La alcancía es una pieza tradicional alfarera en forma de vasija de perfil ovoide, culminada en su parte más alta por un remate cónico, y totalmente cerrada pero que presenta, por lo general en su parte superior, una estrecha hendidura para guardar monedas. Las alcancías tradicionales son de barro, y para recuperar las monedas es necesario romperlas. También se fabrican modelos en materiales resistentes o flexibles (plástico o metal, por ejemplo). La alcancía común y más popular no se vidriaba.1
Tanto los diccionarios generales como los manuales especializados completan este significado con otros dos estrechamente ligados a la morfología de la pieza y a la violencia de su final: la alcancía como "bola hueca de barro seco" (al sol), del tamaño de una naranja, que contiene flores o cenizas y se usaba como arma arrojadiza en los juegos de alcancías (llamados también correr alcancías). El otro significado, más declaradamente bélico, se le daba a las ollas que, cargadas de alquitrán u otro tipo de material inflamable, se utilizaban como arma de guerra.
Correr alcancías
Se llamaba juego de alcancías o correr alcancías a una especie de torneo en que un grupo de jinetes a caballo contendían arrojándose alcancías rellenas de ceniza o flores que, en el mejor de los casos, se estrellaban en la adarga o en el escudo. Enrique de Leguina y Vidal (barón de la Vega de Hoz), en su Glosario de voces de armería, tras citar el Tesoro de la lengua castellana, de Sebastián de Covarrubias, define como alcanciazos a dichos golpes.3
Glosario de nombres
El tesoro lingüístico de la cultura popular ofrece una rica galería de nombres para designar un pequeño objeto, aparentemente insignificante, como la alcancía.4 Entre los sinónimos más conocidos: hucha, cerdito o chanchito, cofre o cofrecillo... Entre los más antiguos: hurtadineros, ladronera, olla ciega y vidriola.5 Y entre las voces regionales: almajarra, driola, ladriola, furchaina, furtainés.6
- Etimologías: alcancía (del árabe hispánico alkanzíyya, este del árabe clásico kanz, tesoro, y este del pelvi ganǰ ). En castellano, la voz equivalente de origen latino es hucha, a través del término francés «huche».
Alcancías cervantinas
Cervantes recoge el significado de alcancía como hucha de ahorros en una de las "cartas de Teresa Panza a Sancho Panza, su marido", que pueden leerse en el Capítulo LII del Quijote:
"Sanchica hace puntas de randas; gana cada día ocho maravedís horros, que los va echando en una alcancía para ayuda a su ajuar; pero ahora que es hija de un gobernador, tú le darás la dote sin que ella lo trabaje. La fuente de la plaza se secó; un rayo cayó en la picota, y allí me las den todas. Espero respuesta désta, y la resolución de mi ida a la Corte; y con esto, Dios te me guarde más años que a mí, o tantos; porque no querría dejarte sin mí en este mundo."
El Chan Chu (en chino: 蟾蜍; pinyin: chánchú) significa 'sapo o rana del dinero' o 'sapo o rana de tres patas' es una estatuilla que representa un sapo o rana (se cree que una rana toro) con tres patas y monedas chinas del I Ching (una de ellas en su boca), y, a veces, sobre monedas I Ching o lingotes de oro.
Leyenda del Niño y la Rana
Una vez, un niño campesino estaba jugando en una charca cuando vio una rana y le arrojó una piedra. La rana se escondió bajo el agua. El niño, ya arrepentido, se dirigía todos los días a la charca para darle de comer, pero ésta nunca salía. El niño fue creciendo pero no por ello dejó de dejarle alimentos todos los días. Un día la volvió a ver y notó que tenía tres patas por el golpe que él le había ocasionado años atrás y le pidió perdón. El tiempo pasó y el campesino tuvo un hijo que se enfermó y no tenía dinero para comprar los caros medicamentos que le hacían falta. Un día, cuando el niño estaba agonizando, se escuchó a la rana croar. Ésta entró al lugar donde todos estaban junto al niño con una moneda de oro en la boca, con la que el campesino pudo comprar los medicamentos. La familia del niño, desde entonces, creó la Chan Chu en honor a la rana que los ayudó.
