ART DECÓ .-
La ornamentación arquitectónica Art Déco no se extendió mucho más allá de la capital francesa. A diferencia de Estados Unidos, que experimentó un boom de la construcción en los años veinte, Europa estaba en un período de recesión, tras la devastación de la Gran Guerra. Además, su rica tradición arquitectónica tendía más a la renovación que a la innovación.
Gran Bretaña
Durante los años veinte, en Gran Bretaña, como en otras partes, el nuevo estilo fue el preferido para los edificios que no tenían ninguna tradición: garajes, centrales, eléctricas, aeropuertos, cines y piscinas. Todos intentaron ser deliberadamente modernos; aunque en ellos no siempre es fácil separar los elementos provenientes del estilo internacional de los que responden al Art Déco en sentido estricto.
Estados Unidos
Ciertamente, los arquitectos podían haber seguido haciendo edificios a la manera gótica, como el edificio Woolwoeth, de Cass Gilbert, en Nueva Yorf, o la torre de Chivago Tribune, de Hood y Howels. Pero este historicismo dejó de parecer apropiado para las construcciones del siglo XX. Fue sustituido por diseños actualizados, geométricos, florales y llenos de color que provenían de París, adornados con espigas, arcos, rayos de sol, muchachas, ramilletes de flores, etc. Durante los años veinte, esa apropiación norteamericana del Art Déco había de convertirse en el idioma decorativo más identificable en los edificios en construcción. Se siguieron usando hasta mucho después de que en Francia el estilo se hubiese convertido en un cliché.
Al igual que sucedía con la arquitectura tradicional, la decoración moderna sirvió como dispositivo para llamar la atención sobre un cambio en el contorno de los edificios, la decoración vertical escalonada acentuaba la altura de un rascacielos, las tiras decorativas horizontales subrayaban el ascenso rítmico de sus escalonamientos. La ornamentación Art Déco se concentraba masivamente en la entrada del edificio: rejas exteriores, puertas, vestíbulo y ascensores. Una combinación suntuosa de piedra, ladrillo, terracota y metal trasformó lo que hubiera podido ser un edificio anodino en un símbolo de la ciudad.
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