lunes, 17 de septiembre de 2018

LEYENDAS POR CULTURA - EUROPA

EN ESPAÑA

La leyenda del pozo amargo es un relato popular de la ciudad de Toledo, en tiempos de la Edad Media, durante la época en que las tres culturas (musulmanacristiana y judía) convivían en la Ciudad Imperial.1​ Se trata de una de las múltiples leyendas de tema amoroso e interreligioso y de las más conocidas en la ciudad. El pozo en que se basa la historia se encuentra en una plazoleta de la calle Pozo amargo, denominada como el mismo. Han sido varios los autores que la han recogido en sus antologías de leyendas toledanas como Luis Moreno Nieto.2​ Hay en una pared de la calle donde se encuentra un azulejo conmemorativo de la leyenda, como ocurre con otras leyendas y monumentos de la ciudad.

Se trata de una imagen del pozo amargo, el mismo en que está basada la leyenda.


Leyenda[editar]

Según el texto de Pablo Gamarra, recogido en la antología de Luis Moreno Nieto, la leyenda habla sobre dos jóvenes enamorados de la ciudad de Toledo: don Fernando, un caballero cristiano; y Raquel, una hebrea hija del potentado israelita Leví, que habitaba el palacio en cuyos jardines se encontraba el pozo que da nombre a la historia. Fernando visitaba todas las noches a Raquel al abrigo de la noche con la luna como única testigo. Subía la tapia de los jardines y se reunía con su amada, pero su amor estaba prohibido.
Una noche, tras haberlos descubierto, Leví decidió actuar en consecuencia; asesinó a Fernando clavándole un puñal por la espalda que le atravesó el corazón. Raquel, horrorizada, comenzó a gritar y llorar desconsolada al ver a su amado yacer en el suelo junto al pozo. Nunca se recuperó de aquella escena que presenció y por eso, todas las noches acudía al pozo, se apoyaba en el brocal y se ponía a llorar. Vertía sus amargas lágrimas sobre sus aguas. Una de esas noches en que lloraba, le pareció ver el reflejo de su amado en el fondo del pozo y se arrojó atraída por su imagen. Se dice que sus aguas se volvieron amargas por las lágrimas que en ellas caían.Al final de la leyenda, hay un pequeño fragmento del texto que se dirige directamente a los viajeros que la estén leyendo para describirles el lugar que aún puede visitarse y el motivo por el que sus aguas son amargas y no salobres.3

Historia del pozo[editar]

Se trata de un pozo con el brocal de piedra, estructura y manivela de metal y sellado con una tapadera del mismo material. Existe constancia de que dicho pozo era uno de los más destacados de la ciudad en 1093, cuando se de denominaba pozo de Caxali. No se ganaría el nombre de pozo amargo hasta el año 1162, época en torno a la que está inspirada la leyenda. No obstante, el foco de interés de este antiguo monumento toledano se centra más sobre la leyenda que sobre la propia historia.
En la leyenda se presentan las aguas del pozo como amargas a causa de las lágrimas de la joven sefardita, pero esto no se basa más que en la cultura popular de la ciudad. En realidad y al igual que la mayor parte de los acuíferos subterráneos toledanos, las aguas del pozo amargo son salobres, así que no eran potables y se utilizaban para otros fines como suministrar agua a los baños. Este hecho, suponía una dificultad para el abastecimiento de agua potable a la ciudad, que tenía que traerse por otros medios.4

Transcendencia en la música[editar]

Imagen de la artista Ana Alcaide frente a la catedral de Toledo con su un nyckelharpa, un instrumento sueco muy característico de su obra.
Ana Alcaide con su instrumento (sueco) predilecto: le nyckelharpa
Aparte de ser una de las leyendas más emblemáticas de la Ciudad Imperial, el pozo amargo ha transcendido en la música de una artista reconocida que decidió ligar su vida a la ciudad de Toledo: Ana Alcaide. Esta compositora y cantante madrileña se dedica a rescatar antiguas tradiciones, culturas y leyendas, y a exponerlas ante el mundo mediante la música. Uno de los estilos musicales más característicos de su discografía es la música sefardita o de influencia sefardí. Inspirada en esos ritmos medievales, compuso en castellano moderno una canción sobre la leyenda titulada El pozo amargo que pertenece al álbum La cantiga del fuego y que puede encontrarse en Ana Alcaide, el canal de YouTube de la artista o en su página web.







Pozo Amargo
Entre la calle Ave María y el pasaje que da nombre a esta triste historia se encuentra una pequeña plaza que alberga un pozo de piedra. Su antigua función era la de proveer el agua a los toledanos para beber, cocinar y fregar, hasta que un día las lágrimas de una bella judía convirtieron su agua en amarga.
Si no conoces esta leyenda de nuestra ciudad, desde Luz del Tajo te desvelamos todos los detalles de una de las historias más conocidas de Toledo en la época de la Edad Media.

Leyenda del Pozo Amargo

Ella se llamaba Raquel y era hija de Leví, uno de los rabinos mejor considerados por su comunidad en Toledo. Él se llamaba  Fernando y era un noble y apuesto cristiano toledano. Su amor fortuito surgió un buen día en el que él llamó a la puerta del palacio judío preguntando por la residencia de un vecino. A partir de este golpe del destino en el que ambos jóvenes cruzaron sus miradas, surgió un amor prohibido debido a la religión y a la posición social de cada uno de ellos.
Leyenda del Pozo Amargo
La judía Raquel, consciente de la desaprobación de tal relación por parte de su padre, la trató de ocultar citándose con el cristiano Fernando cada noche entre las sombras de los callejones aledaños al pozo que se encontraba junto a su jardín. Pero un día, un amigo de Leví vio a su única hija besarse con Fernando y corrió a contárselo.
El rabino entró en cólera y quiso vengarse de del joven cristiano arrojándolo al pozo la noche siguiente a enterarse del romance que mantenía con su hija. Desconsolada, Raquel lloró día y noche hasta llenar el pozo de lágrimas amargas. Pasados unos días, la joven judía no pudo soportarlo y bajo la luna que tantas noches había iluminado los rostros de estos enamorados, terminó por lanzarse a dicho pozo para permanecer eternamente junto a su amado.
Pozo Amargo

Historia del pozo

Este pozo se ha convertido en uno de los puntos de interés más destacados de la ciudad. Entre las rutas nocturnas que se realizan por las calles de la ciudad, esta es una de las paradas obligadas para contar la leyenda de los amantes Raquel y Fernando.
Se trata de un pozo con el brocal de piedra, cuenta con una una estructura y manivela de metal y está sellado con una tapa del mismo material. Se tiene constancia de que dicho pozo era uno de los más destacados de Toledo en 1093, conocido como pozo de Caxali. No será hasta 1162 cuando se modificará su nombre por el de Pozo Amargo, época en torno a la que se inspira la leyenda que os hemos mencionado.

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