martes, 12 de febrero de 2019

SONETOS


A Gertrudis Gomes de Avellaneda

 En esos hoy encantadores valles,   
 montes un día y rústicos apriscos,   
 el cetro del poder abrió entre riscos   
 parques floridos y frondosas calles.   
 

 Rocía a sus ninfas los esbeltos talles,  
 raudal brotando entre espumosos discos,   
 por grupos bellos y altos obeliscos,    
 émulos de la pompa de Versalles.   
 

 Si en la enramada el ruiseñor modula   
 festivo cante y la nadante carpa  
 en clara fuente plácida circula,   
 

 feliz cual nave que ligera zarpa   
 para tu isla natal, celebra ¡oh Tula!   
 ese Brobón-Edén, pulsando tu arpa. 



A Glicera de Juan Nicasio Gallego 
 ¿Qué imposible no alcanza la hermosura?   
 ¿Quién no cede a su hechizo soberano?   
 Adonde llega su poder tirano   
 la fábula, la historia lo asegura.   
 

 Renuncia Adán la celestial ventura,  
 su dulce halago resistiendo en vano;   
 por ella Paris el valor troyano   
 arma y conduce a perdición segura.   
 

 De una manzana la belleza rara   
 causó de entrambos la desdicha fiera  
 que de tu amor los gustos acibara:   
 

 mas si a verte llegara, mi Glicera,   
 el uno de tu mano la tomara,   
 el otro a tus encantos la rindiera.   





Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.

A GUERRERO.[editar]

Si el grande Hidalgo el adalid primero  Fué de la patria en memorable día,  Y Morelos con génio y bizarría  La fama obtuvo de inmortal guerrero;  Si Bravo el generoso dió al ibero  Sublime ejemplo de nobleza pía,  ¿Quién tu constancia superar podría  Allí en las horas de infortunio fiero?  Tú fuiste la vestal conservadora  Del fuego sacrosanto, en las regiones  Del Sur que Febo con su lumbre dora:  Salvaste de la patria los pendones  Hasta que vieron despuntar la aurora  De hermosa libertad los corazones.
A Guido de Dante Alighieri traducción de Clemente Althaus
Nota: Poema aparecido en el libro Rimas.
Tú Guido, y yo con Lapo desearía  que fuésemos por alto encantamiento  puestos en un bajel que a todo viento  a nuestra voluntad bogara y mía.  Y ni mal tiempo o tempestad bravía  nos pudiese causar impedimento,  antes creciese en el común contento  el deseo de estar en compañía.  Y allí el encantador condescendiente  también pudiese a nuestras damas bellas,  Beatriz, Juana y la que Safo adora:  ¡Y hablando allí mi amor eternamente,  tan satisfechas cual nosotros ellas,  se nos huyese un siglo como una hora!
Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.

A HIDALGO.[editar]

¡Ay del que osado á proclamar se atreve  La santa libertad de un pueblo hundido  En dura esclavitud! Ay si vencido  Al fin se mira por tirano aleve!  Que no basta cortar el hilo breve  De la vida del héroe aborrecido:  Por empañar su nombre esclarecido  Su lengua de áspid la calumnia mueve.  ¡Oh grande Hidalgo! tu inmortal renombre  Hundir quisieran en la noche oscura  Los que del hombre hacen lobo del hombre.  Y en vano te denigran; que á la altura  En que supiste colocar tu nombre,  No llega el fango de la tierra impura!

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