martes, 29 de mayo de 2018

EVANGELIOS

CANÓNICOS - SAN MATEO

La Comisión de los Doce Apóstoles representada por Domenico Ghirlandaio, 1481.
La Comisión de los Doce Apóstoles es un episodio de la vida de Jesús que aparece en los tres evangelios sinópticosMateo 10:1-4Marcos 3:13-19 y Lucas 6:12-16, pero no en el Evangelio de Juan. Tiene que ver con la selección inicial de los Doce Apóstoles, entre los discípulos de Jesús.12
De acuerdo con el Evangelio de Lucas:
En aquellos días él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios. Y cuando era de día, llamó a sus discípulos, y escogió a doce de ellos, a los cuales también llamó apóstoles: a Simón, a quien también llamó Pedro, a Andrés su hermano, Jacobo y Juan, Felipe y Bartolomé, Mateo, Tomás, Jacobo hijo de Alfeo, Simón llamado Zelote, Judas hermano de Jacobo, y Judas Iscariote, que llegó a ser el traidor.
Lucas 6:12-16
En el Evangelio de Mateo, este episodio tiene lugar poco antes del milagro del hombre con la mano seca. En el Evangelio de Marcos y de Lucas aparece poco después de ese milagro.3
Esta comisión de los apóstoles se lleva a cabo antes de la crucifixión de Jesús, mientras que la Gran Comisiónde Mateo 28:16-20 tiene lugar después de la resurrección de Jesús.


COMISION DE LOS APOSTOLES:

Eleccion de los doce apostoles:

CAPITULO 10.1 Entonces llamando a sus doce discípulos, les dio potestad contra los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y sanasen toda enfermedad y toda flaqueza. 2 Y los nombres de los doce apóstoles son éstos: el primero, Simón, que es llamado Pedro, y Andrés su hermano; Jacobo, hijo de Zebedeo, y Juan su hermano; 3 Felipe, y Bartolomé; Tomás, y Mateo el publicano; Jacobo hijo de Alfeo, y Lebeo, por sobrenombre Tadeo; 4 Simón el cananeo y Judas Iscariote, que también le entregó.

Mision de los doce:
CAPITULO 10.5 A estos doce envió Jesús, a los cuales dio mandamiento, diciendo: Por el camino de los gentiles no iréis, y en ciudad de samaritanos no entréis; 6 Mas id antes a las ovejas perdidas de la Casa de Israel. 7 Y yendo, predicad, diciendo: El Reino de los cielos ha llegado. 8 Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia. 9 No proveáis oro, ni plata, ni dinero en vuestras bolsas; 10 ni alforja para el camino; ni dos ropas de vestir, ni zapatos, ni bordón; porque el obrero digno es de su alimento. 11 Mas en cualquier ciudad, o aldea donde entréis, buscad con diligencia quién sea en ella digno, y reposad allí hasta que salgáis. 12 Y entrando en la casa, saludadla. 13 Y si la casa fuere digna, vuestra paz vendrá sobre ella; mas si no fuere digna, vuestra paz se volverá a vosotros. 14 Y cualquiera que no os recibiere, ni oyere vuestras palabras, salid de aquella casa o ciudad, y sacudid el polvo de vuestros pies. 15 De cierto os digo, que el castigo será más tolerable a la tierra de los de Sodoma y de los de Gomorra en el día del juicio, que a aquella ciudad.

Persecuciones venideras:
CAPITULO 10.16 He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed pues prudentes como serpientes, y sencillos como palomas. 17 Y guardaos de los hombres, porque os entregarán en concilios, y en sus sinagogas os azotarán; 18 Y aun a príncipes y a reyes seréis llevados por causa de mí, por testimonio a ellos y a los gentiles. 19 Mas cuando os entregaren, no os apuréis por cómo o qué hablaréis; porque en aquella hora os será dado qué habéis de hablar. 20 Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros. 21 Y el hermano entregará al hermano a la muerte, y el padre al hijo; y los hijos se levantarán contra los padres, y los harán morir. 22 Y seréis aborrecidos de todos por mi nombre; mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo. 23 Mas cuando os persiguieren en esta ciudad, huid a la otra; porque de cierto os digo, que no acabaréis de andar todas las ciudades de Israel, antes que venga el Hijo del hombre. 24 El discípulo no es más que su maestro, ni el siervo más que su señor. 25 Bástale al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su señor. Si al padre de la familia llamaron Beelzebú, ¿cuánto más a los de su casa?

