lunes, 17 de septiembre de 2018

LEYENDAS POR CULTURA - EUROPA

EN ESPAÑA

En el escudo de Velilla todavía aparece la Campana como símbolo del pueblo
Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, vista desde la ermita de San Nicolás de Bari
La Campana de Velilla se refiere a una campana real que existió en la ermita de San Nicolás de Bari de Velilla de Ebro y que tenía la propiedad de sonar por sí sola anunciando desgracias, sin ninguna mano humana que la tocase. Era pues una campana agorera. En alguna ocasión, el sonar de la campana fue recogido los notarios locales.12

Leyenda[editar]

Según la leyenda, la campana había llegado por el mar Mediterráneoflotando hasta la costa levantina, donde se había visto primera vez en las costas de Tortosa. Subió por el Ebro a contracorriente, aguas hacia arriba, con dos velas encendidas encima, parándose en Velilla, donde los habitantes se convencieron de que estaba destinada para ellos. Bajaron al río a recibirla, pero cuando alguien trataba de sacarla del agua, no la podían asir, porque cada vez se hundía en el Ebro. Finalmente, se decidió que dos muchachas vírgenes del pueblo tratasen de sacarla y cuando sus dedos tocaron la campana, esta salió del agua por sí sola. Entonces los vilillenses la trasladaron al campanario de la ermita.12
Las veces que ha sonado por sí sola, según la leyenda o los notarios, han sido:
El último toque fue en 1686.

Recepción[editar]

La gente del pueblo tomaban trozos de bronce de la campana como protección y poco a poco se estropeó.1​ La refundieron a mitad del siglo XIX para forjar otra nueva y no ha vuelto a sonar por sí sola desde entonces.
El mismo Baltasar Gracián la vio sonar sola el 29 de abril de 1646 y escribió una carta a su mecenas, el oscense Vicencio de Lastanosa que decía:
Esta campana de Velilla ha ocho días que tañe poco o mucho cada día: nos tiene espantados. Van muchos a verla
Baltasar Gracián
Han escrito también sobre esta leyenda Quevedo, fray Hortensio Félix Paravicino y el Padre Feijoo, que negaron la credibilidad del prodigio.1
Todavía hoy el escudo del pueblo de Velilla de Ebro lleva una campana de plata sobre un campo rojo en recuerdo de la leyenda.

Resultado de imagen de Campana de Velilla










Cuerpo momificado de El Chantre.
Iglesia de Santa María donde descansa la momia de El Chantre.
Pedro Pascual Martínez (s. XIV – †1352), más conocido como El Chantre de Calahorra, es uno de los personajes más famosos de la cultura popular de Miranda de Ebro (España). Fue chantre de la Catedral de Santa María en la ciudad de Calahorra.
Patrocinó la construcción de un hospital para pobres, prestaba dinero a quien lo necesitaba y estaba considerado un buen hombre. El 1 de octubre de 1352 el Chantre de Calahorra falleció frente a la iglesia de San Nicolás (actual Espíritu Santo) de Miranda de Ebro. La tradición dice que fue a causa de un saco de arena lanzado desde un tejado presuntamente por su hermano Santiago, el cual envidiaba a Pascual por su bondad.
En 1370 se fundó la Cofradía del Chantre para atender el hospital de pobres que Pascual Martínez fundó. Dicho hospital se mantuvo hasta 1804, cuando quedó integrado en el Antiguo Hospital de Santiago.
Su cuerpo momificado descansa bajo el coro de la nave principal de la iglesia de Santa María de Miranda de Ebro desde 1812.







Leyenda[editar]

Cuenta la leyenda que, tras ser enterrado en la iglesia de San Juan en Miranda de Ebro, su cuerpo incorrupto fue sacado tres veces por las aguas del río Ebro en sus habituales crecidas y depositado frente a la iglesia de Santa María, por lo que los mirandeses decidieron dejarle allí.

Otros datos[editar]

  • Inscripción del sepulcro:
Aqui yace en esta sepultura don Pascual (M)artínez Chantre de Calahorra e de la Calzada: que Dios perdona la su anima. Amén. En el más 1º día de octubre Era de 1390 a(ños). Alfonso Garzía, pintor de Burgos, f(ecit) esta sepult(ur)a e la pintó. Era de 1441.
  • Acta del párroco de Santa María, D.Pablo de Marrón, de 1812:
En 28 de noviembre de mil ochocientos doce, fue trasladado a esta iglesia de Santa María de la villa de Miranda de Ebro el cuerpo del Sr. D. Pascual Martínez, Chantre de Calahorra, insigne Bienhechor y Beneficiado de esta villa. Fundador de su Hospital titulado del Chantre, que falleció día primero de octubre Era de mil trescientos noventa y hallándose incorrupto en el año mil cuatrocientos cuarenta y uno, fue colocado en un sepulcro nuevo de piedra y de buena arquitectura en su capilla inclusa en la Parroquia de S. Juan al lado del Evangelio. En el mil setecientos sesenta y cinco, cuando una soberbia avenida del Ebro que inundó esta población cubrió de agua y arena aquel sepulcro, se reconoció nuevamente su cadáver y total incorrupción y en el presente profanada dicha iglesia de S. Juan y reducida a cuartel de soldados, se ha depositado interinamente en la capilla de S. Andrés de ésta Santa María cerrado en un arca de madera observando todo el pueblo que permanece en su admirable integridad y porque conste lo firmo yo el cura de esta iglesia de Santa María.



