jueves, 27 de abril de 2017

CUADROS POR AUTOR

Cuadros de Francisco de Zurbarán


Agnus Dei (en latínCordero de Dios) es un cuadro de Francisco de Zurbarán propiedad del Museo del Prado de MadridEspaña. Está pintado al óleo sobre lienzo y mide 38 cm de alto por 62 cm de ancho. Zurbarán realizó seis versiones de este tema, entre las que presentan muy pocas variantes.1
Tiene inscripción del libro de los hechos 8:32: "Como oveja a la muerte fue llevado; Y como cordero mudo delante del que lo trasquila, así no abrió su boca".

Agnus Dei El Prado

Versión más conseguida de las existentes, se expone en la colección permanente del Museo de El Prado de Madrid, con unas medidas de 38 x 62 cm, el virtuosismo de sus pinceladas, la calidad y sencillez de los tirabuzones del lechal, la acentúan como una de las más elegantes y sustantivas obras del barroco español.

Agnus Dei Plandiura

Otra versión es el Agnus Dei Plandiura,3 conocido también como el Carnero con las patas atadas, es un oleo de 60 x 83 cm, y una de las mejores versiones, en la actualidad se encuentra en Barcelona en la colección Salvado Plandiura.

Agnus Dei San Diego

Interesante es la versión que se encuentra en el The San Diego Museum or Art,4 de menores dimensiones, este es de 35.56 cm x 52.07 cm, fue legado al museo por Anne R. y Amy Putnam.
Francisco de Zurbarán 006.jpg




Aparición del apóstol San Pedro a San Pedro Nolasco es un cuadro de Francisco de Zurbarán pintado en 1629 y conservado en el Museo del Prado de MadridEspaña. Está pintado al óleo sobre lienzo, mide 179 cm de alto por 223 de ancho y forma pareja con Visión de San Pedro Nolasco. En la zona inferior está firmado y fechado: FRANCISCUS Đ ZURBARAN [con A inscrita en la N]/ FACIEBAT. 16Z9
El cuadro representa a San Pedro apareciéndose y consolando a San Pedro Nolasco ya que este quería ir a Roma para visitar la tumba del apóstol y no podía, y conminándole a continuar sus tareas de evangelización en España.
La obra, junto con su compañera Visión de San Pedro Nolasco, de las mismas medidas, fue realizada para el claustro del Convento de la Merced Calzada de Sevilla (actual edificio del Museo de Bellas Artes). En ellas el pintor extremeño muestra su habilidad para plasmar la expresión de las fiugras, los valores táctiles y calidad de las texturas y el cromatismo de blancos y grises en composiciones austeras.
En 1808 el lienzo fue comprado por López Cepero, deán de la Catedral de Sevilla, que en 1821 lo donó a la colección del rey Fernando VII.








La Apoteosis de Santo Tomás de Aquino es un cuadro de Francisco de Zurbarán expuesto en el Museo de Bellas Artes de SevillaEspaña. Está pintado al óleo sobre lienzo y mide 475 cm de alto por 375 cm de ancho.
Zurbarán recibió el encargo de pintar esta Apoteosis, al tiempo que se le daban precisas instrucciones acerca de su ejecución: tamaño de la obra, colocación, tema, personajes, etc. El lienzo, enorme, habría de colocarse en el Colegio de Santo Tomás de Sevilla. Este colegio formaba doctores, por lo que el tema no es sino una exaltación de la propia labor del Colegio y sus monjes. Santo Tomás de Aquino es una de las figuras más relevantes de la teología cristiana. Se le nombró Doctor de la Iglesia en 1567. Por su importancia aparece rodeado de los cuatro Padres de la Iglesia, otros tantos personajes fundamentales para la elaboración de la doctrina. A su derecha se encuentran conversando San Ambrosio y San Gregorio; a su izquierda, San Jerónimo, de rojo cardenalicio, y San Agustín. Los cinco intelectuales se encuentran en el plano superior del cuadro, que simboliza en mundo divino. Sobre sus cabezas, el cielo en pleno asiente a sus conclusiones: destacan Dios Padre y Dios Hijo con la cruz. A estas dos figuras trinitarias se añade en el centro la paloma del Espíritu Santo, que ilumina con sus rayos a Santo Tomás. En el plano inferior se encuentra representada la tierra: los personajes principales de la Orden y nada menos que el emperador Carlos V. Su presencia se explica porque fue él quien facilitó los terrenos y la dote necesaria para la construcción y puesta en marcha del Colegio. A lo largo de su vida, el emperador ofreció su patronazgo continuo a los monjes y sus alumnos.


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