Conventos y monasterios de la provincia de Cuenca
El Convento de la Merced en la ciudad de Cuenca (España) es un antiguo cenobio de la orden de la Merced Calzada edificado entre los siglos XVI y XVIII, siendo su estilo predominante el Barroco. Sus dependencias se reparten actualmente entre el Seminario Conciliar de San Julián y la comunidad de monjas Esclavas del Santísimo Sacramento y de María Inmaculada.
Historia
En 1648 los mercedarios dejaban su viejo convento, su primer asiento tras llegar a la ciudad en el siglo anterior, para instalarse en el Alcázar que, en el siglo XVI, y aún a principios del XVII, era el barrio donde algunas de las familias más poderosas y representativas de Cuenca tuvieron su morada. Su nueva casa era un espléndido palacio edificado por los Hurtado de Mendoza en el siglo XVI. Era de planta cuadrada con un patio central y los ángulos señalados por unas torres que se cubrían con chapiteles. En la construcción actual todavía permanece embebida una de estas torres.
La remodelación que se llevó a cabo en el palacio para adecuarlo a su nueva función debió de ser labor fácil y no muy costosa. En cambio, la construcción de la iglesia, que a fines del XVII todavía estaba sin terminar, sí fue una obra de mayor envergadura, y su coste hizo que en alguna ocasión los frailes se vieran obligados a pedir ayuda económica al cabildo de la catedral. Aunque acerca de su autor no hay ninguna referencia documental, quizá se pueda poner en relación con el religioso mercedario Fray Domingo Ruiz, que fue maestro mayor de obras del obispado de Cuenca en los últimos años del siglo XVII.
Una vez finalizada la obra de la iglesia, los mercedarios decidieron ampliar el convento. Necesitaban edificar nuevas celdas; habían visto crecer el número de religiosos durante estos años, de manera que las quince celdas previstas en la primera construcción resultaban insuficientes, y se veían en la necesidad de ampliarlas a veintinueve, como mínimo, porque ese era el número de frailes en el siglo XVIII. Asimismo, proyectaban levantar una biblioteca, una cocina y otras estancias que para el buen funcionamiento del convento se consideraban imprescindibles. La ampliación únicamente podía hacerse por el lado norte, y para ello tenían que comprar una casa que pertenecía a los marqueses de Cañete. Era una casa de tres pisos, con fachada abierta a la plaza Mayor, que fue adquirida en 1739; con lo cual se pudieron realizar las obras previstas de ampliación.
El convento sufrió graves daños con motivo de la invasión francesa. En 1835, la desamortización de Mendizábal obligó a los frailes mercedarios a abandonar su casa. A fines del siglo XIX, el Ayuntamiento compró el convento con la intención de instalar un museo; sin embargo, en 1924, fue entregado al Obispado a cambio de las Casas Colgadas. En la actualidad el convento está ocupado por religiosas pertenecientes a la Congregación de las Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Inmaculada, y su iglesia, que está cerrada al público, forma parte del contiguo Seminario Conciliar de San Julián, construido a mediados del XVIII.
Desde 2003 es Monumento Histórico-Artístico Nacional.
Descripción
La iglesia, a causa de lo irregular del terreno, se levanta sobre una cripta. Es de una sola nave, con el crucero muy poco señalado en planta y nichos poco profundos entre los contrafuertes. Se cubre con una bóveda de medio cañón con lunetos, que está reforzada con arcos fajones. En el coro, que se sitúa en alto a los pies, el arranque de estos arcos no llega hasta el suelo porque la sillería de los frailes se dispuso en él. El crucero se cierra con una cúpula elíptica, con decoración de tipo geométrico. Los tramos son muy altos, hay un claro predominio de los ritmos verticales e incluso la proporción del edificio, que es triple, provoca una sensación de gran altura. En el crucero hay un balcón, muy adornado con su base, al que se accede desde el claustro alto.
La fachada barroca de la iglesia es muy original. Conceptualmente, es una obra manierista, muy refinada, con una modulación suave. El muro de la calle central es semihexagonal, aunque ópticamente sea casi plano en la parte inferior y cóncavo en la superior. El cambio de la piedra indica dos etapas en su construcción, y es muy probable que el arquitecto que la proyectó nunca hubiera pensado en ese frontón para darle remate.
