lunes, 9 de junio de 2014

MAPAS CONCEPTUALES DE LOS VACCEOS


LOS VACCEOS .-

A grandes rasgos el territorio ocupado por este grupo étnico prerromano, al que en su día se refiriera F. Wattenberg como Región Vaccea, abarcaría la Tierra de Campos, los Montes Torozos, el valle del Cerrato y las campiñas meridionales del Duero, un espacio que, con sus casi cincuenta mil kilómetros cuadrados, comprende la totalidad de la actual provincia de Valladolid y parte de las de León, Falencia, Burgos, Segovia, Ávila, Salamanca y Zamora. Un territorio en el que menudearon, convenientemente dispersos, una serie de grandes asentamientos, de entre 15 y 20 hectáreas de extensión por término medio, que habrían venido a sustituir a las más numerosas aldeas sotenas, cuya población debió ser alentada, u obligada, a instalarse en las nuevas ciudades. Auténticos núcleos urbanos que, a decir de los textos clásicos, pudieron albergar hasta 20.000 guerreros y en los que se organizaba y desde los que se controlaba la actividad política, económica y social; es más, el hecho de que los mismos textos señalen que los romanos orientaban sus campañas contra ciudades concretas y no contra el pueblo vacceo en general y mencionen a un rey en el caso de Intercatia, permitiría hablar de auténticas ciudades-estado hegemónicas, la suma de cuyos territorios respectivos configuraría la mencionada Región Vaccea, en contraposición a la posible idea de una nación vaccea.

Ciudades que, como la ya citada o Pallantia, Rauda, Cauca, Pintia, Septimanca, Amallobriga o Brigeco, por mencionar algunas de las más conocidas, ocuparon los fondos de los valles o los bordes de los páramos. En su interior, viviendas compartimentadas de módulo rectangular, con muros de adobe manteados de barro y cubierta vegetal, se ordenaban, agrupadas en manzanas, en torno a calles que, en caso de estar el recinto amurallado, como ha podido apreciarse en el caso de Pintia (Padilla de Duero, Peñafiel, Valladolid), se orientaban hacia las puertas; aquí, y en la vecina Rauda (Roa, Burgos), se sabe que barrios artesanales de alfareros se localizaban en la otra orilla del Duero, fuera ya del núcleo urbano. Hay que pensar, además, en determinados espacios abiertos de uso público y funcionalidad diversa, caso de plazas o basureros, y aún en posibles santuarios como el intuido en Pintia, fuera de la ciudad de Las Quintanas e inmediato a la necrópolis de Las Ruedas.
Ha sido sin duda alguna el conocido texto de Diodoro (V, 34, 3), relativo a la práctica vaccea que desde J. Costa viene conociéndose como "colectivismo agrario" y según el cual cada año reparten los campos para cultivarlos y dan a cada uno una parte de los frutos obtenidos en común, uno de los argumentos que más han contribuido a extender la idea de que la base fundamental de su economía era el cultivo extensivo de los cereales. A ello han venido a contribuir igualmente el saberles abastecedores de grano a los numantinos en momentos críticos, hallazgos como el de una importante colección de aperos de labranza, junto con una reserva de cereal tenida como sementera, en la bodega de una vivienda de Pintia o el que la Tierra de Campos —el granero de Castilla— se encuentre toda ella en territorio vacceo. Conviene tener presente, con todo, que dicho texto continúa diciendo que a los labradores que contravienen la regla se les aplica la pena de muerte, lo que bien pudiera significar que tales prácticas tuvieran carácter coyuntural, con ocasión de circunstancias críticas como las guerras de conquista o el abastecimiento a los arévacos, y explicaría además lo drástico de la pena impuesta a los infractores.


01 Tumba 28 de la necrópolis de Las Ruedas, de Píntía. Corresponde a un aristócrata vacceo sexagenerio.
02 Paisaje funerario de la necrópolis de Las Ruedas.




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