César Augusto, también conocido como Octavio, fue el primer emperador romano, ya que con su antecesor murió la República que había gobernado Roma. Además, fue el emperador romano que más tiempo estuvo en el poder. Nació el 23 de septiembre del año 63 antes de Cristo en Roma, en el seno de una familia rica y acomodada; su padre era pretor de Macedonia y su madre era sobrina-nieta de Julio César.
Tras su nacimiento tuvo que trasladarse a la localidad de donde era originario su padre, Velletri. Durante su juventud mostró grandes aptitudes para la política y el ejército, por lo que Julio César decidió adoptarle en el año 45 antes de Cristo y le convirtió en su heredero.
Llevó a cabo varias campañas en Hispania y tuvo que enfrentarse a los partos en Epiro, donde recibió la noticia de la muerte de Julio César en el año 44 antes de Cristo. Acto seguido puso rumbo a la capital y cuando llegó se encontró con que Marco Antonio y Lépido habían repartido el territorio. Tuvo que luchar contra Marco Antonio para obtener el poder. Para ello contó con el apoyo de Cicerón, los republicanos del Senado y los grandes financieros, gracias a los cuales pudo costearse un ejército propio.
Tras derrotar a Marco Antonio, volvió a Roma y exigió al Senado que le nombrasen cónsul pero debido a su edad, apenas 20 años, su petición fue denegada. Debido a este rechazo, marchó sobre Roma para tomar el poder. Lo hizo sin que se produjera combate alguno, ya que todas las tropas, incluidas las que se enviaron contra él, le apoyaron.
Una vez nombrado cónsul, decidió otorgarse poderes extraordinarios. Debido a la resistencia de Bruto y Casio, que se negaban a aceptarle, se alió con sus antiguos enemigos Marco Antonio y Lépido y formó un triunvirato. Esto dio lugar a la continua persecución de los republicanos que terminaría en el año 42 antes de Cristo en la batalla de Filipo en Macedonia.
Hecho esto, decidió repartir el poder junto con Marco Antonio, dejándole a este la zona oriental mientras él controlaba la occidental. Esto produjo un enfrentamiento entre ambos, la guerra de Perugia, en la que Agripa, del lado de Octavio, derrotó a las tropas de Marco Antonio. Acto seguido se hizo un nuevo acuerdo para repartir el poder. Octavio gobernaría toda la parte occidental; Marco Antonio tendría el poder de la parte oriental pero hasta el río Drin; Lépido dominaría África; y por últimoItalia sería gobernada por los tres conjuntamente. Para mantener la paz, Marco Antonio se casó con la hermana de Octavio, Octavia la Menor.
Poco después, Marco Antonio había caído bajo la redes de la reina de Egipto, Cleopatra, de quien se había enamorado. Ésta gobernaba con una política más típicamente oriental, lo que no gustó nada a Augusto, pues iba en contra de los intereses romanos. Debido a ello, le declaró la guerra a Cleopatra en el año 32 antes de Cristo. Un año más tarde saldría victorioso de la batalla de Accio, tras la cual consiguió entrar en Alejandría. Poco después, y viendo su derrota, Marco Antonio y Cleopatra se suicidaron. Egipto se convirtió en una provincia romana, lo que otorgó a Octavio el control de toda la zona mediterránea.
Una vez regresó a Roma, decidió cambiar la forma de gobierno. Trasformó la República en un sistema político más parecido a un Imperio, en el que el poder se dividía en el Senado y el pueblo por un lado, y el emperador y su casa por otro.
Entre sus medidas, estaba la de renovarse a sí mismo el título de cónsul, además de otorgarse nuevos títulos para aumentar su poder, como Princeps senatus; Augustus, con un trasfondo divino;Imperator Proconsulare en algunos de los territorios para tener poder militar; Tributo Vitalicio, Cónsul Vitalicio, Prefecto de las costumbres, Gran Pontífice y finalmente Padre de la Patria. Rechazó su divinización en vida, pero hizo instaurar el culto al emperador por parte de todos los habitantes.
Una de sus principales misiones fuer mejorar la economía y estabilidad de Roma, que se veía amenazada por la gran extensión de los territorios. Para ello, reformó las instituciones y las adaptó a las necesidades del imperio, creando el Consejo del Príncipe, del que formaron parte personas que contaban con el favor del emperador, como Agripa.
También dividió las provincias en dos tipos de territorio; el primero, las senatoriales, con el fin de que fueran gobernadas por una persona nombrada por parte del Senado; por otro lado estaban las imperiales, que serían gobernadas por el propio emperador.
Asimismo, reorganizó el sistema fiscal, instaurando una gestión directa y menos agresiva. Favoreció a los pertenecientes a la orden ecuestre de la que provenía en lugar de a la aristocracia procedente del Senado. También aseguró las fronteras del extenso territorio de los constantes enfrentamientos con los partos y los germanos, además de seguir expandiendo el imperio por la parte oriental. Debido a su falta de hijos, adoptó a Tiberio como su sucesor.
Murió el 19 de agosto del año 14 en Nola. Tras su muerte, Tiberio consiguió el poder sin problemas. Gracias a la gran labor que había realizado, el pueblo pidió que se le divinizara, tras lo cual el nombre de Augusto sería utilizado como título por los siguientes emperadores. Su cuerpo fue trasladado a Roma y quemado en el Campo de Marte.
Augusto fue el primer y quizás el más importante de los Emperadores del Imperio Romano. Su falta de escrúpulos y deseo de poder, combinados con una innata habilidad política e inteligencia notable, le permitieron obtener sus primeras victorias desde muy joven; victorias que se repetirían a lo largo de su vida convirtiéndolo en el más importante hombre de Estado Romano. No solo vengaría la muerte de su tío-abuelo, Julio César, sino que también, y en contra de todas las predicciones, lograría ganar la guerra por el poder entre los remanentes cesarianos comandados por Marco Antonio y los Senadores Republicanos encabezados por los asesinos de César. Con Octavio, el cual cambia su nombre en dos oportunidades a lo largo de su vida, siendo su nombre-título de Augusto el más recordado y utilizado en su tiempo como señal de un nuevo reinado, y para marcar el carácter divino de su misión, comienza la era de gloria del Imperio. Lo que hoy conocemos como la Pax Romana o Pax Augusta. Apuesto, inteligente y de carácter firme, pero debiendo de haber soportado las inclemencias de su débil salud desde joven, es él ni mas ni menos que el arquitecto y constructor de más de cuarenta años de crecimiento constante y una controlada expansión que lograron cerrar las heridas que desangraban a una Roma sufrida de intrigas y batallas personales desde el último siglo de la era Republicana, época marcada por una guerra civil continuada donde el Estado llega a un punto de decadencia tal que la carencia de obediencia a las leyes y un crimen rampante en todos los estratos sociales eran algo cotidiano. Augusto ciertamente fue un prodigio político, y según sus palabras, un real benefactor del pueblo, característica que le ganó el apoyo incondicional de la población. No obstante somos conscientes que no existen los extremos, así, como por un lado, según dice el mismo Augusto que él fue un benefactor, para otros Augusto fue además uno de los mayores exponentes del "pan y circo" como herramienta política. Sin embargo sus políticas dirigidas a la justicia, la agricultura, el urbanismo, y su propia filosofía de que ordenar internamente un Estado era más meritorio que expandir sus fronteras, son las que comienzan esta era de grandeza imperial y prosperidad que hemos mencionado. A pesar de ser el hombre más poderoso del mundo siempre mantuvo la humildad, cuenta así la historia que un asesino Galo enviado a quitarle la vida no lo hizo porque nunca hubiera imaginado que ese hombre tan simple y humilde fuera el Príncipe tan poderoso del que le habían hablado.
Afortunadamente la historia ha dejado un registro cuantioso de éste gran hombre, por lo que podemos tener un cuadro muy preciso de su vida. Benefactor o experto manipulador de las masas y la política, eso es algo que solo podemos juzgar por nosotros mismos.
Afortunadamente la historia ha dejado un registro cuantioso de éste gran hombre, por lo que podemos tener un cuadro muy preciso de su vida. Benefactor o experto manipulador de las masas y la política, eso es algo que solo podemos juzgar por nosotros mismos.
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Imagen del famoso busto que representa a Augusto, ya en la era del Imperio.
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Octavio nace el 23 de septiembre del 63 ac en Roma -mas exactamente en la comuna de Velitri- con el nombre deGaius Octavius Thurinus. Su familia paterna era originaria de Veletri, perteneciente al orden ecuestre, si bien no muy distinguida, era respetable en su mismo entorno social. Entre los más importantes de la familia se encontraban su abuelo un financiero conocido de la zona y su padre quien fuera Pretor de Macedonia, y el cual muere de joven siendo Octavio aún un niño de 4 años (58 AC). Por el lado materno Octavio era el hijo de Atia Balba Caesoria, hija de la querida hermana mayor de Julio César. Tras enviudar Atia contraeria matrimonio con Lucio Marcio Filipo, personaje importante en la vida temprana del futuro Emperador ya que se ocuparía de formarlo y educarlo con disciplina ferrea.