La portada se compone de dos cuerpos y muestra un cierto desequilibrio entre ambos. En el primer cuerpo, dos pares de pilastras cajeadas y unas hornacinas en los entrepaños flanquean la puerta, que es de arco de medio punto con elaborada molduración, como se puede ver en la manera tan acertada de interrumpir la arquivoltaantes de que llegue a la imposta.
El tratamiento del cuerpo alto, un tanto desarticulado, con elementos autónomos, nos lleva a una estilística anterior. Hay un recuerdo de Rodrigo Gil de Hontañón en los tres nichos volados entre los que aparece el escudo de los marqueses de Cañete, los cuales eran los patronos del convento. Asimismo, el uso de las bolas y dados nos remite a la arquitectura herreriana. La apertura de las dos ventanas, que tan extrañas y tan sin sentido resultan colocadas a ambos lados del cuerpo superior, se debe a la pretensión de iluminar la iglesia, que condiciona al arquitecto.
La casa conventual se ordena en torno a un claustro cerrado de planta cuadrada levemente irregular y de dos alturas. Fue erigido en el siglo XVII en el lugar que en otro tiempo ocupara el patio del palacio. Se han conservado los muros perimetrales de la fábrica del siglo XVI, que son de mampostería y terminan con una cornisa formada con tejas. El muro de la fachada este, que es muy opaco, tiene un único vano, que se cierra con una reja de hierro, forjada también en el siglo XVI. Asimismo, la fachada de la casa que se compró en el siglo XVIII se reordenó buscando la simetría de los huecos y se transformó en la principal del convento.
En cuanto a la portada de la fachada este, que en el siglo XVII fue la principal del convento, es de traza sencilla y está bien resuelta; aunque es más burda que la portada de la iglesia, y está fabricada con piedra distinta. Sobre la puerta, que está enmarcada con unamoldura quebrada, hay un cuerpo plano, con el escudo del marqués de Cañete en el centro, que se corona con un frontón triangular, adornado con bolas y dados. Tiene algo de jocoso el tratamiento de esos flameros, en los que, en lugar de poner sobre los roleos unas bolas, se colocan unas máscaras de hombre y de mujer. A los lados del cuerpo superior se disponen dos ventanas, coronadas con los escudos de los mercedarios. A través de esta puerta se accedía a un zaguán que desembocaba en la escalera principal, cerrada mediante cúpula.
El monasterio de la Concepción Franciscana de Cuenca (Castilla-La Mancha, España) estaba ya edificado en1504, año en que el canónigo Pérez de Montemayor se lo entregó a la Abadesa. Este monasterio, siguiendo los deseos del fundador, fue incorporado a la Orden de la Inmaculada Concepción, de forma semejante a como lo estaba el de Toledo.
El canónigo Pérez de Montemayor estableció en las capitulaciones que la capilla mayor les serviría de enterramiento a él y a su familia; aunque ésta -tanto los Montemayor como los Sánchez de Teruel- disponía de su propia capilla en la iglesia de Santa María de Gracia. Cuando murió don Álvaro fue enterrado en la capilla mayor, delante del altar, en un sepulcro que había labrado el entallador Diego de Flandes, en 1512. El sepulcro, que conocemos por testimonio escrito, era de alabastro y contenía la efigie yacente del fundador acompañado de un paje. Se alzaba sobre unos leones y adornaba sus frentes con cuatro escudos sostenidos por unos niños.
En 2001 el Monasterio fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC) con categoría de Monumento Histórico-Artístico Nacional.
Descripción
En cuanto al monasterio, que tiene tres alturas, presenta unas fachadas casi sin huecos; animadas únicamente por unas pequeñas ventanas, que no guardan simetría alguna —pues están abiertas en función del interior—, y por unos pequeños escudos, que memoran al fundador. Se ingresa por una sencilla puerta en arco de medio punto. Las dependencias conventuales se articulan en torno a un patio de trazado irregular, cuyos pies derechos con zapatas, muy dentro de la tradición gótica, son ajenos a la tipología de un patio conventual.
