enunciar, expresar
La palabra enunciar viene de la latina enuntiare, que es ‘anunciar, manifestar, declarar y expresar cualquiera cosa que se ignora o está oculta’. La de expresar se deriva de exprimere, exprimir, que en su sentido recto es ‘sacar, extraer el jugo de las plantas y cuerpos que gozan de humedad’.
Se enuncia cuando se expresan y presentan ideas, proposiciones, buenas o malas producciones, principios y verdades.
Se expresa cuando clara y distintamente se dice lo que se quiere dar a entender o indicar.
La expresión supone viveza, fuerza, intención, detención; porque abraza todas las partes y circunstancias de lo que se quiere expresar. Un sujeto habla, declama, se expresa con mucha fuerza, hasta con el gesto, cuando manifiesta sus afectos con la mayor energía.
epístola, carta
Generalmente hablando, se llaman cartas todas las que se escriben, principalmente en prosa, y con respecto a la literatura también las que escriben los autores modernos, sobre todo en las lenguas vulgares, y así decimos las cartas de Santa Teresa, del Padre Isla, las de Antonio Pérez, las de Guevara.
Al contrario, se llaman epístolas las que escribieron los antiguos en las lenguas muertas, y así no decimos las cartas, sino las epístolas de Cicerón, de Séneca, de Plinio, las epístolas de san Pablo, de san Juan, etc.
Tratando de las cartas en verso, suelen llamarse a menudo epístolas.
epíteto, adjetivo
El adjetivo constituye aquella parte de la oración que sirve para indicar las propiedades fisicas y comunes de los objetos, para determinar la extensión que se da al sentido del sustantivo, en tales términos que, si se les suprimiese en la proposición, quedaría esta incompleta.
Cuando decimos el hombre austero desagrada, austero es un adjetivo propiamente tal, y por consiguiente necesario en la proposición, porque sirve para fijar la cualidad del hombre, sin el cual no sería conocida.
El epíteto es un adjetivo que determina al sustantivo. solo para presentarle de un modo más positivo, claro, agradable o enérgico, pero no es precisamente necesario a la proposición, y así, sin que ésta quede incompleta, puede suprimirse, porque no ha hecho más que perder parte de sus bellezas: la proposición siempre queda la misma.
Así, cuando decimos la pálida muerte a todos los hombres iguala, consideramos la palabra pálida más bien como epíteto que como adjetivo.
error, engaño, ilusión, equivocación, abuso, yerro
El error es la palabra genérica y le definiremos diciendo que es una opinión, un concepto, un juicio falso que proviene ya de nuestras torpes sensaciones, ya de nuestra ignorancia, ya de los equivocados argumentos en que fundamos nuestra razón y por los que dirigimos nuestra conducta.
El engaño proviene de nosotros, cuando nos dejamos conducir por nuestras pasiones, dirigir por nuestros ligeros juicios y seducir por la falsa y brillante luz de la imaginación.
Más nos engañamos a nosotros mismos que nos engañan los demás, porque en nuestro interior tenemos el enemigo de la verdad, y no es fácil conocerle ni vencerle. Por interés y maldad nos engañan los demás, presentándonos razones y argumentos que trastornen los que nos dicta nuestra propia inteligencia, valiéndose además del predominio, de la autoridad, del influjo que sobre nosotros ejercen.
La ilusión es un error que proviene, no de la razón trastornada, sino de la imaginación seducida, que nos hace concebir falsas y erradas aprehensiones, por lo que llamamos ilusorio a todo lo aparente, que parece existir y no existe, y por consiguiente que produce completo engaño, y proviene la ilusión ya del mal uso de los sentidos, ya de los extravíos de la imaginación.
El abuso es el mal uso de una cosa, que la lleva más o menos a su destrucción, porque usa demasiado de ella. Es una falsa opinión que nace o de que se ha abusado de nuestra credulidad y flaqueza, o del engaño, que por precaución o por la demasiada confianza en nuestras propias fuerzas nos hemos hecho a nosotros mismos.
La equivocación consiste en engañarse de tal modo, que se tome una cosa por otra. Las personas francas, poco reflexivas, de juicio ligero, están expuestas a caer todos los días en equivocaciones a veces fatales. Si cometí imprudencia en la elección que hice, si pude prever los resultados, he tenido una equivocación; si no pude preverlos, caí en el engaño, y en este caso la equivocación será una falta, y el engaño un accidente casual.
El error es un extravío de la razón, una falsa opinión que se adopta, ya por ignorancia, ya por ligereza o falta de examen, ya por no razonar bien. La equivocación es un defecto de combinación; el error una falsa consecuencia.
Se llama yerro todo aquello a que faltamos, ya sea por ignorancia o malicia en las leyes divinas o humanas, o en nuestra conducta y procederes. Se dice: «cometió graves yerros contra los preceptos de la moral», «el fatal yerro de desobedecer al juez», «ha cometido un yerro en el escrito, en el cuadro, en la ejecución de una obra». El yerro es un error.
esbozo, esquicio, borrón, bosquejo, trazo, rasguño
En su sentido recto estas palabras pertenecen principalmente a las bellas artes, pero admiten y tienen un uso figurado que las extiende a otras materias, principalmente literarias.
Cuando un artista idea cualquiera obra, sea de pintura, de escultura, arquitectura o de cualquiera de las artes que de estas dependen, fija e indica su pensamiento con algunas líneas fáciles de borrar y alterar, y a esto se le llama primera planta, trazo o traza, que será una oscura y ligera delineación, principalmente refiriéndonos a la arquitectura.
Si a la pintura, en la cual es preciso dar la mayor extensión al dibujo para indicar las figuras, el paisaje y demás accesorios del cuadro que se va formando en la mente, ya le llamaremos borrón, que es el dibujo en apuntamiento o tanteo, y en el cual se va manifestando la idea o el genio del pintor.
Adelantando este el estudio y trabajo, le dirige a lo principal de la composición, despreciando todas las partes accesorias que no le corresponden, señalando solo las que pueden dar idea acertada de su asunto y del modo como intenta representarlo. A este dibujo, como en oscuro, y más bien indicado que formado, se le llama rasguño o esquicio.
Cuando se comienza la obra, cuando el pintor después de haber dado a su esquicio toda la posible extensión y aclaración, lo toma por modelo de su cuadro, distinguiendo en él las diferentes partes de su asunto, por medio de los diferentes colores, ya forma un esbozo o un bosquejo, que viene a ser la primera mano del cuadro, porque bosquejar es representar las figuras con su colorido, sin definir los contornos, y así se dice que una cosa está en esbozo o bosquejo cuando está sin concluir ni perfeccionar. Casi todas las obras de Goya son verdaderos esbozos o bosquejos.
El esquicio indica el ingenio del artista, su natural talento, su invención, su intención; el esbozo, su destreza y habilidad en el ejecutar. En el esquicio se muestra claramente la idea, y en el esbozo el estilo o la manera, pues aunque esta se indique con cierta exactitud en los primeros toques, solo podremos formar una idea favorable acerca del mérito en la continuación.
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