A quien se debe temer:
CAPITULO 10.26 Así que, no los temáis; porque nada hay encubierto, que no haya de ser manifestado; ni oculto, que no haya de saberse. 27 Lo que os digo en tinieblas, decidlo en luz; y lo que oís al oído, predicadlo desde los terrados. 28 Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas al alma no pueden matar; temed antes a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el quemadero. 29 ¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre. 30 Pues aun vuestros cabellos están todos contados. 31 Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos.

Confesar a Jesus delante de los hombres:
CAPITULO 10.32 Cualquiera pues que me confesare delante de los hombres, le confesaré yo también delante de mi Padre que está en los cielos. 33 Y cualquiera que me negare delante de los hombres, le negaré yo también delante de mi Padre que está en los cielos.

Jesus causa de division:
CAPITULO 10.34 No penséis que he venido para meter paz en la tierra; no he venido para meter paz, sino espada. 35 Porque he venido para hacer disensión del hombre contra su padre, y de la hija contra su madre, y de la nuera contra su suegra. 36 Y los enemigos del hombre serán los de su casa. 37 El que ama padre o madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama hijo o hija más que a mí, no es digno de mí. 38 Y el que no toma su cruz, y sigue en pos de mí, no es digno de mí. 39 El que hallare su vida, la perderá; y el que perdiere su vida por causa de mí, la hallará.

Recompensas:
CAPITULO 10.40 El que os recibe a vosotros, a mí me recibe; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. 41 El que recibe profeta en nombre de profeta, salario de profeta recibirá; y el que recibe justo en nombre de justo, salario de justo recibirá. 42 Y cualquiera que diere a uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente, en nombre de discípulo, de cierto os digo, que no perderá su salario.
CAPITULO 11.1 Y fue, que acabando Jesús de dar mandamientos a sus doce discípulos, se fue de allí a enseñar y a predicar en las ciudades de ellos.













Las críticas a los fariseos son críticas hechas por Jesús contra los escribasfariseos y doctores de la Ley que aparecen en los Evangeliosde Lucas1​ y Mateo.2​ 3​ En el Evangelio de Marcos4​ aparecen críticas sobre los escribas.
Siete críticas están listadas en el Evangelio de Mateo y, por eso, la versión de él se conoce como las siete críticas, mientras que sólo seis aparecen en el Evangelio de Lucas, conocidas como las seis críticas. No aparecen en el mismo punto de la narrativa, siendo que en Mateo suceden inmediatamente tras la Entrada de Jesús en Jerusalénen los últimos días antes de la crucifixión. Y en Lucas, suceden inmediatamente después de la enseñanza del Padre Nuestro y que los discípulos fueran  enviados por primera vez a predicar. Como el evento ocurre en Lucas y en Mateo, pero no en el Evangelio de Marcos, y en diferentes puntos de la narrativa, se cree probable que sea un episodio derivado de la fuente anterior a los evangelios conocida como fuente Q.5
Las críticas tratan principalmente de la hipocresía y del perjurio.3​ Antes de relatarlas propiamente, Mateo afirma que Jesús ya los había criticado por tomar los primeros puestos en los banquetes y las sinagogas, por vestir ropas ostensivas y por animar al pueblo a llamarlos rabí (maestro de la Torá).

Contexto histórico[editar]

Muchos pasajes del Nuevo Testamento critican a los fariseos. Durante la vida de Jesús y en la época de su ejecución, los fariseos eran sólo una de los diversas sectas de judíos, juntamente con los saduceos, los zelotes y los esenios. Los argumentos de Jesús y sus discípulos contra los fariseos y lo que ellos veían como hipocresía  son probablemente ejemplos de las controversias entre los judíos e internas al judaísmo, algo que era común en la época. El pastor luterano John Stendahl afirma que el cristianismo comenzó como una forma de judaísmo y debemos reconocer que las palabras dichas en un conflicto familiar no se deben decir igualmente fuera de la familia.6
Después de la destrucción del Templo de Jerusalén, el año 70 d.C., los fariseos emergieron como la principal forma de judaísmo (también llamada  judaísmo rabínico).
Algunos estudiosos ya sugirieron que la palabra griega Ioudaioi puede traducirse como "judeanos", significando en algunos casos específicamente los judíos de Judea y no los judíos o no-judíos de Galilea o de Samaria, por ejemplo.

