La Joven Polonia (en polaco: Młoda Polska) es un período modernista del arte, de la literatura y de la música polaca, que cubrió desde los años 1890 hasta 1918. Fue uno de los efectos de la fuerte oposición a las ideas del positivismo y promovió los caracteres de la decadencia, del neoromanticismo, del simbolismo, del impresionismo y del Art Nouveau.
Historia
El término fue conocido después de uno de los manifiestos de Artur Górski. El manifiesto fue publicado en el diario Życie ("La Vida"), con sede en Cracovia, en el año 1898 y fue inmediatamente aceptado en todas las partes de la Polonia dividida, como analogía a otros términos parecidos como Alemania Joven, Bélgica Joven, Escandinavia Joven, y así sucesivamente.
Literatura
La literatura polaca del período se basó en dos concepciones principales:
- La primera concepción fue la típica desilusión modernista acerca de la burguesía, su modo de vivir y su cultura. Los artistas que siguieron esta concepción creyeron también en la decadencia, en el fin de toda la cultura, en el conflicto entre los hombres y su civilización, y en la concepción del arte como valor supremo (en latino: ars gratia artis). Entre otros autores destacan Kazimierz Przerwa Tetmajer, Stanisław Przybyszewski, Wacław Rolicz-Lieder y Jan Kasprowicz.
- La segunda concepción fue la continuación del romanticismo, y por esta razón es llamada neoromanticismo. El grupo de escritores que persiguió esta idea fue menos organizado y los mismos escritores cubrieron una vasta gama de temas en sus obras: desde el sentido de la misión del polaco en la prosa de Stefan Żeromski pasando por la desigualdad social descrita por Władysław Reymont y Gabriela Zapolska, hasta la crítica de la sociedad polaca y hasta la historia de Polonia de Stanisław Wyspiański.
Otros escritores importantes del período fueron:
- Wacław Berent
- Jan Kasprowicz
- Jan Augustyn Kisielewski
- Antoni Lange
- Jan Lemański
- Bolesław Leśmian
- Tadeusz Miciński
- Andrzej Niemojewski
- Franciszek Nowicki
- Władysław Orkan
- Artur Oppman
- Włodzimierz Perzyński
- Tadeusz Rittner
- Wacław Sieroszewski
- Leopold Staff
- Kazimierz Przerwa-Tetmajer
- Maryla Wolska
- Tadeusz Boy-Żeleński
Música
En la música, el término Polonia Joven es aplicado a un grupo informal de compositores que incluye Karol Szymanowski, Grzegorz Fitelberg, Ludomir Różycki y probablemente también Mieczysław Karłowicz. Este grupo actuó bajo la fuerte influencia del neo-romanticismo de la música, y particularmente de compositores extranjeros como Richard Strauss y Richard Wagner. Los compositores serían también enlaces fuertes con el Grupo de los Cinco, un grupo de compositores rusos que incluió Modest Músorgski, Alexander Borodin y Nikolai Rimsky-Korsakov.
Arte plástico
En el período de la Polonia Joven no hay grandes corrientes artísticas en el arte plástico polaco. Los pintores y escultores buscaron continuar la tradición romántica, e introducir nuevos modos de expresión ya popular en el extranjero. La corriente más influyente fue el Art nouveau, incluso si los artistas polacos anduvieron también en la búsqueda de nuevas formas de estilo nacional. Tanto la escultura como la pintura del período estuvieron fuertemente influidas por todas las formas del simbolismo.
Artistas principales del período
- Olga Boznańska
- Konstanty Brandel
- Xawery Dunikowski
- Julian Fałat
- Jacek Malczewski
- Józef Mehoffer
- Józef Pankiewicz
- Ferdynand Ruszczyc
- Jan Stanisławski
- Władysław Ślewiński
- Wojciech Weiss
- Leon Wyczółkowski
- Stanisław Wyspiański
- Jan Bukowski
El Karelianismo fue un movimiento cultural de finales del s. XIX que tuvo lugar en el Gran Ducado de Finlandia e involucró a escritores, pintores, poetas y escultores. Desde la publicación del poema nacional épico finés Kalevala en 1835, recopilado del folklore kareliano, los círculos culturales en Finlandia fueron interesándose progresivamente por la herencia y los paisajes de dicha región. Al final del s.XIX el Karelianismo se había convertido en una influencia de gran relevancia en las obras artísticas y literarias finlandesas. En dicho movimiento, Karelia era vista como una especie de refugio para la esencia de "lo finlandés", que había mantenido su autenticidad con el transcurso de los siglos. El fenómeno puede ser interpretado como una versión finlandesa del nacionalismo romántico europeo.
