martes, 29 de mayo de 2018

EVANGELIOS

CANÓNICOS - SAN MATEO

Jesús encuentra a Juan el Bautista. Anónimo del siglo XV.
La parábola de los dos hijos es una comparación (mashal) que se encuentra únicamente en el Evangelio de Mateo (21:28-32), que pone esta enseñanza en labios de Jesús de Nazaret. El evangelista la ubica junto con otras dos, la parábola de los viñadores homicidas (Mateo 21:33-46) y la parábola de la fiesta de bodas (Mateo 22:1-14). Las tres parábolas tienen como tema el juicio y como destinatarios los líderes religiosos de Israel, a los que se condena con severidad.1​ Esto se pone de manifiesto por las palabras del propio evangelista quien comenta que, cuando los sumos sacerdotes y los fariseos oyeron sus parábolas, «comprendieron que estaba refiriéndose a ellos» (Mateo 21:45).2
En la parábola de los dos hijos, Jesús contrasta la actitud de los recaudadores de impuestos y las prostitutas, que aceptaron el mensaje de Juan el Bautista, con la de los dirigentes religiosos que no lo hicieron. Jesús, al comparar a las autoridades judías con un hijo que promete obediencia pero que nada hace, formula un contraste altamente polémico: los publicanos y las meretrices, que creyeron en Juan el Bautista, entrarán en el Reino de Dios antes que las autoridades.3
Según el académico Robert Horton Gundry, esta parábola perteneciente al Evangelio de Mateo guarda cierta semejanza con la parábola del hijo pródigo, propia del Evangelio de Lucas.


En el Evangelio de Mateo, la parábola de los dos hijos se sitúa luego de la entrada mesiánica de Jesús de Nazaret en Jerusalén (Mateo 21:1-11) y la expulsión de los vendedores del templo (Mateo 21:12-17), en el marco de una controversia en la cual los sumos sacerdotes cuestionaban la autoridad de Jesús (Mateo 21:23-27).
Uvas en un viñedo de Israel, antes de la cosecha.
«Pero ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Llegándose al primero, le dijo: “Hijo, vete hoy a trabajar en la viña.” Y él respondió: “No quiero”, pero después se arrepintió y fue. Llegándose al segundo, le dijo lo mismo. Y él respondió: “Voy, Señor”, y no fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?»
- «El primero» - le dicen.
Díceles Jesús: «En verdad os digo que los publicanos y las rameras llegan antes que vosotros al Reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros por camino de justicia, y no creísteis en él, mientras que los publicanos y las rameras creyeron en él. Y vosotros, ni viéndolo, os arrepentisteis después, para creer en él.»

Origen del pasaje[editar]

En general, los autores coinciden en que se trata de un texto producto de la redacción mateana,6​ es decir, «una parábola de su propia cosecha».3

Distintas versiones antiguas[editar]

En la tradición manuscrita, la parábola fue presentada en hasta tres versiones diferentes durante los primeros siglos del cristianismo,7​ lo cual evidencia cierta dificultad en su comprensión. En efecto, el hijo que finalmente cumplió la voluntad del padre le había respondido antes de manera no honorable.
[...] Ninguno de los hijos es ideal [...] En una cultura donde se estima mucho el honor, no es obvio que el primer hijo merezca ser aplaudido. Él insultó a su padre al contestarle que no lo va a hacer. [...] El hecho de que hay otras dos versiones conocidas de esta parábola confirma que en los primeros siglos de la Iglesia no era evidente cuál de los hijos había respondido de manera honorable.8
Barbara E. Reid
El análisis crítico conservó la versión actual como la que tiene alta probabilidad de ser la original.9

Método didáctico[editar]

Los fariseos cuestionan a Jesús, obra de James Tissot que se encuentra en el Museo Brooklyn. En el marco de una controversia en la cual los sumos sacerdotes cuestionaron la autoridad de Jesús de Nazaret, él responde relatando la parábola de los dos hijos.
Según C. H. Dodd, se trata de una típica parábola de Jesús por cuanto tiene carácter de argumento e invita al oyente a juzgar sobre la situación descrita, desafiándole directamente o en forma implícita a aplicar ese juicio a la materia en cuestión.10​ Al responder, los destinatarios terminan por autoincriminarse.
Este pasaje del Evangelio de Mateo se asemeja en el método didáctico al de una parábola familiar del Antiguo Testamento, en la que el profeta Natán narra al rey David la historia de un hombre rico, poseedor de ganado lanar y vacuno, que roba la única oveja de un hombre pobre para servirla a un viajero llegado a su casa. David cae limpiamente en la trampa y exclama con indignación: «¡Vive Dios que el hombre que ha hecho eso merece la muerte!», a lo que Natán replicó: «¡Tú eres ese hombre!», en alusión al pecado de David por haber tomado como propia a Betsabé, la mujer de Urías el hitita (2Samuel 12:1-15).10