Las críticas[editar]

Maldiciendo a los fariseos (1886-94), por James TissotMuseo BrooklynNueva York.
Las críticas en sí son todas contra la hipocresía:
  1. Enseñan sobre Dios, pero no Lo aman - ellos no entrarán en el Reino de Dios y tampoco dejan que otros entren Mateo 23:13-14.
  2. Predican sobre Dios, pero convierten a las personas a una religión muerta, haciendo así de los prosélitos dos veces  hijos de la gehena (el infierno) más que ellos mismos Mateo 23:15.
  3. Enseñan que un juramento hecho en el templo o en el altar no tiene efecto, pero si se jura sobre la ornamentación del oro del templo o sobre un sacrificio ofertado en el altar, tiene efecto. El oro y las ofrendas, sin embargo, no son sagradas como el templo y el altar lo son, pero derivan sólo una medida más pequeña de lo sagrado por estar conectadas a ellos. Los doctores y fariseos adoraban en el templo y ofrecían sacrificios en el altar porque sabían que el templo y el altar eran sagrados. ¿Como podían negar entonces el efecto de los juramentos de lo que era verdaderamente sagrado y reconocer ese mismo efecto en objetos triviales, cuya santidad se derivada de ellos? Mateo 23:16-22.
  4. Enseñaban la Ley, pero no practicaban algunas de las más importantes partes de ella - justiciamisericordiafe en Dios. Ellos obedecían las minucias de la Ley - como la forma de tratar los diezmos - pero no el significado principal de la Ley Mateo 23:23-24.
  5. Se presentaban como puros (auto-reprimidos, no involucrados en asuntos carnales), pero estaban impuros por dentro: abundaba en ellos los deseos terrenales y la carnalidad. Ellos estaban llenos de rapiña y de intemperancia Mateo 23:25-26.
  6. Se mostraban como justos por ser escrupulosos seguidores de la Ley, pero en verdad no eran justos: la máscara de justicia escondía un mundo secreto de pensamientos y actos indignos. Eran semejantes a los sepulcros encalados [blanqueados con cal], que por fuera parecen realmente vistosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda la inmundicia Mateo 23:27-28.
  7. Profesaban un gran respeto por los profetas del pasado y alegaban que jamás los habrían perseguido y matado, cuando en verdad ellos eran harina del mismo costal que los perseguidores y asesinos Mateo 23:29-36.
El autor del Evangelio de Mateo precede las críticas con una discusión sobre el Mandamiento principal (o los dos principales mandamientos). Las críticas pueden entenderse como una consecuencia de violar estos mandamentos y de descuidarlos a cuenta de las minucias de la Ley (los 613 preceptos de la Torá). Jesús retrata a los fariseos como atentos con lo que es visible, la observancia ritual de minucias, y que los hace parecer justos y virtuosos por fuera, sin preocuparse con lo interior. Y este comportamiento hizo que ellos descuidasen la ayuda a los necesitados - Porque atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas Mateo 23:4.