Los pintores Akseli Gallen-Kallela y Louis Sparre son mencionados habitualmente como fundadores del movimiento. Enseguida se les unieron el escultor Emil Wikström, los escritores Juhani Aho, Eino Leino e Ilmari Kianto, los compositores Jean Sibelius y P.J. Hannikainen, los arquitectos Yrjö Blomstedt y Victor Sucksdorff, entre otros muchos.
Más tarde, durante la II Guerra Mundial, algunas de las ideas del Karelianismo fueron tomadas por los movimientos ultranacionalistas que aspiraban a crear la Gran Finlandia, un Estado que englobase a la totalidad de los pueblon con raíces finlandesas.
El Karelianismo
En la segunda mitad del siglo XIX surge en Finlandia un movimiento cultural de carácter romántico que impulsa el interés por el Kalevala y su relación con la región de Karelia, lugar que representaba la esencia de ser finlandés.
El Karelianismo tuvo expresiones en literatura, pintura, arquitectura, música e incluso política. El trabajo compilatorio de Elias Lönnrot que dio lugar al Kalevala, creó un sentimiento de identidad nacional, la epopeya finlandesa era la base de la antigua cultura y de las raíces del país.
Los artistas viajaron a Karelia buscando inspiración para sus obras. Jean Sibelius se vio influido por los cantos karelianos en la creación de su sinfonía "Kullervo" (1892) basada en un héroe del Kalevala. El Parque Nacional de Koli se convirtió en un lugar de peregrinación y en símbolo de la naturaleza de Finlandia como Juhani Aho describiría en sus obras.
El poeta Eino Leino, el escultor Emil Wikström y el arquitecto Eliel Saarinen fueron también importantes representantes del movimiento romántico nacional que significaba el Karelianismo.
Pero el artista que realizó mayores aportaciones al Karelianismo fue el pintor romántico Akseli Gallen-Kallela, muy interesado por la mitología finesa y los temas kalevalianos, representó en muchas de sus obras los personajes e historias del Kalevala y los paisajes karelianos. En 1891 ganó un concurso creado para ilustrar una lujosa edición de la epopeya finlandesa.
A nivel político el Karelianismo representaba una aspiración de sentimiento nacional, cuando Finlandia pertenecía al Imperio Ruso como Gran Ducado Autónomo. Los escritores Johan Runeberg y Zacharias Topelius animaban ese sentimiento en sus poesías patrióticas. Tras la independencia del país, el movimiento karelianista reivindicó la creación de la Gran Finlandia con la anexión de los territorios rusos de la Karelia Oriental, de marcado carácter fino-ugrio.
Esta época, que tuvo su punto álgido en los años noventa del siglo XIX, fue posteriormente considerada como "la edad de oro del arte finlandés". En 1919 los artistas fundaron la Sociedad Kalevala, su principal objetivo era la creación de la Casa Kalevala, que sería un centro dedicado al estudio de la temática kalevaliana. Eliel Saarinen diseñó los planos de un edificio que nunca llegaría a existir, la idea no prosperaría.
El movimiento karelianista decaería en el siglo XX, siendo criticado por folclórico y demasiado idealista. Pero la desaparición de la Unión Soviética y con ella de la Guerra Fría supondría la posibilidad de volver a viajar a los territorios de la Karelia Rusa, donde se sitúa el nacimiento del Kalevala, resurgiendo así el interés por la antigua cultura kareliana, base de "lo" finlandés.