Chan Chu como diosa china
Otra de las leyendas dice que la rana es la esposa de uno de los ocho inmortales, convertida en rana de tres patas como castigo de su avaricia: por eso mismo está siempre con una moneda en la boca. Chan Chu sale todas las noches a recolectar monedas, por lo cual se la puede ubicar cerca de la puerta, mirando hacia dentro o hacia fuera pero siempre en diagonal y nunca directamente enfrentada a la misma (porque en este último caso saldrá de la casa y ya nunca volverá). Deben colocarse en el suelo, dentro o fuera de la casa, pero no en muebles altos pues entonces no podrá saltar y salir de la vivienda para cumplir su misión. También pueden estar en la dirección Sheng Chi de cada uno o en forma más general, al Sudeste.
En el taoísmo
Otra leyenda dice que un monje taoísta poseía un sapo de tres patas y que para sacarlo del estanque le hacía una fila de monedas de oro y el sapo las recogía con la boca, poco después el monje se hizo rico.
En el Feng Shui
Según este sistema de estética chino, la figurilla de la rana no debe ser ubicada cara a cara frente las puertas, ya que ésta se escapará y no regresará. Tampoco se debe poner en sitios altos, porque le sería imposible saltar para salir durante las noches. Por último, tampoco debe ser colocada delante de un espejo, pues la posición del sapo debe ser mirando hacia adentro.
- Si se le pone una moneda de cobre, cobre traerá.
- Si se coloca una moneda de plata, la plata no faltará.
- Si se le regala una moneda de oro, la fortuna sonreirá.
Hucha (galicismo, del francés «huche»), cerdito y chanchito son nombres tradicionales de un recipiente destinado a la acumulación y el almacenaje de monedas, usado en especial por los niños. Tradicionalmente se fabrican huchas con forma de cerdo, antes en barro sin esmaltar y luego en compuestos cerámicos y otros materiales (madera, metal, plásticos, etc). En gran parte de Hispanoamérica, el mismo objeto se designa con el término de origen andaluz alcancía.1 En Bolivia, Costa Rica y Cuba, se le llama huaca.2
Las huchas se han utilizado para estimular el ahorro en los niños: el dinero podía ser insertado fácilmente por una ranura, pero había que romper la alcancía para sacarlo.nota 1 nota 2 También existen huchas mecánicas en las que, poniendo la moneda en un punto determinado, se acciona un mecanismo (manual o automáticamente) para "engullirla".
Orígenes del «cerdito»
Inglaterra
En la Inglaterra del siglo XV, para fabricar artículos y utensilios de cocina se utilizaba un tipo de arcilla, de color casi naranja, que se conocía como "pygg".3 En aquel tiempo también se empezaron a usar ollas y jarras para guardar (ahorrar) monedas, por lo que comenzaron a llamarse "pygg jar". Más tarde, en el siglo XVIII se le dio a aquel recipiente el nombre que ha llegado hasta nuestros días: piggy bank. El nombre evoca el juego de palabras con los nombres en, idioma inglés de la arcilla y del cerdo ("pygg", arcilla rosada, y pig, "cerdo") y los conceptos asociados a la riqueza y la abundancia).4
Lejano Oriente
En el Lejano Oriente, existen figuras con un simbolismo relacionado con la fortuna, como el Chan Chu (sapo o rana del dinero) o el gato de la fortuna japonés, Maneki Neko, de color amarillo, asociado a la economía de quien lo posee y modernamente convertido en alcancía. Otro objeto similar es el jabalí indonesio («celengan o celeng»), usado como símbolo en los bancos nacionales de aquel país.
Emblema social y coleccionismo
- En un contexto social, las huchas aún son utilizadas en cuestaciones populares, recogida de dinero para obras benéficas. Así, por ejemplo, en favor de Afanoc, Aspanion, Domund y la Asociación Española Contra el Cáncer. Con el siglo XXI, el vehículo de muchas de esas campañas.5
- Algunas organizaciones benéficas distribuyen alcancías solidarias por los comercios como parte de sus campañas de recaudación de fondos.
- Todavía hay bancos que reparten alcancías entre los niños para incentivar su inclinación al ahorro. Por ejemplo el Danske Bank que repartió alcancías con la forma del pingüino Pondus.
- La alcancía se ha convertido en un objeto coleccionable, con infinidad de modelos, algunos considerados como piezas de arte moderno.
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