Significado de la parábola[editar]

Los dos hijos representan la distinción entre dos tipos de judíos, los dirigentes religiosos que no creen y los marginados que sí creen.6​ La imagen de la viña ya había sido puesta en labios de Jesús de Nazaret en otra parábola del mismo Evangelio de Mateo: la viña solía utilizarse de forma profética para simbolizar al pueblo de Israel (Isaías 5:1-7Jeremías 2:21).6​ Como se observa de la conclusión referida al hijo que cumplió la voluntad del padre, la fe obediente es siempre el criterio definitivo en el Evangelio de Mateo. Los publicanos y prostitutas forman parte del ‘am hā-’āreš judío, es decir, aquellos considerados pecadores ignorantes e impuros,6​ que desempeñaban oficios criticados duramente y que tenían una vida alejada de las «buenas costumbres».11Nota 1​ Jesús de Nazaret sorprende presentando una paradoja:612​ que los considerados «impíos» o pecadores alcanzan la salvación y los considerados «justos» quedan excluidos de ella, en virtud de que los primeros están mucho más dispuestos a recibir el mensaje de conversión de Juan el Bautista primero y de Jesús de Nazaretdespués, en tanto que los segundos, los fariseos, están impedidos por su convencimiento de poseer ya la perfección y, por consiguiente, de no tener necesidad de arrepentirse.6

La conciencia farisaica[editar]

La parábola de los dos hijos, junto con la parábola de los viñadores homicidas, forma parte de las duras críticas a los fariseos puestas por el evangelista en labios de Jesús de Nazaret, las que alcanzan su punto culminante al predicar las siete maldiciones contra los escribas y fariseos (Mateo 23:13-36).
En teología moral, el comportamiento de estos dirigentes religiosos señalado por Jesús de Nazaret dio lugar a la expresión «conciencia farisaica», una mezcla de conciencia escrupulosa y laxa que hace grande lo pequeño y pequeño lo grande. El mismo Evangelio de Mateo la definió como aquella que hace de quien la tiene un guía ciego, que cuela un mosquito y se traga un camello (Mateo 23:24). Según Antonio Royo Marín, se trata de la conciencia de aquellos que no podrían conciliar el sueño por faltar a pequeñas prácticas rituales exteriores, y que en cambio no tienen inconveniente en faltar contra el amor fraterno, contra la justicia o contra la misericordia.









La parábola de los talentos es una comparación (mashal) que forma parte del Evangelio de Mateo (25,14-30), y que tiene en la llamada parábola de las minas o parábola de las diez onzas1​ del Evangelio de Lucas (19, 11-27) un texto con paralelismos evidentes que ilustra la misma idea.23​ Los dos evangelios ponen esta enseñanza en labios de Jesús de Nazaret.
En Mateo, la parábola de los talentos se ubica a continuación de la parábola de las diez vírgenes, y forma parte de un largo discurso que tiene por eje principal el tema de la vigilancia con motivo del juicio final.4​ El significado de la parábola de los talentos ha sido largamente debatido, particularmente en referencia a lo que la parábola pudo criticar cuando fue pronunciada durante el ministerio de Jesús.5​ Sin embargo, la enseñanza fundamental en el marco del cristianismo es clara: que Dios confía sus dones o talentos a los hombres con la obligación de que los desarrollen, que espera una respuesta fructífera por parte de cada hombre,4​ y que la inactividad —por miedo,6​ exceso de precaución o cobardía,7​ pereza, o simple omisión consciente8​— en hacer rendir los talentos recibidos es criticada por el propio Jesús.

