lunes, 23 de abril de 2018

Celebraciones del día


Día Internacional para la Abolición de la Esclavitud


El Día Internacional para la Abolición de la Esclavitud se celebra el 2 de diciembre en conmemoración al 2 de diciembrede 1949 fecha en la que la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó el Convenio para la represión de la trata de personas y la explotación ajena.1
El objetivo del día es reclamar la erradicación de las formas contemporáneas de esclavitud como son la trata de personas, la explotación sexual, el trabajo infantil, el matrimonio forzado y el reclutamiento de niños para utilizarlos en conflictos armados.2
Para recordar el Convenio, un informe realizado por el equipo de trabajo sobre Esclavitud de la ONU recomendó en 1985 que el 2 de diciembre fuera proclamado "Día Mundial para la Abolición de la Esclavitud" en todas sus formas. Por ello de 1985 a 1994 se celebró el "Día Mundial contra la Esclavitud" y en 1995 pasó a denominarse "Día Internacional para la Abolición de la Esclavitud.3
En torno a la celebración en 2004 del Año internacional de Conmemoración de la Lucha contra la Esclavitud y su Abolición se reforzaron los mecanismos internacionales de lucha contra la esclavitud y los organismos internacionales desarrollaron nuevas estrategias para la abolición de la esclavitud. En 2007 la Asamblea de Naciones Unidas decidió designar también el 25 de marzo como Día internacional de recuerdo de las víctimas de la esclavitud y la trata transatlántica de esclavos que se celebra anualmente a partir de 2008.
Cada año millones de personas, en su mayoría mujeres y menores, son engañadas, vendidas, coaccionadas o sometidas de alguna manera a situaciones de explotación de las cuales no pueden escapar. Constituyen la mercancía de una industria mundial que mueve miles de millones de dólares y que está dominada por grupos de delincuentes organizados que operan en muchas ocasiones con impunidad.

Antecedentes[editar]

La esclavitudes han evolucionado y se ha manifestado en formas diferentes a lo largo de la historia. En la actualidad todavía persisten algunas antiguas manifestaciones al amparo de creencias y costumbres tradicionales: las personas de castas inferiores, minorías tribales y los pueblos indígenas son, según Naciones Unidas, los más vulnerables.2
Por otro lado la esclavitud ha adquirido nuevas formas como el trabajo forzado, el trabajo infantil y la trata de personas donde las principales víctimas son menores y mujeres que sirven para abastecer las redes de prostitución y el trabajo en el servicio doméstico.
En el artículo 4º de la Declaración Universal de los Derechos Humanos aprobada en 1948 se afirma: “nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre; la esclavitud y la trata de esclavos están prohibidas en todas sus formas”.
Un año después, la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó el 2 de diciembre de 1949 el Convenio para la represión de la trata de personas y la explotación ajena.1
Desde entonces se han realizado numerosos esfuerzos para atajar y abolir la esclavitud con pocos avances según datos de organizaciones internacionales como la OITUNICEF y otros organismos internacionales de protección de los derechos humanos.

Trabajo forzado[editar]

Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), millones de jóvenes se encuentran en condiciones cercanas a la esclavitud como víctimas de trabajo forzado o en régimen de servidumbre, un 73% de estos jóvenes –alrededor de 180 millones- desempeñan las peores formas de trabajo infantil, entre ellas la prostitución, el trabajo esclavizado y el trabajo peligroso. Además, las cifras indican también que la esclavitud no ha desaparecido, ya que alrededor de 5,7 millones de jóvenes se encuentran en una situación de servidumbre o se ven obligados a trabajar.

Trabajo infantil[editar]

Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), en todo el mundo un niño de cada seis trabaja y la mayoría de ellos sufren explotación económica a pesar de que el artículo 32 de la Convención sobre los Derechos del Niño reconoce «el derecho del niño a estar protegido contra la explotación económica y contra el desempeño de cualquier trabajo que pueda ser peligroso o entorpecer su educación, o que sea nocivo para su salud o para su desarrollo físico, mental, espiritual, moral o social».
A la explotación se suma el negocio de la trata de personas. En África, se venden menores por 14 dólares, actividad que según la OIT reporta a los criminales 7 mil millones de dólares anuales. También, en esta misma región, 80 millones de menores entre 5 y 14 años son obligados a trabajar en la prostitución y en actividades como la minería.
UNICEF calcula que 200 mil niños africanos son vendidos como esclavos cada año; entre 45.000 y 50.000 mujeres y niños son trasladados cada año por los traficantes únicamente hacia los Estados Unidos. El aumento del número de casos de trata de personas, así como su expansión a zonas que antes no estaban tan afectadas, coincide con el aumento de las dificultades económicas, -especialmente en los países en desarrollo y en los países con economías en transición-, los enormes obstáculos a la migración legal y la existencia de graves conflictos armados.[cita requerida]

Trata de personas[editar]

La trata de personas está directamente relacionada con la discriminación tanto racial como étnica, sexual y de género. Las personas inmigrantes constituyen un grupo especialmente vulnerable al que no sólo le son violados sus derechos como trabajadores sino como seres humanos.
En el Protocolo para prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas, especialmente mujeres y niños que complementa la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional , define la trata de personas como la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación.4
La explotación incluye, como mínimo, la explotación de la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, los trabajos o servicios forzados, la esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, la servidumbre o la extracción de órganos.

Consentimiento[editar]

El protocolo establece que "el consentimiento dado por la víctima de la trata de personas a toda forma de explotación intencional es irrelevante y si la víctima de la trata es un niño, es un crimen aún sin el uso de la fuerza."4

Críticas a las políticas para la erradicación de la esclavitud[editar]

End slavery UK 2007
Las víctimas de discriminación, suelen pertenecer a los segmentos más pobres de la sociedad y, sin embargo, las estrategias de lucha contra la pobreza rara vez abordan el vínculo entre este fenómeno y la discriminación sistemática.
Por otro lado, la falta de igualdad de oportunidades, la igualdad de trato y la dignidad en el trabajo también en víctimas de discriminación en otras esferas.
Para combatir el fenómeno se reclaman enfoques integrales, interdisciplinarios y de largo plazo que permitieran abordar todos los aspectos del ciclo de la trata y reconocer implícitamente las relaciones entre la trata de personas, la migración, el racismo y la discriminación racial.
Desde el punto de vista de algunos humanistas, la luchas contra esta práctica no sólo es deber de los gobiernos, sino que es responsabilidad de todos. Desde este enfoque, empresas, organizaciones de empleadores y trabajadores y las víctimas de esta discriminación y sus asociaciones, tiene interés y un papel que desempeñar a la hora de aumentar esfuerzos contra este fenómeno.
Asimismo, se tornaría necesaria la vigilancia multilateral del cumplimiento de los compromisos internacionales, así como la promoción en la educación de los derechos humanos en todas las esferas.5

Datos[editar]

Con motivo del "Día Internacional para la abolición de la esclavitud 2017" Naciones Unidas presentó los siguientes datos:
Día Internacional para la Abolición de la Esclavitud 2017 
La esclativud no es una reliquia del pasado, sino una realidad muy presente
La servidumbre ha adquirido formas diferentes a lo largo de la historia. En la actualidad, persiste tanto en sus formas tradicionales como en otras nuevas modalidades.
Aunque no está definida en la ley, la esclavitud moderna se utiliza como un término general que abarca prácticas como el trabajo forzoso y el matrimonio forzado. Con ella, se hace referencia a situaciones de explotación en las que una persona no puede rechazar o abandonar debido a amenazas, violencia, coerción, engaño o abuso de poder. Si bien el trabajo infantil no entra dentro del término general de esclavitud moderna, normalmente se suele relacionar con ella.
Más de 40 millones de personas en todo el mundo son víctimas de la esclavitud moderna, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Las mujeres y las niñas se ven afectadas de manera desproporcionada por esta lacra, representando el 71 por ciento del total, casi 29 millones. Del total de víctimas, un 25% son niños, alrededor de 10 millones.
Trabajo forzoso
Se estima que unas 25 millones de personas estaban atrapadas en trabajo forzoso en un momento dado en 2016.
Matrimonio forzado
Se calcula que 15,4 millones de personas eran víctimas de un matrimonio forzado en un momento dado en 2016.
Trabajo infantil
Además, alrededor de 152 millones de niños están sujetos a trabajo infantil, de los que lo que 88 millones son varones y 64 niñas.
El Objetivo de un trabajo decente necesita mayor esfuerzo
Estas estadísticas nos muestran que los Objetivos de Desarrollo Sostenible, y en particular la meta 8, que promueve el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos, no podrán ser alcanzados a menos que se intensifiquen en forma drástica los esfuerzos para eliminar la esclavitud