Octavio ciertamente maduró antes que el resto de los jóvenes y esto quizás se demuestra con que comenzara a vestir la toga virilis a los 15 años -1 año antes que el común denominador de los demás jóvenes en Roma, verartículo de vestimenta para más información-. Así mismo, como si el destino buscara prepararlo para los hechos que pronto llegarían a tocarlo, desde una edad temprana comienza a ocupar obligaciones y cargos, siendo notable el que ocupara un puesto de Pontífice en el Colegio de Pontífices -Collegium Pontificum-. César, ya viéndolo como un futuro ayudante de confianza, se mantuvo constantemente alentando las aptitudes naturales de éste joven, impulsándolo a desarrollar y expandir su potencial. Primeramente lo pidió como ayudante para su campaña en África contra, los que César creía ser, los últimos remanentes de las fuerzas pompeyanas. Sin embargo César solo obtiene una negativa irrevocable de Atia quien declina la oferta argumentando que Octavio era todavía muy joven para la dura vida de la campaña militar -Algo que posteriormente sería utilizado para manchar su nombre cuando Marco Antonio, con falsas acusaciones y mentiras, utilizara esta cercanía de César para sugerir que Octavio era homosexual. El historiador clásico Suetonio nos cuenta que estas fueron acusaciones infundadas relizadas por Marco Antonio con el solo fin de desprestigiar a Octavio y así limitar el cuantioso apoyo con el que éste contaba en los tiempos del Segundo Triunvirato-. No pasarían muchos años hasta que un joven Octavio, deseoso de convertirse en alguien significante, intentara participar en la campaña de Hispania llevada cabo por César, esta vez ya sí, contra los últimos remanentes de las fuerzas pompeyanas. La suerte no lo acompañaría en dicha empresa y una enfermedad lo haría quedar postrado durante el lapso de tiempo en el que las tropas partían a la guerra. Un vez recuperado, y ferviente de ir al frente para probar sus aptitudes, se embarca camino al escenario de batalla con rumbo a Hispania. Sin embargo la suerte volvería a dejarlo de lado y su barco se hunde cerca de la costa, permitiéndole a Octavio y un puñado de sobrevivientes llegar vivos a esta. Al cruzar las líneas enemigas logra llegar al campamento de César, el cual queda tan impresionado por la aptitud de su sobrino nieto que lo haría regresar a Roma en su misma carroza y, secretamente, cambiaría su testamento (45 AC) nombrando a Octavio como su heredero e hijo adoptivo.
Octavio ciertamente maduró antes que el resto de los jóvenes y esto quizás se demuestra con que comenzara a vestir la toga virilis a los 15 años -1 año antes que el común denominador de los demás jóvenes en Roma, verartículo de vestimenta para más información-. Así mismo, como si el destino buscara prepararlo para los hechos que pronto llegarían a tocarlo, desde una edad temprana comienza a ocupar obligaciones y cargos, siendo notable el que ocupara un puesto de Pontífice en el Colegio de Pontífices -Collegium Pontificum-. César, ya viéndolo como un futuro ayudante de confianza, se mantuvo constantemente alentando las aptitudes naturales de éste joven, impulsándolo a desarrollar y expandir su potencial. Primeramente lo pidió como ayudante para su campaña en África contra, los que César creía ser, los últimos remanentes de las fuerzas pompeyanas. Sin embargo César solo obtiene una negativa irrevocable de Atia quien declina la oferta argumentando que Octavio era todavía muy joven para la dura vida de la campaña militar -Algo que posteriormente sería utilizado para manchar su nombre cuando Marco Antonio, con falsas acusaciones y mentiras, utilizara esta cercanía de César para sugerir que Octavio era homosexual. El historiador clásico Suetonio nos cuenta que estas fueron acusaciones infundadas relizadas por Marco Antonio con el solo fin de desprestigiar a Octavio y así limitar el cuantioso apoyo con el que éste contaba en los tiempos del Segundo Triunvirato-. No pasarían muchos años hasta que un joven Octavio, deseoso de convertirse en alguien significante, intentara participar en la campaña de Hispania llevada cabo por César, esta vez ya sí, contra los últimos remanentes de las fuerzas pompeyanas. La suerte no lo acompañaría en dicha empresa y una enfermedad lo haría quedar postrado durante el lapso de tiempo en el que las tropas partían a la guerra. Un vez recuperado, y ferviente de ir al frente para probar sus aptitudes, se embarca camino al escenario de batalla con rumbo a Hispania. Sin embargo la suerte volvería a dejarlo de lado y su barco se hunde cerca de la costa, permitiéndole a Octavio y un puñado de sobrevivientes llegar vivos a esta. Al cruzar las líneas enemigas logra llegar al campamento de César, el cual queda tan impresionado por la aptitud de su sobrino nieto que lo haría regresar a Roma en su misma carroza y, secretamente, cambiaría su testamento (45 AC) nombrando a Octavio como su heredero e hijo adoptivo.
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Nota: Los eventos aquí mencionados están centrados en base a Octavio. Para contar con una versión más general de los sucesos ocurridos anteriormente al Segundo Triunvirato pueden leer en el artículo de este los siguientes capítulos: Disturbios tras la muerte de César y Desencadenantes. |
Cuando César es traicionado por Bruto y asesinado en el Senado por un grupo de senadores enemigos, Octavio, según nos llega de Suetonio, se encontraba en Apolonia -actual Albania- completando sus estudios en administración y estrategia. Al hacerse público el testamento de César y conocerse que Octavio sería su heredero, éste sella sus intenciones al cambiar su nombre por el de Gayo Julio César Octaviano -Gaius Iulius Caesar Octavianus-. Sabiendo que debía actuar velozmente ya que al calmarse la turbulencia en Roma sería muy tarde para él, decide entonces dirigirse a Italia seguido por sus dos aliados y amigos: Agripa y Mecenas. Con 18 años fue desestimado por sus rivales, principalmente por Marco Antonio quien llegó a tratarlo de niño en un primer momento. Sin embargo esto no pareció frustrarlo, por el contrario, buscaría apoyo entre los veteranos de César y remarcando su condición de heredero de éste último ganaría dicha simpatía al impulsar el cumplimiento de lo exigido por César en su testamento -es decir que se entregara el dinero establecido de la fortuna de César al pueblo y los soldados, dinero que Marco Antonio pretendía guardarse-. Ciertamente entre sus primeros pasos era muy importante el poner de manifiesto el carácter divino de su padre adoptivo. La casualidad y la suerte haría que un cometa pasara surcando el cielo la noche en la que se estaba oficiando uno de los juegos en memoria de César. La plebe consideraría esto como una evidente señal y Octavio, aprovechándose de lo baja que estaba la popularidad de Antonio entre los partidarios de César a causa de sus abusos y su acercamiento al Senado -click aquí para saber el porqué de este acercamiento-, ganaría así su primer victoria.
No transcurriría un tiempo prolongado en la turbulenta y caótica Roma hasta que, luego de un confuso episodio, Antonio acusara a Octavio de conspirar contra él e intentar asesinarle, la respuesta de Octavio sería la exigencia de pruebas; pruebas que prontamente serian expuestas comenzando así un enfrentamiento entre ambos. Antonio ciertamente ya comenzaba a dejar de verlo como a un niño para pasar a verlo como una amenaza inmediata a sus aspiraciones. Afortunadamente, para Octavio, éste contaría con la ayuda de una serie de actores importantes que le darían los recursos necesarios para enfrentar al antiguo terrateniente de César. Más por viejos rencores entre enemigos que por confianza en éste, Cicerón -el cual tenía un profundo odio a Marco Antonio-, decide extenderle una mano y ayudarse a si mismo ayudandolo; también contaría con el apoyo de ricos ciudadanos quienes se ofrecerían de financistas, dándole así los medios para poder levantar un ejército propio; más importante aun resultaría ser el apoyo que consigue del Senado Republicano, el cual buscaba debilitar las facciones cesarianas haciéndolas luchar entre si y socorrer de esta manera a Bruto quien se encontraba asediado por Antonio. Es entonces que al concedersele el Imperium Propretoriano comenzarían los enfrentamientos reales contra Marco Antonio -cuyo ejército había sido declarado previamente ilegal por parte del Senado-. Sin embargo es importante aclarar el por qué de tanta confianza repentina en un joven inexperto, y la respuesta es justamente que no era confianza sino necesidad. Tras la muerte de César, Antonio, aliado a Lépido y contando con un cierto apoyo virtual del Senado, comienza agresivamente a asegurarse su sucesión. Capturando para si mismo el tesoro público; declarándose Gobernador de la Galia Cisalpina; e incluso teniendo la osadía de ocupar el Palacio de Pompeyo. El Senado, que como acabamos de mencionar en un principio le había dado el "visto bueno" por necesidad, comenzaba a realizar que si se lo dejaba, Antonio, concretaría todos los temores que éstos tenían con respecto a César. Por varias razones Octavio, siendo principalmente el hecho de que no lo veían como una real amenaza, era, irónicamente, el menor de los dos males.
