Kyathos (griego Κύαθος), plural kyathoi (del griego antiguo κυαθος "cazo para vino"), cyathus,1 o ciato,2 es un vaso griego, en forma de tazón, de concavidad alta y redonda, y con una característica asa alta, alargada y vertical. Se usaba como cazo, para trasvasar el vino de la crátera a las copas.
Los primeros ejemplares conocidos se produjeron alrededor del 530 a. C. en el taller del alfarero ático Nicóstenes, con formas similares a los «buccheros» etruscos. A partir de la segunda mitad del siglo V a. C. su producción es muy escasa.
Las Lagenas (λαγυνοι, plural de λαγυνος, lagynos) son recipientes ventrudos utilizados en la Antigua Grecia, dotados de un asa, y con un largo cuello que se estrecha ligeramente hacia el extremo del gollete. Debido a su base plana, al dejarlas sobre una superficie también plana, se sustentan.
Según Andrea Berlin, las primeras lagenas habrían sido recipientes de metal.2
De material cerámico, existían dos tipos:
- las lagenas finas y elegantes, recubiertas de engobe blanco y decoradas con motivos pintados, destinadas a ser puestas sobre una mesa;
- y las lagenas más groseras, que servían para el transporte comercial del vino.2 Se ha demostrado que las «comerciales» precedieron a la versión refinada de este recipiente en al menos medio siglo.
El lebes gámico, lebes gamikos, lebes gámikos o "lebes nupcial", (plural: «lebetes gamikoi», vaso de matrimonio) es un vaso de cerámica semejante al dinos,1 que se utilizaba por la novia en las ceremonias nupciales de la antigua Grecia, durante el ritual de purificación antes de la boda. Vasija de boca amplia y abierta, con dos asas dobles y verticales, un pedestal más o menos grande; decorada con escenas, principalmente de temática matrimonial, tanto en el cuerpo del recipiente como en el pedestal.
En general aparecen escenas de boda, como la entrega de regalos a la novia o representaciones de bodas míticas como la de Peleo y Tetis), aunque también puede haber una iconografía relacionada con escenas de mimos. Uno de los lebes gámico más antiguos, pintado probablemente por un seguidor de Sófilos (h. 580 - 570 a. C.), representa un cortejo nupcial acompañado de carros que transportan a Menelao y Helena de Troya y a los hermanos de la novia.
Pichel es un recipiente similar a una jarra.1 Una definición más técnica lo describe como «vasija alta y redonda que se ensancha en la base y que dispone de un asa a lo largo de todo su cuerpo». Los modelos más antiguos eran de cerámica o de estaño, y podían disponer de una tapa abatible por medio de un gozne y sujeta al asa (como el tradicional pichel de cerveza europeo).2 Aunque como voz del idioma castellano se documenta ampliamente desde el siglo XVI,3 4 su uso ha degenerado y desde la segunda mitad del siglo XX este término puede aplicarse a jarras de diversos materiales (cristal, plástico, etcétera). Su morfología sin embargo ha dado lugar a piezas muy singulares en las artes suntuarias.
Tomando como definición la que recoge la Real Academia Española, el término pichel procede del provenzal pichier, que en catalán genera pitxer,6 ambos para designar un tipo de jarra metálica o cerámica. Otros manuales como el Diccionario Enciclopédico Abreviado,7 señala para la voz pichel su posible procedencia del latín «picarium» y «bicarium», a partir del griego pɪtʃə; por su parte el Diccionario Oxford anota la evolución de «picarium» hacia el pichier francés, y de este al término pitcher, en su acepción de vaso o vasija.8 Con similar grafía y sonido puede identificarse con términos de diversas lenguas de Centro Europa.
Ha sido objeto de especial estudio, tanto en el plano lingüístico como en el de la alfarería y la cerámica en Aragón,9 10 además de en los catálogos específicos de las artes decorativas, ornamentales y suntuarias.
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