RENACIMIENTO EN ESPAÑA .-
Características de la escultura renacentista
Se desarrolló la escultura renacentista española en los géneros de sepulcros, sillerías de coro, imaginería y retablos, en escultura aplicada a la arquitectura y el retrato en círculos de la nobleza. Se combinó el antiguo estilo gótico con el nuevo Renacimiento venido de tierras de Italia, aunque sin la introducción del tema mitológico y mostrando en sus esculturas más los sentimientos anímicos que la belleza formal que daban los escultores italianos.[3]
La piedra fue uno de los materiales empleados más habituales en las fachadas, con un amplio repertorio ornamental de guirnaldas de frutos y follajes, volutas, medallones ygrutescos. El mármol y el bronce se utilizaron para obras exclusivas de los grandes comitentes. El material más trabajado y más representativo en el renacimiento español fue la madera con acabado de policromía, cuyo proceso es el de dorado y estofado. Se recubrían con panes de oro las imágenes y los retablos que, aunque encarecían el coste de las obras, lograban un acabado rico y llamativo que se completaba con la aplicación de pintura de color con el que se conseguía el parecido a diversas telas en las vestiduras; en las partes del cuerpo descubierto se aplicaba la «encarnación», consiguiendo un color similar al de la carne.[3] Algunos retablos se hicieron en madera blanca, es decir, madera sin pintar, encerada o barnizada lo mismo que las sillerías de los coros.
Los sepulcros se representaron con la imagen en posición yacente u orante, en construcciones arquitectónicas adosadas a los muros o en monumentos exentos y reflejando el concepto del Renacimiento del «triunfo sobre la muerte» a través de la «Fama», o sea, el recuerdo de las obras realizadas por el difunto, que son narradas normalmente mediante relieves en dichos monumentos funerarios.
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