lunes, 11 de febrero de 2019

SONETOS


A don Bartolo Gallardete

 Caco, cuco, faquín, bibliopirata,   
 tenaza de los libros, chuzo, púa;   
 de papeles, aparte lo ganzúa,   
 hurón, carcoma, polilleja, rata.   
 

 Uñilargo, garduño, garrapata,  
 para sacar los libros cabria, grúa,   
 Argel de bibliotecas, gran falúa   
 armada en corso, haciendo cala y cata.   
 

 Empapas un archivo en la bragueta,   
 un Simancas te cabe en el bolsillo,  
 te pones por corbata una maleta.   
 

 Juegas del dos, del cinco y por tresillo;   
 y al fin te beberás como una sopa,   
 llenas de libros, África y Europa. 



A Don Cristobal de Mora de Luis de Góngora 
Árbol de cuyos ramos fortunados Las nobles moras son quinas reales, Teñidas en la sangre de leales Capitanes, no amantes desdichados;
En los campos del Tajo más dorados Y que más privilegian sus cristales, A par de las sublimes palmas sales, Y más que los laureles levantados.
Gusano, de tus hojas me alimentes, Pajarilla, sosténganme tus ramas, Y ampáreme tu sombra, peregrino.
Hilaré tu memoria entre las gentes, Cantaré enmudeciendo ajenas famas, Y votaré a tu templo mi camino.
A don Eugenio de Llaguno
 Alivia el peso, soberana Astrea;   
 déjame una hora de feliz reposo;   
 el crudo afán de tu servicio honroso   
 ceda una vez a más feliz tarea.   
 

 Santa amistad en celebrar se emplea  
 del claro Elpino galardón glorioso,   
 merced justa de un rey que poderoso   
 su mérito y saber honrar desea.   
 

 Vosotras, Musas, si a mi ruego un día   
 cedisteis gratas, y mi tierno acento  
 oyó afable por vos mi dulce Elpino,   
 

 prestas volad, decidle mi alegría,   
 del pueblo hispano el general contento,   
 de la virtud el júbilo divino. 



A don Gaspar de Jovellanos
 Las blandas quejas de mi dulce lira,   
 mil lágrimas suspiros y dolores   
 me agrada renovar, pues sus rigores   
 piadoso el cielo por mi bien retira.   
 

 El dichoso zagal que tierno admira  
 su linda zagaleja entre las flores,   
 y de su llama goza y sus favores,   
 alegre cante lo que amor le inspira.   
 

 Yo lloré solo de mi Fili airada   
 el altivo desdén con triste canto,  
 que el eco lleve al mayoral Jovino;   
 

 alternando con cítara dorada,   
 ya en blando verso o dolorido llanto,   
 las dulces ansias de un amor divino. 



A Don Luis de Vargas de Luis de Góngora 
Tú (cuyo ilustre, entre una y otra almena De la Imperial Ciudad, patrio edificio Al Tajo mira en su húmido ejercicio Pintar los campos y dorar la arena),
Descuelga de aquel lauro enhorabuena Aquellas dos (ya mudas en su oficio), Reliquias dulces del gentil Salicio, Heroica lira, pastoral avena.
Llégalas, oh clarísimo mancebo, Al docto pecho, a la süave boca, Poniendo ley al mar, freno a los vientos;
Sucede en todo al castellano Febo (Que ahora es gloria mucha y tierra poca), En patria, en profesión, en instrumentos.

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