La Virgen del canónigo Van der Paele (en neerlandés, Madonna met kanunnik Joris van der Paele) es una pintura religiosa realizada en óleo sobre tabla por Jan van Eyck en 1436. Actualmente está expuesta en el Museo Groeninge en Brujas (Bélgica). La obra lleva como número de inventario el O.161 y mide 122,1 cm de alto por 157,8 cm de ancho. Es una de las cuatro obras de Jan van Eyck conservadas en una colección belga y, después del Políptico de Gante, la más grande de las pinturas obras de Jan van Eyck que se conservan.
Esta tabla tiene una posición muy particular en la historia de la pintura occidental, al tratarse de uno de los más tempranos ejemplos del género denominado sacra conversazione (sagrada conversación): una pintura en la que se representa a la Virgen con el Niño junto con dos o más santos, representados de una manera realista como si estuvieran manteniendo una conversación cotidiana; y junto a ellos, a veces, los donantes de la obra, dentro de la misma escena, pero en una posición subordinada, como orantes.
Firma y fecha[editar]
Como muchas otras pinturas de Jan van Eyck, esta también ha sido firmada y datada en el marco. Toda la expresión en latín contempla no sólo la fecha y la firma del artista, sino que también se relaciona con lo que la pintura representa, quien es el comitente y el lugar para el cual se pretendía: HOC OP[US] FECIT FIERI MAG[ISTE]R GEORGI[US] DE PALA HUI[US] ECCLESIAE CANONI[CUS] P[ER] JOHANNE[M] DE EYCK PICTORE[M] - ET FUNDAVIT HIC DUAS CAPELL[AN]IAS DE GR[EM]IO CHORI DOMINI - M°CCCC°XXXIIIJ° C[OM]P[LE]T[UM] AU[TEM] 1436. Esto es, Señor Joris van der Paele, canónigo de esta iglesia, encargó esta obra del pintor Johannes van Eyck y fundó dos capellanías en la parte del coro, 1434. Acabado sin embargo en 1436.)
Esta fecha está de acuerdo con otros documentos históricos. Joris van der Paele fue un canónigo del capítulo de Sint-Donaas (San Donaciano), que estableció una donación para la catedral de San Donaciano de Brujas. De las fuentes también se infiere que la obra estaba destinado a colocarse en los alrededores del sepulcro del donante. La pintura tenía cierta función funeraria. La obra era una memoria permanente a la fundación que estableció el comitente, y pretendía exhortar a hablar en la memoria de los muertos. Semejante pintura cerca de un sepulcro (hasta finales del siglo XVIII la gente pudiente se enterraba en la iglesia) evoca un epitafio. La Virgen del canónigo Van der Paerle tiene una clara función memorial, pero no es seguro que la tuviera en exclusiva o que llegara a desempeñarla totalmente.
Contenido[editar]
Es un cuadro religioso pintado al óleo sobre tabla, pero como aparece el comitente o donante, también puede ser considerado un retrato. A diferencia de la Virgen del Canciller Rolin, es una pintura más convencional en la que el comitente o donante aparece, si no de menor tamaño, al menos no se dirige directamente a la Virgen sin intermediarios, sino que aparece presentado por un santo, el de su nombre (San Jorge). El canónigo, envejecido, vistiendo de blanco, se arrodilla a la izquierda del trono de María. Ha abierto un libro de oraciones y lleva un instrumento óptico, signo de riqueza y de erudición, en sus manos. Al otro lado está el arzobispo Donaciano de Reims, patrón del capítulo y de la ciudad de Brujas. Tanto Donaciano como Jorge actúan como intermediarios entre el canónigo Van der Paelen y la Virgen. Debido a esto la pintura es frecuentemente descrita como una sagrada conversación.
Entre ellos, y como centro del cuadro, la Virgen con Niño entronizada. La Virgen lleva un manto rojo y tiene al Niño en su regazo. Cada detalle de la obra tiene un sentido simbólico y es adecuado en un esquema teológico general. La rueda con las velas encendidas que lleva san Donaciano se refieren a un milagro de su juventud, pues le salvó de perecer ahogado. En su otra mano lleva una cruz. Se transmite un mensaje de «Cristo está entre nosotros». En el trono de María están tallados pasajes del Antiguo Testamento que prefiguran la crucifixión y la resurrección de Cristo.
