martes, 18 de septiembre de 2018

LEYENDAS POR CULTURA - EUROPA

EN ESPAÑA

Martín Alhaja es un personaje de leyenda que tuvo una participación decisiva en la conquista de Cuenca por las tropas cristianas de Alfonso VIII en 1177.

Contexto histórico[editar]

En el contexto de la guerra de Reconquista, en la que los caudillos cristianos estaban enfrentados a los almohades por el control de la península ibérica, a principios de 1177 el rey de Castilla Alfonso VIII ordenó poner asedio a Cuenca. La ciudad, situada sobre un cerro rocoso y fuertemente amurallada, parecía ser inexpugnable para las armas de la época.

La leyenda[editar]

«Con la ayuda de Martín
Y la Virgen de la Luz
Llegó la conquista al fin.
Ya es cristiana Cuenca sin rodeos
Desde el día de San Mateo.»
1
Según la leyenda, Martín Alhaja era un pastor cristiano cautivo de los moros de Cuenca, a quien un día se apareció la virgen haciéndole la revelación de que pronto tendría un papel relevante en la conquista de la ciudad por parte del ejército cristiano. Habiendo sacado a pastar sus carneros fuera de la muralla junto con otros dos pastores árabes, fueron encontrados por los soldados, que dieron muerte a sus acompañantes. Identificándose como cristiano, Martín mostró a los soldados la manera de penetrar fácilmente en Cuenca: tras matar algunos carneros y cubrirse con sus pieles, Martín y los soldados se acercaron a la puerta del Aljaraz, custodiada por un guardián ciego que permitió el paso de todos ellos; una vez franqueada la muralla, los soldados consiguieron vencer la resistencia de toda la guarnición, tomando posesión de la ciudad en la mañana del 21 de septiembre de 1177, festividad de San Mateo.2

La base histórica y su refutación[editar]

El origen de la leyenda parece ser la relación que un tal Giraldo, titulado canciller del rey, dejó escrita del episodio de la conquista de la ciudad en Estoria de Conca; esta crónica, fechada en 1212, relata casi exactamente la misma historia, exceptuando el detalle de la aparición de la virgen.3​ El relato fue recuperado en el s. XVI por Antonio de Santa María en Vida de San Julián y por Francisco Escudero en Vida y milagros del glorioso San Julián, que desconociendo la crónica de Giraldo asentaron como auténtica lo que ya por entonces era una tradición popular.4
La inverosimilitud de la historia motivó que a principios del s. XVII, Juan Pablo Mártir Rizo la reputara como absurda en su Historia de la muy noble y leal ciudad de Cuenca;5​ a finales del s. XVIII sería Gaspar Ibáñez de Segovia quien la calificara de dudosa en la Crónica del rey D. Alonso el Noble,6​ opinión que a mediados del s. XIX compartiría José Amador de los Ríos.7​ Por estas mismas fechas, la Real Academia de la Historia rechazó la publicación de la Estoria de Conca por tener serias dudas sobre su legitimidad, teniendo en cuenta que el lenguaje empleado en ella era propio de una época posterior a la de su data.8​ Poco después, Trifón Muñoz y Soliva resaltó las incoherencias anacrónicas de Giraldo, las sospechosas semejanzas que su historia tenía con el episodio homérico de Odiseo y Polifemo y la falsa condición de Giraldo de canciller, concluyendo que su relación era apócrifa.9​ José María Quadrado la tachó directamente de «centón de embustes».










Dibujo que muestra un mueble construido para el Templo de Salomón, de una biblia en latín de mediados del siglo XVI. La cita que describe la imagen en el libro dice "Una descripción del mar, que es la fuerza más grande de los buques mercantes de agua"
Dibujo que muestra un mueble construido para el Templo de Salomón, de una biblia en latín de mediados del siglo XVI. Se trata de donde se colocaba el pan, los platos, las jarras y otros utensilios.
La Mesa de Salomón (rey de Israel, 978-931 a. C.) –conocida también con los nombres de Tabla o Espejo de Salomón–, es una leyenda que cuenta cómo el rey Salomón escribió todo el conocimiento del Universo, la fórmula de la creación y el nombre verdadero de Dios: el Shem ha-meforash, que no puede escribirse jamás y solo debe pronunciarse para provocar el acto de crear. Según la tradición cabalística,
"Salomón lo confía a una forma jeroglífica de alfabeto sagrado que, aunque evita la escritura del Nombre de Dios, contiene las pistas necesarias para su deducción. Este jeroglífico tiene como soporte material un objeto: la llamada Mesa de Salomón".
Eslava Galán, op. cit.
Según esta leyenda, la trascendencia de la tabla está en que dará a su propietario el conocimiento absoluto (ya que el pronunciar el nombre de Dios significa abarcar a toda su creación), pero el día que sea encontrada el fin del mundo estará próximo.
A menudo se ha asociado el aspecto de la mesa al que tenía un mueble del Templo de Salomón que simbolizaba el mar.















