ARQUITECTURA AZTECA .-
Cronología
La cronología del territorio huasteco, que se basa en la evolución de la cerámica, nos dice que la zona estuvo ocupada desde el periodo Preclásico o Formativo y se han dividido en seis periodos principales.
Pánuco I 400 a. C. a 100 d. C.
Pánuco II 100 d. C. a 200 d. C.
Pánuco III 200 d. C. a 700 d. C.
Pánuco IV 700 d. C. a 1000 d. C.
Pánuco V 1000 d. C. a 1300 d. C.
Pánuco VI 1300 d. C. a 1521 d. C.
Al margen de estos seis periodos existen otras tres fases de ocupación anterior o prehuastecas, que por orden de tiempo se les llaman Pavón, Ponce y Aguilar.
Antecedentes históricos
Realmente es poco lo que se conoce de los primeros asentamientos huastecos pertenecientes al Preclásico y en cuanto al periodo siguiente, al Clásico, sólo la constancia de algunos asentamientos pequeños y dispersos. Por entonces se construyeron los edificios alrededor de las plazas, aunque su planificación no tenía un sentido estructural. Algunos lugares de este periodo son: Tamtzán (Tamaulipas), Huaxcamá, Tancahuitz, Cuatlamayán y Tampozoque (San Luis Potosí). El nexo existente entre los huastecos y la gran familia maya es indiscutible desde el punto de vista cultural, sin embargo, también es clara la distinción existente con todos los demás pueblos de origen maya. Los cortes estratégicos realizados por Gordon F. Ekholm o Richard S. MacNeish ponen en evidencia que, a pesar de haber estado aislada desde hace 3.000 años, la lengua huasteca pertenece a la familia maya. Según Guy Stresser-Peán, en La Huasteca: historia y cultura, se supone que fue entre los años 1.000-1.500 a. C. cuando los pueblos mayas ocuparon la costa del Golfo de México y que más tarde, probablemente obligados, tuvieron que retroceder hacia el suroeste, dejando atrás a los huastecos. Esta circunstancia no quiere decir que quedaran durante siglos en un aislamiento total, existió un contacto directo con otros pueblos civilizados del sur y con los chichimecas nómadas del norte.
Por otro lado y también referente al origen histórico de los huastecos, en su Historia general de las cosas de Nueva España, Sahagún dice: "tómase de la provincia que llaman Cuextlan, donde los que están poblados se llaman cuexteca, si son muchos, y cuando uno, toueyo, el cual nombre quiere decir nuestro prójimo. A los mismos llamaban panteca o panoteca, que quiere decir hombres del lugar pasadero, los cuales son así llamados porque viven en la provincia de Pánuco, que propiamente se llama Pantlan o Panotlan, quasi Panoayan, que quiere decir lugar por donde pasan, que es a orillas o riberas de la mar, y dicen que la causa porque le pusieron el nombre Panoayan es que dizque los primeros pobladores que vinieron a poblar esta tierra de México, que se llama ahora India Occidental, llegaron a aquel puerto con navíos con que pasaron aquella mar".
Es muy probable que el cronista haga referencia en esta relación a la llamada migración de Pánuco, que tuvo lugar en las postrimerías del Clásico y que llegó hasta Tamoanchan, para más tarde regresar al lugar de donde habían venido, según cuentan los relatos.
Los huastecos vieron cómo durante el posclásico las influencias de otras culturas externas, principalmente de los pueblos del Centro de México, se dejaban notar al tiempo que se estrechaban lazos, especialmente con Tula. La clara influencia de la arquitectura tolteca en sitios como Tepetzintla, Tamuín y Castillo de Teayo lo ponen de relieve. Las relaciones con otros pueblos llevaron a los huastecos mantener contactos esporádicos con pueblos de la región del Mississippi, del suroeste de los Estados Unidos. Algunos de los centros huastecos como Tabuco, Tanhuijo, Cacahuatengo o Metlatoyuca, crecieron y se convirtieron en poblaciones mayores, sin embargo, a pesar de este crecimiento ninguno de ellos llegó a constituirse como un verdadero Estado.