Conmemoraciones y campañas relacionadas[editar]

Día internacional de recuerdo de las víctimas de la esclavitud y la trata transatlántica de esclavos[editar]

Campaña 50 for Freedom[editar]

La Organización Internacional del Trabajo realiza la campaña "50 for freedom" con el objetivo de convencer al menos a 50 países a ratificar el Protocolo sobre el trabajo forzoso de aquí al 2018. En diciembre de 2016 el número de ratificaciones era de 10.









El Día del Aborigen Americano se celebra el 19 de abril de cada año, según la recomendación surgida en el Primer Congreso Indigenista Interamericano realizado ese mismo día en 1940, en Pátzcuaro, estado de MichoacánMéxico.12
La convocatoria al congreso la realizó Lázaro Cárdenas durante su mandato como presidente de México. Participaron delegaciones oficiales de los países integrantes de la Unión Panamericana, y de algunos grupos indígenas.1​ El objetivo del congreso fue analizar la situación de los indígenas y encontrar puntos en común para poder enfrentar las adversidades.3​ A partir de este congreso se fundó el Instituto Indigenista Interamericano, con sede en México, dependiente de la Organización de Estados Americanos.
En Brasil se celebra como el Dia do Índio habiendo sido establecido por el presidente Getúlio Vargas en 1943.4
En Argentina se instituyó la conmemoración de la fecha en 1945, por decreto n.º 7550 del Poder Ejecutivo Nacional.5​ Sin embargo recién en 1994 se reconoció en la Constitución Nacional,6​ en el artículo 75 inciso 17, la preexistencia de los pueblos originarios, el derecho y respeto a su identidad, el derecho a una educación intercultural y el reconocimiento de la personería jurídica de sus comunidades, entre otros derechos.13
En Costa Rica se estableció la celebración de este día a través del decreto n.° 1803-C, el 14 de junio de 1971.



El día del aborigen americano se celebra cada año en conmemoración al Congreso Indigenista Interamericano celebrado en México, el 19 de abril de 1940. Dicho congreso fue convocado en la ciudad de Patzquaro  por el entonces presidente mexicano Lázaro Cárdenas; quién era a su vez descendiente de aborígenes.

Allí se reunieron por primera vez representantes de la mayoría de las culturas indígenas de nuestro continente, para analizar su situación y buscar caminos en común, ante las adversidades que enfrentaban. Como resultado de esta reunión, se fundó el Instituto Indigenista Interamericano, entidad que hoy tiene su sede en México y que depende de la Organización de Estados Americanos (OEA).

Por su parte, Argentina reconoció esa fecha cinco años más tarde, aunque los derechos de los aborígenes distaron mucho de ser una prioridad para nuestros gobiernos a lo largo de todo el siglo XX.

Recién con la reforma constitucional de 1994 se comenzó a cambiar esta tendencia, ya que en su artículo 75 se incluyó entre las responsabilidades del Congreso Nacional el reconocimiento de la preexistencia étnica y cultural de los pueblos originarios, el derecho y respeto a su identidad, como así también a una educación bilingüe e intercultural. Reconociendo a su vez la personería jurídica de sus comunidades, la posesión y propiedad comunitarias de las tierras que tradicionalmente ocuparon; entre otros de sus derechos.

Pero pese a los esfuerzos realizados, los pueblos originarios de nuestro país siguen contándose entre los sectores más vulnerables de la sociedad, siendo víctimas de innumerables situaciones de discriminación cotidiana.

Actualmente son 24 las comunidades aborígenes que habitan el suelo de lo que hoy llamamos Argentina: Toba, Pilaga, Mocovíes, Diaguita, Calchaquí, Mapuche, Wichi, Guaraníes, Coyas, Chiriguano, Tehuelche, Vilela Mestizados, Chorote, Huarpe, Comechingones, Pampa, Ranquel, Querandi, Ona, Mataco, Chane, Quilmes, y Chulupí.
Toda América celebra esta fecha recordando a quienes habitaron nuestro territorio antes de la llegada de los blancos, e imprimieron a la tierra las primeras esencias culturales que, mezcladas a las de los colonizadores europeos, dieron como consecuencia nuestras realidades actuales.

