Joven sosteniendo una calavera es un cuadro del pintor neerlandés Frans Hals. Está realizado al óleo sobre lienzo. Mide 92,2 cm de alto y 80,8 cm de ancho. Fue pintado hacia 1626. En 1980 lo adquirió la National Gallery de Londres, Gran Bretaña, donde se exhibe con el título de Young Man holding a Skull (Vanitas).
Esta pintura no es un retrato, sino una alegoría de la vanidad, como recuerda la calavera que sostiene el joven, recuerdo de la transitoriedad de la vida y la certidumbre de la muerte. Este tipo de obra se conoce con el nombre de vanĭtas (palabra latina que significa vanidad), un nombre derivado de un verso en el Antiguo Testamento: «Vanidad de vanidades», dijo el Predicador; «todo es vanidad» (Eclesiastés, 12:8). La advertencia del cuadro es, por lo tanto, que se debe pensar en la muerte en todo momento, incluso durante la juventud.1
Frans Hals sigue aquí un tema tradicional de la pintura holandesa: la representación de jóvenes con calaveras, como puede verse ya en grabados de principios del siglo XVI. Lo adoptaron también los caravagistas de la escuela de Utrecht, vistiendo a sus modelos con ropa exótica. No obstante, Hals se aparta de ellos en cuanto a que no adopta un fondo no es oscuro, sino claro, por lo que la figura no se desarrolla desde la oscuridad hacia la luz.1
Destaca igualmente en esta pintura la habilidad del pintor a la hora de representar la mano, extendida, y el cráneo, ya en la superficie del cuadro.
La fecha de este Juan Bautista exhibido en la Galería Borghese ha sido producto de desacuerdos. Se supone que Scipione Borghese lo adquirió hacia 1605, mientras que Robb afirma que fue pintado luego del «incidente Tommasoni», hacia 1607. Roberto Longhi ha estudiado la obra y define en ella características propias de la etapa siciliana, entre 1607 y 1608. Incluso se ha llegado a pensar que es parte de las últimas obras de Caravaggio, en 1610.
La pintura muestra a un niño en un fondo oscuro, con una oveja a punto de ser sacrificada. Su melancolía recuerda al sacrificio de Cristo. La oscuridad y el dramatismo resaltan la juventud del muchacho y crean un panorama demasiado juvenil. De acuerdo a Longhi: «Comparado con otros Bautistas de Caravaggio, éste destaca por su riqueza en colores, por la sensualidad que irradia el modelo desnudo y por prefigurar otros trabajos del autor como La degollación del Bautista o La flagelación de Cristo».
Borghese era sobrino de Pablo V y uno de los más connotados coleccionistas romanos. Con la ayuda de Giuseppe Cesari, amigo de Caravaggio, logró conseguir varias obras de éste. Muchas de ellas fueron donadas por el mismo Scipione a su galería pictórica familiar. Entre ellas destacan: Niño con un cesto de frutas, El joven Baco y Madonna con el niño y Santa Ana.
Tras ser detenido en Malta, Caravaggio vive el período más turbulento de su vida. Huye a Nápoles, pero al ser perseguido por sus enemigos —nunca identificados—, decide refugiarse en el Palacio Colonna. Allí traba contacto con Borghese, quien pedirá a su tío el Papa perdón para Caravaggio. Se ha dicho que sus últimas obras fueron dedicadas a Scipione como una forma de agradecimiento. Caravaggio sale de viaje, pero en Porto Ercole le sorprende la muerte a los 39 años de edad, lo que causa gran consternación en Roma.
Juan Bautista es otro de los Bautistas pintados por Caravaggio, en 1604 —posiblemente en 1605—. Se exhibe en el Palacio Corsini, cerca de la Galería Nacional de Arte Antiguo, en Roma.1Similar al pintado para Copsta, el joven es reconocido como el Bautista debido a sus símbolos primarios —el bastón, la «piel raída de camello», y otros—. El cuadro ha oscurecido en comparación a otros y tiene un toque más personal, que impide al observador comprender completamente el mensaje.
Caravaggio no es el primer artista en crear un Bautista desnudo —ya había sido tratado así por Leonardo Da Vinci, Rafael Sanzio, Andrea del Sarto y otros—, pero Caravaggio lo dramatiza de una forma singular. Su Juan Bautista parece más un trabajador, con las manos carcomidas por su labor, y su gesto de cansancio en el rostro acentúa el mensaje aún más. Esto lo diferencia grandemente de Rafael, quien idealiza su cuadro asemejándolo a los querubines.
Según Robb, el cuadro provocó cierta consternación en Roma pues pensaban que Caravaggio había blasfemado al usar a un prostituto como modelo. Varios cardenales definieron el cuadro como «idílico», y los burócratas pidieron a Caravaggio se retractase, puesto que podría afectar su carrera. Se negó, lo que le cerró muchas oportunidades de trabajo en la iglesia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario