martes, 12 de febrero de 2019

SONETOS

Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.



CXX[editar]

A LA ESPERANZA [1][editar]


I

Esperanza inmortal, genio que aguardas
al eterno Mesías, del que sabes
que nunca llegará, tú la que guardas
á tu hija la fé con siete llaves

y que ante la razón no te acobardas
si no haces á los corazones aves
para volar sobre las nubes pardas
de la fosca verdad, ya en mi no cabes,

Esperanza inmortal, ave divina!
que es mi alma para tí harto mezquina
y te ahogas en ella, y por tal arte

huérfano me he quedado de tu abrigo,
y ahora lucho sin tí por si consigo
luchando así, á las ciegas, olvidarte.
S. 30 XII 10.

II


Pero no, tú, inmortal, por siempre duras
pues vives fuera de nosotros, Santo
Espíritu, de Dios en las honduras,
y has de volver bajo tu eterno manto

á amparar nuestras pobres amarguras,
y á hacer fructificar nuestro quebranto;
sólo tú del mortal las penas curas,
sólo tú das sentido á vuestro llanto.

Yo te espero, sustancia de la vida;
no he pasar cual sombra desvaída
en el rondón de la macabra danza,

pues para algo nací; con mi flaqueza
cimientos echaré á tu fortaleza,
y viviré esperándote, Esperanza!








Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.


A LA FELICIDAD.[editar]


Sombra eres que persigue delirante
El hombre, y forma su mejor anhelo,
Desde que un rayo de la luz del cielo
Su frente baña con cariño amante.

Amor, riqueza, gloria deslumbrante,
Omnímodo poder, paz y consuelo,
Todo lo llevas tú que en raudo vuelo
El orbe cruzas con fulgor radiante.

Mas ay! no escuchas el clamor sentido
Con que ferviente el corazón te invoca;
Sorda á los ruegos, sin piedad pareces.

Como Ulises, te cubres el oido
Y el éter hiendes, y voluble y loca
Prometiendo volver, te desvaneces.









A la feliz expedición contra Argel en 1784
de Vicente García de la Huerta 


 Del gran Carlos la sabia providencia   
 al bien común atenta determina   
 de Argel con el incendio y con la ruina   
 poner freno a la bárbara regencia.   
 

 La Constancia, el Valor y la Prudencia  
 de Barceló a la grande acción destina;   
 mas la Fortuna, el Viento, el Mar se obstina   
 contra su Celo, Esfuerza y Experiencia.   
 

 Vence los Elementos y la Suerte   
 del héroe balear; confunde, huella,  
 abras a Argel. Adversidad ninguna   
 

 intimida al varón Constante y fuerte;   
 que el Valiente los Riesgos atropella   
 y el Prudente domina a la Fortuna. 



A la injusticia
Al tribunal de la injusticia un día,
El mérito llego desconsolado,
A la deidad rogándole postrado
Lo que por sus hazañas merecía:

Treinta años de servicios exponía,
Diez batallas, herido, acreditado,
Volvió el rostro la diosa al desdichado
Y dijo: no ha lugar, con voz impía.

Mostró luego el poder sus pretensiones,
Y la ingrata a obsequiarlo se decide,
Aunque oye impertinentes peticiones;

Y cuando injusta al mérito despide,
Al poder por razón de sus doblones,
La deidad decretó: como lo pide.






Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.

A LA INVENCIÓN DEL TELÉGRAFO ELÉCTRICO.[editar]

De las corrientes de la mar sonora,  Del rayo de la luz que baña el suelo,  Del águila caudal que eleva el vuelo  A los espacios do la nube mora;  Del eco del cañon que aterradora  Llama vomita derramando el duelo;  De cuanto el hombre concibió en su anhelo  De poder, eres tú la vencedora.  ¡Quién igualarte puede, mensajera  Que cruzas el espacio, y el profundo  Abismo de la mar airada y tiera!  Prodigio entre prodigios sin segundo,  Consuelo das al que anhelante espera  Y eres lazo de amor que liga el mundo.

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