Jesús critica a los líderes religiosos

23 Entonces Jesús les dijo a las multitudes y a sus discípulos: «Los maestros de la ley religiosa y los fariseos son los intérpretes oficiales de la ley de Moisés.[a] Por lo tanto, practiquen y obedezcan todo lo que les digan, pero no sigan su ejemplo. Pues ellos no hacen lo que enseñan.Aplastan a la gente bajo el peso de exigencias religiosas insoportables y jamás mueven un dedo para aligerar la carga.
»Todo lo que hacen es para aparentar. En los brazos se ponen anchas cajas de oración con versículos de la Escritura, y usan túnicas con borlas muy largas.[b] Y les encanta sentarse a la mesa principal en los banquetes y ocupar los asientos de honor en las sinagogas. Les encanta recibir saludos respetuosos cuando caminan por las plazas y que los llamen “Rabí”[c].
»Pero ustedes, no permitan que nadie los llame “Rabí”, porque tienen un solo maestro y todos ustedes son hermanos por igual. Además, aquí en la tierra, no se dirijan a nadie llamándolo “Padre”, porque solo Dios, que está en el cielo, es su Padre espiritual. 10 Y no permitan que nadie los llame “Maestro”, porque ustedes tienen un solo maestro, el Mesías.11 El más importante entre ustedes debe ser el sirviente de los demás;12 pero aquellos que se exaltan a sí mismos serán humillados, y los que se humillan a sí mismos serán exaltados.
13 »¡Qué aflicción les espera, maestros de la ley religiosa y fariseos! ¡Hipócritas! Pues le cierran la puerta del reino del cielo en la cara a la gente. Ustedes no entrarán ni tampoco dejan que los demás entren.[d]
15 »¡Qué aflicción les espera, maestros de la ley religiosa y fariseos! ¡Hipócritas! Pues cruzan tierra y mar para ganar un solo seguidor, ¡y luego lo convierten en un hijo del infierno[e] dos veces peor que ustedes mismos!
16 »¡Guías ciegos! ¡Qué aflicción les espera! Pues dicen que no significa nada jurar “por el templo de Dios” pero que el que jura “por el oro del templo” está obligado a cumplir ese juramento. 17 ¡Ciegos tontos! ¿Qué es más importante, el oro o el templo que lo hace sagrado? 18 Y dicen que jurar “por el altar” no impone una obligación, pero jurar “por las ofrendas que están sobre el altar” sí la impone. 19 ¡Qué ciegos son! Pues, ¿qué es más importante, la ofrenda sobre el altar o el altar que hace que la ofrenda sea sagrada? 20 Cuando juran “por el altar”, juran por el altar y por todo lo que hay encima. 21 Cuando juran “por el templo”, no solo juran por el templo sino por Dios, quien vive allí. 22 Y cuando juran “por el cielo”, juran por el trono de Dios y por Dios, quien se sienta en el trono.
23 »¡Qué aflicción les espera, maestros de la ley religiosa y fariseos! ¡Hipócritas! Pues se cuidan de dar el diezmo sobre el más mínimo ingreso de sus jardines de hierbas,[f] pero pasan por alto los aspectos más importantes de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Es cierto que deben diezmar, pero sin descuidar las cosas más importantes.24 ¡Guías ciegos! ¡Cuelan el agua para no tragarse por accidente un mosquito, pero se tragan un camello![g]
25 »¡Qué aflicción les espera, maestros de la ley religiosa y fariseos! ¡Hipócritas! ¡Pues se cuidan de limpiar la parte exterior de la taza y del plato pero ustedes están sucios por dentro, llenos de avaricia y se permiten todo tipo de excesos! 26 ¡Fariseo ciego! Primero lava el interior de la taza y del plato,[h] y entonces el exterior también quedará limpio.
27 »¡Qué aflicción les espera, maestros de la ley religiosa y fariseos! ¡Hipócritas! Pues son como tumbas blanqueadas: hermosas por fuera, pero llenas de huesos de muertos y de toda clase de impurezas por dentro. 28 Por fuera parecen personas rectas, pero por dentro, el corazón está lleno de hipocresía y desenfreno.
29 »¡Qué aflicción les espera, maestros de la ley religiosa y fariseos! ¡Hipócritas! Edifican tumbas a los profetas que sus antepasados mataron, y adornan los monumentos de la gente justa que sus antepasados destruyeron. 30 Luego dicen: “Si hubiéramos vivido en los días de nuestros antepasados, jamás nos habríamos unido a ellos para matar a los profetas”.
31 »Así que al decir eso, dan testimonio en contra de ustedes mismos, que en verdad son descendientes de aquellos que asesinaron a los profetas. 32 Sigan adelante y terminen lo que sus antepasados comenzaron. 33 ¡Serpientes! ¡Hijos de víboras! ¿Cómo escaparán del juicio del infierno?
34 »Por lo tanto, les envío profetas, hombres sabios y maestros de la ley religiosa. A algunos los matarán crucificándolos, y a otros los azotarán con látigos en las sinagogas y los perseguirán de ciudad en ciudad.35 Como consecuencia, se les hará responsables del asesinato de toda la gente justa de todos los tiempos, desde el asesinato del justo Abel hasta el de Zacarías, hijo de Berequías, a quien mataron en el templo, entre el santuario y el altar. 36 Les digo la verdad, ese juicio caerá sobre esta misma generación.

Lamento de Jesús por Jerusalén

37 »¡Oh Jerusalén, Jerusalén, la ciudad que mata a los profetas y apedrea a los mensajeros de Dios! Cuántas veces quise juntar a tus hijos como la gallina protege a sus pollitos debajo de sus alas, pero no me dejaste.38 Y ahora, mira, tu casa está abandonada y desolada.[i] 39 Pues te digo lo siguiente: no volverás a verme hasta que digas: “¡Bendiciones al que viene en el nombre del Señor!”[j]».

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