Ya con un ejército bajo su mando, y así también afianzada su condición de poder, se enfrentan en una batalla decisiva, Octavio apoyado por los Cónsules Pansa e Hirtius -quienes mueren en batalla- logra, tras un primer traspié, vencerlo en Módena en el 43 ac. Luego de tal sonante derrota Marco Antonio huye para replegarse en la Galia Narbonensis. Sabemos por los textos de Livio que el Senado prácticamente ignora la participación de Octavio en la victoria y festeja un Triunfo a Bruto como si éste hubiera sido el artífice de los hechos. Sin embargo duraría poco la alegría del Senado ya que habiendo muerto los dos Cónsules en la batalla, Octavio se dirigiría hacia Roma, escoltado por todas las tropas acampadas en Italia, y en el Senado exigiria no solo ser declarado como Cónsul sino que también pediría la anulación de la amnistía a los conspiradores responsables de la muerte de César. Prontamente el cuerpo de senadores se encontraría con que el "niño" que intentaban utilizar como instrumento contra Antonio se había vuelto una figura de peso a la cual incluso las mismas tropas que habían sido enviadas a repelerle terminaban uniéndose bajo su estandarte. Octavio ahora podía tomar un doble beneficio de sus acciones, por un lado incrementar su poder y vengar la muerte de su tío, mientras que por otro podía complacer los deseos de venganza de los veteranos de César. Por esta razón comienza una serie de persecuciones y ejecuciones a republicanos anulando la amnistía a los asesinos de César -la cual había sido establecida por Antonio pocos días después de la muerte de César en su falsa unión a los senadores republicanos-. Octavio también distribuiría el dinero del Tesoro entre su ejército, hecho que haría a sus tropas más fieles aún.
No transcurriría un tiempo prolongado en la turbulenta y caótica Roma hasta que, luego de un confuso episodio, Antonio acusara a Octavio de conspirar contra él e intentar asesinarle, la respuesta de Octavio sería la exigencia de pruebas; pruebas que prontamente serian expuestas comenzando así un enfrentamiento entre ambos. Antonio ciertamente ya comenzaba a dejar de verlo como a un niño para pasar a verlo como una amenaza inmediata a sus aspiraciones. Afortunadamente, para Octavio, éste contaría con la ayuda de una serie de actores importantes que le darían los recursos necesarios para enfrentar al antiguo terrateniente de César. Más por viejos rencores entre enemigos que por confianza en éste, Cicerón -el cual tenía un profundo odio a Marco Antonio-, decide extenderle una mano y ayudarse a si mismo ayudandolo; también contaría con el apoyo de ricos ciudadanos quienes se ofrecerían de financistas, dándole así los medios para poder levantar un ejército propio; más importante aun resultaría ser el apoyo que consigue del Senado Republicano, el cual buscaba debilitar las facciones cesarianas haciéndolas luchar entre si y socorrer de esta manera a Bruto quien se encontraba asediado por Antonio. Es entonces que al concedersele el Imperium Propretoriano comenzarían los enfrentamientos reales contra Marco Antonio -cuyo ejército había sido declarado previamente ilegal por parte del Senado-. Sin embargo es importante aclarar el por qué de tanta confianza repentina en un joven inexperto, y la respuesta es justamente que no era confianza sino necesidad. Tras la muerte de César, Antonio, aliado a Lépido y contando con un cierto apoyo virtual del Senado, comienza agresivamente a asegurarse su sucesión. Capturando para si mismo el tesoro público; declarándose Gobernador de la Galia Cisalpina; e incluso teniendo la osadía de ocupar el Palacio de Pompeyo. El Senado, que como acabamos de mencionar en un principio le había dado el "visto bueno" por necesidad, comenzaba a realizar que si se lo dejaba, Antonio, concretaría todos los temores que éstos tenían con respecto a César. Por varias razones Octavio, siendo principalmente el hecho de que no lo veían como una real amenaza, era, irónicamente, el menor de los dos males.
Ya con un ejército bajo su mando, y así también afianzada su condición de poder, se enfrentan en una batalla decisiva, Octavio apoyado por los Cónsules Pansa e Hirtius -quienes mueren en batalla- logra, tras un primer traspié, vencerlo en Módena en el 43 ac. Luego de tal sonante derrota Marco Antonio huye para replegarse en la Galia Narbonensis. Sabemos por los textos de Livio que el Senado prácticamente ignora la participación de Octavio en la victoria y festeja un Triunfo a Bruto como si éste hubiera sido el artífice de los hechos. Sin embargo duraría poco la alegría del Senado ya que habiendo muerto los dos Cónsules en la batalla, Octavio se dirigiría hacia Roma, escoltado por todas las tropas acampadas en Italia, y en el Senado exigiria no solo ser declarado como Cónsul sino que también pediría la anulación de la amnistía a los conspiradores responsables de la muerte de César. Prontamente el cuerpo de senadores se encontraría con que el "niño" que intentaban utilizar como instrumento contra Antonio se había vuelto una figura de peso a la cual incluso las mismas tropas que habían sido enviadas a repelerle terminaban uniéndose bajo su estandarte. Octavio ahora podía tomar un doble beneficio de sus acciones, por un lado incrementar su poder y vengar la muerte de su tío, mientras que por otro podía complacer los deseos de venganza de los veteranos de César. Por esta razón comienza una serie de persecuciones y ejecuciones a republicanos anulando la amnistía a los asesinos de César -la cual había sido establecida por Antonio pocos días después de la muerte de César en su falsa unión a los senadores republicanos-. Octavio también distribuiría el dinero del Tesoro entre su ejército, hecho que haría a sus tropas más fieles aún.
Así, pues, desde que regresó de Apolonia -refiriéndose a Octavio- , decidió atacar a Bruto y Casio inesperada y abiertamente; vio que escapaban a aquel peligro, que supieron prevenir, y se armó entonces contra ellos de la autoridad de las leyes, y acusándolos, aunque ausentes, como asesinos. No atreviéndose los encargados de dar los juegos establecidos por las victorias de César a cumplir con este deber, los celebró él mismo. Para afianzar mejor la ejecución de sus designios, quiso reemplazar un tribuno del pueblo, que acababa de morir, y, a pesar de no ser todavía senador y sí sólo patricio, se presentó candidato. Fracasaron, sin embargo, todos sus esfuerzos ante la oposición del cónsul M. Antonio, del que contaba hacer su principal apoyo, y que pretendía no dejarle gozar de nada, ni siquiera del derecho ordinario y común, sino poniendo a su connivencia un precio exorbitante; volviese entonces al partido de los grandes, de quienes era detestado Antonio, porque tenía sitiado en Mutina a Décimo Bruto, esforzándose en arrojarle por las armas de una provincia que le había dado César y confirmado el Senado. Por consejo de algunos partidarios suyos, Octavio trató de hacerle asesinar; pero descubierta la maquinación y temiendo a su vez, levantó para su defensa y la de la República un ejército de veteranos, al que colmó de prodigalidades. Recibió entonces, con el título de propretor, el mando de este ejército y la orden de reunirse con los nuevos cónsules Hircio y Pansa, para llevar auxilios a Décimo Bruto. En tres meses y dos batallas terminó esta guerra.
Antes de la edad se vio elevado a las magistraturas y honores, de los que muchos fueron de creación nueva y a perpetuidad. A los veinte años invadió el consulado, haciendo marchar hacia Roma amenazadoramente a sus legiones, y mandando diputados a exigir para él esta dignidad a nombre del ejército. Como vacilara el Senado, el centurión Cornelio, que iba al frente de la diputación, abrió su manto, y mostrando el puño de la espada, se atrevió a exclamar: Éste lo hará, si vosotros no lo hacéis. |
Nos cuenta Octavio, en su auto-biografía, los hechos:
En mis diecinueve años, bajo mi propia iniciativa y a mi propia responsabilidad, levanté un ejército con el que liberaría al estado, el cual estaba oprimido por la facción dominante. Por esta razón, el Senado me enlistó bajo sus órdenes, cuando Gaius Pansa y Aulus Hirtius fueron Cónsules, asignándome el puesto de Cónsul y me dieron el Imperium. Conmigo como Propretor, me ordenó, junto con los Cónsules, a cuidar del estado. Pero el pueblo me hizo Cónsul en el mismo año, cuando los Cónsules perecieron en batalla, y me hicieron un triunviro para la reordenación del estado.
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Uno de los retratos contemporáneos más famosos de Augusto, está inspirado en uno de los bustos que ocupaba uno de los pórticos romanos.