Del primitivo conjunto del siglo XVI quedan, además del patio adaptado, los tiros de escalera y la portada de la fachada de la iglesia. Esta portada, realizada por Pedro de Alviz, es muy representativa de ese arte plateresco que se desarrolla en Cuenca en la década de los treinta. Su composición es muy sencilla; se reduce a un arco de medio punto, enmarcado por unas pilastras cajeadas y por un amplio entablamento que termina en un frontón triangular. Las enjutas se adornan con unos angelitos, que portan unos escudos; el friso, con unos grutescos y con los clásicos medallones con sus cabezas de perfil; y el tímpano, con una escultura de la Virgen colocada dentro de una hornacina, entre ángeles que ofrecen frutos. Se remata la portada con una figura, que tiene una calavera a su lado, probablemente una alegoría de la muerte.
En el siglo XVIII comienzan las obras del nuevo edificio, dirigidas porJosé Martín, que diseñó la iglesia en su estilo inconfundible, en el que siempre es patente el gusto por centrar la planta, aunque exista un claro eje longitudinal. Como tal monasterio de clausura, la iglesia posee coro alto a los pies —lo que ayuda a la dicha centralización espacial—, resuelto mediante cúpula elíptica, perforada por lunetos, sobre pilares achaflanados.
La coloración clara y la ligereza de la decoración hacen que pueda incluirse, con reservas, en la estética rococó. Asimismo, ciertos detalles en el tratamiento del muro, como los recuadros y hornacinas que aparecen entre las pilastras de orden compuesto, y las cabezas de querubines que adornan aquéllos, nos remiten a Borromini.
La fachada de la iglesia está enmarcada por unas pilastras de sillería; y se remata por cornisa curva, sobre la que descansa una espadaña. La portada de la fábrica del siglo XVI se conservó por expresa indicación de José Martín.
En la actualidad, la iglesia está abierta al culto y puede visitarse, quedando el resto del edificio restringido para la clausura de las monjas.
El Mmonasterio de Madres Benedictinas, o monasterio de Religiosas de San Benito, con advocación de Nuestra Señora de la Contemplación, en Cuenca fue fundado el día 14 de diciembre de 1448 por encargo y comisión de su fundador Pedro Arias de Vamonde, canónigo de Cuenca, dio a Nuño Álvarez de Fuente Encalada, chantrey canónigo de Cuenca.
Descripción
El edificio ocupa el extremo sur de la manzana definida por las calles de González Francés, Pósito y Esperanza, en el inicio de la falta del cerro sobre el que se asienta el casco antiguo de la ciudad en su vertiente hacia el río Huécar. Su planta es un polígono irregular, en el que se levanta la fachada de la calle del Pósito, notablemente inferior, tanto en longitud como en altura, a las otras dos; y en conjunto desde el acceso de la ciudad baja moderna por la calle del Pósito, aparece como una importante mole de cinco plantas.
Fachadas
La fachada SO es la principal del monasterio, donde se encuentra su puerta de acceso; la de mayor nobleza por su fábrica vista de sillería y mampostería, y sobre todo por su ordenada composición de huecos, todos ellos defendidos por rejas de hierro forjado de sencilla traza. Sobre la puerta hay un escudo de reciente factura sin ningún valor artístico.
La fachada se corona con un alero de tres órdenes de bocateja.
La fachada de la calle González Francés presenta un aspecto de rancia severidad, con su gran superficie de piedra vista predominando sobre la de huecos, en apariencia de fortaleza antigua; la fábrica de piedra grisácea es de mampostería con adarajas de sillería; también son de sillería las guarniciones de la mayor parte de los huecos de las tres principales plantas. La composición de huecos es un tanto anárquica en cuanto a disposición y tamaño. Sólo se aprecia una ordenación del alzado en sentido horizontal por la división de éste en tres cuerpos conseguida mediante impostas horizontales de sillería, que determinan una disminución de gruesos de muro, de modo que a partir de cada imposta, el plano de la fachada se retranquea unos centímetros respecto al inferior.