El Karelianismo tuvo expresiones en literatura, pintura, arquitectura, música e incluso política. El trabajo compilatorio de Elias Lönnrot que dio lugar al Kalevala, creó un sentimiento de identidad nacional, la epopeya finlandesa era la base de la antigua cultura y de las raíces del país.
Los artistas viajaron a Karelia buscando inspiración para sus obras. Jean Sibelius se vio influido por los cantos karelianos en la creación de su sinfonía "Kullervo" (1892) basada en un héroe del Kalevala. El Parque Nacional de Koli se convirtió en un lugar de peregrinación y en símbolo de la naturaleza de Finlandia como Juhani Aho describiría en sus obras.
El poeta Eino Leino, el escultor Emil Wikström y el arquitecto Eliel Saarinen fueron también importantes representantes del movimiento romántico nacional que significaba el Karelianismo.
Pero el artista que realizó mayores aportaciones al Karelianismo fue el pintor romántico Akseli Gallen-Kallela, muy interesado por la mitología finesa y los temas kalevalianos, representó en muchas de sus obras los personajes e historias del Kalevala y los paisajes karelianos. En 1891 ganó un concurso creado para ilustrar una lujosa edición de la epopeya finlandesa.
A nivel político el Karelianismo representaba una aspiración de sentimiento nacional, cuando Finlandia pertenecía al Imperio Ruso como Gran Ducado Autónomo. Los escritores Johan Runeberg y Zacharias Topelius animaban ese sentimiento en sus poesías patrióticas. Tras la independencia del país, el movimiento karelianista reivindicó la creación de la Gran Finlandia con la anexión de los territorios rusos de la Karelia Oriental, de marcado carácter fino-ugrio.
Esta época, que tuvo su punto álgido en los años noventa del siglo XIX, fue posteriormente considerada como "la edad de oro del arte finlandés". En 1919 los artistas fundaron la Sociedad Kalevala, su principal objetivo era la creación de la Casa Kalevala, que sería un centro dedicado al estudio de la temática kalevaliana. Eliel Saarinen diseñó los planos de un edificio que nunca llegaría a existir, la idea no prosperaría.
El movimiento karelianista decaería en el siglo XX, siendo criticado por folclórico y demasiado idealista. Pero la desaparición de la Unión Soviética y con ella de la Guerra Fría supondría la posibilidad de volver a viajar a los territorios de la Karelia Rusa, donde se sitúa el nacimiento del Kalevala, resurgiendo así el interés por la antigua cultura kareliana, base de "lo" finlandés.
El kitsch (/ˈkɪtʃ/)1 es un estilo artístico considerado «cursi» o «trillado».
El estudio del kitsch se hizo casi exclusivamente en Alemania hasta los años setenta, y los académicos más importantes en este campo fueron Walter Benjamin (1892-1940) y Theodor Adorno (1903-1969).
El kitsch alude a un tipo de relación estética del ser humano con las cosas o con el ambiente. Es un concepto universal y corresponde sobre todo a una época de génesis estética, a un estilo de ausencia de estilo, a una función de confort sobreañadida a las funciones tradicionales de un objeto. Es un «nada está de más» del progreso.
Historia
Aunque su etimología es incierta, está ampliamente aceptado que la palabra se originó en el arte de la ciudad de Múnich (Alemania) entre los años 1860 y 1870, para describir dibujos y bocetos baratos o fácilmente comercializables. El término procede del alemán meridional (kitschen significa ‘frangollar’, 'hacer una chapuza',3 también ‘barrer mugre de la calle’). El kitsch apelaba a un gusto vulgar de la nueva y adinerada burguesía de Múnich que pensaba, como muchos nuevos ricos, que podía alcanzar el estatus que envidiaban de las élites copiando simplemente las características más evidentes de sus hábitos culturales.
Lo kitsch empezó a ser definido como un objeto estético de mala factura, y llegó a significar más la identificación del consumidor con un nuevo estatus social que una respuesta estética genuina. Lo kitsch era considerado estéticamente empobrecido y moralmente dudoso, comercializado frecuentemente con la finalidad principal de aportar un estatus social.