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Nota: El Segundo Triunvirato cuenta con su propio articulo. Si desean leer una version mas amplia y detallada de este pueden hacerlo visitando el vinculo suministrado en este recuadro. La version aqui presente, en la biografia, está centrada en el papel de Octavio en el Triunvirato.. |
A pesar de la derrota en la batalla de Módena Antonio seguía contando con un fuerte apoyo entre las tropas y aún tenía bajo su poder el mando de un ejército considerable -de hecho las tropas de Octavio deseaban un acercamiento a éste por parte de Octaviano ya que veían la necesidad de una alianza-. Antonio, quien tenía primeramente la intención de contraatacar a Octavio, comienza a realizar una reagrupación considerable de fuerzas en la Galia, logrando reunir 17 legiones. Sin embargo, la esperada batalla no tendría lugar por varias razones. Octavio, al igual que Lépido, sabía que si se diezmaban entre ellos solo significaría el fin de los cesarianos y tanto Bruto como Casio, los asesinos de César, podrían estar tranquilos al no tener que enfrentarse a una fuerza contraria de peso. Por esta razón Lépido oficiaria de mediador entre Octavio y Antonio, resultandole sencillo plantear la necesidad de dicha alianza. Es entonces que en Bolonia (43 ac) logran llegar a un acuerdo, tras tres días de intensas charlas; acuerdo que cambiaría la balanza de poder en la península y el mundo entero. Veamos lo que dice Livio en su Periocha, libro 119:
Por otra parte, Caio [Octavio] César, bajo el consejo de Marco Lepido, se reconcilia con Marco Antonio, marchando a Roma con su ejército, y, sorprendiendo a todos los que estaban en su contra, es declarado Cónsul a la edad de diecinueve años.
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Lo que proponen en esta reunión es muy claro: una alianza estratégica que les permita oponerse al Senado. Basándose en otra alianza muy conocida y recordada, el Triunvirato entre César, Pompeyo y Craso, acceden a un poder especial por 5 años con el fin, al menos público, de pacificar la República. Es así que tras definir las líneas finales del acuerdo se forma el Segundo Triunvirato -Tresviri Republicae Constituendae- el cual es prontamente leído a los soldados quienes esperaban ansiosos la resolución. Sin esperar mucho tiempo y sin darle oportunidad a sus enemigos de actuar ocupan Roma a los pocos días dándole al Triunvirato, y a diferencia del primero, valor legal. Con este fin presionan a la Asamblea de la Plebe para que impulse Lex Titia, ley que les otorgaba la mencionada legalidad. La importancia de contar con dicho marco legal era más bien tener un escudo político contra las posibles acusaciones de dictadura que pronto llegarían, acusaciones que podrían sin duda alguna causarles problemas.
Inmediatamente éstos tres hombres, y en especial sus actores más importantes: Antonio y Octavio, utilizarían una herramienta por excelencia en la historia de Roma para deshacerse de sus enemigos: las proscripciones. Con esto se llevaría a cabo, literalmente, una cacería humana de 300 senadores republicanos y más de 2 mil personajes de la aristocracia, aliados a dicha facción, que serían atrapados y, en el caso de no haber logrado huir, asesinados. Si bien Lépido pareció oponerse en un principio sus quejas fueron ignoradas. Antonio y Octavio estaban muy ocupados vengándose, o al menos haciendo parecer que era una venganza. Debemos decir que además de vengar la muerte de César también existía un motivo económico muy profundo en esta persecución. Las proscripciones les permitían apropiarse de los bienes de los proscriptos, amasando así una fortuna envidiable que les otorgaba la posibilidad de incrementar su poder militar.
No obstante, dediquémosle particular atención a lo ocurrido en este turbulento período de la historia. Para comprender los excesos cometidos durante las proscripciones debemos observar sus detalles mas llamativos, hitos que nos dejan ver el alacance real de la situación, como es el hecho de que incluso, los Triunviros, proscribieron a familiares con los que estaban enemistados con el único fin de apropiarse de sus bienes y propiedades. Tito Livio en el libro 120 de la Periocha da un vivo relato:
Inmediatamente éstos tres hombres, y en especial sus actores más importantes: Antonio y Octavio, utilizarían una herramienta por excelencia en la historia de Roma para deshacerse de sus enemigos: las proscripciones. Con esto se llevaría a cabo, literalmente, una cacería humana de 300 senadores republicanos y más de 2 mil personajes de la aristocracia, aliados a dicha facción, que serían atrapados y, en el caso de no haber logrado huir, asesinados. Si bien Lépido pareció oponerse en un principio sus quejas fueron ignoradas. Antonio y Octavio estaban muy ocupados vengándose, o al menos haciendo parecer que era una venganza. Debemos decir que además de vengar la muerte de César también existía un motivo económico muy profundo en esta persecución. Las proscripciones les permitían apropiarse de los bienes de los proscriptos, amasando así una fortuna envidiable que les otorgaba la posibilidad de incrementar su poder militar.
No obstante, dediquémosle particular atención a lo ocurrido en este turbulento período de la historia. Para comprender los excesos cometidos durante las proscripciones debemos observar sus detalles mas llamativos, hitos que nos dejan ver el alacance real de la situación, como es el hecho de que incluso, los Triunviros, proscribieron a familiares con los que estaban enemistados con el único fin de apropiarse de sus bienes y propiedades. Tito Livio en el libro 120 de la Periocha da un vivo relato:
Como Cónsul, Caius Octavio César promulgó una ley que proscribía a aquellos que estuvieron involucrados en el asesinato de su padre César; bajo los términos de esta ley, Marco Bruto, Caio Casio, y Décimo Bruto fueron condenados en su ausencia.
Asinius Pollio y Munatius Plancus se unieron a Marco Antonio con sus ejércitos fortaleciéndolo; y Décimo Bruto, a quien el Senado le había ordenado a Antonio perseguir, fue abandonado por sus legiones, huyendo, y eliminado posteriormente por Antonio. Caio Octavio César hizo las paces con Antonio y Lepido. Por cinco años, se convirtieron en triunviros para revivir la República, y oponentes de Lepido, Antonio y César fueron proscriptos. Muchos caballeros romanos, y los nombres de 130 senadores, fueron inscritos, algunos como Lucius Aemilius Paulus -el hermano de Lepido-, Lucius Caesar -un tío de Antonio-, y Marcus Tullius Cícero- El fue asesinado por Popillius, un legionario, a sus 63 años de edad. Su cabeza y mano derecha fueron expuestas en la plataforma de discursos |
La sangre corría no solo en Roma sino que por toda Italia se extendían los excesos. Como estos eran diagramados por los Triunviros y ejecutados por los soldados y caza recompensas, los nuevos gobernantes debían mantener contentos a dichos ejecutores. Para garantizar el apoyo de las tropas se saquearían y usurparían un total de dieciocho ciudades, siendo Venusia, Ariminium y Beneventum las principales damnificadas. La infraestructura de éstas colonias, junto con las pertenencias y esclavos de sus antiguos dueños, serían entregadas al ejército leal al Triunvirato como recompensa.
Es remarcable que el exito en la cacería de los proscriptos fue debido al programa de recompensas instaurado. Por ejemplo, al soldado que matara un proscripto y llevara su cabeza a Roma se le entregaría la exorbitante suma de 25.000 dracmas; mientras que los esclavos que asesinaran a sus amos proscriptos obtendrían una manutención. Un recuento de las atrocidades cometidas en este período podemos encontrarlo muy detallado en los textos de Apiano:Las Guerras Civiles de los Romanos, Libro IV. En este libro se hace un recuento cuantioso de varios crímenes e inclusos situaciones ocurridas, también podemos ver como la situación fue aprovechada por oportunistas para saldar cuentas personales:
Es remarcable que el exito en la cacería de los proscriptos fue debido al programa de recompensas instaurado. Por ejemplo, al soldado que matara un proscripto y llevara su cabeza a Roma se le entregaría la exorbitante suma de 25.000 dracmas; mientras que los esclavos que asesinaran a sus amos proscriptos obtendrían una manutención. Un recuento de las atrocidades cometidas en este período podemos encontrarlo muy detallado en los textos de Apiano:Las Guerras Civiles de los Romanos, Libro IV. En este libro se hace un recuento cuantioso de varios crímenes e inclusos situaciones ocurridas, también podemos ver como la situación fue aprovechada por oportunistas para saldar cuentas personales:
Algunos fueron asesinados por error, o por malicia personal, contrario a las intenciones de los triunviros. Era evidente cuando un cadáver no era un proscripto ya que su cabeza estaba todavía unida a su cuerpo, ya que las cabezas de los proscriptos debían ser mostradas en el foro, donde era necesario llevarla si se quería cobrar las recompensas..
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Mientras que la gran mayoría de los republicanos pagaban con sangre por la muerte de César en Roma, los principales responsables, Bruto y Casio, como es la norma, se encontraban muy lejos de las garras de los Triunviros. Estos habían oportunamente huido hacia el Este. Desde allí logran reagrupar un ejército considerable -18 legiones- para garantizar su protección y, además, realizar una futura expedición hacia Italia con la intención de recapturar Roma. Por dicha razón, los Triunviros, debieron apresurarse y así evitar permitirle a los republicanos en el exilio que siguieran juntando tropas y recursos, algo que al fin y al cabo significaría una amenaza sonante. Es entonces que Octavio y Antonio zarpan a Oriente para enfrentarse contra los descansados enemigos. Tras una breve correría chocan sus fuerzas contra las de éstos en Anfípolis -como ésta ubicación se encontraba cerca de Filipos es que hoy se conoce como "La batalla de Filipos"-. Sabemos gracias a Plutarco y Apiano como se dieron los hechos. En un principio los republicanos llevaban una ventaja tanto táctica como estratégica además de contar con mejor equipamiento y sumionistros para sus soldados. Ciertamente daba la impresión que éstos serían los victoriosos; pero un fracaso personal de Casio en el campo de batalla lo lleva a creer erroneamente que todo estaba perdido y se suicida dejando a Bruto a la deriva. Debido a esto en menos de una semana el ejército republicano es derrotado y Bruto se atravesaría con su espada terminando así su vida y consagrando a los Triunviros como líderes indiscutidos de Roma (42 ac). Nos cuenta Octavio, en su auto-biografía:
Expulsé a los hombres que asesinaron a mi padre al exilio con una orden legal, castigando el crimen, y luego de esto, cuando llevaron guerra al estado, los conquisté en dos batallas.
