El jurista (en italiano, L'Avvocato) es una pintura al óleo sobre lienzo del el artista italiano Giuseppe Arcimboldo, pintada en 1566. Representa la figura de un miembro de la profesión jurídica, cuyos rasgos faciales están representados por carnes y pescados, y cuyo cuerpo está compuesto por documentos legales. Existen dos versiones del cuadro: la primera, de 1566, pertenece al Museo Nacional de Estocolmo, (adquirida de una colección del Castillo de Gripsholm en 1866), y una versión más reciente está en manos de un coleccionista privado en Milán.
Arcimboldo fue pintor de cámara de Maximiliano II de Habsburgo y ya estaba bien establecido como artista antes de pintar El jurista. Fue conocido por su estilo innovador, en particular por sus retratos en que los sujetos estaban compuestos de objetos cotidianos. Sus pinturas fantásticas e imaginativas prefiguraron un tanto el movimiento surrealista del siglo XX, pero también fueron apreciadas como parte de la tradición manierista de su propio tiempo. Su serie de pinturas, Las cuatro estaciones, que representan las estaciones como una serie de pinturas compuestas de plantas estacionales, fue muy popular, y Arcimboldo también pintó un retrato de Rodolfo II (titulado Vertumno) en el mismo estilo.
Los sentimientos del artista sobre su sujeto en El jurista están claros en la composición: los rasgos de la cara están representados por los huesos desplumados de aves de corral, y la boca desdeñosa por un pescado. No se sabe si el sujeto es una caricatura de la profesión legal en general, o está basado en un jurista verdadero de su tiempo. Se ha sugerido que el jurista alemán Ulrich Zasius podría ser el sujeto; el Museo Nacional de Estocolmo describe el cuadro en su catálogo como El jurista (Ulrich Zasius),1 pero también se ha sugerido a Calvino. El retrato hecho por Arcimboldo, El bibliotecario (Il Bibliotecario), pintado el mismo año, tiene un aspecto más noble, aunque este retrato ha sido interpretado también como una parodia de la biblioteconomía, los coleccionistas de libros, y el intelectualismo.
El Lavatorio es un cuadro del pintor italiano Tintoretto, considerado una de sus obras más importantes. Fue pintado entre 1548-1549, encontrándose actualmente expuesto en el Museo del Prado de Madrid, España, como depósito de Patrimonio Nacional.
Se representa aquí una escena narrada por el Evangelio de Juan, en la que se describe cómo durante la Última Cena, Jesús se levantó de la mesa, se quitó el manto y se ató una toalla a la cintura. Después de echar agua en un recipiente, se puso a lavar los pies a sus discípulos. Simón Pedro pretendió negarse, pero al insistir Jesús en que de otro modo no podría tener parte con él, accedió a que le lavase los pies, e incluso las manos y la cabeza.
El artista representa el episodio antedicho con Cristo y san Pedro en un extremo de la composición. La mayor parte del lienzo está ocupado por la estancia donde se desarrolla la Última Cena, con la mesa y los discípulos en torno a ella. En el centro destaca un perro, y detrás los apóstoles descalzándose o en diversas posturas y escorzos. En un segundo plano se estaría relatando un milagro de San Marcos narrado por Jacobo de la Vorágine en su Leyenda dorada. El extremo de la izquierda está dominado por otro apóstol que se está desatando el calzado, cuya esculturalidad se asemeja a las poderosas anatomías de Miguel Ángel.
La composición parece descentrada, con el episodio principal desplazado a un lado del cuadro. Esto se explica por el emplazamiento original del cuadro, en la pared derecha de una estancia alargada; los creyentes verían más cerca precisamente la parte donde estaba Jesús. Además, la mesa está orientada hacia esa zona, de modo que vista la obra desde la derecha, el escorzo de la mesa acentúa el efecto de perspectiva. A ello también contribuye el pavimento de losas con formas geométricas.
En el fondo de este lado izquierdo se ven arquitecturas clásicas de una ciudad que recuerda a Venecia, con una barquichuela entre canales, en azules y blancos bañados por una luz fría, lo que da un aire un tanto irreal. Los elementos arquitectónicos están inspirados en ilustraciones de Sebastiano Serlio.
Esta obra decoraba el presbiterio de la iglesia de San Marcuola en Venecia. Perteneció a Carlos I de Inglaterra. Fue adquirido en la almoneda de sus bienes celebrada tras su ejecución por don Luis de Haro, que se la regaló a Felipe IV. Estuvo en la sacristía del Real Monasterio de El Escorial hasta que en 1939 se llevó al Museo del Prado. Durante un tiempo se supuso que era una repetición o copia del taller de Tintoretto, y que la versión original sería otra conservada en la catedral de Saint Nicholas de Newcastle upon Tyne (Gran Bretaña), pero ahora todos los expertos opinan exactamente lo contrario.
El martirio de San Lorenzo es un cuadro de Tiziano, pintado al óleo sobre lienzo en 1558. Se conserva actualmente en la Iglesia de los Jesuitas de Venecia. De acuerdo a la iconografía habitual, muestra al santo siendo quemado en la parrilla, en una escena dramática. Un verdugo le pincha con un tridente, mientras otro acarrea más leña para el fuego. El claroscuro plasma con acierto la ambientación nocturna, de la penumbra sólo rota por la luz de las llamas y antorchas.
Segunda versión[editar]
El éxito de esta obra llevó a Felipe II de España a encargar al artista una segunda versión para el altar mayor de la basílica de El Escorial. Dicha obra, con algunas variantes, la pintó Tiziano unos diez años después y la envió al monasterio en 1567, pero por sus tonalidades oscuras no lucía bien colgada a la altura prevista, y fue colocada en la llamada iglesia vieja o de prestado, donde continúa.
Copia en grabado[editar]
El grabador Cornelis Cort realizó en 1571 una imagen grabada a buril de este diseño, que fusionaba detalles particulares de los cuadros de Venecia y El Escorial. Se cree que para ello siguió un dibujo o modello reducido que Tiziano conservaba en su taller. Como era habitual en los grabados reproductivos, el grabado impreso muestra la imagen invertida. Hay que precisar que -de manera atípica- Cort grabó dos matrices de la misma imagen, casi idénticas, que se diferencian por una variación en la dedicatoria a Felipe II en latín que figura inscrita a la derecha, en el pedestal de la estatua. Estos dos grabados constan en el catálogo del experto Hollstein con los números 126 y 127.
En una carta de la época se alude a que Tiziano remitió dos impresiones del grabado de Cort a Felipe II, y una de ellas ha de ser la conservada en los aposentos del monarca en el Monasterio del Escorial, que está estampada sobre tela de tafetán. Otros numerosos ejemplares del grabado se hallan desperdigados entre los principales museos y bibliotecas de Europa y América.
No hay comentarios:
Publicar un comentario