domingo, 2 de abril de 2017

Monasterios por países - Bélgica


La abadía de Nuestra Señora de Orval (en holandés Abdij Notre-Dame d'Orval y en francés Abbaye Notre-Dame d'Orval) es una abadía cistercense fundada en 1132 en la región histórica de Gaume, en Bélgica, y está situada a Villers-devant-Orval, en la actual provincia valona de Luxemburgo. La abadía es conocida por su historia y la vida espiritual de los monjes pero también por la producción local de un queso del mismo nombre y de la cerveza trapista Orval, en la fábrica de cerveza anexa.

Primera fundación

La iglesia de la abadía.
Entrada de la abadía a través del claustro.
Modelo de la abadía anterior a la Revolución Francesa.
El lugar había sido ocupado a finales del período merovingio pero hay rastros de una capilla del Siglo X. En 1070, un grupo de monjes benedictinos procedentes de Calabria se establecieron aquí, mediando la invitación de Arnould conde de Chiny, y empezaron la construcción de una iglesia y de un monasterio. Sin embargo después de alrededor de cuarenta años, probablemente a causa de la muerte del conde Arnould, se ubicaron en otra parte. Fueron reemplazados por una comunidad de canónigos, que terminaron los trabajos. La iglesia fue consagrada el 30 de septiembre de 1124.1
En 1132, llegó un grupo de monjes cistercienses de la abadía de Troisfontaines de la Champaña y los dos grupos se unieron en una única comunidad bajo la orden cisterciense, bajo la guía del abad Constantin. Alrededor del 1252, el monasterio fue destruido por un incendio; la reconstrucción requirió alrededor de cien años.
Entre los siglos XV y XVI, las numerosas guerras entre Francia y las regiones circundantes (Borgoña y España) tuvieron un fuerte impacto sobre Orval. Se construyó una fundición en el interior de la abadía; luego, en 1637, durante la Guerra de los Treinta Años, el monasterio fue saqueado e incendiado por mercenarios franceses.
En el curso del siglo XVII, la abadía se adhirió a la rama de los trapenses de la Orden Cisterciense, pero se reconvirtió nuevamente a la Regla de San Bendecido alrededor de 1785. En 1793, durante la Revolución Francesa, la abadía, culpable de haber hospedado a las tropas austríacas, fue completamente pasto de las llamas por el ejército francés y la comunidad entera se dispersó.1

Segunda fundación

En 1887, la tierra y las ruinas de la abadía fueron adquiridas por familia Harenne, que las donó de nuevo a la Orden Cisterciense en 1926, de modo que se pudiera retomar la vida monástica en aquel lugar sagrado. Entre ese año y 1948, bajo la dirección del monje trapense Marie-Albert van der Cruyssen, se construyó el nuevo monasterio y en 1935 Orval riacquisì el riconoscimento de abadía. La nueva iglesia fue consagrada el 8 de septiembre de 1948.
Las ruinas de los edificios medievales pueden verse a día de hoy.

La leyenda de Orval

Hay una leyenda sobre la fundación de la abadía, que tiene el intento de explicar el significado del nombre Orval y su origen. Según la leyenda, Matilde de Canossa, viuda, estaba visitando el lugar, cuando se la cayó su anillo nupcial en un río. Después haber rezado para recuperar el anillo, una trucha apareció sobre la superficie del agua con el anillo en su boca. La viuda exclamó «Esto es realmente un Val d'Or!", del cual derivaría el nombre «Orval». El símbolo de la abadía muestra la trucha con el anillo en la boca, y aquel río todavía hoy abastece agua al monasterio y a la fábrica de cerveza anexa.
Abbaye d'Orval - Ruins 2.jpg




El Beguinaje de Brujas (llamado «Monasterio de la Viña» o De Wijngaard), situado en la parte meridional del centro histórico de Brujas (Bélgica), data de 1245. Está separado de la ciudad por una muralla rodeada por un foso. En 1927, una comunidad de religiosas benedictinas tomó el relevo de las beguinas que aún vivían allí, y desde entonces es un monasterio benedictino.
Este beaterio de Brujas forma parte, junto con el resto de los beguinajes flamencos, del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Su apacible recinto bordeado por una treintena de casitas de beguinas (algunas de las cuales se remontan al siglo XV) y salpicado de árboles longilíneos, es uno de los lugares más célebres de la ciudad.
Las beguinas transformaron el orden moral de la Iglesia, revolucionaron las mentalidades y modificaron el paisaje de numerosas ciudades de Flandes. «No se sabe cómo empezó este movimiento» explica Silvana Panciera, socióloga de la EHESS y autora de «Béguines» (ed. Fidélité, 2009). Sus inicios se remontan a finales del siglo XII en Lieja. En menos de veinte años se extiende por FranciaItaliaPaíses BajosAlemaniaPolonia y Hungría. Las mujeres se reúnen por todas partes, recreando ciudades dentro de las ciudades, con la intención de llevar una vida de perfección en un medio urbano, sin pronunciar votos y exentas de las reglas de la Iglesia. «El movimiento de las beguinas seduce porque propone a las mujeres existir sin ser esposas, ni religiosas, emancipadas de cualquier dominación masculina», explica Régine Pernoud en su libro «La Virgen y los santos en la Edad Media».