Lo que debiera haber sido un histórico encuentro de dos mundos, dos civilizaciones, Europa y América, que beneficiara y enriqueciera a ambas, fracasó. Por ambición y soberbia en la Conquista de América, el recién llegado, de mayor poder bélico, se transformó en el conquistador, sojuzgando al nativo o aborigen, despojándolo no sólo de las tierras que habitaban desde milenios, sino destruyendo y demoliendo todo, e imponiendo por la fuerza su cultura, procurando aniquilar a la existente. Paradójicamente, la palabra "aborigen", que proviene del latín, justamente significa desde el origen o desde el principio.

Pero por suerte, no todo pudo ser destruido. Los valores de las antiguas culturas aborígenes perduraron en los restos de aquellos imponentes templos y construcciones, que por su ubicación permanecieron inaccesibles para los hombres blancos; en las Pirámides que por su magnitud no eran fáciles de demoler; en los códices mayas y aztecas salvados de la hoguera; en los testimonios de mestizos como el Inca Garcilaso de la Vega, o de españoles como Fray Bartolomé de las Casas; en las artesanías desenterradas o encontradas; y especialmente en la memoria de los pueblos autóctonos, que fieles a sus sentimientos y convicciones, continúan amando a la tierra que habitaron desde el origen, y a la que en sus diferentes lenguas, siguen llamando Madre.

Empobrecidos y relegados, los aborígenes americanos de hoy no pretenden ya privilegios por su condición de primeros habitantes del continente, sólo aspiran a que se los trate como iguales, que se les reconozca el derecho a la tierra donde habitan en comunidades. Igualdad de oportunidades: de estudio, de trabajo y de progreso. Y el respeto a los valores de sus culturas.

El Día del Aborigen Americano pretende cuidar, perpetuar y resaltar el valor de las culturas aborígenes de América, forjadas antes del llamado "descubrimiento", y que son las que le imprimieron a nuestra tierra los primeros rasgos culturales que, junto a los de los colonizadores europeos, dieron forma a nuestra propia actualidad. Porque todos en América tenemos una raíz y hasta un presente en cierto modo aborigen.

En Guatemala, por ejemplo, casi un 80% de la población es aborigen; en Ecuador, un 70%; en Perú también los indígenas son más de la mitad de la población; en Bolivia, el 45% y en México, el 30%. En todos los países lo indígena forma parte de la identidad nacional, porque en ellos está el origen propio de cada nación. 
Entrados al siglo XXI, los grupos aborígenes mantienen vigente su cultura, sin despegarse de sus raíces y contribuyendo además en muchas zonas con el desarrollo de sus comunidades, con formas de producción genuina.

Casi tres millones de indígenas viven en comunidades organizadas en la Argentina, y sienten que no tienen las mismas posibilidades que la gente que desciende de la inmigración. Sienten que el aborigen está relegado de la vida social, de la historia: "se nos ha relegado cuando se organizó el país". 
Para revertir esta situación hay organizaciones que trabajan con y por ellos, pero aún adolecen de un sincero reconocimiento. También hay asociaciones no gubernamentales muy positivas, pero hay sobre todo un fuerte movimiento interno: cada vez las comunidades aborígenes son más conscientes de su protagonismo y de sus obligaciones, se sienten orgullosos de ser aborígenes y no tienen vergüenza de reclamar aquello que les es legítimo.

La Organización de las Naciones Unidas se hizo eco de la relevancia de este problema, y ya en 1993 declaró el Año Internacional de los Pueblos Indígenas, con el objeto de que los pueblos del mundo tomaran conciencia de la necesidad de solucionar los inconvenientes con que se enfrentan los pueblos aborígenes, y de las deudas pendientes que hay con ellos en numerosos puntos del planeta.

Desde nuestro lugar, nos cabe trabajar al lado de ellos, respetarlos, valorar su cultura, sus valores, sus costumbres y aprender de ellos, que supieron mantener el legado de sus antepasados durante siglos, y que aman y respetan a la Madre tierra como su infinita benefactora.

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