Tal vez un ejemplo clásico de ello son la arquitectura y el arte decorativo desarrollados en el área de Los Ángeles (Estados Unidos) durante los decenios de 1910 a 1930, cuando la zona vivió un gran desarrollo económico debido a la agricultura y el éxito de la industria cinematográfica de Hollywood, lo que enriqueció rápidamente a una generación de inmigrantes de Europa que intentó recrear el estilo de los aristócratas europeos. Esto dio pie a la construcción de mansiones en las que se mezclaban caóticamente estilos como el barroco, el florentino, el gótico y el rústico de la misma California, creando una amalgama que fue llamada 'estilo californiano'. En la decoración se crearon piezas estrambóticas, como chimeneas de más de tres metros de altura, falsos escudos nobiliarios, tapetes de oso, espejos gigantescos con marcos de falsa madera tallada ('estofada') realizados en plástico, o cuadros idílicos de falsos antepasados. Se llegó al exceso de comprar antiguos castillos europeos que eran trasladados piedra a piedra a los Estados Unidos, o a comprar títulos nobiliarios en subastas.
El debate de la intención estética
Existe un pequeño debate sobre el uso del término y la forma de definir las obras que responden a la intención estética de su creador. De ordinario, la definición de una pieza como kitsch implica un secreto desprecio y el deseo de diferenciarlo del «arte culto», por lo que las piezas realizadas en materiales económicos que imiten otros más caros, normalmente ostentosas, son consideradas kitsch, al margen de que el autor tenga o no la intención de aparentar una pieza más costosa para que quien la posea se destaque como superior.
Sin embargo, otra corriente define lo kitsch precisamente por el «deseo de aparentar» (como la definición de clase propuesta por Marx). En este sentido, todas las imitaciones y copias serían consideradas como kitsch, especialmente cuando se usan materiales que pretenden ser otra cosa (plástico que imite oro, cristal o madera, por ejemplo), siempre y cuando estén pensadas para que su poseedor aparente ser de una clase social, económica o cultural «superior» a la suya.
Esto abre el debate sobre las manifestaciones artísticas (normalmente populares) que reproducen estos patrones estéticos pero sin la intención de aparentar, sino más bien la de celebrar de forma colorida, como son los casos de la fiesta del Mardi Gras en Nueva Orleans (Estados Unidos), el Carnaval en Brasil, o la fiesta de los quince años en México.
Asimismo, muchas piezas religiosas utilizadas en altares domésticos responden al uso de materiales baratos que fingen ser otros más caros, aunque sin ostentarse como símbolos de estatus social, sino, más bien, con el deseo de agradar a la deidad en cuestión, como es el caso de los coloridos altares de la religión hinduista. Para muchos, estas expresiones se acercan más al canon estético naif.
El uso del término
Lo kitsch es una imitación estilística de formas de un pasado histórico prestigioso o de formas y productos característicos de la alta cultura moderna, ya socialmente aceptados y estéticamente consumidos.
La palabra se popularizó en los años treinta por los teóricos Clement Greenberg, Hermann Broch, y Theodor Adorno, que intentaban definir lo avant-garde y lo kitsch como opuestos. En aquella época, el mundo del arte percibía la popularidad de lo kitsch como un peligro para la cultura. Los argumentos de los tres teóricos se basaban en una definición implícita del kitsch como una falsa conciencia, un término marxista que significa una actitud mental presente dentro de las estructuras del capitalismo, que está equivocada en cuanto a sus propios deseos y necesidades. Los marxistas suponen que entonces existe una separación entre la situación verdadera y su fenomenología.
Theodor Adorno percibía esto en términos de lo que él llamaba la industria cultural, donde el arte es controlado y planeado por las necesidades del mercado y es dado a un pueblo pasivo que lo acepta. Lo que es comercializado es un arte que no cambia y que es formalmente incoherente, pero que sirve para dar a la audiencia ocio y algo que mirar. El arte ―para Adorno― debe ser subjetivo, cambiante y orientado contra la opresiva estructura del poder. Él clamaba que el kitsch es parodia de la catarsis, y también parodia de la conciencia estética.