La fachada a la calle de la Esperanza es mucho más heterogénea y falta de unidad, aparentando corresponder a varios edificios distintos. Es sin duda la más alterada respecto a su apariencia primitiva, estando la fábrica revestida en su totalidad, de modo que no tiene nada que ver con las otras dos.
Finalmente, en el extremo derecho más alto de la fachada en la culminación de la cuesta, se aprecia el cuerpo de la iglesia, a su vez, manifestado en dos partes diferentes, también por fajeados resaltados de yeso y remate de cornisa del mismo material y sencilla molduración, en dos niveles escalonados correspondiendo a las diferentes alturas de las cubiertas de ambos cuerpos. En el cuerpo inferior, encontramos una portada de traza románica con arco apuntado y jambas de piedra que sin duda fue el antiguo acceso a la capilla, hoy tapiado y convertido por el interior en una hornacina; sobre él hay un óculo circular, también tapiado. En el cuerpo superior inmediato, la fachada presenta una sencilla composición simétrica con dos ventanas de arco semicircular que dan luz a la cabecera de la iglesia, con rejas de diseñomodernista y recercado moldurado, sobre las cuales y en el eje central de la composición se abre otro óculo similar al de la puerta condenada.
Cubiertas
Sobre las cubiertas de estos dos cuerpos de la iglesia y en segunda crujía, se levantan sendos alzados de otra planta de edificación muy reciente, realizados por necesidades de ampliación del convento, sin ninguna preocupación compositiva y que afean notablemente el aspecto de este extremo superior de la fachada, precisamente por ser más visible desde la plazuela de la Esperanza en que desemboca la calle.
Plantas
El edificio se desarrolla en un total de cinco plantas o niveles:
- Planta primera: Se ubica en ella la residencia-internado de estudiantes, con fachada y acceso a la calle de González Francés, y parte de la calle del Pósito. A esta misma calle se abre el acceso principal del monasterio y algunas piezas de la hospedería.
- Planta segunda: En la crujía inmediata a la calle González Francés, se ubica la segunda planta de la residencia, con módulos de dormitorios, la escalera principal del monasterio que comunica entre sí todas las plantas e independiente de la que comunican las del internado, el claustro bajo el torno al patio en su ala NO, y otra escalera inmediata a la principal que enlaza esta planta con la inferior.
- Planta tercera: El patio tiene a partir de este nivel mayor extensión. En torno al patio se desarrolla el patio ya cerrado; una zona de locales de almacén en su lado SO y la biblioteca en el lado NE.
- En la crujía correspondiente a la calle González Francés se ubica la última planta de la residencia-internado que ocupa el comedor, cocina y oficio, con una comunicación de este último con el claustro de la clausura.
- En la crujía correspondiente a la fachada SO se ubica la enfermería, farmacia y una celda con su servicio. En la crujía correspondiente a la fachada de la calle Esperanza se situán de SO a NE, la última planta de la hospedería con una sala de estar, caja de escalera y habitaciones con sus cuartos de baño.
- El resto de la crujía, paralela al claustro, lo ocupa la iglesia en la doble altura correspondiente a esta planta y la superior. La iglesia está ocupada por el coro conventual de doble sillería de madera y se cubre con una bellísima bóveda nervada del siglo XVI, obra de Pedro de Alviz. El resto de la nave se cubre con una sencilla bóveda de yeso de medio cañón, con falsos arcos fajones que la dividen en cuatro tramos, correspondiendo el último inmediato al coro, alpresbiterio, donde se sitúa el altar exento.
- Planta cuarta: La ocupa enteramente la clausura, con el refectorio y la cocina y servicios, en la crujía correspondiente a la calle González Francés. La crujía correspondiente a la calle del Pósito la ocupan despachos y salas de estudio y trabajo y el ala SE, crujía correspondiente a la calle Esperanza, la ocupa el primitivo coro.
- Planta quinta: También dedicada íntegramente a la clausura con el claustro perimetral, que da acceso al conjunto de celdas con ventanas al patio, excepto el ala SE, en que dicho claustro tiene luces directas al mismo.
- Planta sexta: Se sitúa en la zona NE del edificio, ocupando una pequeña superficie en forma de L, entre ambos patios y en la crujía interior respecto a la calle Esperanza.
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