En la iglesia de los Santos Apóstoles de Salónica, del siglo VI, sobre una
planta cruciformese hallaban dispuestas cinco cúpulas, siendo la central de las mismas la emplazada a mayor altura. Ninguna otra iglesia construida tras el siglo VI podrá competir en grandiosidad con esta obra de
Justiniano I, y las plantas de las iglesias tenderán a asimilarse a un tipo único. Un área central cubierta por la cúpula quedaba inscrita en un
cuadrado de un tamaño sensiblemente mayor: el epacio en cada uno de los laterales identificaba claramente una
nave y un
transepto. A veces el espacio central era cuadrado, aunque en ocasiones era
octagonal, o al menos eran ocho las pilastras que sostenían la cúpula en vez de tan sólo cuatro, con nave y transepto de un tamaño proporcionalmente menor.
Si dibujamos un cuadrado y dividimos cada uno de sus lados en tres partes, siendo la parte central mayor, y partiendo de los puntos obtenidos dividimos el área de nuevo nos haremos una idea de un proyecto arquitectónico típico de esta etapa. A partir de los puntos de las divisiones del lado este se desarrollaban tres
ábsides, mientras que en la fachada oeste se abría un estrecho
pórtico de entrada, el
nártex. Frente a éste quedaba un espacio
cuadrado, el atrio: en ocasiones existe una
fuente central bajo un
baldaquinosostenido por
columnas. Justo bajo el centro de la cúpula se hallaba el
púlpito, desde el que se proclamaban las
Escrituras, hallándose bajo el púlpito el
coro de los cantores. En el lado este del cuadrado central se hallaba el
iconostasio, para separar el
bema, donde se ubicaba el
altar, del cuerpo de la iglesia. El
bema era la zona de la iglesia que estaba reservada para el
clero y los ministros, similar al
presbiterio. El altar se hallaba protegido por un baldaquino o
ciborio apoyado sobre
pilastras. Unas filas de asientos enmarcaban la circunferencia del ábside, con el trono del patriarca en el punto central al este formando el
synthronon (trono colectivo). Los dos sectores menores y los absidiolos al lado del
bemaeran los
Pastoforia (
prothesis y
diaconicon). El púlpito y el
bema eran adyacentes al
solea, un paso apoyado en los
muros.
Las continuadas influencias de origen
oriental quedan de manifiesto en diversos aspectos, como por ejemplo en la decoración exterior de los
muros de las iglesias edificadas alrededor del siglo XII, en las que los
ladrillos grabados quedan dispuestos de un modo ornamental claramente inspirado en la escritura cúfica. Ello estaba asociado a la disposición externa de los ladrillos y de piedras según una amplia variedad de diseños; este uso decorativo es probablemente de origen oriental, puerto que decoraciones similares podemos encontrarlas en diversos edificios en
Persia, en la llamada
arquitectura medo-persa.
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