martes, 12 de febrero de 2019

SONETOS


Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.


A LELIA.[editar]


Si, yo te amé, es verdad; de mi ternura
Mil pruebas te ofrecí gozoso un día,
Y mi humilde laüd con su armonía
Celebró tus hechizos y hermosura.

Con toda la efusion del alma pura
Las notas de mi canto te ofrecia,
Y en el delirio de la mente mia
En tí cifraba mi eternal ventura.

Después á olvido mis canciones diste,
De otro amor escuchaste el juramento
Y en alas de ese amor voluble fuiste.

¿Y extrañas todavía que el tormento
Mi frente anuble y que mi canto triste
Penetre en tu mansión cual un lamento?







Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.


A LELIA.[editar]


No de las quejas que en letal quebranto
El alma triste dolorida exhala,
Las notas te daré miéntras resbala
Tu vida en medio de feliz encanto.

No con las gotas de mi amargo llanto
¡Oh paloma gentil! se moje tu ala;
Yo el rumbo seguiré que me señala
Mi sino adverso, aunque te amaba tanto.

Las hadas que en la cuna te mecieron
Gozosas presagiaron tu ventura
Cuando tu frente alabastrina vieron;

Ay! y esas mismas hadas la amargura
Al hombre que te amara predijeron,
¡Que tal el signo fué de tu hermosura!









Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.


A LELIA.[editar]


¡Oh causa de mi triste desvarío,
Casto sueño de amor y de ventura!
¿Por qué, ingrata, á la voz de mi ternura
Fué así tu pecho, como el mármol, frío?

¿Por qué corresponder con el desvío
Que del dolor es fuente, y de amargura,
A quien tanto ensalzara tu hermosura,
Mitad del corazón, ídolo mío?

¡Qué vida tan feliz, acariciada
Con los arrullos de pasion ardiente,
Mi amor tenia para tí guardada!

¡Qué corona más pura y refulgente
Que la corona excelsa, Lélia amada,
Del maternal amor, para tu frente!









Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.


A LESBIA.[editar]


Ornada al verte de sin par belleza
De humilde hogar en el recinto oscuro,
Y al sentir que es el pan amargo y duro
Del sér abandonado á la pobreza;

Sin fé tu corazón, sin fortaleza,
De la santa virtud franqueaste el muro
Y fuiste en brazos del deleite impuro
Huyendo del dolor y la tristeza.

Al despertar de tu delirio insano
Te encuentras para siempre envilecida,
Y es inútil tu afán, tu clamor vano.

Ya del vicio en los antros sumergida
Eres lirio en el cieno del pantano,
Perla en inmundo lodazal caida.











 Del nacarado Oriente a los umbrales   
 entre ráfagas bellas de oro y grana   
 torna a lucir la espléndida mañana   
 que al mundo abrió tus ojos celestiales.   
 

 Pura brille y feliz: huyan los males  
 de ti, divina Lesbia, como vana   
 niebla al sol estival, o cual ufana   
 disipas la aridez si al campo sales.   
 

 Meció tu cuna en la estación amena   
 el arrullo del céfiro, y más flores  
 que sus halagos con tu aliento crías.   
 

 Arda a tus pies la juventud de amores,   
 y tu lozana edad goza sin pena,   
 que cuanto gracias da, no aumenta días. 

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