Resultado de imagen de El Chantre de Calahorra










Cíbola1​ es una ciudad legendaria llena de riquezas, que durante la época colonial se suponía en algún lugar del norte de la Nueva España, en lo que hoy es el norte de México y el suroeste de Estados Unidos. La leyenda medieval de las Siete Ciudades se origina con la invasión de los moros a la península ibérica, donde según el relato siete obispospartieron desde allí para luego establecerse en una tierra ubicada al oeste, cruzando el mar, donde cada uno habría fundado su propia ciudad.2​ El descubrimiento de Américaen 1492 y los rumores sobre la existencia de grandes ciudades al norte del continente hicieron que el fray Marcos de Niza afirmara, sin mayor fundamento, que allí se escondían las legendarias Siete Ciudades, lo que provocó su intensa búsqueda durante los años subsiguientes sin ningún resultado.

Le Nouveau Mexique et la Floride (4072646568).jpg

Etimología[editar]

La palabra Cíbola procede de cíbolo, nombre español hoy desusado que se daba al bisonte, ya que el territorio del legendario reino en donde se suponía la existencia de las siete ciudades se extendía hasta las praderas en donde (hasta mediados del siglo XIX) existían millones de estos animales.

La leyenda[editar]

Cristobal Colón ante los reyes católicos tras su regreso de América (Eugene Delacroix1839).
Según la leyenda, Cíbola sería una de las fantásticas Siete Ciudades que habrían sido fundadas por unos obispos que supuestamente huyeron desde la península ibérica cuando ésta caía en manos de los árabes. En la versión original del relato los obispos eran portugueses que habían salido desde la ciudad de Oporto y se habían establecido en una isla o tierra ubicada al oeste, cruzando el mar, donde cada uno habría fundado su propia ciudad. Posteriormente los españoles popularizaron otra versión de los hechos, donde los siete obispos eran españoles originarios de Mérida, quienes habrían escapado de allí en el año 713.2
A partir del año 722 va a iniciarse un proceso conocido como la Reconquista, que va a finalizar en 1492 cuando los reyes católicos logran desplazar a los moros de Granada, recuperando así el dominio total sobre la península ibérica.3​ Ese mismo año se va a producir la llegada de ColónAmérica, aunque éste siempre va a afirmar que ha llegado a la costa asiática, creencia que mantendrá durante toda su vida.4​ En 1507, con la publicación de la Universalis Cosmographia, de Martín Waldseemüller, America queda completamente identificada como un continente nuevo, separado de Asia. Poco después, el descubrimiento y conquista del poderoso Imperio Azteca a manos de Hernán Cortés demuestra la existencia de civilizaciones ricas y avanzadas dentro del Nuevo Mundo,5​ lo cual despierta la ambición de numerosos conquistadores españoles.
Tras la conquista de México comienzan a circular rumores sobre la existencia de otros imperios ricos y poderosos ubicados al norte del continente. Los aztecas afirmaban también que el oro utilizado en sus monumentos provenía de aquellas regiones, eso sin contar que por allí se ubicaba su tierra de origen, la mítica isla de Aztlán("lugar de blancura" o "lugar de las garzas"), que durante décadas dividió a los historiadores entre quienes defendían o refutaban su posible existencia.6
Vista del desierto de Sonora, ubicado al noroeste de México.
La leyenda medieval de las Siete Ciudades comienza a fusionarse con la historia del Nuevo Mundo cuando los cuatro náufragos de la fracasada expedición de Pánfilo de Narváez a la Florida (1528) difunden en México el rumor sobre la supuesta existencia de grandes ciudades ubicadas al norte del virreinato. Uno de los sobrevivientes de aquella saga fue Álvar Núñez Cabeza de Vaca, quien escribió un libro llamado Naufragios, en el cual narraba la larga travesía a pie que habían realizado desde Florida hasta la costa de Sinaloa atravesando todo el continente. Otro de los supervivientes de esta expedición fue un esclavo negrollamado Esteban, conocido popularmente como Estebanico.
El virrey de Nueva España, Antonio de Mendoza, decidió comprobar la veracidad de la historia organizando una expedición de reconocimiento dirigida por el fraile franciscano Marcos de Niza. Estebanico formaría parte de dicho contingente sirviendo como guía y en varias ocasiones solía adelantarse a los expedicionarios para informar al fraile sobre todo lo que había más adelante, confirmándole en una de estas avanzadas que había vuelto a escuchar rumores sobre aquellas grandes y poderosas ciudades en un lugar llamado Vacapa (probablemente en alguna parte del estado de Sonora). Estebanico finalmente murió asesinado por los indios en Háwikuha, Nuevo México, provocando el repentino fin de la expedición. Así fue, que sin ninguna prueba contundente más allá de los relatos de Estebanico, el fray Marcos de Niza se convenció de que aquellas ricas poblaciones realmente existían y que no podían ser otras más que las fabulosas Siete Ciudades que habrían sido originalmente establecidas por aquellos legendarios obispos que habían huido desde la península ibérica tras la invasión de los moros. Nacía de esta manera la leyenda americana de las Siete Ciudades de Cíbola y Quivira.
El fraile Marcos de Niza regresó a la ciudad de México narrando que había continuado la exploración después de la muerte de Estebanico y que había llegado a avistar a lo lejos una ciudad más grande que la gran Tenochtitlan(hoy ciudad de México) y que los nativos de allí usaban vajillas de plata y oro, decoraban sus casas con turquesas y usaban perlas gigantescas, esmeraldas y otras joyas más.