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Sin embargo, Suetonio comenta la crueldad con la que Octavio trataría a los vencidos:
Lograda la alianza con Antonio y Lépido, terminó también en dos batallas la guerra Filipense, a pesar de estar débil y enfermo. En la primera le tomaron su campamento, consiguiendo escapar con gran esfuerzo, ganando el ala que mandaba Antonio. No mostró moderación en la victoria, enviando a Roma la cabeza de Bruto, para que la arrojaran a los pies de la estatua de César, aumentado así con sangrientos ultrajes los castigos que impuso a los prisioneros más ilustres. Se refiere que a uno de éstos, que le suplicaba le concediese sepultura, le contestó que aquel favor pertenecía a los buitres; a otros, padre e hijo, que le pedían la vida, les mandó la jugasen a la suerte o combatiesen entre si, prometiendo otorgar gracia al vencedor; el padre se arrojó entonces contra la espada del hijo, y éste, al verle muerto, se quitó la vida, mientras Octavio los veía morir complacido.
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Sin oponentes fuertes de los que preocuparse, más que por ellos mismos y sus posibles traiciones internas, Octavio, quien pronto se haría llamar Imperator Caesar Divi Filius, se dirige a Roma y toma el poder de la parte Occidental, mientras que Marco Antonio se dirige hacia Egipto donde toma posesión de la parte Oriental de la Republica. Rapidamente entabla una relación amorosa con Cleopatra, quien le daría tres hijos: Alexandros helios, Cleopatra Selene y Ptolomeo Filadelfio. En Oriente Antonio intentaría concretar contra los Partos la guerra que César llevaba planeando justo antes de ser asesinado.
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Si bien en un principio fue visto como una amenaza por Antonio la realidad era que de los Triunviros en sus inicios Octavio era el más débil de todos. No obstante, gracias a su habilidad política y rapidez mental esto no sería así por mucho tiempo. Ya en Roma Octaviano continúa avanzando y fortaleciendo su posición, para esto sigue valiéndose de las proscripciones, aunque a un ritmo mucho menor comparado con las anteriores.
Mientras Antonio se encontraba con su nuevo amor, Cleopatra, quien lo manejaba fácilmente e intentaba utilizarlo para cumplir sus ambiciones personales, la esposa de Antonio, Fulvia convencería a su cuñado, el mismísimo hermano de Antonio, de iniciar un levantamiento en Italia. Este levantamiento no sería difícil de conseguir, miles de desposeídos a causa de las proscripciones y expulsiones se encontraban en un estado de rebelión y cualquier excusa hubiera sido suficiente para hacerlos estallar en armas. Como si todo esto ya no fuera poco, además, los que no habían sido expulsados debían soportar el desgaste económico y la inflación producto de años marcados con conflictos internos y guerras civiles. Es entonces que en la ciudad etrusca de Perusia (Perugia) -41 ac- se inicia la primer gran revuelta desde la Batalla de Filipos. Octavio, sin más remedio, debe responder militarmente ante la insurrección. Gracias a la calidad militar de Agripa, el hombre de mayor confianza y mejor amigo de Octavio, es que se logra triunfar sobre los insurrectos. Sin embargo, esto daña fuertemente las relaciones entre Octaviano y Antonio, llevando a que ambos entren en un enfrentamiento bélico que amenazaba con iniciar una nueva guerra civil. Es imposible saber que ocurrió realmente, aunque sí contamos con dos versiones muy fuertes del por qué sucedió este episodio. La primera es que Fulvia, la esposa oficial de Antonio, viendo a su marido claramente enamorado de otra mujer, sedujo al hermano de éste como último recurso para asegurarse una tajada del poder Romano. Cleopatra, al ver lo ocurrido, utilizaría la respuesta militar de Octavio en favor de ella para así lograr que Antonio sacara del tablero a Octavio con una acción militar contundente. La segunda posible versión de lo ocurrido es que Octavio creyera que este levantamiento fuera en realidad un ardid planeado por Antonio con el fin de dañar su imagen y sacarlo del poder. De las dos versiones, sin embargo, es la primera la más aceptada.
Sea la versión que sea algo es seguro: este levantamiento dañó fuertemente la relación entre Antonio y Octavio al punto de que Antonio, movido por los consejos de Cleopatra, desembarcara un ejército en Brindisi sitiando las tropas de Octaviano. El destino quiso, nuevamente, que los ejércitos de ambos no quisieran enfrentarse, obligando a los generales a negociar -jugando un papel importante también el que el Rey Pacoro, de Oriente, le estuviera dando serios dolores de cabezas a Antonio-. De este acuerdo nace el pacto de Brindisi (40 aC) donde se divide el mundo en esferas de poder: Octavio dominaría sobre Occidente; Marco Antonio sobre Oriente y Lépido sobre Africa. Para sellar esta nueva reconciliación se arregla un matrimonio por interés entre Octavia, la hermana de Octavio, y Marco Antonio. La unión duraría un total de cuatro años y Octavia le daría dos hijas, ambas llamadas Antonia. Dicho matrimonio consistiría en el constante choque de mundos entre ambos. Octavia, culta y refinada preferiría pasar su tiempo escuchando a filósofos en Grecia; Marco Antonio, un hombre al que solo le importaba la guerra y los placeres carnales, preferiría volver a su vida antigua junto a Cleopatra. Por esta razón enviaría a Octavia a Roma y el volvería junto a Cleopatra. Iniciando una guerra contra Persia, conflicto que diezmaría gran parte de su ejército. Es en este punto de la historia donde comienzan a definirse los eventos que llevarían a Roma hacia una nueva guerra civil. Antonio contrae matrimonio con Cleopatra y declara a los dos hijos de ésta como herederos, en especial a Cesarión quien es nombrado Príncipe heredero de Egipto y Chipre.
Quizás sin quererlo ambas partes se verían obligadas a realizar una negociación temporal a causa de un peligroso hecho que llega cuando el bloqueo de grano, llevado a cabo por los piratas de Sexto Pompeyo, se eleva a un punto tal que la erradicación de éste rebelde era absolutamente necesaria. Desafortunadamente, para Octavio, su primer intento resulta en un rotundo fracaso, debiendo recurrir a Antonio por ayuda. Esta ayuda se da a cambio de una prórroga de cinco años al Triunvirato, firmada en Tarento (38 aC). Gracias a esto Octavio logra contar con 120 navíos suministrados por Antonio los cuales, puestos al mando de Agripa, sirvieron para invadir las bases de Sexto Pompeyo en Sicilia. El 3 de Noviembre del 36 aC en Nauloco se lograba eliminar la escuadra del hijo de Pompeyo Magno. Lépido, de quien hacía rato se sospechaba una amistad con S. Pompeyo, intentaría oponerse al heredero de César, quien lo despojaría del poder triunviral y debe exiliarse a Circei, en el Lacio -36 aC-. Al tiempo que Antonio abandona definitivamente a Octavia pidiendo el divorcio.
Con los piratas erradicados el grano comenzaba a fluir nuevamente en los graneros de Roma. Una suerte de renacer económico descongeló capitales y una a serie de políticas eficaces ganaron el apoyo popular a Octavio. Estas políticas consistieron en la asignación de tierras, esta vez fuera de Italia, a veteranos de guerra y un astuto plan de construcciones públicas, coordinado por Agripa, que llevó a la construcción de acueductos y estructuras públicas. Era notable a este punto la evolución y maduración de Octavio, quien se viera embestido con un gran poder desde muy joven. Sus acciones ya no eran pasionales y pasaban a ser racionales, ciertamente Octavio comenzaba a convertirse en el Augusto que la historia ha inmortalizado.
Mientras Antonio se encontraba con su nuevo amor, Cleopatra, quien lo manejaba fácilmente e intentaba utilizarlo para cumplir sus ambiciones personales, la esposa de Antonio, Fulvia convencería a su cuñado, el mismísimo hermano de Antonio, de iniciar un levantamiento en Italia. Este levantamiento no sería difícil de conseguir, miles de desposeídos a causa de las proscripciones y expulsiones se encontraban en un estado de rebelión y cualquier excusa hubiera sido suficiente para hacerlos estallar en armas. Como si todo esto ya no fuera poco, además, los que no habían sido expulsados debían soportar el desgaste económico y la inflación producto de años marcados con conflictos internos y guerras civiles. Es entonces que en la ciudad etrusca de Perusia (Perugia) -41 ac- se inicia la primer gran revuelta desde la Batalla de Filipos. Octavio, sin más remedio, debe responder militarmente ante la insurrección. Gracias a la calidad militar de Agripa, el hombre de mayor confianza y mejor amigo de Octavio, es que se logra triunfar sobre los insurrectos. Sin embargo, esto daña fuertemente las relaciones entre Octaviano y Antonio, llevando a que ambos entren en un enfrentamiento bélico que amenazaba con iniciar una nueva guerra civil. Es imposible saber que ocurrió realmente, aunque sí contamos con dos versiones muy fuertes del por qué sucedió este episodio. La primera es que Fulvia, la esposa oficial de Antonio, viendo a su marido claramente enamorado de otra mujer, sedujo al hermano de éste como último recurso para asegurarse una tajada del poder Romano. Cleopatra, al ver lo ocurrido, utilizaría la respuesta militar de Octavio en favor de ella para así lograr que Antonio sacara del tablero a Octavio con una acción militar contundente. La segunda posible versión de lo ocurrido es que Octavio creyera que este levantamiento fuera en realidad un ardid planeado por Antonio con el fin de dañar su imagen y sacarlo del poder. De las dos versiones, sin embargo, es la primera la más aceptada.
