Características
Los
microlitos geométricos son una de las principales características de la cultura capsiense, y que no aparecen durante la fase ibero-mauritana. El capsiense emplea los mismos procedimientos en la
talla y el
retoque, pero obtiene utillajes diferentes, reflejo de un modo de vida distinto.
Una diferencia notable entre ambas culturas es la práctica de la
avulsión de los
dientes, práctica que existe aún entre las mujeres de algunas poblaciones africanas, y que indicaría una probable pertenencia al mismo tronco del que descienden los
bereberes.
En los asentamientos de los capsienses se localizan aglomeraciones de
cenizas, piedras calcinadas, conchas de
caracoles, piezas de
sílextallado, y ornamentos de animales y personas.
Fases
El capsiense suele dividirse en tres fases: una inicial llamada Capsiense Típico, otra intermedia denominada Capsiense Superior o Evolucionado y una tercera final llamada Capsiense Neolítico.
Capsiense Típico
El utillaje capsiense es de gran volumen: predominan buriles de ángulos truncados, y
lascas y hojas de dorso rebajado, junto a los ya citados microlitos geométricos que hicieron pensar en su extensión a la Península Ibérica, donde también aparecieron. Hoy sabemos que estos microlitos no son exclusivos de los capsienses, ya que existen en otros puntos, y en todo caso parece más probable que la emigración fuera del Norte hacia África que al contrario. Las formas geométricas microlíticas se obtenían mediante el
golpe del microburil. Esta fase se superpuso finalmente a la cultura ibero-mauritana.
Capsiense Evolucionado
El capsiense evolucionado abandona el utillaje de gran tamaño, y sus utensilios son extremadamente variados: perforadores, puntas, buriles, etc. Los recortes de buril se transforman a veces (mediante retoques sobre yunque) en púas rectas, características de esta fase.
El capsiense evolucionado rebasó los límites del capsiense típico por el oeste, llegando hasta más allá de
Constantina y hasta las regiones de
Argel y
Orán, y por el Sáhara, llegando hasta
Tidikelt.
A orillas de los
lagos salados los capsienses recogieron caracoles, ingrediente básico de su alimentación, aunque probablemente a partir de la fase siguiente, el capsiense neolítico.
Capsiense Neolítico
Es la cultura capsiense la que introduce el arte en el
Magreb, con objetos muebles y
grabados rupestres, siendo muy notables las plaquitas grabadas y los fragmentos de huevos de
avestruz decorados, del periodo evolucionado, que alcanzan su apogeo en el periodo
Neolítico, en el oeste y la zona sahariana. La utilización de los huevos de avestruz como recipiente retardó la aparición de la
cerámica.
Básicamente los capsienses son receptores de influencias, de la
Península Ibérica tal vez pero más probablemente de
Egipto, donde los microlitos se usaban ya a finales del
Paleolítico.
Avanzado el Neolítico, importaron todos los
animales domésticos, y su economía de cazadores-recolectores se transformó en una economía
ganadera y pre-
agrícola, sin abandonar la caza, sobre todo en el oeste y en el Sáhara.
La cultura Gwisho es uno de los epígonos de la
Edad de Piedra Tardía de la cultura
Wiltoniense; se dio en
Zambia entre los años
2 800 a. C. y
1 700 a. C., en una zona cercana al
río Kafue asociada a una serie de
balnearios naturales y a una exuberante vegetación entre la que destacan las palmeras del tipo
corozo. De los
manantialestermales brota el agua a unos 60º-90º con una gran riqueza mineral (
sodio,
calcio,
cloro y diversos
sulfatos) que ha generado materiales detríticos muy beneficiosos para la conservación de los restos arqueológicos. El área era una gran llanura que se inundaba frecuentemente y que atraía una gran riqueza faunística y poseía una gran variedad de productos vegetales
La zona es un destino turístico habitual en los alrededores del Parque nacional de
Lonchibar que, junto al balneario y a la atracción del entorno natural incluía un
yacimiento de la
Edad de hierro. Por ello fue declarado monumento nacional de Zambia. Algunos visitantes repararon en los pequeños túmulos que rodeaban los manantiales hasta que los arqueólogos determinaron que se trataba de antiguas tumbas.
Historia del descubrimiento
Las excavaciones comenzaron en
1964 dirigidas por
Creighton Gabel. Apareció una treintena de inhumaciones con
esqueletos en posición contraída muy bien conservados y otros restos. Gabel fue sucedido por
Brian Fagan y
Francis van Noton. Los artefactos hallados por los arqueólogos son propios de pueblos
cazadores recolectoresque vivían en pequeños grupos, construían campamentos estacionales cuyas viviendas se reducían a una especie de cortavientos con unos lechos confeccionados en ramas y hierbas.
Características de los Gwisho
Los muertos eran enterrados en el mismo campamento, en tumbas poco profundas bajo pequeños
túmulos en los que han aparecido la mayor parte de los hallazgos, en un excepcional estado de conservación atribuido a las condiciones del sedimento y la temperatura y humedad fomentada por las cercanas fuentes termales. Los restos incluyen tanto huesos de los animales cazados, como restos de alimentos vegetales, frutos, arcos, flechas, herramientas de madera como palos de cavar, bandejas de corteza s de árbol e, incluso bolsas y vestidos de cuero.
Estos investigadores pudieron efectuar dataciones por medio de las técnicas del
carbono-14, con unos resultados entre 2 800 y 1 700 años adC, es decir, que las gentes de la
cultura Gwisho fueron coetáneas del
Imperio antiguo egipcio. Sin embargo, su desarrollo cultural es muy inferior, ya que se trata de los últimos cazadores-recolectores que aprovechaban la inmensa riqueza ecológica de la zona y que ha sido asignados al gran complejo cultural
Wiltoniense: vivían en grupos de 20 a 50 personas, conocían el
arco que usaban con largas
flechas a menundo envenenadas, habían domesticado al
perro, confeccionaban
cestos, vaciaban
calabazas para hacer recipientes, tenían molinos de piedra característicos del forrajeo intensivo y fabricaban canoas vaciando troncos de árbol…; en fin, su panoplia cultural era propia de la
Edad de piedra tardía (
Late Stone Age).
La
Cultura Ibero-Mauritana (o
iberomaurisiense) es una cultura del
Mesolítico del
Magreb1 que procede probablemente de la emigración de
cromañones desde la
Península Ibérica, de los cuales es un ejemplar típico el Hombre de
Mechta el -Arbi. Otros apuntan a que la cultura de
Halfan proveniente del Sáhara egipcio es más cercana a su origen.
Su existencia está acreditada desde el 10 120 a. C., y los últimos hallazgos están fechados el
8 550 a. C.
La cultura Ibero-Mauritana debió extenderse desde
Marruecos(sin sobrepasar por el Sur los
montes Atlas) a
Túnez, pues se observa una clara superposición cultural en la parte oriental por parte del
Capsiense típico (el más antiguo), originado más tarde en
Túnez.
2 Ambas proceden de una cultura originaria denominada
ateriense.
Característica del Ibero-Mauritano es la industria del utillaje de hojas y hojitas líticas. El dorso de éstas se rebajaba mediante
retoques abruptos o semiabruptos. El
levantamiento de un microburil en una hoja de dorso rebajado permitía la obtención de una punta triédrica. Estas láminas de borde izquierdo rebajado y provistas de punta triédrica aparecen frecuentemente en los hallazgos y son muy características de la cultura.
No se conoce ninguna manifestación artística del Ibero-Mauritano, ni en arte ni en objetos muebles.
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