Historia

Muralla y portada de acceso.
Hacia 1225, un grupo de jóvenes sin recursos forman una asociación piadosa de beguinas. Se instalan cerca de un arroyo, en un lugar aislado llamado «la Viña» (De Wijngaard), a las afueras de la ciudad, y se ganan la vida trabajando la lana para los tejedores.
La condesa de Flandes Margarita de Constantinopla las acoge bajo su protección en 1245, y su intervención consigue que el obispo de Tournai, Walter de Marvis, conceda al beaterio la categoría de parroquia independiente. Su autonomía se refuerza gracias a un privilegio concedido por el rey Felipe el Hermoso: el beguinaje solo depende del tribunal real. Además, la dimensión contemplativa queda reforzada por una regla de vida. En 1275, el beguinaje se engloba dentro de los límites de la ciudad.
El siglo XV es un periodo de prosperidad. El beguinaje es rico, abarca una superficie varias veces mayor que la actual, es una auténtica ciudad dentro de la ciudad. Son muchos los fieles que acuden a su iglesia, que cuenta con un párroco asistido por cinco vicarios.
Los disturbios religiosos del siglo XVI son la causa del incendio que en 1584 destruye la antigua iglesia del siglo XIII, que se reconstruye en estilo gótico en 1604. En los siglos XVII y XVIII, el beguinaje recupera su esplendor, pero sus miembros han cambiado: aunque la orientación sigue siendo religiosa y contemplativa, las beguinas pertenecen ahora a la aristocracia, y su forma de vida es la de las canonesas. La admisión es socialmente selectiva, si bien se sigue aceptando el ingreso de algunas «beguinas pobres».
La portada de acceso data de 1776. El beaterio queda suprimido por la administración revolucionaria francesa a finales del siglo XVIII. En 1798, sus bienes son entregados a la Comisión de Hospicios.
En 1803, unas cuantas beguinas retoman la vida en común, pero esta forma de vida no se adapta a la mentalidad moderna de los siglos XIX y XX. El beguinaje sigue existiendo durante un siglo más, aunque su decadencia parece inevitable. No obstante, a principios del siglo XX, el canónigo Rodolphe Hoornaert toma la iniciativa de fundar una nueva comunidad religiosa, las «Hijas de la Iglesia», que adopta la regla de San Benito. El beguinaje es actualmente el monasterio benedictino de la Viña.

Patrimonio

Casa de la Gran Dama en primavera.
  • La monumental portada a la que se accede por un puente de tres arcos sobre el río Minnewater está ornado por una estatua de santa Isabel de Hungría, patrona de varios beguinajes. La portada data de 1776.
  • Una treintena de casitas de beguinas de color blanco, que en su mayoría datan de los siglos XVIXVII y XVIII, rodean un jardín y una iglesia de estilo barroco. Cerca de la entrada, una de las casas se ha convertido en museo sobre la vida cotidiana de las beguinas. Se pueden ver cuadros de los siglos XVII y XVIII, mobiliario de época e instrumentos de trabajo de las beguinas, sobre todo de bordado y elaboración de encaje.
  • La iglesia de Santa Isabel es de estilo gótico. La sillería del coro data del siglo XVII. La Liturgia de las Horas ocupaba un importante espacio en la vida cotidiana de las beguinas, como lo hace hoy en la de las religiosas benedictinas.
  • La casa de la Gran Dama (superiora de la comunidad) es muy reconocible, ya que está flanqueada por una pequeña capilla más antigua (del siglo XV). La casa contigua era una enfermería. Cerca de ella hay seis casas más pequeñas que estaban reservadas a las beguinas económicamente más desfavorecidas.
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El Priorato de Klaarland o el Priorato de Nuestra Señora de Klaarland (Priorij Onze-Lieve-Vrouw van Klaarland) es un monasterio trapense en Lozen, Bocholt en la provincia de LimburgoBélgica.

Historia

En 1970, seis monjas de la Abadía de Nuestra Señora de Nazaret en Brecht iniciaron una nueva fundación: primero, en el distrito de Kiewit en Hasselt y, desde 1975, en el actual sitio en Bocholt.2El priorato permanece subordinado a la abadía de Brecht.2

La vida diaria

La vida en el priorato se caracteriza por la oración, la lectura y el trabajo manual, los tres elementos básicos de la vida trapense. La rutina es interrumpida en horas establecidas para la celebración de la Liturgia de las Horas. Estos siete servicios de oración, que tienen lugar a lo largo del día, son de acceso libre, tanto huéspedes como visitantes. Cada día hay un considerable tiempo previsto para la lectura mental o Lectio Divina. Como en todas las demás comunidades, las monjas trabajan para ganarse su sustento. A lo largo de los años, han ido surgiendo ideas de negocio como la venta de productos, tales como levadura de cerveza, tejidos hechos a mano, adornos, velas, ungüentos, aceite de masaje y tarjetas de felicitación. También hay una pequeña casa de huéspedes donde las mujeres que buscan el silencio y la oración pueden permanecer un par de días. No obstante, el priorato no puede ser visitado de manera turística.
vooraanzicht


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