Arte académico
El arte académico del siglo XIX todavía se ve a menudo como kitsch, aunque esta visión está siendo atacada por los críticos modernos. Quizás es mejor recurrir a la teoría de Broch, quien discutía que la génesis del kitsch estaba dentro del Romanticismo, que no es kitsch por sí mismo pero que abrió la puerta para el gusto del kitsch, acentuando la necesidad del trabajo de arte expresivo y evocador. El arte académico, que continuó esta tradición romántica, tiene una razón doble de su asociación con el kitsch.
No es que fuera accesible; de hecho, es durante este periodo que surge la distinción entre arte alto y arte bajo definido por los intelectuales. El arte académico se esforzó en permanecer en una tradición arraigada en la experiencia estética e intelectual. Las calidades intelectuales y estéticas del trabajo estaban ciertamente allí. Los buenos ejemplos del arte académico incluso fueron admirados por los artistas avant garde que se podrían rebelar contra él. Había una cierta crítica, sin embargo, que declaraba que el arte se volvía «demasiado hermoso» y democrático, y esto lo hacía ver demasiado fácil y superficial.
Muchos artistas académicos intentaron utilizar temas del arte popular para ennoblecerlos como arte, sujetándolos al interés en las calidades inherentes de la forma y de la belleza, intentando democratizar el mundo del arte. En Inglaterra, algunos académicos incluso abogaron por que el artista trabajara para el mercado. En un cierto sentido, las metas de la democratización tuvieron éxito, y la sociedad fue inundada con el arte académico, el público hacía filas para ver exposiciones de arte de la manera en que ahora se va a ver una película. La instrucción en arte llegó a ser extensa, al igual que la práctica, lo que hizo borrosa la línea entre arte popular y arte elitista. Esto condujo a menudo a que trabajos de arte mal hechos o mal concebidos fueran aceptados como arte.
En segundo lugar, los temas y las imágenes presentados en el arte académico, aunque originales en su primera expresión, fueron diseminados entre el público en la forma de impresiones y postales ―que a menudo su reproducción fue animada activamente por los artistas― y estas imágenes fueron copiadas sin fin hasta convertirse en clichés bien conocidos.
El «avant garde» reaccionó a estos progresos separándose de los aspectos del arte tales como: representación y armonía pictoral, que eran apreciados por el público, para hacer una declaración sobre la importancia de la estética.
Posmodernismo
Con el surgimiento del posmodernismo en los años ochenta, la línea entre lo kitsch y el arte se volvió otra vez borrosa. También surgió el concepto de camp, que es una apreciación irónica que de otra manera se consideraría tonta y pedante, o de otro modo kitsch. Como ejemplos de camp está Carmen Miranda con sus sombreros tutti-frutti, o eventos culturales populares que tienen una fecha en particular o son inapropiadamente serios, o las películas de ciencia-ficción de bajo presupuesto de las décadas de 1950 y 1960. Camp se deriva del término francés camper, que significa ‘presentarse de una manera exagerada’.
Algunos artistas de esta época retoman los elementos del kitsch en sus obras, como los artistas franceses Pierre et Gilles (n. 1950 y 1953), célebres por sus representaciones ridículas que se alimentan con la imaginería religiosa, el arte pop, el homoerotismo, creando una fuerte identidad propia; o el artista canadiense-mexicano Alan Glas (n. 1932) con sus cajas de arte objeto.
Susan Sontag (1933-2004) planteaba que el camp era una atracción a las cualidades humanas que se expresaban por sí mismas en «tentativas falsas de seriedad», teniendo estas cualidades un particular y único estilo que reflejaba la sensibilidad de la época. Esto implica una estética del artificio más que de la naturaleza. De hecho, los seguidores de línea dura del término camp insisten en que «camp es una mentira que se atreve a decir la verdad».
Mucho del arte pop intentó incorporar imágenes de la cultura popular y el kitsch; los artistas pudieron mantener su legitimidad diciendo que «citaban» las imágenes para elaborar conceptos. Usualmente la apropiación de estas imágenes era de manera irónica.