Sea la versión que sea algo es seguro: este levantamiento dañó fuertemente la relación entre Antonio y Octavio al punto de que Antonio, movido por los consejos de Cleopatra, desembarcara un ejército en Brindisi sitiando las tropas de Octaviano. El destino quiso, nuevamente, que los ejércitos de ambos no quisieran enfrentarse, obligando a los generales a negociar -jugando un papel importante también el que el Rey Pacoro, de Oriente, le estuviera dando serios dolores de cabezas a Antonio-. De este acuerdo nace el pacto de Brindisi (40 aC) donde se divide el mundo en esferas de poder: Octavio dominaría sobre Occidente; Marco Antonio sobre Oriente y Lépido sobre Africa. Para sellar esta nueva reconciliación se arregla un matrimonio por interés entre Octavia, la hermana de Octavio, y Marco Antonio. La unión duraría un total de cuatro años y Octavia le daría dos hijas, ambas llamadas Antonia. Dicho matrimonio consistiría en el constante choque de mundos entre ambos. Octavia, culta y refinada preferiría pasar su tiempo escuchando a filósofos en Grecia; Marco Antonio, un hombre al que solo le importaba la guerra y los placeres carnales, preferiría volver a su vida antigua junto a Cleopatra. Por esta razón enviaría a Octavia a Roma y el volvería junto a Cleopatra. Iniciando una guerra contra Persia, conflicto que diezmaría gran parte de su ejército. Es en este punto de la historia donde comienzan a definirse los eventos que llevarían a Roma hacia una nueva guerra civil. Antonio contrae matrimonio con Cleopatra y declara a los dos hijos de ésta como herederos, en especial a Cesarión quien es nombrado Príncipe heredero de Egipto y Chipre.
Quizás sin quererlo ambas partes se verían obligadas a realizar una negociación temporal a causa de un peligroso hecho que llega cuando el bloqueo de grano, llevado a cabo por los piratas de Sexto Pompeyo, se eleva a un punto tal que la erradicación de éste rebelde era absolutamente necesaria. Desafortunadamente, para Octavio, su primer intento resulta en un rotundo fracaso, debiendo recurrir a Antonio por ayuda. Esta ayuda se da a cambio de una prórroga de cinco años al Triunvirato, firmada en Tarento (38 aC). Gracias a esto Octavio logra contar con 120 navíos suministrados por Antonio los cuales, puestos al mando de Agripa, sirvieron para invadir las bases de Sexto Pompeyo en Sicilia. El 3 de Noviembre del 36 aC en Nauloco se lograba eliminar la escuadra del hijo de Pompeyo Magno. Lépido, de quien hacía rato se sospechaba una amistad con S. Pompeyo, intentaría oponerse al heredero de César, quien lo despojaría del poder triunviral y debe exiliarse a Circei, en el Lacio -36 aC-. Al tiempo que Antonio abandona definitivamente a Octavia pidiendo el divorcio.
Con los piratas erradicados el grano comenzaba a fluir nuevamente en los graneros de Roma. Una suerte de renacer económico descongeló capitales y una a serie de políticas eficaces ganaron el apoyo popular a Octavio. Estas políticas consistieron en la asignación de tierras, esta vez fuera de Italia, a veteranos de guerra y un astuto plan de construcciones públicas, coordinado por Agripa, que llevó a la construcción de acueductos y estructuras públicas. Era notable a este punto la evolución y maduración de Octavio, quien se viera embestido con un gran poder desde muy joven. Sus acciones ya no eran pasionales y pasaban a ser racionales, ciertamente Octavio comenzaba a convertirse en el Augusto que la historia ha inmortalizado.
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Para este punto particular de la historia los dominios romanos estaban divididos entre Oriente y Occidente. Mientras Octavio se encargaba de apoyar la agricultura y la integración de las provincias a Roma en Occidente, Marco Antonio se ocupaba de campañas militares y de la reorganización de Egipto. A la vez, Octavio afirmaba fuertemente su poder político utilizando el nombre Caesar Divi Julii Filius.
Octavio comienza entonces a llevar a cabo una política agresiva de desprestigio y quita poder a su contrincante político. Seguido por una escolta armada echaría del Senado a 400 partidarios de Antonio -incluso los dos Cónsules, instalando dos que lo favorecieran a él-; sería llamado Dux por el Senado y haciendo algo considerado impensable obliga a las Vestales a entregar el testamento de Antonio -del cual hoy en día se tienen dudas sobre su veracidad-, tras lo cual lo lee ante la Asamblea de la Plebe que escucha indignada la favorecida posición en la que se encontraba Cleopatra -Antonio entre otros acuerdos le deja parte de provincias Romanas en Oriente y una cuantiosa fortuna a ésta y sus hijos-. Enfurecidos por la traición Antonio es destituido de su poder de Triunviro y se le declara la guerra a Cleopatra -guerra Ptolomeica, como es conocida actualmente- por apropió de posesiones romanas.
El 2 de Septiembre del 31 ac frente al golfo de Ambracia y el promontorio de Actium -Grecia-, las naves de Octavio al mando de sus jefes militares Agripa y Tauro lograrían infligir fuertes bajas en la flota antoniana luego de una osada pero remunerante maniobra. La batalla fue de tal magnitud que miles murieron, Antonio y Cleopatra abandonan a sus hombres a la suerte y se suicidan al poco tiempo. Las tropas y legiones antonianas comienzan a capitular ante Octavio, el cual quedaba como único dueño del mundo. Con esto nacería El Imperio.
Octavio comienza entonces a llevar a cabo una política agresiva de desprestigio y quita poder a su contrincante político. Seguido por una escolta armada echaría del Senado a 400 partidarios de Antonio -incluso los dos Cónsules, instalando dos que lo favorecieran a él-; sería llamado Dux por el Senado y haciendo algo considerado impensable obliga a las Vestales a entregar el testamento de Antonio -del cual hoy en día se tienen dudas sobre su veracidad-, tras lo cual lo lee ante la Asamblea de la Plebe que escucha indignada la favorecida posición en la que se encontraba Cleopatra -Antonio entre otros acuerdos le deja parte de provincias Romanas en Oriente y una cuantiosa fortuna a ésta y sus hijos-. Enfurecidos por la traición Antonio es destituido de su poder de Triunviro y se le declara la guerra a Cleopatra -guerra Ptolomeica, como es conocida actualmente- por apropió de posesiones romanas.
El 2 de Septiembre del 31 ac frente al golfo de Ambracia y el promontorio de Actium -Grecia-, las naves de Octavio al mando de sus jefes militares Agripa y Tauro lograrían infligir fuertes bajas en la flota antoniana luego de una osada pero remunerante maniobra. La batalla fue de tal magnitud que miles murieron, Antonio y Cleopatra abandonan a sus hombres a la suerte y se suicidan al poco tiempo. Las tropas y legiones antonianas comienzan a capitular ante Octavio, el cual quedaba como único dueño del mundo. Con esto nacería El Imperio.
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Aclaración: La siguiente biografia no tratara en profundidad las politicas y el gobierno llevado por Augusto, para esto pueden ir al articulo especifico de dicho tema: Politicas economicas, militares y sociales de Octavio Augusto. |
El principado es un conjunto de características sociopolíticas que actualmente conocemos como Monarquía Augusta. Octavio ya tenía la parte Occidental del imperio aliada a él y con la derrota de Marco Antonio, y todos los personajes fuertes que podían presentarle oposición alguna, Oriente no tuvo más opción que jurar lealtad al nuevo líder. Quedando de esta manera una situación que nunca antes se había dado, un solo hombre tenía el poder suficiente como para convertirse en un monarca sin una oposición que contrarrestara su fuerza tanto política, militar como económica.
