardar poco.
La celeridad emplea el movimiento mas activo y eficaz y la velocidad el que se ejecuta en menos tiempo, con presteza y agilidad; la diligencia, los medios mas breves y eficaces para lograr el fin.
La prontitud no sufre dilación, la celeridad diminución, la velocidad atraso, ni la diligencia desaliento.
Debemos servir con prontitud, hacer un encargo con celeridad, correr con velocidad para socorrer al desgraciado, y trabajar con la mayor diligencia para perfeccionar nuestras buenas disposiciones.








censura, crítica

Estas dos palabras se distinguen en que el objeto de la crítica no es precisamente el de censurar, reprender y corregir las obras, sino el de examinarlas, juzgarlas, dar a conocer sus bellezas y advertir sus defectos, pero con fundamento y equidad; y la censura lleva en sí la reprensión, corrección y castigo de lo que aparece contrario a la ley, a la razón y a la verdad, y así se dice comunmente censuras eclesiásticas a las penas y castigos espirituales, que prescriben los cánones para cierta clase de delitos.
La crítica suele suponer la censura, pues no se puede juzgar de una obra sin advertir y notar las faltas y defectos mayores o menores, que no pueden menos de hallarse en ella; pero no siempre la censura supone la crítica, pues muchas gentes se atreven a censurar sin ser capaces de hacer la debida crítica.







centro, medio

Entiéndese en lenguaje común por centro el punto medio de una figura, sea cual se fuese, por el cual se puede dividir en dos partes iguales; así se dice el centro del mundo, de la tierra.
En sentido más o menos figurado se dice el centro de la dificultad, del peligro, del mal: está en el centro de los placeres, o al revés, en el de la falacia, del engaño.
Llamamos también centro a aquel punto donde se reúne ia fuerza, y también centro del poder.
Pero mirando en su sentido recto y riguroso a esta palabra, se aplica al punto que forma el centro de un círculo, de un globo, de una esfera, porque se halla equidistante de todos los puntos de la circunferencia.
El medio es aquello que contiene la mitad de una cosa, la parte que igualmente dista de los dos extremos de ella y se entiende de una dirección en longitud y latitud. El medio o la mitad de un árbol que tiene 10 metros de altura, es 5 metros; pero este no es centro, porque este punto no dista igualmente de las extremidades de un árbol considerado en todas sus dimensiones.
Todo centro es medio; pero no todo medio es centro.







 chico, pequeño

Lo opuesto a estas dos palabras es lo grande; pero aunque ambas parecen significar lo mismo, tienen alguna diferencia.
La palabra chico presenta una idea por lo general absoluta, y la de pequeño relativa; chico indica siempre un corto volumen o extensión sin relación con ningún otro cuerpo.
Lo pequeño hace relación a lo grande, que es lo opuesto. Por grande que sea un cuerpo, resultará pequeño cuando se le compare con otro mucho mayor, y entonces chico no podrá ser sinónimo de pequeño. La luna es pequeña comparada con la tierra; la tierra con el sol; todo el sistema solar con la inmensidad de las estrellas fijas. Nada hay pues grande o pequeño en sí: la idea es relativa, y por lo tanto en física solo se conoce la pequeñez respectiva o específica, y no la absoluta.
Llamamos figuradamente chico a un niño, o a un muchacho, porque lo es en sí, y cuando decimos «qué pequeño es con respecto a su corta edad, o a lo poco que ha crecido» se compara su estatura con la regular del hombre.
Podemos usar indistintamente de los adjetivos chico o pequeño, hablando de la corpulencia material de un hombre o de las partes que le constituyen; así tanto valdrá decir hombre pequeño como hombre chiconariz chica o pequeña.
Chico se aplica por lo común solo a las cosas físicas; pequeño a éstas y a las morales. No decimos una dificultad, un apego, un talento chico, sino pequeño; diremos chico pleito, más bien que pequeño pleito.
Pequeño se usa a menudo en sentido figurado, significando una cosa baja, humilde, abatida, contraponiéndola al poder, al orgullo y a la soberbia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario