miércoles, 11 de junio de 2014
ESCUDOS ANTÍGUOS DE GUERRA
ESCUDOS .-
Que comenzaron a crear monjes que volvieron soldados, que aprendieron a usar los bordes de su escudo en el momento adecuado, para desequilibrar, noquear o derribar a su oponente, pero no solo los grandes escudos fueron útiles para el propósito ofensivo, las rodelas, targes, adrgas y otro sin fin de escudos redondos, que por su maniobrabilidad también lograron su cometido, pero entre tantas culturas y tantos escudos no se puede olvidar uno que es de los más efectivos a la hora de atacar a pesar de pequeño tamaño y me refiero al broquel, que en la edad media y renacimiento logro ser el compañero perfecto de la espada, en la esgrima, ya que era perfecta para ser usado como puño de metal golpeando de cara o de canto, a esto se le suma que en un forcejeo era útil para desarmar al contrincante.
Pero llego la bendita pólvora y el escudo se desapareció como arma defensiva y ofensiva, ya no había necesidad de portarlo de todos modos era inútil ante las armas de fuego, pero no se perdió su uso del todo y algunos siguieron su servicio en la caballería o en algún infante que lo conservaba.
Ya el soldado no se tiene que preocupar de encararse cuerpo a cuerpo, la pólvora quito ese problema y que de repente diera una tajada o una estocada, y que su arma golpeara en esa defensa, que de pronto viniera el contra-ataque y el acero enemigo chocara contra el propio, y en segundos la mayor preocupación no es el ataque del arma que repeliste, sino el glorioso escudo que te golpea de cara que te arroja hacia atrás, y que esconde de nuevo el ataque del arma y de pronto de tus manos se escurre tu acero intentas levantarte, y sientes el golpe con el canto con las aristas, que quita las fuerzas de tus rodillas y tus muslos, y de pronto el golpe mortal, y mientras estas en camino de entregar tu alma, observas las figuras de esos muros sobre los brazos, leones, águilas, caballos, medusas, osos, y un sin número de bestias, que están ahí para infundir temor al enemigo.
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