jueves, 2 de agosto de 2018

SINÓNIMOS


apócrifo, supuesto

Se entiende por apócrifo todo libro dudoso, de autor incierto y de poca o ninguna fe, ya en su totalidad, ya en alguna de sus partes. También suelen llamarse apócrifas noticias o relaciones, que careciendo de fundamento y aun de verosimilitud, no merecen crédito alguno.
Llámase supuesta una cosa falsa que se intenta pase por verdadera; como un acta, un testamento supuesto.
En el sentido que vamos dando a la palabra apócrifo, vemos que siempre manifiesta duda, no se conviene en la autenticidad de la cosa apócrifa, ni tampoco se puede probar que sea supuesta, y por lo mismo, en sentido contrario, que sea auténtica.
Si de esta se encontrasen pruebas evidentes, ya dejaría de ser apócrifa, sobre todo para aquellos a quienes llegasen a convencer estas pruebas; si las de la suposición se hacen evidentes, la cosa ya no será apócrifa, esto es, dudosa, sino falsa, fingida, supuesta.







apología, justificación

La apología significa cualquier obra o discurso escrito para la defensa de un sistema, opinión, partido, nación o persona.
La justificación consiste solo en las pruebas que se deducen del examen de testigos, de los documentos auténticos, y sirven para manifestar la inocencia del acusado.






apólogo, fábula, alegoría

El apólogo es una historia fabulosa, que bajo el velo de la alegoría nos presenta una verdad; la fábula, una relación o cuento, bajo cuyo velo se nos hace agradable la verdad. Se diferencian en que la fábula solo presenta por interlocutores a los animales, y cosas inanimadas; y el apólogo, que es más extenso, hace hablar a los animales, a los dioses, a los hombres, a las cosas insensibles, y aun a los seres abstractos y metafísicos. Así pues, miraremos al apólogo como género y a la fábula como especie, aunque en la lengua corriente se usan alternativamente estas palabras una por otra; la de apólogo es mas erudita.
La alegoría no necesita explicar la verdad que en sí encierra, pues la exactitud de sus relaciones con ella se manifiesta a cada paso; distinguiéndose en este del apólogo, cuyo mérito es ocultar el sentido moral hasta el instante mismo de la conclusión, que se llama moralidad a adfabulatio.








acelerar, apresurar

Acelerar supone seguridad de lograr por su medio el fin; apresurar, duda, incertidumbre, temor de errarlo. Si te aceleras le alcanzas, no va lejos; pero no te apresures, porque si te llegas a atropellar caerás, todo lo has perdido.
La aceleración suele ser dictada por la prudencia, la apresuración es hija del arrojo y aun de la temeridad; está el exceso, como el atropellamiento el fatal extremo.







 apropiarse, arrogarse, atribuirse

Estas tres palabras significan atribuirse uno de su propia autoridad cualquier derecho, posesión o propiedad que pertenece o puede pertenecer a otro.
Apropiarse indica hacerse propio, convertir en propiedad nuestra, tomar como tal lo que no nos pertenece. Arrogarse exigir con altanería, pretender con insolencia, atribuirse hasta con menosprecio de otro cosas que no nos son debidas, ni de conceder. Atribuirse pretender una cosa, adjudicársela, apoderarse de ella por su propia autoridad.
El codicioso se apropia una cosa, el vano se arroga, el envidioso se atribuye. Se apropia una cosa por interés, se arroga por audacia, se atribuye por amor propio. El que se apropia lo hace con daño ajeno; el que se arroga con vilipendio de otro, y el que se atribuye con la exclusión de alguno.
Se atribuye una acción honorífica, una obra sabia, una invención útil; se arrogan títulos, prerrogativas, preeminencias; se apropian alhajas, muebles, heredades.
Por lo común mucha la gente se halla propensa a apropiarse cualquier cosa que encuentra, cuando no sabe de quién es; a arrogarse como verdadero derecho los servicios o respetos que voluntariamente se les prestan; a atribuirse el buen resultado de cualquier trabajo o empresa, a poco o nada que se haya contribuido.







arrogante, orgulloso, huraño, desdeñoso, presumido

El hombre orgulloso, lleno de la alta idea de sí mismo y de las excelentes prendas y cualidades que posee o entiende poseer, se eleva tanto sobre sus semejantes, que los considera como infinitamente inferiores a él, y que no merecen ni su atención, ni su consideración, ni su estimación.
El arrogante está también tan penetrado de sus eminentes prendas, que se persuade que los demás tienen obligación de conocerlas y respetarle por ellas; por lo tanto hace continuos esfuerzos con sus acciones, palabras, modales y tono para sostener y defender esta superioridad.
Las cualidades que producen el orgullo, son por lo común reales y verdaderas, consistiendo el vicio solo en el alto desprecio que el orgulloso hace de los demas; las cosas que inspiran arrogancia, por lo común son imaginarias, consistiendo el vicio solo en la opinión que el arrogante tiene de sí mismo. Por lo tanto, cuando el orgullo no lleva consigo, como es muy común, el desprecio de los demás, no ofende, ni se mira como mala cualidad; pero no sucede así con la arrogante, porque su origen mismo es vicioso.
Como un exceso grosero y fastidioso de estos dos caracteres, miraremos al hombre que comunmente se llama huraño. Su mérito suele ser poco o ninguno; la idea de sí mismo, muy elevada, sin más fundamento a veces que su ignorancia y grosería; su genio es adusto, taciturno, despreciador sus palabras y acciones no tanto altaneras, cuanto ásperas, desabridas, ofensivas; no desprecia, pero siempre maltrata.
El hombre arrogante quiere sujetarte y esclavizarte a la superioridad que afecta, manifestándolo en sus discursos y en su tono altanero; el desdeñoso ningún caso hace de tí; y este absoluto desprecio lo descubre en sus dichos y acciones; el orgulloso tiene en sí mucha parte de este vicio.
El presumido tiene muy encumbrada opinión de su talento y sensatez, cuando comunmente de ambas cosas carece; con la mayor seguridad decide de todo a diestro y siniestro.

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