lunes, 30 de junio de 2014

ESCULTURA DEL RENACIMIENTO EN ESPAÑA


RENACIMIENTO EN ESPAÑA .-

La fama de Fancelli se extendió por toda España. Los albaceas del Cardenal Cisneros quisieron también para la tumba de este personaje una obra semejante en calidad y belleza para colocarla en la capilla de San Ildefonso, en Alcalá de Henares. Como en otras ocasiones, el escultor emprendió el viaje a Carrara, pero estando en Zaragoza enfermó gravemente y murió.[nota 6] Sin embargo ya había diseñado el monumento cuyas trazas se encargó de seguir el escultor Bartolomé Ordóñez.

Pietro Torrigiano

Artículo principal: Pietro Torrigiano
Este escultor italiano, de vida borrascosa y temperamento impulsivo, según Giorgio Vasari, apareció en la ciudad española de Granada en 1521, tras una larga estancia en Inglaterra, pasando luego a Sevilla. No está muy claro el por qué llegó hasta España, aunque se supone que lo hizo al enterarse de la gran demanda de obras renacentistas italianas que había en este país.
En Sevilla hizo un busto de barro retratando a la emperatriz Isabel, que fue un encargo con ocasión de su boda en 1526. El busto está desaparecido pero se tiene noticia de él gracias a la descripción del pintor y humanista Francisco de Holanda. Según Vasari, el escultor realizó varios encargos en barro cocido en esta ciudad para el monasterio de San Jerónimo de Buenavista ubicado en las afueras de Sevilla. Entre otras obras cita dos crucifijos, uno de ellos para el citado monasterio, que se perdieron; Antonio Palomino(pintor y tratadista), recoge la información de Vasari, diciendo del Crucifijo de barro que es «cosa estupenda».[9] Pero Juan Agustín Ceán Bermúdez decía de estas obras, y de la Virgen con el Niño que según Vasari había hecho para el mismo monasterio, que no se conservaban y no había en Sevilla «ni aún tradición de haberlas habido jamás».[10]
San Jerónimo de Torrigiano.
La obra cumbre que hizo el escultor para dicho monasterio fue el San Jerónimo que se conserva en el Museo de Bellas Artes de Sevilla.
Realizó para el mismo monasterio una Virgen en barro cocido; está sentada de frente, con la mirada distraída y con aspecto de frialdad, cosa que puede extrañar viniendo de un escultor tan vehemente en la vida real. Otra figura de la Virgen se conserva en la Universidad de Sevilla, aunque hay críticos que la consideran una copia. El duque de Arcos, según Vasari, le encargó otra escultura de la Virgen que habría sido el motivo del desenlace final y fatal de la vida del escultor. Cuando el duque pagó la obra lo hizo endinero suelto (muchas monedas), dando la impresión de que era mucho. Pero cuando Torrigiano se dio cuenta del valor de las monedas lo consideró un ultraje y en un arrebato de cólera hizo pedazos su obra con un hacha. El duque lo acusó de hereje ante laInquisición y fue arrestado y conducido al calabozo donde murió después de una huelga de hambre en 1522, según cuenta Vasari. Sin embargo, existe constancia documental de que el artista vivió hasta 1528.

Jacopo Florentino

Artículo principal: Jacopo Florentino
Fue el tercero de los escultores renacentistas que llegaron desde Florencia para trabajar en España. Además de escultor llegó a ser un buen pintor, excelente arquitecto y reconocido maestro. Vasari escribió también su biografía que no coincide en algunos datos con los archivos y documentos españoles. Vasari asegura que este escultor murió en Roma; debió confundirse con un hermano del artista, Francisco, y mezclar así sus biografías. De Jacopo Florentino (o Torni), de su estancia y muerte en España se tiene bastante noticia y documentación a través de su propio hijo Lázaro de Velasco, que también habla de su tío, micer Francisco el Indaco, hermano menor de Jacopo.[11]
Como escultor dejó en Granada el grupo de la Anunciación en la capilla Real de la catedral. Está realizado en piedra policromada; son de destacar los ricos y abundantes pliegues de las vestiduras. Se considera esta obra como una de las joyas de la escultura renacentista en España, del primer tercio del siglo XVI. Otra buena escultura es el Entierro de Cristo, con la técnica del estofado, que estaba colocada sobre un rico frontal de mármol labrado con bajorrelieves en el claustro del que fue convento de San Jerónimo en Granada. (Hoy este edificio es el museo de Granada). Se le atribuye también un Crucifijo llamado de San Agustín, de anatomía muy estudiada.

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