En Italia, el movimiento llamado Nuovi Nuovi (‘nuevos nuevos’) tomó una ruta diferente: en lugar de citar lo kitsch de manera irónica, se encontraron en un primitivismo que abrazaba lo feo y barato, tomándolo como una especie de antiestética.
El arte conceptual y el deconstructivismo plantearon un cambio interesante, porque como el kitsch, los dos movimientos subestimaban la estructura formal del trabajo de arte, dando más importancia a otros elementos que tienen mayor relación con otras esferas de la vida.
A pesar de ello, muchos en el mundo del arte continúan teniendo un cierto sentido de dicotomía entre el arte y el kitsch, excluyendo todo el arte sentimental y realista de una consideración seria, lo que ha sido atacado por algunos críticos que discuten una reapreciación del arte académico y de la pintura figurativa y tradicional.
Musicalmente, varios cantantes se enmarcan también dentro de lo kitsch. En los años noventa se acuñó asimismo el término (e incluso antes) para referirse al Festival de la Canción de Eurovisión, menos utilizado a partir de los años 2000 con el cambio de estilo musical (supresión de la tradicional orquesta, la mayoría de las canciones en inglés...) y la revitalización de este en varios países.
Lo kitsch en arquitectura
Hacia el final de su vida profesional, a fines de los años cincuenta, el arquitecto estadounidense Frank Lloyd Wright (1867-1959) produjo algunos de los más controvertidos edificios de su carrera. En su búsqueda formal obsesiva, reitera de manera manierista sus propias obras basadas en las formas curvas y especialmente en el círculo como módulo de diseño. Un caso notable es el edificio para el Ayuntamiento de Marin, en California, donde las curvas son llevadas al extremo, así como la propuesta de inserción en el paisaje de colinas, que dista mucho de las impecables realizaciones Wright en las praderas de Wisconsin. Esta etapa final de su carrera se la conoce como de «fantasía kitsch».
Uso del término kitsch en Hispanoamérica
Argentina
El artista y mecenas checo-argentino Federico Jorge Klemm (1942-2002) dedicó uno de los programas de su ciclo televisivo El banquete telemático a teorizar sobre el kitsch. El programa se denominó «Kultura kitsch», fue conducido por Klemm junto al crítico y teórico Charlie Espartaco.
Klemm considera que el sentido original del término, como sinónimo de mal gusto, se ha desplazado hacia el de
una categoría estética de nuestra contemporaneidad que no tiene que ver con una sistematización del mal gusto, sino con una exacerbación de lo artificial y lo desmesurado.
De esta manera, señala al kitsch como una actitud estética que pone en duda el gusto, como statu quo. Tal vez como una referencia tácita a su propia obra, Klemm sostiene que
cuando se dice que una obra ronda el kitsch es como cuando se dice que ronda la genialidad o la grandeza.
Klemm señala a Disneylandia como el paraíso del kitsch y menciona a los surrealistas Salvador Dalí y René Magritte como los primeros en incorporar en el arte elementos de gusto dudoso. Durante el mismo programa, Charlie Espartaco señala que el kitsch, por su constitución, aparece como una estética de riesgo que incorpora todas las conquistas pictóricas, plásticas y estéticas creadas hasta ese momento.
Klemm menciona explícitamente al film protagonizado por la actriz argentina Isabel Sarli (1935-), La dama regresa, como un ícono kitsch de la cultura argentina, en el que él mismo participó como actor. Como artista, Federico Klemm realizó retratos de personajes como Susana Giménez (1944-), Mirtha Legrand (1927-) o Amalita de Fortabat (1921-2012), de lo que puede deducirse cierto interés del autor en dichos personajes como íconos del kitsch argentino.
Otros personajes de la cultura y el espectáculo argentinos que pueden identificarse con el kitsch son el croata Ante Garmaz (1928-2011), la condesa Eugenia de Chikoff (1919-2014) o el cantante Sandro (1945-2010).