Existen tres versiones de la parábola:10
  1. la del Evangelio de Mateo 25, 14-30;
  2. la del Evangelio de Lucas 19, 12-27; y
  3. la del Evangelio de los nazarenos,11​ un escrito apócrifo del siglo II.
A continuación se muestran los pasajes que incluyen la parábola de los talentos de Mateo y la parábola de las minas de Lucas. Se remarca en color y negrita aquellas expresiones que implican paralelismos evidentes entre los núcleos de las versiones de esos dos evangelios sinópticos.
Parábola de los talentos

Evangelio de Mateo 25,14-3012

14(El Reino de los Cielos) Es también como un hombre que, al ausentarse, llamó a sus siervos y les encomendó su hacienda: 15a uno dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno, a cada cual según su capacidad; y se ausentó. 16Enseguida, el que había recibido cinco talentos se puso a negociar con ellos y ganó otros cinco. 17Igualmente el que había recibido dos ganó otros dos. 18En cambio, el que había recibido uno fue, cavó un hoyo en tierra y escondió el dinero de su señor. 19Al cabo de mucho tiempo, volvió el señor de aquellos siervos y se puso a ajustar cuentas con ellos. 20Se llegó el que había recibido cinco talentos y presentó otros cinco, diciendo: “Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes otros cinco que he ganado.” 21Su señor le dijo: “¡Bien, siervo bueno y fiel!; ya que has sido fiel en lo poco, voy a ponerte al frente de mucho. Entra en el gozo de tu señor.” 22Se llegó también el de los dos talentos, y dijo: “Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes otros dos que he ganado.” 23Su señor le dijo: “¡Bien, siervo bueno y fiel!; ya que has sido fiel en lo poco, voy a ponerte al frente de mucho. Entra en el gozo de tu señor.” 24Se llegó también el que había recibido un talento, y dijo: “Señor, sé que eres un hombre duro, que cosechas donde no sembraste y recoges donde no esparciste. 25Por eso, me dio miedo y fui a esconder bajo tierra tu talento. Mira, aquí tienes lo que es tuyo.” 26Mas su señor le respondió: “¡Siervo malo y perezoso! Si sabías que cosecho donde no sembré y recojo donde no esparcí, 27debías haber entregado mi dinero a los banqueros. De ese modo, al volver yo, habría cobrado lo mío con los intereses28Quitadle, por lo tanto, el talento y dádselo al que tiene los diez talentos.29Porque a todo el que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. 30Y a ese siervo inútil, echadle a las tinieblas de fuera. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.
Parábola de las minas

Evangelio de Lucas 19, 11-2713

11Mientras la gente escuchaba estas cosas, añadió una parábola. (Estaba él cerca de Jerusalén, y creían ellos que el Reino de Dios aparecería de un momento a otro.) 12Dijo, pues: «Un hombre noble marchó a un país lejano, para recibir la investidura real y regresar. 13Llamó a diez siervos suyos, les dio sendas minas y les dijo: “Negociad hasta que vuelva.” 14Pero sus ciudadanos lo odiaban y enviaron detrás de él una embajada que dijese: “No queremos que ése reine sobre nosotros.” 15«Cuando regresó, después de recibir la investidura real, mandó llamar a aquellos siervos suyos, a los que había confiado el dinero, para saber lo que había ganado cada uno. 16Se presentó el primero y dijo: “Señor, tu mina ha producido diez minas.” 17Le respondió: “¡Muy bien, siervo bueno!; ya que has sido fiel en lo insignificante, toma el gobierno de diez ciudades.” 18Vino el segundo y dijo: “Tu mina, Señor, ha producido cinco minas.” 19Dijo a éste: “Ponte tú también al mando de cinco ciudades.” 20«Vino el otro y dijo: “Señor, aquí tienes tu mina, que he tenido guardada en un lienzo. 21Es que tenía miedo de ti, pues eres un hombre severo; que tomas lo que no pusiste, y cosechas lo que no sembraste.” 22Le respondió: “Por tus propias palabras te juzgo, siervo malo. Si sabías que yo soy un hombre severo, que tomo lo que no puse y cosecho lo que no sembré23¿por qué no colocaste entonces mi dinero en el banco? De ese modo, al volver yo, lo habría cobrado con los intereses.” 24Dijo entonces a los presentes: Quitadle la mina y dádsela al que tiene las diez minas. 25Le respondieron: “Señor, tiene ya diez minas.” – 26“Os digo que a todo el que tiene, se le dará; pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene.” 27«”Y a esos enemigos míos, que no querían que yo reinara sobre ellos, traedlos aquí y matadlos delante de mí.”»
La tercera versión pertenece al Evangelio de los nazarenos, y se considera que es la que se diferencia más de la forma que tenía la parábola en su origen.14​ En ella se presentan tres siervos:
  1. Un siervo que multiplicó el dinero confiado;
  2. Otro siervo que enterró el talento;
  3. Un tercer siervo, propio del Evangelio de los nazarenos, que dilapidó el dinero con prostitutas y tocadoras de flauta.
El primer siervo recibe la aprobación de su señor; el segundo es solamente censurado; el tercero es metido en prisión. Esta mutación de la parábola que enfatiza la infidelidad del tercer siervo en la vida disipada (cf. Lc 15, 30; 12, 45), tuvo probablemente una intención moralizante en el marco de la Iglesia judeocristiana.15