Descripción[editar]

Hay varias descripciones de la que puede ser la Mesa de Salomón:
  • En la Biblia se dice, que, como parte del mobiliario del Templo, el rey Salomón:
Hizo fundir asimismo un mar de diez codos de un lado al otro, perfectamente redondo; su altura era de cinco codos, y lo ceñía alrededor un cordón de treinta codos. Y rodeaban aquel mar por debajo de su borde alrededor unas bolas como calabazas, diez en cada codo, que ceñían el mar alrededor en dos filas, las cuales habían sido fundidas cuando el mar fue fundido. Y descansaba sobre doce bueyes; tres miraban al norte, tres miraban al occidente, tres miraban al sur, y tres miraban al oriente; sobre estos se apoyaba el mar, y las ancas de ellos estaban hacia la parte de adentro. El grueso del mar era de un palmo menor, y el borde era labrado como el borde de un cáliz o de flor de lis; y cabían en él dos mil batos.
Libro de los Reyes, capítulo 7. Versísculos 23 a 26
  • Según el Ajbar Machmua, una crónica bereber del siglo XI, es una mesa «cuyos bordes y pies, en número de 365, eran de esmeralda verde».
  • Al-Macin asegura que estaba «compuesta por una mezcla de oro y de plata con tres cenefas de perlas».
  • Según las órdenes de Yavhé a Moisés, él debería construir una mesa que debería estar hecha de madera de acacia y cubierta de oro puro, sin plata ni perlas,2​ y sobre ella debería de colocarse el pan.
Haz una mesa de madera de acacia. La mesa debe medir noventa centímetros de largo, cuarenta y cuatro centímetros de ancho y sesenta y seis centímetros de alto. Recubre la mesa de oro puro y hazle un borde de oro alrededor. Luego hazle un marco de siete centímetros de ancho y ponle un ribete de oro. Haz también cuatro argollas de oro y colócalas en las cuatro esquinas de la mesa, sobre las cuatro patas. Pon las argollas cerca del marco, para sostener las varas que vas a usar para cargar la mesa. Usa madera de acacia para hacer las varas y recúbrelas de oro. Las varas son para cargar la mesa. Harás de oro puro los platos, cucharones, jarras y tazones. Las jarras y los tazones se usarán para servir las ofrendas. Colocarás en la mesa, permanentemente ante mí, el pan de la presencia.
Éxodo, capítulo 25. Versículos 23 a 30.
Existe la teoría de que la Mesa de Salomón descrita por los musulmanes españoles era la Tabula Smaragdina, atribuida a Hermes Trismegisto:
«Esta Mesa de Esmeraldas se ha dicho que era la Tabla-Mesa de Salomón. Su nombre recuerda la Tabla Esmeraldina del hermetismo alquimista, que da título a uno de los textos herméticos atribuido a Hermes y grabado en una tabla de esmeralda de una sola pieza.»
Ángel Almazán3
Recientemente se lanzó la hipótesis de que "La Mesa de Salomón" no fuese un objeto físico, sino un concepto, (de un conocimiento secreto quizá, que se habría transmitido a lo largo de la historia)
«¿Pero y si la Mesa de Salomón no existió nunca y solo se trata de un concepto?»
Manuel Jesús Segado-Uceda4

Historia[editar]

Salvada por los sacerdotes cuando el saqueo y destrucción de tiempos de Nabucodonosor II, estaba depositada en el Templo de Jerusalén, y fue trasladada a Roma cuando Tito a su vez lo destruyó en el año 70, y guardada en el templo de Júpiter Capitolino primero, y más tarde en los palacios imperiales.
Todo lo que las naciones más venturosas habían podido acumular de precioso, de más maravilloso y de más caro con el paso de los siglos, quedaba reunido aquel día para dar a conocer al mundo hasta qué punto se elevaba la grandeza del Imperio. Entre la gran cantidad de botines, los que destacaban con dorado brillo eran los que habían sido capturados en el templo de Jerusalén, la mesa de oro que pesaba varios talentos y el candelabro de oro... (Flavio Josefo, Guerra de los judíos, VII, XVIII)
Cuando los godos saquearon Roma en el año 410, fue llevada a Carcasona, como parte del «Tesoro Antiguo», y luego a Rávena para salvarla de los ataques francos. En 526 la reclamó el rey Amalarico, y Teodorico, rey de los ostrogodos, se la devuelve. Esta historia contada por Procopio de Cesarea5​ es la última noticia cierta que se tiene durante años: ni los francos ni los árabes lo mencionan entre el botín conseguido en sus sucesivas invasiones de la región.
Alarico II tuvo que abandonar Tolosa, la capital de los visigodos, en el año 507 perseguido por los francos, y se refugió en España. Se supone que tras el asesinato del rey en Barcelona la Mesa fue trasladada con el resto del tesoro, que se instaló en Toledo (nueva capital). Sin embargo, no se ha podido probar con certeza, la única cita es de Aben Adhari:
Trasladaron tesoros y botines innumerables, entre los cuales se encontraban misteriosos amuletos mágicos, de cuya conservación y custodia dependía la suerte del Imperio fundado por Ataúlfo...