Durante los años noventa y a partir de la convertibilidad entre el peso argentino y el dólar, con el auge de las importaciones chinas aparecieron locales denominados «Todo por dos pesos» que contaban con una gran cantidad de objetos de decoración considerados kitsch, como copia de segunda mano.
Otras referencias al kitsch en la cultura argentina son:
- The Kitsch Band, una banda de rock de la ciudad de Rosario.
- El bloque «KitschTV», del programa de televisión Duro de domar emitido por Canal 13 y conducido por Roberto Pettinato.
Chile
En Chile la palabra kitsch se relaciona, tanto con el arte vendible y de bajo valor, como con la cultura popular de factura comercial (de producción en serie y de bajo costo).
En el ámbito musical, se considera kitsch escuchar a artistas como Yuri, Juan Antonio Labra, René de la Vega, Pablo Ruiz, Lucero, Pandora, Milli Vanilli, Massiel, Myriam Hernández, Julio Iglesias, Supernova, los grupos de la Movida Tropical Chilena y otros cantantes con éxitos de décadas pasadas. En el ámbito del diseño y la decoración, es kitsch utilizar muebles u otros adornos, como por ejemplo de los años 50 y 60, del tipo vanguardista de aquella época, que en algunos casos han sido modificados o adaptados a la época actual. Además ha habido una serie de artistas dedicados a transformar ambientes y productos de uso cotidiano, con el fin de escapar del diseño postindustrial que refleja la digitalización del arte. En cuanto a la moda, es kitsch utilizar ropa de segunda mano (proveniente la mayoría de la Unión Europea, especialmente Alemania) de colores llamativos y diseños con figuras geométricas de distintos tamaños y colores, así como accesorios de carácter vulgar, como aros y pulseras de plástico. Nótese que en este caso lo kitsch sirve para calificar tanto a la producción de tales artistas como a la audiencia que la consume.
Los colores son el bermellón, el fucsia, el negro, el rosado, el celeste, el calipso, los dorados y plateados, junto con las telas de imitación de seda, raso y piel. La influencia del periodo llamado el Milagro Económico Alemán ha marcado profundamente tanto la decoración interior, como la moda y el arte.
Más recientemente, lo kitsch también se encuentra asociado a la estética de las imágenes de los programas de televisión de las décadas de 1970 y 1980, y a la estética producida por la propaganda comercial de ese periodo.
Costa Rica
En Costa Rica no se utiliza comúnmente la palabra kitsch; sin embargo está contenida dentro del vocablo «polo», que en el lenguaje popular describe a todo aquello que carezca de sentido estético o que se encuentre sobrecargado de elementos decorativos, o simplemente aquello de mal gusto. Es común ver en los hogares, principalmente de las zonas rurales adornos kitsch que decoran la sala de las casas. Estos van desde paños que se cuelgan en las paredes como cuadros, o una infinidad de muñecos de yeso pintado con esmaltes por lo general baratos, de animales e incluso personas.
México
En México la palabra tiene un uso limitado al mundo del arte. Su uso generalmente implica definir una obra de arte o un suceso que tiene características vulgares, de mal gusto o popular. La palabra probablemente pueda compararse con la palabra naco, pero a diferencia de esta, lo que se define como kitsch, aunque de mal gusto, tiene una valoración artística o por lo menos positiva. Jesús Enrique Emilio Helguera (1910-1971) fue un ejemplo de ilustrador kitsch, que producía ilustraciones románticas e irreales de escenas históricas mexicanas. Helguera trabajó para la cigarrera La Moderna durante muchos años, produciendo imágenes para los calendarios de esta compañía, con pinturas de escenas indígenas con personajes de rasgos mestizos o europeos, ropa elegante y paisajes idílicos.
En México "naco" es un término peyorativo que se refiere a las personas de bajo nivel social, mal gusto, poca educación y el lenguaje vulgar y poco civilizado. El término está más en boga en la Ciudad de México, y el acento chilango de la Ciudad de México es considerado el acento "naco" arquetípico, sobre todo cuando se trata de la interjección casi desprovista de sentido "güey". A menudo, también miembros de los nuevos ricos, y especialmente aquellos que han hecho su fortuna en el negocio de la droga, se perciben como nacos. No es completamente equiparable a Kitsch.