Al regresar a Roma la población no solo lo veía como a un héroe sino que también como a un salvador que restauraría el orden luego de tantas décadas de caos y guerra civil. Los festejos que se le realizaron duraron tres días, Octavio por su parte recompensó a sus soldados con una cuantiosa suma de dinero y a cada veterano le otorgó una parcela de tierra cultivable, de esta manera contentando y uniendo a las tropas incondicionalmente a su lado. También perdonó impuestos retroactivos haciendo quemar públicamente los registros de sus deudas con el estado. Además de esto, se dio algo que no es normal en los líderes, Octavio utilizría su fortuna personal para aliviar a la población. Aunque varios estudiosos aseguren que esto fue buscando con un fin propagandistico a cambio, de todas maneras fue un gesto encomiable. Gracias a tan generosas inversiones no solo redujo el déficit del Estado sino que también pagó raciones de trigo para los más pobres, promovió el embellecimiento de Roma y dio ayuda a las provincias que sufrían de inundaciones y terremotos. Poco tiempo después convencería al Senado que se le declare Princeps Senatus -el primero entre los senadores-. Sin embargo, se lo terminaría llamando Princeps a secas y esto se conmvertiría en un título posteriormente.
Esta situación fue alcanzada por como se dieron los eventos pasados, no podemos decir que existiera un plan preconcebido para llegar a este punto de desarrollo en la configuración gubernamental. Octavio quería, necesitaba en si, mantener las antiguas instituciones republicanas. No obstante. lo haría con un cambio radical: estas ahora se encontrarían bajo la tutela y control de un Princeps, es decir, de un gobernante con un gran poder que sirviera de arbitro y agilizara la burocracia estatal. En resumen: el Princeps sería la cabeza del Estado Romano.
El mayor de los obstáculos fue cómo presentar este nuevo modelo de gobierno ante la sociedad romana en su conjunto, ya que Roma todavía apegada a sus antiguas tradiciones republicanas no aceptaría directamente un nuevo Rey, después de todo siglos de ataques contra la monarquía calaron hondo en el pueblo Romano. Augusto ciertamente se encontraba en una encrucijada, no podía declararse directamente Rey ni tampoco podía da un paso al costado arriesgaría una nueva guerra civil entre generales y senadores, algo con lo que deseaba terminar desde un principio. De todas maneras, gracias a su característico don para solucionar problemas inteligentemente, encontraría en la manera de resolver este obstáculo. Presentaría al Principado como avalado por la ley y las instituciones romanas, y haría que el cambio fuera un proceso gradual.
La fecha en la que se suele considerar el inicio del Principado es el 13 de Enero del 27 aC. Ya que dicho día, en un evento que no sabemos cuánto tuvo de natural y cuánto tuvo de planificación, en una sesión solemne del Senado, Octavio pronuncia su famoso discurso anunciando que haría un paso al costado dejando de lado la política para dedicarse a la vida privada y el poder sería retornado al Senado. Con este fin capitularía sus ejércitos personales y entregaría el mando militar. Sin embargo, ese mismo día en el que supuestamente abandonaría la política "cedería" a los ruegos del Senado y del pueblo aceptando tomar el Proconsulado de todas las provincias fronterizas a pacificar, así como convertirse en el general de todos los territorios con guarniciones militares, obteniendo de esta manera poder de mando sobre las legiones y teniendo control de manera legal sobre las tropas. De todas maneras esto seguiría siendo una monarquía oculta bajo una falsa ilusión de República, como diría Séneca: "El soberano se disimulaba bajo el manto de la Republica".
Con un Consensus universorum se le otorgan poderes especiales este mismo año. Al poco tiempo recibiría el título de Augusto, que transformaría en su nuevo cognomen -ver artículo sobre los nombres romanos para más información-. La importancia de su nuevo título era de gran significancia. Augusto tenía un connotación religiosa y daba carácter divino a su misión -varios autores sugieren que uno de los principales motivos de cambiar su nombre fue el de separar el duro y severo reinado como Octavio bajo constantes proscripciones y saqueos, por el nuevo reinado benevolente que vendria de la mano de Augusto-. Augusto nos cuenta:
Al regresar a Roma la población no solo lo veía como a un héroe sino que también como a un salvador que restauraría el orden luego de tantas décadas de caos y guerra civil. Los festejos que se le realizaron duraron tres días, Octavio por su parte recompensó a sus soldados con una cuantiosa suma de dinero y a cada veterano le otorgó una parcela de tierra cultivable, de esta manera contentando y uniendo a las tropas incondicionalmente a su lado. También perdonó impuestos retroactivos haciendo quemar públicamente los registros de sus deudas con el estado. Además de esto, se dio algo que no es normal en los líderes, Octavio utilizría su fortuna personal para aliviar a la población. Aunque varios estudiosos aseguren que esto fue buscando con un fin propagandistico a cambio, de todas maneras fue un gesto encomiable. Gracias a tan generosas inversiones no solo redujo el déficit del Estado sino que también pagó raciones de trigo para los más pobres, promovió el embellecimiento de Roma y dio ayuda a las provincias que sufrían de inundaciones y terremotos. Poco tiempo después convencería al Senado que se le declare Princeps Senatus -el primero entre los senadores-. Sin embargo, se lo terminaría llamando Princeps a secas y esto se conmvertiría en un título posteriormente.
Esta situación fue alcanzada por como se dieron los eventos pasados, no podemos decir que existiera un plan preconcebido para llegar a este punto de desarrollo en la configuración gubernamental. Octavio quería, necesitaba en si, mantener las antiguas instituciones republicanas. No obstante. lo haría con un cambio radical: estas ahora se encontrarían bajo la tutela y control de un Princeps, es decir, de un gobernante con un gran poder que sirviera de arbitro y agilizara la burocracia estatal. En resumen: el Princeps sería la cabeza del Estado Romano.
El mayor de los obstáculos fue cómo presentar este nuevo modelo de gobierno ante la sociedad romana en su conjunto, ya que Roma todavía apegada a sus antiguas tradiciones republicanas no aceptaría directamente un nuevo Rey, después de todo siglos de ataques contra la monarquía calaron hondo en el pueblo Romano. Augusto ciertamente se encontraba en una encrucijada, no podía declararse directamente Rey ni tampoco podía da un paso al costado arriesgaría una nueva guerra civil entre generales y senadores, algo con lo que deseaba terminar desde un principio. De todas maneras, gracias a su característico don para solucionar problemas inteligentemente, encontraría en la manera de resolver este obstáculo. Presentaría al Principado como avalado por la ley y las instituciones romanas, y haría que el cambio fuera un proceso gradual.
La fecha en la que se suele considerar el inicio del Principado es el 13 de Enero del 27 aC. Ya que dicho día, en un evento que no sabemos cuánto tuvo de natural y cuánto tuvo de planificación, en una sesión solemne del Senado, Octavio pronuncia su famoso discurso anunciando que haría un paso al costado dejando de lado la política para dedicarse a la vida privada y el poder sería retornado al Senado. Con este fin capitularía sus ejércitos personales y entregaría el mando militar. Sin embargo, ese mismo día en el que supuestamente abandonaría la política "cedería" a los ruegos del Senado y del pueblo aceptando tomar el Proconsulado de todas las provincias fronterizas a pacificar, así como convertirse en el general de todos los territorios con guarniciones militares, obteniendo de esta manera poder de mando sobre las legiones y teniendo control de manera legal sobre las tropas. De todas maneras esto seguiría siendo una monarquía oculta bajo una falsa ilusión de República, como diría Séneca: "El soberano se disimulaba bajo el manto de la Republica".
Con un Consensus universorum se le otorgan poderes especiales este mismo año. Al poco tiempo recibiría el título de Augusto, que transformaría en su nuevo cognomen -ver artículo sobre los nombres romanos para más información-. La importancia de su nuevo título era de gran significancia. Augusto tenía un connotación religiosa y daba carácter divino a su misión -varios autores sugieren que uno de los principales motivos de cambiar su nombre fue el de separar el duro y severo reinado como Octavio bajo constantes proscripciones y saqueos, por el nuevo reinado benevolente que vendria de la mano de Augusto-. Augusto nos cuenta:
En mi sexto y séptimo consulado (28, 27 ac), después de terminar la guerra civil, y habiendo obtenido todas las cosas por consentimiento universal, le retorné el poder del estado al Senado y al pueblo Romano. Por este mérito mío, por un decreto del Senado, fui llamado Augusto y mi frente fue públicamente vestida con una corona de laurel y una corona cívica, un escudo de oro fue puesto en la puerta Juliana del Senado, la inscripción del escudo atestiguaba a la virtud, merced, justicia y piedad, por la que la gente de Roma me la han otorgado. En ese tiempo excedía a todos en influencia, pero no tenía más poder que los otros que tenían mis colegas en cada magistratura.
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En el 23 aC Obtiene la Tribunicia potestas -perpetua pero de renovación anual y que le permitía el ius intercessionis, el poder de vetar a otros magistrados, y reunir al Senado bajo su tutela. Debemos mencionar además que se le da el poder pero no el título-. También se le otorga el Imperium Proconsulare Maius -poder sobre todos los procónsules-, unImperium que hacía su poder de mando superior al de los otros Procónsules, de esta manera las provincias senatoriales quedaban bajo su mando y esto le daba autoridad directa sobre el ejército, así como tener el control de dirección sobre la política exterior Romana. Además de todo lo anteriormente expuesto a Augusto se le permite el derecho de vestir en su cabeza la corona de laurel y la insignia consular. También contaría con la Autoridad tribunica Augusta, la cual le daba el poder de un Censor, de esta manera combinando los poderes de un Tribuno y de un Censor logra tener un poder fuerte de control sobre el Senado. Como aclaración, con el Imperium Maius solo se le permitía a Augusto vestir la corona cívica y tener triunfo -ser celebrado públicamente por sus triunfos y conquistas-.