Cronología[editar]

Crónicas de Al-Ándalus[editar]

La leyenda musulmana más extendida defiende que la mayor parte del tesoro real que acompañaba a Alarico en su huida de las Galias fue guardado durante siglos en la "Cueva de Hércules" de Toledo. Cuando Táriq derrota a Rodrigo en la batalla de Guadalete (año 711) y avanza por el reino sin encontrar resistencia, la Mesa de Salomón se lleva a Medinaceli para salvarla, de ahí que fuese llamada Medina Talmeida ("Ciudad de la Mesa") y Medina al Shelim ("Ciudad de Salomón").
El Obispo don Rodrigo Ximénez de Rada, basándose en textos de al-Razi y de Ibn al Qutiyya, cuenta cómo Táriq atravesó unos montes llamados Gebelculema (Yabal-Sulayma, es decir, "Montaña de Salomón": Zulema) y llegó a Complutum (Alcalá), donde halló escondida la mesa, que según esta historia tenía 365 patas de oro con miles de esmeraldas engastadas.
En la crónica bereber Ajbar Machmua se relata que Muza, envidioso del éxito obtenido por su lugarteniente Táriq en Guadalete frente al rey visigodo, desembarcó en la península para enfrentarse con él por la posesión de una mesa que habría sido de Salomón y que estaba entre el tesoro real godo en Toledo. Ambos fueron a Damascopara que el Califa Suleimán I se pronunciara, y ninguno volvió a la península.
Más tarde, la Mesa vuelve a ser mencionada por dos cronistas árabes:
en el año 93 de la Héjira, Táriq conquistó Al-Ándalus y el reino de Toledo y le llevó a Walidi, hijo de Abd el-Malek, la mesa de Salomón, hijo de David, compuesta por una mezcla de oro y de plata con tres cenefas de perlas.
Al-Macin
Al-Makkara le responde en su Historia de las dinastías mahometanas:
La famosa mesa que Tárik encontró, no perteneció jamás a este profeta... que su origen es que en tiempos de los reyes cristianos había la costumbre de que cuando moría un señor rico dejase una manda a las iglesias, y con estos bienes hacían grandes utensilios de mesas y tronos, y otras cosas semejantes de oro y plata, en que sus sacerdotes y clérigos llevaban los libros de los Evangelios, cuando se enseñaban en sus ceremonias, y que las colocaban en los altares en los días de fiesta, para darles mayor esplendor con este aparato (o adorno). Esta mesa estaba en Toledo por tal motivo, y los reyes se esforzaban por enriquecerla a porfía, añadiendo cada uno alguna cosa a lo que su predecesor había hecho, hasta que llegó a exceder a todas las demás alhajas de este género, y llegó a ser muy famosa. Estaba hecha de oro puro, incrustado de perlas, rubíes y esmeraldas, de tal suerte que no se había visto otra semejante.
Al-Makkara

La Cueva de Hércules[editar]

Según la leyenda, Hércules edificó un palacio encantado cerca de Toledo, construido con jade y mármol, y ocultó en su interior las desgracias que amenazaban a España. Puso un candado en la puerta y ordenó que cada nuevo rey añadiera uno, ya que las amenazas se cumplirían el día en que uno de ellos fuera curioso y entrara. Don Rodrigo fue ese rey, y del palacio solo queda la cueva que se supone oculta maravillosos tesoros. Según la leyenda, el rey visigodo abrió o rompió cada candado, llegó a una primera sala, que parecía un lugar de oración, avanzó y llegó a una segunda, supuestamente de ceremonias, llegó a una tercera que tenía un cofre, el rey lo hizo abrir: había un lienzo con dibujos de guerreros a caballo y espadas curvas, con una inscripción que dice "cuando ojos humanos vean este lienzo, estas criaturas dominarán la tierra santa" (supuestamente estos corresponderían a los musulmanes que invadieron el reino al año siguiente). Don Rodrigo no pasó a la cuarta sala, aunque se dice que vio el espejo o mesa de Salomón, porque había dos guardias de metal de varios metros de alto armados con mazos que se movían a la más mínima presencia que entrara en la sala.
En los últimos años, buscadores de tesoros investigan por las cuevas y subterráneos de Toledo, relanzando la teoría de la tabla frente a la de la mesa de las crónicas musulmanas, dando por hecho que el verdadero tesoro de los reyes visigodos nunca fue encontrado ni abandonó la capital.6

