martes, 27 de junio de 2017

Ordenes religiosas católicas

Orden de los Mínimos


La Orden de los Mínimos, denominados en las primeras décadas Ermitaños de fray Francisco de Paula, fue fundada por San Francisco de Paula en Italia en el siglo XV. Su nombre lo toma de su vocación de humildad, siendo así que sus integrantes se consideran a sí mismos como los más pequeños de todos los religiosos.


Introducción[editar]

Aunque los estudios históricos más recientes tienden a retrasar bastante más su inicio, se ha considerado tradicionalmente que la Orden fue creada en 1435 cuando Francisco de Paula, después de haber pasado un año votivo con los Franciscanos en el convento de San Marco Argentano (Cosenza) y haberse dedicado a una vida solitaria, admitió a algunos compañeros ermitaños en torno al oratorio de San Francisco de Asís, en Paula.
Francisco y sus seguidores fundaron los primeros conventos en Calabria y Sicilia. En 1470 el principal valedor de la Orden, el arzobispo de Cosenza, Mons. Pirro Caracciolo, les otorgó su aprobación formal con la constitución Decet Nos, colocando la congregación a la directa dependencia de la Sede Apostólica, pidiendo su confirmación al Papa Sixto IV, quien la concedió en 1474.
San Francisco de Paula
En su súplica al Papa, el arzobispo de Cosenza decía
Francisco construyó dicho oratorio o iglesia y un pequeño monasterio; allí llevó una vida religiosa, eremítica, muy austera; ...Acogió muchos seguidores en su comunidad, deseosos de llevar el mismo estilo de vida. Se sirven sólo de alimentos cuaresmales,... Viven santa, religiosa y caritativamente. Su vida y la de la comunidad de sus eremitas ha sido y es de gran provecho para el bien de muchas almas, y por su medio se han realizado muchas obras buenas.
Louis Feuillée, fraile mínimo
La Orden no tuvo regla aprobada hasta 1493, cuando el Papa Alejandro VI emanó la bulaMeritis religiosae vitae. Esta Regla fue sometida a modificaciones aprobadas en 1501 y 1502 por el mismo Papa. Más tarde, en 1506, el Papa Julio II aprobó la versión definitiva de la regla con diez capítulos. En ella se contiene el voto de vita quadragesimalis, que es considerada la característica que distingue a la Orden de los Mínimos. La regla impone una abstinencia total y perpetua de todo tipo de carne, excepto en caso de grave enfermedad, por prescripción médica y con la anuencia del superior.
La Orden de los Mínimos se expandió por Italia en el siglo XV y fue introducida en Francia en 1483, para llegar más tarde a España en 1492 y a Alemania en 1497. En 1567 el Papa Pío V con la bula Apostolicae Sedis benignitas incluyó a los mínimos dentro del grupo de las Órdenes mendicantes.
Los mínimos llegaron a tener una presencia muy activa en Francia y, con el tiempo, llegaron a América latina (Perú). En cambio, la Orden no llegó a establecerse en Inglaterra (aunque hubo ilustres personajes ingleses pertenecientes a ella) y tuvo un declinar abrupto tras la revolución francesa. La Orden llegó a contar con 450 conventos y casi 6.500 miembros, pero a comienzos del siglo XX sólo quedaban 19 monasterios (18 de ellos en Italia), y al iniciarse el siglo XXI había sólo 176 frailes de esta Orden en todo el mundo repartidos por 41 conventos.
El hábito de los mínimos está hecho de lana negra basta sin teñir, con mangas anchas, capucho y un cíngulo negro fino, de cinco nudos, para ceñirlo.
El fraile mínimo se reconoce a sí mismo como don de Dios, acepta su propia fragilidad y no tiene miedo de ser como es, es decir, necesitado de perfección. Así, considera que sólo quien aprende a conocerse a sí mismo puede tener un encuentro positivo con los demás, con la naturaleza y con Dios.

Mínimos son los miembros de la Orden religiosa fundada por San Francisco de Paula. El nombre haría referencia comparativa a los Frailes Menores o a Mt, XXV, 40: “Quamdiu fecistis uni ex his fratribus meis minimis, mihi fecistis”, y sugiere, como León X dice en la bula de canonización del santo fundador, la gran humildad que habría de caracterizar a los religiosos de esta Orden y por razón de la cual ellos mismos habrían de considerarse como los más pequeños de todos los religiosos. Con la primera Orden de los Mínimos se halla emparentada una segunda y una tercera Orden. En este artículo nos dedicaremos principalmente a la primera.
I. ORIGEN Y REGLAS
San Francisco de Paula, después de haber pasado de jovencito un año en el convento franciscano de San Marcos (Calabria), se consagró a la vida solitaria en un eremitorio cerca de Paula. Hacia 1435 algunos discípulos se le agregaron y después de algunos años fundó conventos en Paterno, 1444, y en Milazo (Sicilia), 1469 (Nota del Traductor: las últimas investigaciones se inclinan por revisar las fechas de las primeras fundaciones transmitidas por la tradición retrasándolas notablemente). La nueva congregación fue llamada “Ermitaños de San Francisco de Asís”. El Arzobispo de Cosenza les otorgó, en 1470, la exención de su propia jurisdicción (Lanovius, “Bullarium”, 9), privilegio que fue confirmado por Sixto IV, 1473 (Lanovius, “Bull.”, 11). El mismo pontífice les concedió los privilegios de los frailes mendicantes. Durante 57 años (1435-93) la nueva fundación no tuvo una Regla propia aprobada, pero en 1493 la primera regla, que comprendía 13 capítulos y que estaba en su mayor parte tomada de la regla de San Francisco de Asís, fue confirmada por Alejandro VI. (Véase el texto en Lanovius, ad ann. 1493 y Bull. Rom., V, 352). Una segunda versión de la regla en 10 capítulos, que mostraba ya menor dependencia de la Regla de San Francisco, fue aprobada por Alejandro VI en 1501. En ella aparece ya el cuarto voto solemne de vita quadragesimalis, característica distintiva de los Mínimos. En la misma Bula de confirmación se insiere en 7 capítulos la regla de la tercera Orden para seglares de ambos sexos (El texto en Lanovius ad ann. 1501; Bull. Rom., V, 385). Notablemente diferente de esta segunda versión es la regla confirmada en 1502. Finalmente, una cuarta redacción definitiva de la regla de la primera Orden, todavía observada por los Mínimos (de acuerdo con las Constituciones para ellos aprobadas en 1986), fue confirmada por Julio II, “Dudum ad sacrum ordinem”, 28 de Julio de 1506 (Bull. Rom., V, 421). La regla de la segunda Orden, de monjas, con origen en España, apareció por primera vez en la misma Bula. Se trata casi de una literal asunción de la regla de la primera Orden, mientras que la regla de la tercera Orden, también inserida y nuevamente aprobada, es similar a la que había sido confirmada en 1501. El espíritu que emana de estas Reglas es de gran penitencia y abnegación. El cuarto voto impone perpetua abstinencia de carne, huevos y lacticinios (hoy para los frailes limitado a carnes y derivados), y sólo en caso de grave enfermedad puede ser dispensado por orden del médico. La Orden de los Mínimos se estructura de acuerdo con los mismos principios de organización del resto de órdenes mendicantes. Los superiores son llamados correctores. A la cabeza se halla el Corrector General, que primeramente era elegido cada tres años, pero que desde 1605 lo es cada seis. El Corrector Provincial es elegido cada tres años, mientras que el superior local de cada convento era elegido sólo por un año (actualmente por tres). El hábito de los Mínimos está hecho de simple lana negra, mangas anchas y se ciñe con un delgado cordón negro. La mozzetta del capucho llega bastante más abajo del cordón, con forma parecida a la de un escapulario. Para asegurar la estricta observancia de las reglas de la primera y segunda Orden, Francisco de Paula redactó un “Correctorium”, consistente en diez capítulos correspondientes al número de capítulos de la regla, que determina la penitencia a imponer a quienes transgredan los preceptos de la misma. Este “Correctorium” fue aprobado por Julio II en 1506 y por León X en 1517 (Digestum, véase infra, I, 55).
II. PROPAGACIÓN Y ACTIVIDADES
La Orden de los Mínimos, desarrollada primero en Italia, fue introducida por especial favor real en Francia, adonde el santo fundador fue llamado en 1482. Allí los primeros conventos estuvieron en Plessis-les-Tours, Amboise y Nigeon (cerca de París). A causa de su gran sencillez los Mínimos en Francia recibieron el sobrenombre de bons hommes. En 1495 Carlos VIII de Francia fundó en Roma el convento de Trinità dei Monti, el cual, por Bula de Inocencio X (1645) estuvo exclusivamente reservado a los frailes franceses. Desde Francia los Mínimos pasaron a España, donde se les llamó “Frailes de la Victoria”, a causa de la victoria del Rey Fernando sobre los moros de Málaga y a la primera ermita que poseyeron en esta ciudad bajo la advocación de Nuestra Señora de la Victoria. En 1497 el Emperador Maximiliano introdujo la nueva Orden en Alemania (en Bohemia). A la muerte de San Francisco de Paula, 1507, existían cinco provincias entre Italia, Francia, España y Alemania. La Orden llegó a contar con 450 conventos. En 1623 Dony d’Attichy ofrece las siguientes cifras: 6.430 miembros, 359 conventos y 30 provincias distribuidas entre los principales países católicos de Europa. Lanovius en 1635 añade al número de provincias tres comisariados. A mediados del siglo XVII iniciaron su presencia en las Indias Occidentales, concretamente en Lima (Perú). En 1646 la Congregación de Propaganda aprobó una misión en Canadá, aunque no está claro si el proyecto llegó a materializarse (Roberti, II, 688). No parece que los Mínimos llegasen a tener conventos en Inglaterra, aunque hay memoria de ilustres miembros ingleses como Tomás Felton, martirizado en 1588, Henry More, sobrino del canceller santo Tomás More, fallecido en Reims en 1587 y Andrew Folere, fallecido en Soissons, 1594. La segunda Orden nunca se extendió demasiado. En 1623 existían 11 conventos con 360 monjas. La tercera Orden, por el contrario, tuvo muchos adherentes entre los fieles en los países donde existían conventos de religiosos. Desde la Revolución Francesa los Mínimos se redujeron numéricamente de forma notable. Para dar idea de su actividad indicaremos a algunos de sus más distinguidos miembros. El primero del que hay que hacer mención es Bernardo Boil (véase BUIL, BERNARDO), primer Vicario Apostólico en América, nombrado en 1493, quien, como indican con certeza los documentos publicados por Fita, pertenecía en aquel momento a los Mínimos, aunque la bula papal de nombramiento (véase reproducción en esta ENCYCLOPEDIA, I, 414) utilice las palabras ordinis Minorum. Véase Roberti, op. cit. infra, I, 89-102. Distinguidos teólogos fueron: Lalemandet, fallecido en 1647; Salier, fallecido en 1707; Boucat, fallecido en 1718; Palanco, fallecido en 1720; Perrimezzi, fallecido en 1740. Historiadores (véase bibliografía): Giry, fallecido en 1688; Marin, fallecido en 1767. Matemáticos: Maignan, fallecido en 1676; Mersenne, fallecido en 1648. Filósofos: Saguens, fallecido hacia 1718, y algunos de los ya mencionados teólogos. Para los obispos procedentes de esta Orden, véase Roberti, op. cit. infra, I, 377, II, 681, III, 941. La Orden cuenta con los siguientes Beatos: Tomás Felton, Luis Hutrel, Nicolás Saggio de Longobardi, Gaspar de Bono y Nicolás Barré, estando en tramitación la causa del Venerable Bernardo Clausi. Se encuentran también en curso las causas de algunas monjas mínimas: la Venerable Sor Filomena de Santa Coloma, la Venerable Sor Consuelo del Corazón de María y 9 monjas del Monasterio de Barcelona (España) martirizadas en 1936.
III. SITUACIÓN ACTUAL
En el año 2000, al celebrar su LXXXIII Capítulo General, la primera Orden contaba con 176 religiosos, distribuidos en un total de 41 conventos, ubicados en los siguientes países: Italia (30), España (3), Brasil (3), Estados Unidos (1), República Checa (1), Colombia (2) y México (1). El Corrector General reside en San Andrea delle Fratte, Roma. La primera Orden tiene otras dos casas en Roma: el convento de S.Francesco di Paola (donde se halla el Archivo Generalicio) y el Colegio Internacional (en la zona del EUR). La segunda Orden, constituida por monasterios autónomos que se agrupan en la Federación de Monjas Mínimas, se halla especialmente extendida en España, donde cuenta con 9 monasterios; tiene, además, 3 monasterios en Italia y 1 en Filipinas. En torno a los principales conventos de frailes se mantienen activas fraternidades de la tercera Orden.







La Orden de Santa María de Montesa y San Jorge de Alfama es una orden religiosa y militar fundada por el rey Jaime II de Aragón en el siglo XIV (1317).
En la actualidad sobrevive como una corporación de carácter honorífico y nobiliario.

Orden de Montesa
Cross montessa.svg
Cruz de la Orden de Montesa.
Activa1317 - actualidad
PaísFlag of Spain.svg España
TipoOrden religiosa y militar
El rey de Aragón cedió a la orden el Castillo de Montesa, enclavado en territorio valenciano, frontera con los sarracenos de esa zona. Fue aprobada por el Papa Juan XXII el 10 de junio de 1317, por bula, aprobando y confirmando la Orden de Montesa como lo había propuesto el rey Jaime II de Aragón, invirtiendo los bienes de la orden de los Templarios extinguida por Clemente V en dotar una nueva orden que pretendía fundar el susodicho rey. La fundación se verificó el domingo 22 de julio de 1319, en la capilla real del palacio de Barcelona, siendo la cabeza y sacro convento de ella el de la villa de Montesa de Valencia, de que el rey hizo donación a la orden, y de la cual tomó nombre.
Por divisa tomó una cruz roja sin flores, y el manto capitular blanco que aprobó Clemente VII el 5 de agosto de 1397. Pero más adelante, con motivo de haberse incorporado a esta orden en 1399 la de San Jorge de Alfama, dejó aquella insignia y adoptó una cruz de gules de color rojo por concesión de Benedicto XIII, otorgada en 1400 y que Martín V confirmó posteriormente.
La orden sufrió numerosas dificultades. Según la bula de fundación, era el maestro de Calatrava a quien le correspondía la creación de la nueva orden, así como la capacidad de armar a los caballeros1 y hacer vestir los hábitos a los caballeros montesanos. Jaime II, con antelación, había escrito al maestre de Calatrava para que acelerara la acción. El maestre, a quien no le gustaba obedecer órdenes ni de su propio rey, el de Castilla, ni siquiera contestó a las misivas. El rey se dirigió entonces al Papa para que diera la orden al de Calatrava. El Pontífice pasó el encargo al arzobispo de Valencia, que tampoco recibió respuesta por parte del Maestre de Calatrava.
El arzobispo de Valencia envió finalmente hasta Castilla al abad del Monasterio de Nuestra Señora de Benifassà, perteneciente a la Orden del Císter. El Maestre de Calatrava se negó a acudir a Valencia, alegando que sus obligaciones custodiando la frontera se lo impedían, aunque la razón real parece ser que era la poca disposición por parte de la Orden de Calatrava a ceder las posesiones de Aragón a otra orden. Finalmente, cedió y envió a Valencia a un procurador para que obrara en su nombre.

Evolución[editar]

Se nombró como primer Maestre de la nueva Orden a Guillermo de Eril, un hombre anciano, gran experto en las artes militares. El cargo le duró muy poco, ya que Eril fallecía setenta días después de haber sido elegido.
El reino de Valencia se encontraba agitado debido a la revuelta conocida como de la Unión, por la que algunos nobles valencianos, apoyándose en el pueblo, deseaban emanciparse de la tutela del Reino de Aragón y constituirse en un reino independiente. El rey de Aragón encargó al Maestre de Montesa, Arnaldo de Ferriol, que controlara a los sediciosos, convirtiéndose así los montesanos en una baza muy importante para que el rey Pedro IV de Aragón derrotara a los sublevados de Valencia. La Orden se convirtió en la principal fuerza militar defensora del trono.

Declive[editar]

Ruinas del castillo de Montesa, que fue la sede de la Orden hasta el siglo XVIII.
Sin embargo, los reyes empezaban ya a tomar parte activa en la elección de los Maestres. El rey Fernando II de Aragón (Fernando el Católico) impuso como tal a su sobrino, Felipe de Aragón y Navarra, revocando así el anterior nombramiento.
El último Maestre fue Pedro Luis Garcerán de Borja, marqués de Navarrés, hijo del duque de Gandía, hermano de san Francisco de Borja, elegido a los 17 años. En 1572, un tribunal de la Inquisición de Valencia condenó a Garcerán de Borja por sodomía.2 Parece ser que Pedro Luis Garcerán de Borja había estado enamorado tiempo antes de un tal Martín de Castro, un rufián dedicado a la prostitución y el proxenetismo, tanto de hombres como de mujeres, y que fue sorprendido en la cama con el conde de Ribagorza, Juan II de Ribagorza. Martín de Castro, antes de ser ejecutado en 1574 en la corte, delató a Pedro Luis Garcerán de Borja, dando escabrosos detalles y mostrando su falta de escrúpulos. Garcerán de Borja, que había sido virrey y capitán general de los reinos de TremecénTúnezOrán y Mazalquivir, se vio comprometido por la crisis interna que sufría la Orden de Montesa, dividida en facciones, y por las enemistades creadas al promocionar a sus favoritos. Felipe II, que fue consultado por la Inquisición sobre la conveniencia del juicio, decidió emplear el proceso para dar una lección a la nobleza levantisca, neutralizando a la vez la alianza de los Borja con la familia real portuguesa. Garcerán de Borja fue condenado a 10 años de reclusión en el convento de Montesa y una multa de 6000 ducados, a razón de 1000 ducados al año. Sin embargo, ya en 1583, Garcerán de Borja, tras unas disputas internas por la sucesión del Gran Maestre, supo congraciarse con el Rey y negoció con Felipe II la incorporación a la corona de la última Orden que se mantenía independiente el 8 de diciembre de 1587, gracias a una bula del papa Sixto V expedida en Roma. Como premio obtuvo la Encomienda Mayor de Calatrava y en 1591 el Virreinato de Cataluña, falleciendo en 1592.2
El convento de la Orden se encontraba en la villa de Montesa. Un terremoto en 1748 hizo que se desplomara la roca en la que se situaba y mató a muchos de sus miembros. La Orden pasó a tener su centro en Valencia, en la casa del Temple.

Maestres de la Orden[editar]



miembros de la orden montesa - biografías .- ..................................:http://www.ordenesmilitares.es/orden-de-montesa/galeriadeimagenes/

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