Fuente y tipo de parábola[editar]

Un grabado de 1712 realizado en madera, que representa la parábola de los talentos. Dos servidores presentan a su señor los talentos ganados mientras que, en el fondo a la derecha, un tercer servidor busca el talento que había enterrado.
C. H. Dodd sugirió que el número de palabras en que coinciden la parábola de los talentos en Mateo (25,14-30) y la de las minas en Lucas (19,12-27) no basta para afirmar con probabilidad que ambos evangelistas emplearon la misma fuente próxima.16​ Sin embargo, existe una amplia aceptación entre los especialistas actuales de que la parábola de los talentos es un pasaje que tendría por origen a la fuente Q,41718​ una fuente hipotética común al Evangelio de Mateo y al de Lucas. Al respecto, Joseph A. Fitzmyer señaló:
Los comentaristas antiguos (especialmente, los católicos) solían considerar las dos recensiones (la de Mateo y la de Lucas) como dos parábolas distintas, pronunciadas por Jesús en diferentes contextos y dirigidas a distintos auditorios (por ejemplo, A. Feuillet, L. Fonck, N. Geldenhuys, P. Joüon, J. Knabenbauer, A. Plummer, P. Schanz, J. M. Vosté, T. Zahn, y otros). Actualmente, esa interpretación está prácticamente abandonada, sobre todo por los evidentes paralelismos entre los núcleos de las dos versiones (Lucas 19,13.15b-23.24b.26 equivalente a Mateo 25,15.19-27.28.29) y por fórmulas comunes (o casi idénticas) como «siervo bueno» (empleado cumplidor, Lucas 19,17), «tenía miedo de ti» (19,21), «porque eres hombre exigente» (19,21), «cosechas lo que no sembraste» (reclamas lo que no prestas, 19,21), «siervo malo» (inútil, 19,22), «con que sabías» (19,22), «siego lo que no siembro» (19,22), «mi dinero en el banco» (19,23), «al volver yo, lo habría cobrado con los intereses» (19,23), «quitadle a éste la onza» (19,24), «dádsela al que tiene diez» (19,24), «al que no tiene (produce), se le quitará hasta lo que tiene» (19,26). Estos paralelismos sugieren que, en realidad, las dos versiones responden a una única parábola primitiva. […] Para la gran mayoría de los intérpretes, tanto Mateo como Lucas tomaron de «Q» el núcleo de la parábola (véase 1,142; cf. S. Schulz, Q:Die Spruchquelle, 288-298).1
Joseph A. Fitzmyer
Se trata de una parábola con significación alegórica. En efecto, se presenta deliberadamente con una estructura artificiosa (Antonio de Tuya remarca entre otros puntos que, por emprender un viaje con regreso, no es común que se confíe una hacienda cuyo valor resulta exorbitante).9​ Esto subraya que la parábola tiene un sentido eminentemente pedagógico.9​ Según Joachim Jeremias, la concordancia que existe entre las versiones de Mateo y Lucas permite suponer que las alegorías usadas no son producto de la redacción de los evangelistas, sino que pertenecen a una tradición que antecede la redacción de esos evangelios.19

El talento como medida[editar]

La cantidad que deposita el señor en manos de sus siervos es extraordinaria por lo inmensa. El talento, más que una unidad monetaria, era una medida de peso: en el siglo I, un talento de plata equivalía aproximadamente a unos 23,16 kg de plata, es decir, unos 6000 denarios,20​ y cada denario correspondía aproximadamente al salario diario de un operario (Mateo 20:2), es decir, un talento equivalía aproximadamente al importe de dieciséis años de trabajo de un jornalero.21​ El historiador Flavio Josefo (Antigüedades judías 17, 318 y siguientes) calculó que Herodes Antipas percibía de impuestos unos 200 talentos por año; Filipo, 100; Arquelao, 400 o 600, y Salomé, 60; es decir, la totalidad del territorio aportaba aproximadamente 760 a 960 talentos en impuestos por año.22