La leyenda en la Iglesia de Santa María de Melque (Toledo)[editar]

El investigador José Ignacio Carmona Sánchez, en su estudio histórico Santa María de Melque y el Tesoro de Salomón,7​ señala cómo existe total unanimidad por parte de historiadores con respecto a la Mesa en lo siguiente:
  • De existir una Mesa llamada de Salomón, no fue ninguna de las halladas tras la invasión árabe, como se desprende de las fuentes más autorizadas; prueba de ello es que en los siglos posteriores muchas personas principales como Felipe II, proseguían con su búsqueda.
  • Hasta el último momento, el clan godo que apoyaba la invasión no temió por las reliquias, pues lejos de ver a los árabes como una amenaza, esperaban ser restituidos en el trono.
  • Los visigodos ocultaron no pocos de sus tesoros y secretos en sarcófagos y cuevas de construcciones visigodas, lo que coincide al ciento por ciento con los descubrimientos.
  • El clan visigodo perdedor, al verse sorprendido por el rápido avance de los musulmanes, improvisó vías de salida, llevando consigo los objetos de importancia, tal como se relata con respecto al famoso arca de las reliquias, que acabó en una cueva a las afueras de Oviedo. La ocultación en las proximidades de la capital apunta a un exceso de confianza y bien pudo ser llevado a cabo por cualquiera de los clanes; por el clan vencedor porque no se fiaría de los árabes hasta no ser restituido; por el clan derrotado porque pudo confiar en la transitoriedad que suponían las constantes alternancias y luchas de poder en el mundo visigodo.
  • Las vías naturales de salida de Toledo irían en la dirección de los montes de Toledo, donde existían antiguas vías romanas que facilitaban la huida, tal como se confirma con la trayectoria y localización del Tesoro de Guarrazar.
  • En la misma trayectoria de la localidad donde apareción el Tesoro de Guarrazar (Guadamur), y apenas a unos kilómetros equidistantes, se encuentra, no por casualidad, una de las iglesias más antiguas y desconocidas de España. Esta iglesia cuenta con todos los elementos razonables de probabilidad: un arcosolio, una intrincada red de galerías subterráneas, una posterior vinculación a la Orden del Temple y leyendas y tradiciones que la relacionan con los tesoros templarios.
Louis Charpentier8​ pone el ejemplo de Dormelle (Seine-et-Marne), un subterráneo muy amplio con bóveda de ladrillo y forma de cuna que se comunicaba, tomando la dirección de Paley, con una encomienda templaria hermana. En el Castillo de Montalbán sus subterráneos son funcionalmente anacrónicos y guardan una semejanza casi absoluta con la descripción de Charpentier.
Alguno de estos objetos podría estar ubicado en el entorno del Castillo de Montalbán y la Iglesia de Santa María de Melque, en Toledo:
"La Iglesia de Santa María de Melque era un lugar idóneo para ocultar cualquier tesoro, debido a la existencia en sus aledaños de una intrincada red de galerías que se proyecta hasta el cercano Castillo de Montalbán.
[...]
La trama del Grial tiene su punto de inflexión en Toledo, a través de Flegetanis, no por casualidad "del linaje de Salomón". Solo en Toledo podrían hallarse los hombres puros, es decir, los del "saco de Benjamín", la más pura aristocracia judía, los atávicos custodios de los objetos sacrosantos del pueblo judío. El Castillo de Montalbán (¿Montsalvat?9​) encuentra su protagonismo independientemente de si en sus entrañas, comunicadas con la Iglesia de Santa María de Melque, exista una piedra llamada GrialMesa de Salomón.".
Santa María de Melque y el Tesoro de Salomón. José Ignacio Carmona Sánchez, 2011.10

La Mesa de Salomón viaja hacia el Norte[editar]

