martes, 12 de febrero de 2019

SONETOS

Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.



LXXXIX[editar]

A MERCURIO CRISTIANO [1][editar]


Oh cristiano Mercurio, de ti impetro
una patria feliz, pues de ti Marte
dependiendo su espada ha de ofrendarte;
ese que empuñas, formidable cetro

el de lira y afloja sutil metro
rige á la tierra; sobre tu baluarte
brilla la cruz en el áureo estandarte
de esa tu religión de pacto retro.

Tú que en heroicos tiempos de alcahuete
á los dioses serviste, dios espurio,
luego los subastaste cual vil flete,

te hiciste bautizar bajo perjurio
y hecho cristiano así en un periquete
sobre ellos reinas hoy, oh vil Mercurio!









A mi amigo
de Miguel Ángel Corral 


El distinguido poeta Fernando Velarde



Grandioso te alzas en la eterna roca
donde rebrama el huracán rugiente,
y absorto miras en tu afán valiente
de los volcanes la tartárea boca.


En los arranques de tu audacia loca
te lanzas como el águila impaciente,
y, en medio de relámpagos, tu frente
ya los confines del abismo toca.


Sigue el instinto de tu ardor fecundo,
desdeña el polvo del mezquino suelo,
y arrebatado en éxtasis profundo


cruza la hermosa inmensidad del cielo,
y del oscuro porvenir del mundo
osado rasga el misterioso velo.









A mi amigo D. Francisco Alcaraz Jaén en la muerte de su padre
de Vicente Ruiz Llamas 


Nació para morir y extraño fuera
que solitario y triste peregrino,
no recorriera el áspero camino
que al nacer el destino le impusiera.

¿Quién la corriente de la vida altera
y de la muerte el implacable sino?
¿Quién trastorna las leyes del destino
y detiene del tiempo la carrera?

Huérfano sufre tu dolor que en tanto
tus penas siente tu infeliz amigo
y, por si hallar pudieras en mi llanto

calma a tu pena y a tu dolor abrigo,
uniendo mi orfandad a tu quebranto,
sobre su tumba lloraré contigo.





Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.

A MI AMIGO D. PEDRO SANTACILIA.[editar]

La hermosa flor que engalanó tu huerto,  Con mano cariñosa cultivada  Por tí con dulce afán, hoy trasplantada  Miras, y temes al destino incierto.  No dudes, no; tu corazon abierto  Al gozo deja, pues que párte ornada  De la santa virtud quo es la preciada  Nave segura que conduce al puerto.  Será felice, y al mirar cumplida  De sus ensueños la ilusión brillante,  Te amará más y más, agradecida.  Hija, te daba su ternura amante:  Esposa y madre, llevará de egida  Tu nombre, como el faro el navegante.
Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.

LXXXVI[editar]

A MI BUITRE[editar]

Este buitre voraz de ceño torvo  que me devora las entrañas fiero  y es mi único constante compañero  labra mis penas con su pico corvo.  El día en que le toque el postrer sorbo  apurar de mi negra sangre quiero  que me dejéis con él solo y señero  un momento, sin nadie como estorbo.
Pues quiero triunfo haciendo mi agonía  mientras él mi último despojo traga  sorprender en sus ojos la sombría  mirada al ver la suerte que le amaga  sin esta presa en que satisfacía  el hambre atroz que nunca se le apaga.
A mi Caramillo de Juan Nicasio Gallego 
 Rómpase ya la mísera flautilla,   
 que entonando de amor tiernos cantares,   
 si no aplacó su voz soberbios mares,   
 supo alegrar los campos de Castilla.   
 

 En son festivo el Tormes a su orilla  
 sonar la oyó sin sustos ni pesares,   
 y hora escucha sus quejas Manzanares,   
 y el llanto ve correr por mi mejilla.   
 

 Mas si cantar de aquélla sólo sabe,   
 que ya no osa nombrar el labio mío,  
 la belleza gentil, los garzos ojos;   
 

 como mi dicha y mi esperanza, acabe   
 y envueltos con mis lágrimas el río   
 lance al Tajo profundo sus despojos. 

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