Jan van Eyck ha empleado aquí su asombrosa técnica al servicio del simbolismo de la obra. El manto rojo de la Virgen se refleja en la brillante armadura de San Jorge. Este reflejo tiene también una alusión simbólica a María como «inmaculado espejo de Dios» (SPECULUM SINE MACULA DEI MAIESTATIS). Lo mismo que en el Retrato de Giovanni Arnolfini y su esposa Jan se muestra aquí como un artista muy confiado en sí mismo, de una manera indirecta. Su silueta está, según resulta, reflejada en el escudo brillante que San Jorge lleva a la espalda.
La Virgen del rosal o Virgen de la rosaleda (en alemán, Die Madonna im Rosenhag) es una obra de técnica mixta sobre tabla del pintor del gótico internacional alemán Stefan Lochner. Está datada hacia el año 1450. Mide 51 cm de alto y 40 cm de ancho. Se exhibe actualmente en el Museo Wallraf-Richartz, de Colonia en Alemania.
Esta pequeña imagen de la Virgen del rosal es uno de los últimos cuadros de Stefan Lochner. El tamaño pequeño hace que esta obra fuera apropiada para la devoción privada, y no para ser expuesta en una iglesia. La representación de la Virgen María capta toda la atención. La figura central se encuentra en el césped, sentada frente a un banco, y viste de color azul brillante; las sutiles veladuras al óleo logran que la claridad del manto no precise pintura blanca al transparentarse el fondo blanco. Esta situación de la Virgen sentada en el suelo sobre un cojín rojo recuerda a un tipo de virgen llamada «Virgen de la Humildad». En su regazo tiene al Niño Jesús, que en la mano sostiene una manzana, símbolo de la superación del pecado original por Cristo al morir en la cruz. Ángeles con alas de varios colores rodean a las figuras de la Virgen y del Niño. En el primer plano están sentados cuatro ángeles músicos: tocan arpas, laúd y un órgano portátil. Las alas del ángel que toca el laúd se recuerdan a las plumas del pavo real, símbolo entre otros de renacimiento espiritual y la resurrección de Cristo. Además, el tener miles de ojos simbolizan la omnisciencia de Dios.
Importancia simbólica reviste igualmente el broche con el unicornio de María. Se refiere a María y de Cristo, ya que según la leyenda, el unicornio sólo podía ser capturado por una virgen casta y su cuerno era una panacea. Esa tradición pagana relacionada con el unicornio se transfirió al Cristianismo y acaba simbolizando la «encarnación de Cristo en el vientre de María». Con piedras preciosas está decorada la corona, que es signo de realeza, y brilla a través del halo. Cerca del rosal, María y el Niño, dos ángeles se reúnen sosteniendo una gran cortina de brocado a un lado: en el fondo dorado de la imagen se simboliza el cielo y aparecen Dios Padre en su gloria y la paloma del Espíritu Santo. Este fondo dorado es un elemento tradicional. En cambio, la expresión plástica del espacio y el realismo en los detalles es una innovación de la época.
Por encima de todo, las flores son símbolos marianos: hay lirios del valle, violetas, margaritas, aguileñas y fresas, que también cubren el banco del prado. Debido a su fruto de color rojo la fresa recuerda a la Pasión de Cristo, las tres palas por otra parte, se refieren a la Trinidad. Por su condición, de florecer y dar fruto al mismo tiempo, simbolizan la virginidad de María.
Tras la figura hay azucenas, también un símbolo de la pureza, la castidad, y de la Inmaculada Concepción, algunas de las más conocidas características de la Virgen. De particular importancia aquí son las rosas. Las hay rojas y blancas, con el simbolismo propio de cada una de ellas: el rojo alude al sufrimiento y al amor, mientras que el blanco es símbolo de pureza. Una antigua leyenda cuenta que había rosas antes de la caída de la Humanidad porque no tenía espinas y María quedó preservada del pecado original, de forma que se la llama «rosa sin espinas». A raíz de esta tradición se extendió a la naturaleza de la imagen de Rosa de la Virgen o Virgen del rosal. De este último tipo, con María rodeada por ángeles y santos en una rosaleda, o sentada delante de un rosal, es un modelo típico este cuadro de Lochner.
La Virgen del rosal pertenece también al tipo de Virgen en el jardín del paraíso, donde aparece María rodeada por santos, flores y numerosos símbolos. Está cerrada por un murete de piedra, con lo que queda definido un hortus conclusus o huerto cerrado, que nuevamente alude a la virginidad de María.
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