El concepto que otros pueblos tenían de los huastecos era el de un pueblo primitivo, de poco refinamiento. Algunas de sus costumbres y ritos les hacían mostrarse como un pueblo bárbaro a los ojos de los mexicas, como era el hecho de andar completamente desnudos y usar solamente la pintura corporal como adorno. Una característica propia de los huastecos era la de llevar un tatuaje en zigzag en el rostro y las mismas líneas pintadas en el cuerpo. Se limaban los dientes y se los coloreaban de rojo o de amarillo a lo que sumaban los colgantes mechones de pelo, el septum nasal y lóbulos perforados y ensanchados, con un tubito de caña del que sobresalían plumas de guacamaya, sin duda una imagen extravagante donde las haya. Por su parte, las mujeres huastecas tampoco quedaban atrás en cuanto a extravagancia, acostumbraban a adornarse con esmeraldas y a entrelazar sus cabellos con hilos de plumas retorcidas, con el que formaban un tocado. 
Hay que imaginarse la impresión que podrían causar a sus enemigos ataviados para la guerra si esta era la guisa cotidiana. Ya lo contaba Tezozomoc de los guerreros haustecos, cuando los describía en la lucha contra los guerreros de Moctezuma I, de los que decía iban ataviados con gorros cónicos, orejeras y narigueras de oro, tocados de plumas y espejos atados a la parte trasera del maxtlatl, además de los listones que portaban a la cintura, de piel y rematados con caracoles para asustar al enemigo con su sonido. A esta estampa pintoresca y terrorífica había que sumarle la fama de aguerridos en la batalla y la costumbre de cortar la cabeza a sus enemigos y momificarla, cosa normal que para los mexicas les parecieran salvajes.
Aún así, con esta imagen intimidatoria y a pesar de revelarse constantemente contra los opresores, no pudieron evitar las ocupaciones, invasiones y conquistas que se dieron durante el Posclásico en la región, debido a los conflictos originados en la Cuenca de México, que provocaron la huida de los otomies y nahuas. También los datos históricos nos revelan a otros grupos que invadieron el territorio, como los nonoalcas, olmecas-xicalancas, chichimecas, tlaxcaltecas y mexicas, para los que la riqueza y fertilidad fueron razones suficientes para enfrentarse en largas y sangrientas batallas con el fin de conquistarlos y someterlos a tributos. De los toltecas se dice que incluso llegaron a ocupar una parte de la costa huasteca durante un corto periodo de tiempo antes de emigrar hacia Tula. Por su parte, los mexicas levantaron campamentos militares tratando de evitar alzamientos en contra de su ocupación. La llegada de los españoles no supuso un cambio llamativo para los huastecos, se podría decir que la situación no fue muy diferente, las penalidades continuaron y muchos de ellos fueron vendidos como esclavos en las Antillas.
Aún así, con esta imagen intimidatoria y a pesar de revelarse constantemente contra los opresores, no pudieron evitar las ocupaciones, invasiones y conquistas que se dieron durante el Posclásico en la región, debido a los conflictos originados en la Cuenca de México, que provocaron la huida de los otomies y nahuas. También los datos históricos nos revelan a otros grupos que invadieron el territorio, como los nonoalcas, olmecas-xicalancas, chichimecas, tlaxcaltecas y mexicas, para los que la riqueza y fertilidad fueron razones suficientes para enfrentarse en largas y sangrientas batallas con el fin de conquistarlos y someterlos a tributos. De los toltecas se dice que incluso llegaron a ocupar una parte de la costa huasteca durante un corto periodo de tiempo antes de emigrar hacia Tula. Por su parte, los mexicas levantaron campamentos militares tratando de evitar alzamientos en contra de su ocupación. La llegada de los españoles no supuso un cambio llamativo para los huastecos, se podría decir que la situación no fue muy diferente, las penalidades continuaron y muchos de ellos fueron vendidos como esclavos en las Antillas.
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