Otra de las hipótesis que se han barajado para tratar de ubicar el paradero último de este importante objeto de culto, es la montaña asturiana. A raíz de la publicación del libro El nombre de Dios. El enigma de la Mesa de Salomón11​ el investigador Javier Martínez-Pinna pudo comprobar como la práctica totalidad de las reliquias que estaban en manos de los visigodos fueron trasladadas hacia el norte peninsular a partir del 711, para que no cayesen en manos de los conquistadores musulmanes. En este sentido, Martínez-Pinna destaca que Antes de que se produjese la caída de Toledo en manos de los musulmanes, los visigodos tuvieron que sacar todas las reliquias y los objetos del Tesoro Sagrado que aún se encontraban entre sus muros para enviarlos hacia el norte. El camino más lógico fue seguir la calzada romana que llevaba hasta la ciudad de Astorga, punto por donde se tenía que pasar obligatoriamente para llegar a Asturias, foco de última resistencia y lugar hacia donde dirigió sus pasos el que sería rey Pelayo, al que la tradición considera custodio del tesoro visigodo.12
En esta ocasión, el tesoro habría llegado no hasta una ciudad, sino a un monte, el Monsacro, en donde sabemos que permaneció hasta que Alfonso II decidió trasladar parte de lo que allí se escondía hasta Oviedo, pero de la Mesa nunca más se supo nada.
Curiosamente, esta bella montaña asturiana es considerada por muchos, entre ellos el periodista Manuel Cimadevilla, como uno de los más importantes enclaves mágicos de la región, un lugar por donde pasaban dos vías emblemáticas como eran la Ruta de la Plata y una de las variantes del Camino de Santiago. También es el lugar en donde podemos encontrar dos capillas medievales de origen templario, construidas sobre un conjunto tumular de origen megalítico, en donde se desarrolló el culto a la diosa madre y que fue utilizada por Toribio para esconder las reliquias que llevó consigo. Es más, según Cimadevilla, los caballeros templarios pudieron llevar a cabo excavaciones en este lugar en busca de antiguos objetos sagrados y los manuscritos secretos del rey Salomón.

La leyenda en Francia[editar]

Ante la presión de los merovingios, los visigodos de Carcasona construyeron una fortaleza en la antigua ciudad de Rhedae, en el condado de Razés, donde ocultaron sus tesoros antes de ser expulsados definitivamente de las Galias por Clodoveo I.
En 1803 se investigó en Carcasona un pozo en el que, según la leyenda, había un gran tesoro godo. La búsqueda fue inútil, aunque se ha repetido en años posteriores.
A finales del siglo XIX, Berenguer Sauniére, párroco de Rennes le Chateau, se convierte de pronto en un hombre enormenente rico tras realizar unas obras en un altar visigótico de la ermita del pueblo. Descubre unos documentos antiguos y se dedica a partir de entonces a realizar excavaciones por toda la región, gastando grandes sumas y entrando en contacto con logias ocultistas, hasta el punto de ser amonestado por la Santa Sede y suspendido "a divinis" en 1910. Tras su muerte en 1917, hubo tan gran número de personas buscando un supuesto tesoro visigodo más importante que el oro, que las autoridades han prohibido cavar en todo el término municipal. A raíz de nuevas modas, actualmente se relaciona su tesoro con el Santo Grial.


Mesa de Salomón“.
Cueva de Hércules en Toledo
Cueva de Hércules en Toledo por David Utrilla
Se trata de un objeto único por su valor simbólico y material que los árabes encontraron en la capital del reino visigodo en los primeros días de la conquista y las crónicas musulmanas denominaron unánimemente Mesa de Salomón. Este episodio tuvo gran difusión y fue mencionado junto con el relato de “La Casa cerrada de Toledo” en Las mil y una noches.
Documentación sobre la mesa de Salomón recopilada por Ángel Almazán de Gracia y otros autores:

