Febrífuga corteza, de la humana
enferma gente celestial tesoro,
por el que más que por su plata y oro
el mundo debe a la región peruana:
¡Cuántas gracias te rinde el alma ufana!
Por ti se enjuga mi encendido lloro;
tú vuelves la salud a la que adoro,
y a su semblante la nativa grana.
Por ti de nuevo blancos velos viste,
y sus divinas perfecciones muestra
a Lima, con sil ausencia sola y triste;
por ti en el baile alegre con su diestra
mi diestra junto, y venturoso enlazo
su talle estrecho con mi amante brazo.
enferma gente celestial tesoro,
por el que más que por su plata y oro
el mundo debe a la región peruana:
¡Cuántas gracias te rinde el alma ufana!
Por ti se enjuga mi encendido lloro;
tú vuelves la salud a la que adoro,
y a su semblante la nativa grana.
Por ti de nuevo blancos velos viste,
y sus divinas perfecciones muestra
a Lima, con sil ausencia sola y triste;
por ti en el baile alegre con su diestra
mi diestra junto, y venturoso enlazo
su talle estrecho con mi amante brazo.
Hermoso sol de la conciencia humana que alumbras el sendero de la vida. Antorcha inmaterial nunca extiguida, reina del mundo y de su autor hermana. Si el necio orgullo y la ambición insana te tuvieron ayer obscurecida, potente luz para reinar nacida, tú regirás los mundos del mañana. Darás leyes sin fin, justos renombres alcanzarás y glorias esplendentes de Polo a Polo con distintos nombres y con ritos e idiomas diferentes, altares te alzarán todos los hombres y culto te darán todas las gentes.
Cual viene en pos de nebuloso invierno brotando rosas la estación florida, y la campiña yerta y aterida revive al soplo de favonio tierno, así de España al liberal gobierno, débil un tiempo, sin vigor, sin vida, brío y lustre darás, reina querida, y harás su dicha y tu renombre eterno. Lanzado en fin al báratro profundo, no verterá en mi patria su veneno de la anarquía el monstruo furibundo. A tu sombra, Isabel, aliente el bueno, y a tu cetro feliz aclame el mundo de la virtud imán, del vicio freno.Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.
A la ribera de la mar sentada, Sobre el sepulcro de Ayax Telamon, La Fortaleza estaba despechada, Moviendo contra Grecia indignacion. Los cabellos de hierro y la acerada Veste rompia al llanto y turbacion; La gente se alteró, y aunque espantada, Quiso della entender su alteracion. Respondió, vuelto el rostro á los troyanos: «Aun por haceros Grecia mayor mengua, Contra Ayax por Ulises sentenció. Desposeyendo aquellas fuertes manos, Y entregando á la vil y flaca lengua Las armas con que Aquiles os venció.»
A la sabiduría Pluguiera a Dios, que en ti, Sabiduría (Guía del alma, y celestial lumbrera) hubiera yo empleado el largo día, la fría noche, el tiempo, que perdiera. Tuviera con tu dulce compañía alegría en lo adverso, y paz entera: viera lo que no vi cuando creía, que veía, lo que ver jamás quisiera. Vencido de ignorancia, pobre, y ciego entrego a ti el ingenio envejecido despedido del ocio y vano juego, ruégote le recibas, que aunque ha sido perdido por su gran desasosiego, sosiego ha de hallar a ti rendido.
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