ELEMENTOS DEL BARROCO .-
Sistemas reguladores en la Portada del Sol
Desde un punto de vista mecánico y de cálculo, dos eran las principales preocupaciones del maestro mayor al abordar la construcción de un edificio con las características majestuosas requeridas. La primera y fundamental, que el alineamiento de los muros resistiera las tensiones verticales y horizontales, y segunda, que las distintas partes del edificio se relacionasen armónicamente con la estructura general del mismo. La primera tenía mucho que ver con la construcción y dependía de una buena elección de los materiales, una selección de los mejores canteros con experiencia y conocimiento del oficio, y compensar los pesos de la base con la altura del edificio.
Cada uno de los peones, obreros, oficiales y maestros de obra, tenían la experiencia precisa para que una simple inspección bastaba para que la edificación prosperara. Más complejo y exigente para el maestro era decidir el estilo, las medidas y los ornamentos, lo visible del edificio. Todo debía distribuirse de manera armoniosa y proporcionada. Para ello, disponía de dos sistemas distribuidores, el basado en la descomposición del Cuadrado (ad cuadratum) y el fundamentado en el triángulo equilátero (more germanicum).
Al contemplar la magnífica distribución de las piezas que conforman la portada, no nos cabe la menor duda de que Calafate empleó recursos basados en una matriz geométrica. Un primer boceto, hoy desaparecido, de este planteamiento, seguido de otro donde se habrían dibujado las esculturas y bajorrelieves propuestos, sería el que se presentaba al Cabildo, una vez aprobadas las trazas generales del nuevo edificio, con las soluciones aportadas para aprovechar la antigua planta y los muros y arcos que quedaron en pie tras el terremoto. Nuestro trabajo consiste en sugerir el planteamiento formal seguido por Calafate para llegar al resultado que se muestra en la actualidad y, de paso, aportar los mensajes que ocultan; diferentes, naturalmente, de los evidentes, de naturaleza litúrgica y de historia de la Iglesia. Hemos hablado de trazas, y no de maqueta, porque el Archivo Municipal del Patrimonio Histórico de El Puerto de Santa María que dirige don Ignacio Buhigas Cabrera, posee dibujos originales con el trazado de monteas y detalles del día a día de la obra. La probable maqueta desapareció; por lo que es difícil asegurar que la hubo.
La construcción de modelos tridimensionales del edificio completo o de las distintas partes del mismo, era un procedimiento habitual hasta el Renacimiento, donde quedaron relegados por la traza; debido, quizás, por el resurgir de la Geometría. De todos modos, hasta bien entrado en siglo XIX los oficiales planificaban el trabajo mensual a pie de obra, atendiendo a la transmisión oral de las órdenes del maestro mayor. Por tanto, es probable que en el caso de la Iglesia Mayor Prioral del Puerto de Santa María se trabajara de las tres maneras. Un modelo a escala con el que exponer al Concejo de la ciudad los pormenores de la edificación, un planteamiento de la ubicación de las partes sobre el solar y dibujos diarios, confeccionados sobre arena mojada o yeso. ¿Seremos capaces de descubrir estos trazados estructurales, estos modelos de organización del espacio constructivo, estas instrucciones…? Y, en el caso de la Iglesia Mayor Prioral, ¿descubriremos cómo entendía y aplicaba Calafate conceptos tan básicos como proporción, dimensión y simetría; igualdad, equivalencia o semejanza?
Si la dimensión es la medida del espacio comparada con un canon fijo “el metro” y sólo averigua el tamaño del objeto y del conjunto, no serviría para relacionar internamente dos partes entre sí. Para ello, se deben recurrir a sistemas de relación, con la simetría o correspondencia en igualdad entre las partes respecto de un punto, una recta o un plano; la semejanza es una relación en igualdad de formas con tamaños diferentes; la equivalencia, finalmente, es una relación en igualdad de superficie que poseen diferentes formas. L
a relación proporcional es semejanza cuando existe una razón entre ambos objetos; es decir, el menor está contenido en el mayor un determinado número de veces. La razón puede ser un número entero, fraccionario o irracional. Los maestros primitivos buscaban una razón irracional, alrededor de la cual girase todo el edificio. Esta razón irracional es lo que se denominaba en el argot constructivo, la clave de bóveda: un número, una fórmula compleja, las dimensiones de una habitación, una forma, o el diámetro del fuste de una columna, etc. «Se deben entender como proporciones las relaciones entre las partes y el todo, relaciones lógicas, necesarias y capaces de satisfacer al mismo tiempo a la razón y a los ojos.[20]» En el pasado, la razón armónica se basaba en razones matemáticas fundamentadas en ciertos números irracionales, como el número de oro (φ), la sección áurea, o el número π; que se transmitía oralmente como heredera de los maestros egipcios, griegos, romanos o musulmanes, y se ocultaba intencionadamente.
Retícula compositiva básica. Una obra que exige armonizar volúmenes, contrapesar y equilibrar bloques de piedra, no se deja a la improvisación. Se ajusta al trazado de una retícula abierta que asegure, primero, que las piezas armonicen en tamaño y posición; y, segundo, que los problemas que se resuelvan en el presente no afecten a las decisiones futuras[21]. Ya hemos visto en el análisis estructural de la Portada [ilustración 9] que el sistema empleado por Calafate para dividir proporcionalmente la Portada fue la diagonal del Cuadrado. Esta elección, creemos, fue primordial para desarrollar el programa pactado con el Cabildo; además, el sistema cuadrangular posee muchas más ventajas que el triangular y permite darle solidez y estabilidad a la composición. A partir del rectángulo (2:4) –dos unidades de medidas en el lado menor y cuatro para el mayor–, o lo que es lo mismo, dos Cuadrados para la base por cuatro para la altura, y empleando diagonales a 45º, la composición se va entretejiendo hasta conformar una retícula compositiva donde sobreponer los distintos elementos gráficos.
Por eso, una vez decidida la estructura reticular, el maestro constructor ejecuta las trazas del edificio sobre una superficie de arena mojada, en el suelo. A veces estos trazos se concretan en cornisas, en cajas que delimitan volúmenes que irán tomando forma de figura, ornamento o paramento liso. Más adelante, cuando está seguro de la estructura, construye una maqueta a escala.
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