Jugadores de cartas es una obra de Caravaggio, con fecha de 1595. Algunos de sus biógrafos (como Lambert o Robb) la consideran como su último trabajo de la etapa primaria de su vida. Fue encargado por el cardenal Francesco Del Monte, quien la retuvo en su colección privada hasta su muerte. El objetivo de este cuadro era mostrar cómo la astucia de la maldad vence a menudo, ante la candidez e inocencia de quienes son buenos y nobles de corazón. Ahora bien, las escena muestra a dos chicos jugando canasta (u otro juego de cartas, no se ha identificado del todo), mientras el informante de uno de ellos hace señas al otro sobre las cartas que tiene su oponente. Caravaggio basó este cuadro en sus propias experiencias, pues su vida misma se desenvolvió muchas veces en un ambiente delictivo. Forma pareja con La buenaventura, también de esos años y encargada por Del Monte.
Juno descubriendo a Júpiter con Ío es un cuadro del pintor Pieter Lastman, realizado en 1618, que se encuentra en la National Gallery de Londres. Lastman, maestro de Rembrandt, lo pintó en Ámsterdam, como casi toda su obra.1
En la obra se describe la historia del amor clandestino entre Zeus, el dios supremo griego y la sacerdotisa Ío, adoradora de Hera, la esposa del dios. En el instante en que la celosa diosa descubre la infidelidad, Zeus trata de ocultarla convirtiendo a Ío en una ternera blanca,2 aunque Esquilo indica que fue la diosa la que la convirtió en el animal como castigo.3
Martirizada por un tábano enviado por Hera, huyó en un largo recorrido hasta que Zeus pudo hacer que recobrara su forma humana.4
Otros artistas como Correggio en su obra Júpiter e Ío, Rubens o Andrea Schiavone tiene obras con similar temática.
Júpiter, Neptuno y Plutón es un cuadro pintado por Michelangelo Merisi da Caravaggio en 1597. Es la única pintura mural realizada por el artista, por encargo de su amigo y mecenas Francesco Del Monte. Éste era un amante de la alquimia, e incluso tenía un laboratorio en su Palacio Madama. El cardenal Del Monte vendió su palacio a los Ludovisi, quienes la renombraron a Villa Ludovisi. Entre otras cosas, el mural fue realizado con estuco, como lo hizo Leonardo Da Vinci en La última cena. A pesar de que éste se deterioró rápidamente, el de Caravaggio permaneció en buen estado pero desconocido, pues los Ludovisi añadieron a su villa frescos de Guercino. El mural muestra a los tres dioses con sus elementos característicos, pero todos confluyen en la química, llamada entonces alquimia.
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