lunes, 30 de junio de 2014

ESCULTURA DEL RENACIMIENTO EN ESPAÑA


RENACIMIENTO EN ESPAÑA .-

Juan de Juni

Artículo principal: Juan de Juni
San Juan Bautista de Juan de Juni, obra procedente del desaparecido convento de San Benito (Valladolid).
Juan de Juni, junto con Berruguete fue el gran maestro del Renacimiento español dentro de la escuela castellana. Su manera de trabajar era totalmente opuesta a la de Berruguete. Juan de Juni era lento, demostrando en sus obras el estudio realizado y cuidando al máximo las composiciones y las figuras de ropaje abultado y con grandes pliegues. Su estilo refleja el doble influjo de lo francés con el norte de Italia donde se educó y donde debió aprender el tema de los Entierros. Dominó distintas técnicas en distintos materiales: madera, barro y mármol. Su obra se caracteriza por los violentos escorzos y las siluetas helicoidales (influencia del manierismo romano), abriendo la puerta al barroco venidero.
Juni trabajó en Burgos, en Salamanca y finalmente en Valladolid, donde creó escuela. Fue en esta ciudad donde esculpió su obra representativa: Santo Entierro, para la capilla de fray Antonio de Guevara en el desaparecido convento de San Francisco. En Valladolid tuvo su gran taller y en esta ciudad murió, siendo enterrado en el convento de monjas de Santa Catalina.

Escultura del Renacimiento en Andalucía

Artículo principal: Escultura del Renacimiento en Andalucía
Retablo de la Iglesia de San Jerónimo en Granada, obra de Juan Bautista Vázquez El Mozo.
Durante el primer tercio del siglo XVI Andalucía fue la gran protagonista en escultura renacentista por los sepulcros marmóreos importados y por las obras de los escultores florentinos afincados en España y que trabajaron especialmente en esta región del sur:Domenico Fancelli, Pietro Torrigiano y Jacobo Florentino (ver información en sus respectivas secciones de este artículo). Los elementos de decoración importados más relevantes se dieron en el castillo de la Calahorra.
Castilla exportó su escuela y sus escultores sobre todo a Sevilla que se convirtió en un foco renacentista muy importante. En Granada trabajó con éxito Bartolomé Ordóñez en loscenotafios de don Felipe y doña Juana para la capilla Real. El burgalés Diego de Siloéacudió a Granada en 1528 requerido por el duque de Sessa afincándose en esta ciudad como arquitecto dedicando parte de su tiempo en esculpir encargos. Uno de sus mejores trabajos como escultor fueron las figuras de los Reyes Católicos que están junto al altar mayor de la capilla Real. El taller de Siloé fue muy acreditado en la ciudad de Granada.
Por los años en que Torrigiano trabajaba en Sevilla y que se importaban desde Italia los lujosos sepulcros de mármol (entre 1517 y 1526), iniciaba su carrera el escultor de origen nórdico Miguel Perrin.[17] Era un escultor con reminiscencias góticas en sus fondos paisajísticos, en consonancia con su origen nórdico y formación francesa. La mayor parte de su trabajo la dejó en la catedral de Sevilla y muchas obras fueron hechas en barro cocido siguiendo la tradición sevillana: Relieve de la Adoración de los Reyes, Entrada de Jesús en Jerusalén, estatuas de las dos portadas orientales, relieves y estatuas de la Puerta del Perdón. También en Sevilla hizo el San Jerónimo del Panteón de los duques de Osuna (también en barro cocido).

Escultura del Renacimiento en Aragón

La escultura del Renacimiento en Aragón presenta características propias muy distintas de la escuela castellana. Así como en ésta puede apreciarse una exaltación nerviosa y patética en la labra de los rostros, paños y actitudes, en la aragonesa las formas son más serenas y líricas, con un fondo goticista que se verá claramente en la obra de su mejor representante, el escultor Damián Forment.
A pesar de las buenas relaciones existentes entre el reino de Aragón e Italia no se dio el hecho (como en Castilla y Andalucía) de que trabajaran artistas llegados de Italia, con excepción del florentino Juan de Moreto, afincado en Aragón. La única pieza importada fue la del sarcófago de Ramón Folc de Cardona-Anglesola, de Bellpuig en la región catalana.
Palacio de los condes de Morata en Zaragoza.
La escultura aragonesa está muy ligada a la arquitectura civil y puede verse en portadas de palacios (como ejemplo, el de los condes de Morata en Zaragoza llamado palacio de los Luna), patios y fachadas. Los materiales empleados fueron la madera y el alabastro. La madera se empleó tanto en blanco para sillerías de coro, como policromada para retablos. El alabastro fue muy frecuente pues había muchas canteras de gran calidad en la región.El taller de Damián Forment alcanzó el máximo nivel con sus obras realizadas en este material.[nota 11]
En el primer tercio del siglo XVI destacó en Aragón la figura de Gil Morlanes el Viejo, natural de Daroca, que había comenzado su carrera como escultor en pleno arte gótico y cuyos méritos le otorgaron desde 1493 el título de “Escultor de Fernando el Católico”.
Los tres grandes escultores renacentistas fueron Damián Forment, Joly y Juan de Moreto. Con ellos terminó la primera etapa de escultura aragonesa renacentista. El periodo siguiente no aportó grandes figuras. En los últimos años del siglo XVI comenzó el lento proceso de cambio hacia la escultura romanista con la figura de Juan de Ancheta.

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