En el 22 aC al no resultar ser elegido como Cónsul la población interpretó dicho evento como que el Senado pretendía aislar a Augusto del poder, esto llevó a una revuelta y durante los años 22, 21 y 20 aC no permitieron la elección de dos Cónsules sino solo de uno, dejándole un puesto libre a Augusto para cuando éste deseara tomarlo. En el 19 ac el Senado le permite a Augusto poder utilizar la insignia consular en público y frente al Senado, sin importar que en dicho momento Augusto fuera o no Cónsul. En si lo que buscaban es que éste lo parezca ante la población para evitar disturbios. Otra aclaración pertinente es que realmente nunca se presentó como Rey o Monarca, sino que siempre lo hizo como Princeps, y esto se hace evidente en los párrafos de su autobiografía que hemos expuesto. En las palabras del propio Augusto:
En el 22 aC al no resultar ser elegido como Cónsul la población interpretó dicho evento como que el Senado pretendía aislar a Augusto del poder, esto llevó a una revuelta y durante los años 22, 21 y 20 aC no permitieron la elección de dos Cónsules sino solo de uno, dejándole un puesto libre a Augusto para cuando éste deseara tomarlo. En el 19 ac el Senado le permite a Augusto poder utilizar la insignia consular en público y frente al Senado, sin importar que en dicho momento Augusto fuera o no Cónsul. En si lo que buscaban es que éste lo parezca ante la población para evitar disturbios. Otra aclaración pertinente es que realmente nunca se presentó como Rey o Monarca, sino que siempre lo hizo como Princeps, y esto se hace evidente en los párrafos de su autobiografía que hemos expuesto. En las palabras del propio Augusto:
Cuando se me ofreció la Dictadura, tanto en mi presencia como en mi ausencia, por la gente y el Senado, cuando Marcus Marcellus y Lucius Arruntius fueron Cónsules, No lo acepté. Cuando se me ofreció la Dictadura, tanto en mi presencia como en mi ausencia, por la gente y el Senado, cuando Marcus Marcellus y Lucius Arruntius fueron Cónsules, No lo acepté.
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En el 13 ac muere Lépido y Augusto toma su título de Pontifex Maximus. De esta manera no solo logra reforzar su prestigio político, sino que también fortalece la religión romana por sobre las orientales, a las cuales mostró una gran hostilidad. Siendo Pontifex Maximus pudo reforzar la imagen del culto imperial, la cual fue uno de los pilares de los Principados siguientes. Varios monumentos y altares se levantaron en nombre al Emperador y Julio César fue adorado como un Dios y puesto junto a Apolo. Es importante destacar que Augusto permitió esto solo en algunas provincias donde la tradición de estas lo favorecían. En el 2 dC sería nombrado Pater Patriae -Padre de la patria-.
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Moneda que refleja el perfil de Augusto, y vemos su denominación de Pater Patriae grabada en ella.
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Tras un fallido matrimonio con Claudia, Octavio, a los 23 años en el 40 ac se une en matrimonio a Escribonia, fue un matrimonio por arreglo que no nació del amor sino del interés. Su única hija fue Julia, nacida el 39 aC. Este matrimonio tendría una breve duración y se divorciarían rápidamente, ya que en el 38 Octavio se enamora de Livia, la cual estaba casada con Tiberio Claudio Nerón. Octavio les comanda que se divorcien y el se casa con Livia estando ella embarazada del segundo hijo de Tiberio -ya tenían un hijo de 3 años, llamado como su padre: Tiberio. El hijo que esperaban sería llamado Druso-. Este matrimonio resulta ser duradero y aparentemente feliz. Lamentablemente no pueden tener hijos.
Augusto preocupado por encontrar un sucesor que lo reemplazara a su muerte comienza a planear relaciones familiares para establecer una línea de sucesión. Con este fin casa a su hija Julia con su sobrino Macerllus, quien no es acompañado por la fortuna y muere dos años después. Julia, quien tenía la edad de 16 años cuando Marcellus muere, y sin haber tenido descendencia con éste, contrae matrimonio con Agripa, el general de confianza de Augusto. De este matrimonio nacen dos hijos. Gaius (20 aC) y Lucius (17 aC), quienes son adoptados por Augusto. Pero éstos mueren jóvenes y Agripa muere el 12 dC.
Augusto con el paso de los años se ve en la necesidad de dejar un sucesor claro para evitar las guerra que llevaría decidirlo de otra manera. Desafortunadamente no le queda otra opción que tomar como heredero al hijo mayor de Livia, Tiberio en el 4 dC, quien se encontraba casado con la hija de Agripa, siendo obligado a divorciarse para contraer matrimonio con Julia y así tener un vínculo sanguíneo a Augusto. Al morir Augusto Tiberio lo sucede sin resistencia.
Augusto preocupado por encontrar un sucesor que lo reemplazara a su muerte comienza a planear relaciones familiares para establecer una línea de sucesión. Con este fin casa a su hija Julia con su sobrino Macerllus, quien no es acompañado por la fortuna y muere dos años después. Julia, quien tenía la edad de 16 años cuando Marcellus muere, y sin haber tenido descendencia con éste, contrae matrimonio con Agripa, el general de confianza de Augusto. De este matrimonio nacen dos hijos. Gaius (20 aC) y Lucius (17 aC), quienes son adoptados por Augusto. Pero éstos mueren jóvenes y Agripa muere el 12 dC.
Augusto con el paso de los años se ve en la necesidad de dejar un sucesor claro para evitar las guerra que llevaría decidirlo de otra manera. Desafortunadamente no le queda otra opción que tomar como heredero al hijo mayor de Livia, Tiberio en el 4 dC, quien se encontraba casado con la hija de Agripa, siendo obligado a divorciarse para contraer matrimonio con Julia y así tener un vínculo sanguíneo a Augusto. Al morir Augusto Tiberio lo sucede sin resistencia.
Gracias al Relieve de la Procesión Imperial del Ara Pacis tenemos una imagen completa de la familia de Augusto. En ésta fotografía solo falta Augusto, quien está a la izquierda rodeado de los dos cónsules.
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Ya anciano Augusto comenzó a retraerse de la vida pública, esto se hace notable por los tiempos que pasaba alejado y encerrado en su casa dedicando tiempo a sus propias actividades y a la lectura. En el año 14 dC planea un viaje junto a Tiberio con rumbo a Capria. Pero al dejar Roma la salud de Augusto empeora notablemente. Estando en Capria Augusto decide volver a Roma pero muere camino a ésta cuando se encontraba en Nola, el 19 de Agosto -mes que pasaría a llevar su nombre- el 14 dC a los75 años de edad. Luego de ser llevado a Roma donde recibió un funeral digno de un rey, llevado en hombros de los senadores. Sus restos, luego de ser cremado en el Campo de Marte, fueron depositados en el Mausoleo Augusto. Así pasaba a la historia como uno de los hombres más grandes de esta.
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De diferentes fuentes sabemos que Augusto sufrió de varios problemas de salud. Una de sus dolencias más agudas era el insomnio. Esta dio a la historia una situación muy graciosa que nos llega por los relatos de Macrobio. Nos cuenta que el Emperador escuchando como un hombre que había fallecido hacía unos días había logrado pagar una deuda tan cuantiosa que todos creían era impagable, Augusto repentinamente pide que le traigan la almohada de éste hombre. Los que lo rodeaban sorprendidos le preguntan el por qué de este reclamo. Augusto les responde que de alguna manera las almohadas estaban ligadas al sueño, si éste hombre lograba concebir el sueño con tan pesado problema, seguramente contaría con una buena almohada.
Entre otras dolencias Augusto sufrió de: Artritis, tiña, tifus, catarro, cálculos en la vejiga y serios malestares estomacales. Son sabidas las veces que sus enfermedades y gripes le trajeron problemas en el campo de batalla. Por ejemplo en su primer enfrentamiento contra Marco Antonio una descompostura estomacal seguida de diarrea le presentó varios problemas en el campo de batalla. Otro episodio similar se da cuando parte con Antonio hacia Oriente para enfrentarse contra Casio y Bruto. Este último logra darle un certero golpe a su campamento mientras Octavio se encontraba enfermo con una gripe severa.
Entre otras dolencias Augusto sufrió de: Artritis, tiña, tifus, catarro, cálculos en la vejiga y serios malestares estomacales. Son sabidas las veces que sus enfermedades y gripes le trajeron problemas en el campo de batalla. Por ejemplo en su primer enfrentamiento contra Marco Antonio una descompostura estomacal seguida de diarrea le presentó varios problemas en el campo de batalla. Otro episodio similar se da cuando parte con Antonio hacia Oriente para enfrentarse contra Casio y Bruto. Este último logra darle un certero golpe a su campamento mientras Octavio se encontraba enfermo con una gripe severa.
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Escaneo de un antiguo libro en el que se muestra una ilustración que revive el Mausoleo Augusto. Si bien es imponente, Emperadores menos importantes llegaron a tener palacios como mausoleos.
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