LAS CRÓNICAS ÁRABES Y BERÉBERES

 1º) Ajbar Machmua recoge una crónica anónima del s.XI, en la que se lee:
“Tárik llegó a Toledo, y dejando allí algunas tropas, continuó su marcha hasta Guadalajara, después se dirigió a la montaña, pasándola por el desfiladero que tomó su nombre, y llegó a una ciudad que hay a la otra parte del monte, llamada Almeida (la Mesa), nombre debido a la circunstancia de haberse encontrado en ella la Mesa de Salomón, hijo de David, cuyos bordes y pies, en número de 365, eran de esmeralda verde. Llegó después a la ciudad de Amaya, donde encontró alhajas y riquezas, y … volvió a Toledo en el año 93” .
2º) El pseudo Ben Qutaiba en Imamat wa-l-Siasat:
“Luego Musa marchó a través del país, hasta que llegó a la ciudad de los reyes, Toledo, donde encontró un palacio llamado la “mansión de los monarcas”, denominado así por la circunstancia de haberse hallado allí veinticuatro diademas de oro, una por cada uno de los reyes que habían reinado en España. Cada diadema tenía una inscripción que decía el nombre del rey al cual había pertenecido, el número de hijos que había dejado, el día de su nacimiento, el de la subida al trono y el de la muerte; porque había la costumbre, entre los soberanos godos de España, que la diadema usada por cada uno de ellos durante su vida debiera, después de muerto, ser depositada en aquella mansión. Además de estos tesoros encontró Musa en el mismo palacio una mesa en la que estaba el nombre de Salomón, hijo de David (sobre ambos sea la paz) y otra mesa de ágata. Cuando Musa vio estos objetos, los puso inmediatamente bajo la custodia de personas de confianza, elegidas por él, y los ocultó a los ojos de los suyos, pues tal era el valor de éstos y otros preciosos objetos encontrados al tiempo de la invasión de España por los musulmanes, que no hubo un solo hombre en el ejército que pudiera (ni aun aproximadamente) apreciar su valor; así respecto a la plata, el oro, brocados y otros artículos de vestir o muebles, ningún hombre, por hábil que fuera, pudo llegar a calcularlos”.
3º) Ben Abu Al-Hakam en Kitab Futuh Misr escribe:
“Abd al-Rahman, con referencia a Yahya ben Buqair, y éste apoyado en Al-Laith ben Saad, cuenta que cuando la España fue conquista por Musa ben Nusayr, éste tomó la mesa de Salomón, hijo de David, y la corona. Dijeron le a Tariq que la mesa estaba en un castillo llamado Farás, a dos jornadas de Toledo, y que su gobernador era un hijo de la hermana de Rodrigo. Tariq le ofreció carta de seguridad para él y su familia, y habiendo aceptado, se presentó y fue recogido por Tariq, como le había prometido. Éste le prometió la mesa y la entregó. Tenía tanto oro y aljófar, como no se había visto cosa igual. Tariq le arrancó un pie con el oro y perlas que tenía, y le mandó poner otro semejante.Estaba evaluada en 200.000 dinares..”.
4º ) Al-Maqqari en Naft al-tib:
“Cuenta Ben Hayyan [en su Historia de las dinastías mahometanas] que aquella tan famosa mesa que se dice proceder de Salomón, según cuentan los cristianos, no perteneció a éste, y que su origen es que en tiempos de los reyes cristianos había la costumbre de que cuando moría un señor rico dejase una manda a las iglesias, y con estos bienes hacían grandes utensilios de mesas y tronos, y otras cosas semejantes de oro y plata, en que sus sacerdotes y clérigos llevaban los libros de los Evangelios, cuando se enseñaban en sus ceremonias, y que las colocaban en los altares en los días de fiesta, para darles mayor esplendor con este aparato (o adorno).
Esta mesa estaba en Toledo por tal motivo, y los reyes se esforzaban por enriquecerla a porfía, añadiendo cada uno alguna cosa a lo que su predecesor había hecho, hasta que llegó a exceder a todas las demás alhajas de este género, y llegó a ser muy famosa. Estaba hecha de oro puro, incrustado de perlas, rubíes y esmeraldas, de tal suerte, que no se había visto otra semejante. Se esforzaron tanto por enriquecerla, porque como allí estaba la capital del reino, no querían que hubiese en parte alguna más bellas alhajas ni muebles más preciosos que allí. Estaba colocada sobre un altar de la iglesia de Toledo, donde la encontraron los muslimes, y su hallazgo se hizo al momento público y notorio. Ya sospechaba Tariq lo que después sucedió de la envida de Musa, por las ventajas que había conseguido, y que le había de ordenar la entrega de todo lo que tenía, por lo cual discurrió arrancarle uno de los pies y esconderlo en su casa, y ésta fue, como es sabido, una de las causas de que Tariq quedase vencedor de Musa en la disputa que después tuvieron ante el califa sobre sus respectivas conquistas”.