Expedición de Coronado hacia las Siete Ciudades de Oro[editar]

La expedición de Coronado, 1540–1542.
Al escuchar esas noticias, el virrey Antonio de Mendoza no perdió el tiempo y organizó una gran expedición militar para tomar posesión de aquellas riquísimas tierras que el fraile le había narrado con profusión de detalles.
Al mando de la misma quedó un amigo del Virrey, Francisco Vázquez de Coronado, quien llevaba como guía al fraile Marcos de Niza. El 22 de abril de 1540 salió Coronado de Culiacán al mando de un pequeño grupo de expedicionarios, en tanto el grueso de la expedición iría más lentamente a las órdenes de Tristán de Arellano (en cada villa española se reorganizaba la expedición terrestre), a la vez que partía otra expedición por mar al mando de Fernando de Alarcón para abastecer a la expedición de tierra.
Coronado atravesó el actual estado de Sonora y entró en el actual estado de Arizona. Allí comprobó que las historias de Marcos de Niza eran falsas al no encontrar ninguna riqueza de las que el fraile había mencionado, ninguna ciudad tan bella como dos Sevillas juntas, ni grandes catedrales tocadas con hermosas cúpulas doradas y puertas de turquesa; sólo unas pequeñas casuchas hechas con barro, pobladas por unos indios con cara de pocos amigos7. Asimismo resultó falsa la aseveración del fraile que desde aquellas tierras se podía ver el mar, ya que como le dijeron los nativos a Coronado y lo comprobó él mismo, el mar se encontraba a muchos días de camino.

La Gran Quivira[editar]

En la actualidad, las viejas ruinas de un antiguo asentamiento indígena en Nuevo México se conocen como La Gran Quivira. Durante la colonización española el asentamiento fue llamado Pueblo de Las Humanas.
Francisco Vázquez de Coronado llamó Quivira a un asentamiento indígena cuya ubicación se desconoce hoy en día, y desde allí partió García López de Cárdenas en busca de un río del cual los indios Hopi les habían hablado.
Para cuando llegó García López al Gran Cañón que formaba el río Colorado, el río ya había sido visitado y bautizado en su desembocadura a cientos de kilómetros de distancia por Francisco de Ulloa en septiembre de 1539, quien llamó Ancón de San Andrés al delta del río, y ya Fernando de Alarcón lo había navegado 80 leguas río arriba y bautizado con el nombre de Río de Nuestra Señora del Buen Guía en agosto de 1540.
García López no pudo encontrar una senda o atajo para bajar desde lo alto del Gran Cañón hasta el río Colorado. Sin embargo, se considera que fue el primer europeo en visitar el Gran Cañón.

Cíbola en la cultura popular[editar]

La ciudad es citada en numerosas ocasiones por el escritor estadounidense Stephen King en su novela The Stand (títulos castellanos: "La danza de la muerte" —versión censurada— y "Apocalipsis" —versión completa—). Uno de los personajes, un pirómano demente, asocia a Cíbola con la ciudad de Las Vegas y la llama "Siete en Una". La última aportación a dicha cultura popular es la creación cinematográfica de Hollywood interpretada por Nicolas Cage en la película titulada National Treasure: Book of Secrets, en la que van descifrando paso a paso una serie de enigmas hasta dar con la mítica ciudad.
El festival de cine que tiene lugar en la ciudad de Chihuahua lleva este nombre.
En la novela El presidente olvidado: Rafael Carrera el autor, Óscar René Cruz Oliva, relata que Pedro de Alvarado desvía la ruta para descubrir la costa (occidental) de India, para encontrar las Siete Ciudades de Cíbola, pero que encontró la muerte cuando se detuvo en lo que hoy son las costas de Jalisco en México. Rafael Carrera, que vive la época de la "fiebre de oro", la relaciona —en California, territorio mexicano durante la primera mitad del siglo XVIII— con aquellas ciudades.




No hay comentarios:

Publicar un comentario