Análisis del texto[editar]

A continuación se señala el significado dado por distintos académicos a los diferentes versículos de la versión del Evangelio de Mateo.
v. 15. En Mateo, el señor distribuye el dinero a partes desiguales, con arreglo a la capacidad que cada uno de los criados tiene a los ojos del señor, a diferencia de lo que sucede en el la versión del Evangelio de Lucas.23​ En la parábola, el señor no entrega los talentos para medir o poner a prueba la capacidad de los siervos, sino para que los multipliquen durante su ausencia.
v. 16-17. No se dice la manera en que los dos primeros servidores consiguen doblar el capital que se les ha entregado, lo que significa que no tiene interés a los efectos de la enseñanza de la parábola.23​ En los dos casos, el rendimiento obtenido es el mismo.
v. 18. Enterrar el dinero era usual durante los conflictos bélicos cuando corría el riesgo de caer en manos enemigas y, según el derecho rabínico, quien enterraba un depósito no estaba obligado a compensación en caso de robo.24​ El tercer servidor se ocupa solamente de evitar el riesgo. El dinero enterrado no se pierde, pero tampoco se incrementa ni le da trabajo alguno.23
v. 19: «se puso a ajustar cuentas con ellos». La intención es destacar que se pedirán cuentas. Es posible reconocer aquí que la parábola en su forma original iba dirigida a las autoridades de la Iglesia.25
v. 20-23. En la rendición de cuentas de los dos primeros servidores, el evangelio salta súbitamente de una realidad profana a una religiosa. «Te pondré al cargo de lo mucho» puede significar que el premio a la fidelidad consistirá en que se recibirán responsabilidades más serias; el ser admitido en el gozo de su señor significa que se otorgará al siervo una mayor intimidad con el dueño.17​ La reacción del señor parece respaldarse en el concepto rabínico que consideraba que la fidelidad en las cosas pequeñas hace grande a un hombre a los ojos de Dios.26​ Para Schmid, las palabras «Entra en el gozo de tu señor» no cuadran en la boca de un hombre satisfecho por el mero aumento de su capital, y pueden referirse solamente a la vida eterna.27
v. 24. Este versículo, que no debería alegorizarse, indica que el dueño es exigente; ésta es ciertamente la intención de toda la parábola. El tercer siervo nada ha perdido, pero tampoco ha ganado nada. Al menos podía haber entregado la suma a los banqueros, que daban crecidos intereses en tiempos del Nuevo Testamento.17
v. 28: «dádselo al que tiene diez». Tampoco es un rasgo alegórico que se dé un talento más al siervo que recibió diez;17​ sirve para introducir la sentencia del v. 29.
v. 29. Esta sentencia paradójica quiere indicar que los poderes otorgados a los discípulos crecen con el uso y disminuyen con el desuso.17​ El castigo por este tipo de infidelidad (omisión) es tan severo como el que corresponde a pecados más positivos (acciones).17

«A todo el que tiene se le dará...»[editar]

Die anvertrauten Pfunde (El talento confiado), obra de Paulamaria Walter del año 1963. Wege zur Kunst, en Schwäbisch Gmünd.
Al final de la parábola de Mateo y de Lucas se ubica un logion, un dicho o sentencia breve puesta en labios de Jesús y que oficia como una conclusión secundaria generalizante.28
Parábola de los talentos

Evangelio de Mateo 25
29Porque a todo el que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene.
Parábola de las minas

Evangelio de Lucas 19
26Os digo que a todo el que tiene, se le dará; pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene.
Muchas parábolas cuentan con logia añadidos al final que resultan secundarios en el contexto. El reconocimiento de que estas conclusiones son secundarias en el contexto es de gran importancia para la comprensión de las parábolas, ya que la nueva conclusión desplaza el énfasis hacia otro tema.29​ Las parábolas correspondientes, al añadirles una sentencia general final, suelen recibir un sentido moralizante que, como en este caso, no se corresponde con el sentido de la parábola original.

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