Sobre el origen del término no hay certeza, pero la palabra parece al menos tener un origen indígena. Posiblemente se trata de la nacotl náhuatl, lo que "la gente aquí" significa. Según otra hipótesis, es una corrupción del totonaco, español para la totonaca, una tribu indígena en México. Otros sugieren que es una corrupción de chinaco, las guerrillas liberales de jinetes del siglo XIX que provenían de las clases sociales más bajas.
Dependiendo del contexto, especialmente cuando se utiliza por los criollos / blancos que menosprecian a los mestizos e indígenas, la palabra puede incluso tener una connotación racista, y de todos modos hay una parte desproporcionada de los pobres en México a partir de indios y mestizos. Sin embargo, se llega a utilizar la palabra como una insignia de honor. Desde el año 2001 existe en México la marca de ropa Naco. Hay camisetas con slogans que parodian su uso y la librería Gandhi tuvo una campaña de publicidad con el lema "Leer, güey, aumenta, güey, tu vocabulario, güey".
Como contraparte y opuesto de lo naco está lo fresa, los jóvenes de las familias tradicionales, ricos con una mentalidad conservadora y un estilo de vida "aburrido". Los "fresas" hacen, por ejemplo, sus compras en la cara Avenida Presidente Masaryk en el barrio de Polanco, en su tiempo libre asisten a conciertos en el costoso Auditorio Nacional y conducen coches grandes fresa, mientras que los nacos hacen sus compras en el mercado, asisten a conciertos gratuitos en el Zócalo y se transportan en pesero y el metro. En los últimos años se han convertido en un tema popular de telenovelas y películas el "amor imposible" entre un chico-naco y la chica-fresa .
Panamá
No se utiliza mayormente la palabra kitsch, sino el término «runcho» o «runcha» para referirse a cualquier objeto o decoración con apariencia barata o de mal gusto.
En muchos hogares de Panamá es común la decoración con objetos considerados como kitsch, dada la amplia disponibilidad de objetos y artículos decorativos que se pueden conseguir a bajo precio en las tiendas, almacenes y bazares orientales de la ciudad de Panamá, tales como alfombras, tapetes, muebles, figuras de yeso y porcelana, artesanías orientales, forros para objetos y muebles, entre otros.
Perú
En el Perú la palabra no es de uso generalizado y se limita su empleo igualmente al mundo del arte, sin embargo, cabe mencionar que lo kitsch puede ser identificado con lo «huachafo» es decir con los usos y costumbres de muy mal gusto, esto asociado a la antes llamada subcultura «chicha», que nace de la manera en que se vive en los barrios marginales de la capital Lima y algunas de las urbes más importantes del país. En ese sentido lo huachafo pasa a ser una identidad propia, que se ve reflejada en un uso exagerado de ropas estrafalarias o de colores muy llamativos, empleo de jerga elaborada (a veces proveniente del mundo del hampa), y la conocida música Chicha (música), género musical que en su origen es una derivación de los huaynos andinos mezclados con la cumbia amazónica, adaptada a instrumentos más modernos como la guitarra eléctrica, la batería y el órgano electrónico.
Otros exponentes de esta cultura son las cantantes Wendy Sulca y La Tigresa del Oriente, quien con sus peculiares videoclips musicales, han saltado de la pantalla de YouTube, para los medios especializados, quienes catalogan este género dentro de la cultura kitsch, e incluso las mismas intérpretes dan presentaciones en diferentes países, teniendo como temática lo «raro» y «novedoso».4
Venezuela
En Venezuela, la palabra kitsch se relaciona con «chabacano» y se asocia a las culturas sociales de bajos recursos. En la ciudad de Maracaibo, a las personas kitsch se las llama «tukki» o «wircho». En el aspecto musical, los músicos del género del reguetón y del vallenato, y la cantante Lila Morillo son acusados de «mal gusto» y criticados por su peculiar comportamiento, vestimenta y música.
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