Al estudiar las versiones conservadas, se descubre que existen dos tradiciones orales que han sido recogidas por las fuentes escritas, una que recoge la tradición oriental, y otra recoge la tradición andalusí. En ellas se observa el desacuerdo existente en la tradición musulmana acerca del lugar donde fue encontrada, los materiales con que fue construida e incluso la función que tuvo este objeto. La discrepancia es tan evidente que induce a pensar que las distintas fuentes hacen referencia a objetos diferentes que fueron hallados en los primeros tiempos de la conquista y que terminaron recibiendo la misma denominación.Las versiones más antiguas que se conservan son las de Ibn Habib y las de Abd al-Hakam, quienes recogen la cadena de transmisión de esta noticia. Salvo en una de las autoridades mencionadas por Ibn Habib, el resto de los personajes en que se basan estos relatos conducen hasta al-Layt b. Sá d (m. 175/791), egipcio que alcanzó gran reputación como jurista en al-Andalus. Estas fuentes son precisas en cuanto a la descripción del mueble y coinciden con las crónicas andalusíes en la contradicción de atribuir el hallazgo de la Mesa, tanto a Muza como a Tarik.
La más completa es la de Abd al-Hakam, que recoge las noticias de Utman Ibn Salih (m. 834?):
“Dicen Utman y otros historiadores… Tarik pasó a Toledo, entró en la ciudad y preguntó por la Mesa, pues no le preocupaba otra cosa, ya que era la Mesa de Salomón, hijo de David, según decían las gentes del Libro. Y cuentan Yahya ibn Bukayr, según el testimonio de al-Layt ibn Sa’d: Fue invadido al-Andalus por Musa ibn Nusayr y tomó la Mesa de Salomón y la corona.
Dicen acerca de Tariq que la Mesa estaba en una fortaleza que se llama “Firas”, a una distancia de dos días de Toledo, y a cargo de ella estaba un sobrino de Rodrigo que pidió el aman para él y para los suyos a Tariq. Este llegó hasta él y se lo concedió, siendo fiel al mismo. Y le dijo: “¡Dame la Mesa!” y se la entregó. La Mesa tenía una cantidad de oro y piedras preciosas como no se había visto jamás. Tariq le arrancó una pata con sus piedras preciosas y oro, colocando otra semejante en su lugar. Se estima que el valor de la Mesa era de doscientos mil por lo que tenía de oro y de piedras preciosas”. Según Abd al’-Hakam, cuyo relato es posterior, Tariq fue obligado a entregar la Mesa y el botín logrado en la conquista a Musa b. Nusayr, pero utilizó la pata como prueba de que había sido él quien la consiguió: “Se dice que Musa b. Nusayr llegó al Califa al-Walid ibn Abd al Maliq, cuando éste estaba enfermo, y le dio la Mesa; Tariq dijo entonces:
“Yo he sido quien la ha conseguido”, pero Musa le desmintió. Tariq dijo a al-Walid:
“Haz traer la Mesa y mírala: ¿Acaso le falta algo?. El Califa la hizo traer, la miró y vio que una de sus patas era diferente de las otras. Tariq dijo entonces: “Pregúntale, ¡Oh Príncipe de los creyentes!, y si lo que te dice, te convence, él tiene la razón”. Al-Walid preguntó a Musa y este dijo: “Así la he encontrado”. Entonces, Tariq sacó la pata que había arrancado cuando se había apoderado de ella y dijo: “Esta es la prueba, ¡Oh Príncipe de los creyentes! de que yo he dicho la verdad y de que fui yo quien la consiguió”. Le creyó al-Walid, aceptando su palabra y le dio una gran recompensa”. lbn Habib que recoge el testimonio de al-Layt, dice que la Mesa la encuentra Tariq; y nos deja una descripción más detallada de la Mesa de Salomón, procedente de Abd al-Hamid ibn Humayd:”Nos cuenta abd Allah ibn Wahb ibn al-Layt que Tariq, cliente de Musa ibn Nusayr, cuando conquistó Toledo, se hizo con la Mesa de Salomón, hijo de David, que estaba coronada con piedras preciosas, hecha de oro, adornada con aljófares y jacintos, y cuyo precio era incalculable. Había también otra mesa de ónice, también sin precio. Dijo Abd al-Hamid: Pedí a mi padre que me describiera la Mesa que él había visto y mirado, y me dijo: “era de oro y plata mezclados, con el color amarillo del oro y el blanco de la plata. Tenía sobre ella un collar de perlas, otro de jacintos y otro de esmeraldas”. Le pregunté: “¿Cuál era su tamaño?” y me contestó: “La cargaron sobre una mula, la más fuerte que encontraron, y no había andado una jornada cuando se le rompieron las patas” “La tradición andalusí no centra su interés en el desarrollo de la conquista o la descripción de la Mesa, sino, por el contrario, en el origen remoto de ésta y en la razón por la cual se encontraba en al-Andalus. Esta noticia recogida solamente por escritores andalusíes o magrebíes ya tardíos, parece tener su origen en la obra de al-Razi, aunque en opinión de M. J. Rubiera, ofrece dos versiones: una en su descripción de al-Andalus, donde la Mesa era encontrada en Toledo, y otra en la historia de la conquista en la cual la Mesa era encontrada en una ciudad llamada de la Mesa (Al-Ma’ida), situada al otro lado de los montes. Esta dicotomía se encuentra tanto en la Crónica del moro Rasis, como en el Nafh al-Tib, de donde al-Maggari atribuye la noticia a Ibn Hayyam.Ahmad al-Razi en la descripción de al-Andalus dice:
