Cantastes, Rufo, tan heroicamente
De aquel César novel la augusta historia,
Que está dudosa entre los dos la gloria
Y a cuál se deba dar ninguno siente.
De aquel César novel la augusta historia,
Que está dudosa entre los dos la gloria
Y a cuál se deba dar ninguno siente.
Y así la Fama, que hoy de gente en gente
Quiere que de los dos la igual memoria
Del tiempo y del olvido haya victoria,
Ciñe de lauro a cada cual la frente.
Quiere que de los dos la igual memoria
Del tiempo y del olvido haya victoria,
Ciñe de lauro a cada cual la frente.
Debéis con gran razón ser igualados,
Pues fuistes cada cual único en su arte:
Él solo en armas, vos en letras solo,
Pues fuistes cada cual único en su arte:
Él solo en armas, vos en letras solo,
Y al fin ambos igualmente ayudados:
Él de la espada del sangriento Marte,
Vos de la lira del sagrado Apolo.
Él de la espada del sangriento Marte,
Vos de la lira del sagrado Apolo.
Cuando el horror de su traición impía del falso Apóstol obcecó la mente, y del árbol fatídico pendiente con rudas contorsiones se mecía, complacido en su mísera agonía mirábale el demonio frente a frente, hasta que al fin, del término impaciente, de entrambos pies con ímpetu le asía. Mas ya que vio cesar del descompuesto rostro la agitación convulsa y fiera, señal segura de su fin funesto, con infernal sonrisa lisonjera los labios puso en el deforme gesto, y el beso le volvió que a Cristo diera.
¡Pasó... como un lucero en su carrera, alumbrando del arte el puro cielo...! ¡Pasó... regando flores en el suelo, como pasa gentil la primavera...! ¡Pasó... abrazado a su arpa lastimera cantando, como el ángel del consuelo, por temperar el hondo, humano duelo, en su ascensión a la eternal esfera... Luz de verdad, de la belleza flores y armonías del bien fueron su vida, ¡nido que abandonaron ruiseñores...! ¡Mas, los cándidos rayos de la Gloria, que en su tumba se deja ver erguida, salvan de olvido su inmortal memoria!Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.
A JUAREZ.[editar]
Sombra del héroe que el mejor escudo Fué del Anáhuac, y esplendente gloria, Cuando esquiva mostróse la victoria De la invasión ante el empuje rudo, A tu excelsa mansión llegue el saludo De eterna gratitud, que á tu memoria Un pueblo eleva al repasar tu historia Que el negro olvido sepultar no pudo. La noble juventud y sus mayores, Tu fosa que es altar bendito y santo De Patria y Libertad, cubren de flores; Te ofrece el bardo su armonioso canto, Plácida niñez dice tus loöres Y la fama te da su regio manto.Tonante monseñor, ¿de cuándo acá fulminas jovenetos? Yo no sé cuánta pluma ensillaste para el que sirviéndote la copa aún hoy está. El garzón frigio, a quien de bello da tanto la antigüedad, besara el pie al que mucho de España esplendor fue, y poca, mas fatal, ceniza es ya. Ministro, no grifaño, duro sí, que en Líparis Estérope forjó (Piedra digo bezahar de otro Pirú) las hojas infamó de un alhelí, y los Acroceraunios montes no. ¡Oh Júpiter, oh, tú, mil veces tú!
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