martes, 12 de febrero de 2019

SONETOS

A Isabel

De Málaga la tierra encantadora
puso en tu frente cuantas rosas crías,
y el espléndido sol de Andalucía,
en tus ardientes ojos se atesora.

Cuando la risa endulza y aminora
el rayo audaz que tu mirada envía,
el alma se estremece de alegría,
bañada en luz de la primer aurora.

Un espejo te mando... -¡Error profundo!
Si al retratarte, el gozo te despierta
de admirar en tu rostro un paraíso,

mustio después encontrarás el mundo,
y temo que el espejo se convierta
en la encantada fuente de Narciso.



A Italia (Traducción de Clemente Althaus) de Pietro Bembo 
 Oh tú del mundo la más bella parte,   que ciñe el vasto mar y el Alpe cierra,   oh dulce, alegre, deleitosa tierra;   que alto y soberbio el Apenino parte.   En vano el pueblo te dejó de Marte   señora de la mar y de la tierra,   hoy tus antiguas siervas te hacen guerra   y no cesan de herirte y de pegarte.   Ni falta entre tus hijos quien ajeno   poder devastador convide y llame   y hunda su espada en tu materno seno;   no queda ya quien te respete y ame.   ¡Oh duro siglo de maldades lleno!   ¡Oh estirpe vil, degenerada, infame!
A Italia (Traducción de Clemente Althaus) de Vincenzo da Filicaja 
 ¡Italia, Italia! ¡Oh tú a quién dio la suerte   el don fatal de la beldad y en ésta   de mil males y vil dote funesta!   ¡Oh! ¡menos bella fueras o más fuerte!     Así o lograras invencible hacerte   o no tentaras con tu luz modesta   la codicia de aquel que te detesta   fingiendo amarte; y que te reta a muerte.     ¡No viera el Alpe entonces mil torrentes   de armados galos derramar do quiera   y que tu noble sangre el Po colora!     Ni por el brazo de extranjeras gentes   inútilmente combatir, te viera,   para servir, vencida o vencedora.
A Jesucristo de Clemente Althaus 
¿A quién acudiré, cuando estoy triste, en busca de remedio y de consuelo, si no a ti, que comprendes nuestro duelo, del que experiencia tan crüel hiciste, Cuando la mortal carne que nos viste,  te vio vestir el asombrado cielo, y las miserias del mezquino suelo todas por larga prueba conociste? Me espanta de tu Padre soberano la majestad tremenda; más contigo,  que te muestras tan dulce y tan humano, me es dado hablar cual con estrecho amigo, o cual pudiera hermano con hermano, y mis dolores íntimos te digo.
A Jesús crucificado de Juan Manuel García Tejada 
 A vos corriendo voy, brazos sagrados   
 en la Cruz sacrosanta descubiertos,   
 que para recibirme estáis abiertos   
 y para no castigarme estáis clavados:   
 

 A vos, ojos divinos, eclipsados,  
 de tanta sangre y lágrimas cubiertos,   
 que para perdonarme estáis despiertos   
 y por no confundirme estáis cerrados.   
 

 A vos, clavados los pies, para no huirme,   
 a vos, cabeza baja por llamarme;  
 a vos, sangre vertida para ungirme:   
 

 A vos, costado abierto, quiero unirme,   
 a vos, clavos preciosos, quiero atarme   
 con ligadura dulce, estable y firme. 

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