“En ella (Toledo) encontró Tariq la Mesa de Salomón, que pertenecía a los tesoros de Isban, rey de los romanos, que es quien construyó Sevilla, que la había tomado de Jerusalén como ya se ha visto: esta mesa fue valorada por al-Walid ibn al-Malik en cien dinares. Dicen que era de esmeralda verde, y también que ahora está en Roma”. La versión de la conquista es la siguiente:
“Dijo Ibn Hayyan: Tariq se dirigió a Toledo, capital de la monarquía goda y la encontró vacía, pues sus habitantes habían huido y se habían refugiado en una ciudad que está al otro lado de las montañas. Reunió entonces a los judíos de Toledo, dejó en ella a algunos de sus compañeros y se marchó detrás de los que habían huido a Toledo. Se encaminó hacia Wadi 1-Hiyara, luego se dirigió hacia el monte y le cruzó por el Fayy que lleva ahora su nombre. Y llegó a la ciudad de al-Ma’ida, tras el monte, referida a Salomón, hijo de David, Mesa que era de esmeralda, tanto sus bordes como sus pies que son trescientos sesenta y cinco”.
Quien parece tener más noticias de la Mesa, quizá por haberlas recogido en otras fuentes es Aben Hayyan, citado por Almak-kari. Gracias a él sabemos:
“Que aquella tan famosa Mesa que se dice proceder de Salomón, según cuentan los cristianos, no perteneció a éste, y que su origen es que en tiempo de los reyes cristianos había la costumbre de que cuando moría un señor rico dejase una manda a las iglesias, y con estos bienes hacían grandes utensilios de mesa y tronos, y otras cosas semejantes de oro y plata, en que sus sacerdotes y clérigos llevaban los libros de los Evangelios cuando se enseñaban en sus ceremonias, y que las colocaban en los altares en los días de fiesta, para darles mayor esplendor con este aparato. Esta mesa estaba en Toledo por tal motivo, y los reyes se esforzaban por enriquecerla a porfía, añadiendo cada uno alguna cosa a lo que su predecesor había hecho, hasta que llegó a exceder a todas las demás alhajas de este género, y llegó a ser muy famosa. Estaba hecha de oro puro incrustada de perlas, rubíes y esmeraldas, de tal suerte que no se había visto otra semejante… Estaba colocada sobre un altar de la iglesia de Toledo, donde la encontraron los muslimes”.
Según M. J. Rubiera, al-Razi explica la existencia de la Mesa de Salomón en al-Andalus, a través del hecho histórico de la toma de Jerusalén por los romanos y lo relaciona con Toledo por medio del legendario rey Isban, señor de Roma y España. Al-Maggari, para justificarlo, inventa una campaña de tres reyes anacrónicamente cristianos, el de Roma, el de España y el de Armenia, contra Jerusalén, para vengar la muerte de Jesucristo. Para ibn Idari, el rey de Roma, tras saquear Jerusalén pasa por Egipto, donde sus habitantes le piden una reliquia de la Ciudad Santa y les dio la Mesa. Cuando los musulmanes conquistaron Egipto, un grupo de cristianos huyó a Trípoli, de allí a Barka, Cartago, Tánger y finalmente Toledo.Como todos los hechos legendarios se apoyan en una base histórica, se podría dar por cierto que la Mesa de Salomón procedía realmente de Jerusalén y del saqueo de Tito en el año setenta, aunque no viniese por la ruta descrita por los musulmanes.La clave podríamos encontrarla en la Historia de la Guerra Gótica, escrita en griego en el siglo VI por Procopio de Cesarea, cuyo texto dice: “… Y los ostrogodos ganaron la batalla, matando a la mayor parte de los visigodos y a su jefe Alarico (El joven). Entonces tomaron posesión de la galia, la dominaron y asediaron Carcasona con gran entusiasmo, porque sabían que estaba allí el tesoro real que había tomado Alarico (El Viejo) en los primeros tiempos, como botín cuando asaltó Roma. En este tesoro estaban los tesoros de Salomón, el rey hebreo que tenía el más extraordinario aspecto: la mayor parte estaba adornado con esmeraldas y había sido tomado en Jerusalén por los romanos en tiempos antiguos”.Tomando este texto como punto de partida, el recorrido de la Mesa de podría haber sido: en el año 710 Tito saqueó el templo de Jerusalem y se llevó el botín a Roma; en el año 410 Alarico (El Viejo), rey de los Godos, saqueó Roma y se apoderó de parte del botín de Tito. Cuando los visigodos se instalaron en Tolouse, guardaron el tesoro en la cercana Carcasota, de donde se lo llevaron los ostrogodos en el 507, tras la batalla de Vouillé.En 526 Teodorico, rey de los ostrogodos, se lo devuelve a su yerno Amalarico en Carbona. El rey de los visigodos huye con su tesoro a Barcelona, donde es asesinado. Cuando la capital de los visigodos es Toledo, el tesoro es trasladado a la ciudad.Por todo lo anteriormente expuesto, es posible que en Toledo hubiese un objeto de esmeraldas procedente del templo de Salomón, cuestión que nos puede dar la clave de algunos hechos relatados por las crónicas hispano-árabes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario