ARTE GÓTICO .-
Prácticamente todos los elementos encontrados en la arquitectura gótica existían con anterioridad a la misma, sin embargo la originalidad fue la forma de combinarlos y la inconfundible verticalidad de la estructura total. Sus principales características son su arco ojival o apuntado, que aunque se encuentra presente en la arquitectura morisca por ejemplo, en el gótico alcanza su máxima expresión y elongación, y la bóveda de crucería. La arquitectura gótica no es, desde luego, homogénea, presentando diferencias regionales y una evolución en el tiempo desde el hibridaje con el estilo románico hasta el gótico más barroco del último período (gótico flamígero). En su origen, el estilo gótico habría buscado satisfacer la necesidad de mayor luminosidad interior, que era una de las carencias de las iglesias románicas. Pudo desarrollarse muchas formas diferentes de satisfacer esta necesidad, pero se llegó a esta, a esta sorprendente ecuación entre monumentalidad y liviandad, entre sustento versus transparencia y agujas o torres aciculares que se pierden en el cielo. El principal cómplice del resultado fue la utilización de arbotantes en el exterior uniendo los contrafuertes con la bóveda, de modo de estabilizar a la inmensa elevación sin tener que aumentar la base o engrosar en demasía las paredes. Los arbotantes, en línea simple o doble no inciden en aumentar el peso visual de la estructura, sino todo lo contrario, al permitir por transparencia la visión del estilizado cuerpo principal. -
La bóveda de crucería por su parte eleva las miradas inevitablemente hacia lo alto, hacia el interior de cúpulas sostenidas por finos nervios de piedra. Por lo general, tanto las columnas como cornisas y todo el decorado evita las formas cilíndricas, prefiriéndose las piriformes o apuntadas de modo de evitar el peso visual de todas las estructuras, que de este modo se ven tenues y hasta flexibles. Los sistemas de bóvedas de crucería y de arbotantes, que permitían enormes calados en las paredes y fachada, sumado a la altura de las estructuras es lo que ha creado el concepto de desmaterialización del muro en las catedrales góticas. Todo apuntando hacia lo alto, todo elemento subyugado a la elevación de las por contraste – minúsculas almas apegadas al suelo. Las variantes más barrocas de las bóvedas de crucería buscaban al mismo tiempo el efecto estético y una mejor resonancia acústica para los cánticos. Los elementos de ornamentación, como repisas para imágenes o esculturas, soportes de columnas, pináculos, gárgolas, doseles, crestería, aún llegando al recargamiento en muchos casos, cumplen con realzar la liviandad al conjunto, llegando a las más increíbles filigranas, calados geométricos, y agujas pétreas finamente talladas.
La planta puede ser rectangular o – la mayor parte de las veces – en forma de cruz latina. Pero más allá de los detalles técnicos, el protagonista, al interior, es la luz, el color, el espacio, la elevación. Los rosetones policromados en los tímpanos, de gran colorido y con las más variadas representaciones, adquirieron gran desarrollo en el período, normalmente decorando la fachada, aunque se encuentran vidrieras en todo lo alto de la estructura y a menudo constituyendo gran parte de las paredes del cimborio.
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